09
Ago 23

Oppenheimer, Hiroshima y Nagasaki

 

Iba a escribir esta nota luego de ver la película Oppenheimer; pero resulta que hoy es el aniversario de la explosión de Fat Man, la bomba atómica arrojada en Nagasaki y hay bastantes comentarios al respecto en redes sociales; así que aquí van unas meditaciones.

Hace cinco años me di cuenta de que en poco tiempo ya no habrá sobreviviente alguno, ni las experiencias atómicas en Hiroshima, y Nagasaki; y de que  muchos de los que entonces tenían suficiente edad como para recordar el horror con alguna claridad, están por entrar a la octava década de sus vidas.

Los demás, los afortunados de no haber estado ahí, ni en la guerra espantosa que precedió a las bombas, tenemos la obligación moral de entender lo que ocurrió y hacer todo lo que sea racionalmente posible para que aquello no vuelva a ocurrir.

Explosión de la bomba atómica en Nagasaki. Charles Levy, Dominio público, vía Wikimedia Commons.

Para ello te recomiendo dos lecturas:

1. El capítulo titulado Gifts from Heaven, en Nothing Less than Victory, por mi cuate John David Lewis (QEPD). No soy fan de las guerras; pero sí lo soy de la historia y de las buenas historias y de aquellos que saben contarlas.  En aquel libro John nos relata  como es que un objetivo de la guerra es acabar con la voluntad de pelear por parte del enemigo; y al identificar las motivaciones humanas detrás de los conflictos militares, su obra expone cómo es que acciones estratégicas ofensivas pueden conseguir la paz duradera.  John también explica cuál es la filosofía, o la patología social que hizo posible la participación de los japoneses en la II Guerra Mundial.

2.  La segunda lectura es el capítulo titulado An Infernal Theocracy, a Celestial Caos, de Modern Times, por Paul Johnson.  El autor destaca el rol del sintoísmo como sucesor del bushido y fuente de las ideas necesarias para el nacionalismo expansionista y para el militarismo y la violencia.

También te recomiendo la película Yamamoto Isoroku acerca del almirante japonés que dirigió el ataque a Pearl Harbor.

Esta película presenta  la perspectiva japonesa del trágico involucramiento de aquel país en la II Guerra Mundial. Cuidadosamente, la peli evade relacionar al emperador Hirohito con la política de guerra; y por ningún lado se asoma la relación que hay entre el ánimo guerrero de los políticos japoneses con la cultura sintoísta, aunque sí asoman las tradiciones samurai.

A lo largo de la peli  se hace evidente la irracionalidad que prevalecía entre políticos, militares, periodistas y personas en general frente a lo que significaba una alianza con Hitler y Mussolini; y frente a lo que significaba enfrentarse a un enemigo formidable como eran los Estados Unidos de América.

¿Tenía justificación el uso de aquellas armas? Coincido con los que opinan que sí.

Primero porque la obligación moral del gobierno de los Estados Unidos (y de los aliados) era la de evitar que continuara la matanza de jóvenes estadounidenses y de jóvenes de otros ejércitos que se hallaban en el teatro bélico del Pacífico luchando contra Japón.  Había que para esa guerra ya, y ya estaba disponible la tecnología para hacerlo.  Aquello tenía que haber terminado luego de el estallido de Little Boy sobre Hiroshima, pero la hubris es mala consejera. Segundo, porque una invasión de Japón se hubiera convertido en una carnicería demencial debido al misticismo japonés.  Esa carnicería hubiera sido entre pobladores de las islas y entre los ejércitos invasores.  Hubiera durado días, si no semanas.  No era difícil imaginar que los japoneses hubieran luchado con varas de bambú afiladas, con uñas y con dientes para defender el honor de su patria y el de su emperador.  Finalmente, los soviéticos estaban avanzando por el norte y hubieran ocupado buena parte del archipiélago nipón, y había que evitar que allá ocurriera la partición que ocurrió en Alemania y en Europa.  ¿Quién, en su sano juicio, querría un Japón del norte a similitud de Europa del este…o de Corea del norte? 

Yours truly junto a una réplica de Fat Man, la bomba de Hiroshima. En la Smitsonian Institution.

Si te interesa el tema te recomiendo este vídeo de Yaron Brook.

Actualización: El 10 de agosto fui a ver la peli y de verdad te la recomiendo. Te dejo con tres frases para meditar:

  • Nadie debería ser juzgado [sometido a un proceso judicial, o político] por expresar sus opiniones con convicción.
  • No se si deben confiarnos esta arma; pero a los nazis, No.
  • Nos necesitan por lo que somos, así que sé tú mismo… solo que mejor.

Creo que esas tres frases resumen tres buenas ideas de Oppenheimer.

Dicho lo anterior y sin dejar de reconocer que Oppenheimer es una buena inversión de tres horas, algo que no deja de inquietarme -de este tipo de pelis- es una especie de justificación de los comunistas estalinistas en los Estados Unidos de América, a quienes se los pinta como liberals idealistas e inocentes que se plantan frente al mal que encarnan los ideales de aquella gran nación. 


07
Ago 23

Alegría, reflexiones y nostalgia, paseo en tren en la mejor compañía

 

Un paseo en tren por calles antiguas de la ciudad de Guatemala, en compañía de amigos, colegas, estudiantes y personas a la que le gustan este tipo de aventuras, ¿cómo no iba a ser una experiencia agradable y memorable?

Vista del patio de abordaje de la Estación Central, haz clic en la foto para ver más fotos.

Fuimos muy bien recibidos al llegar a la antigua Estación Central, nos reunimos en el patio de abordaje y el tour empezó puntual.  Tuve la oportunidad de tocar la campana de bronce de una de las locomotoras y la verdad es que se siente re chulo. El guía nos llevó por el museo donde se cuenta la historia del ferrocarril y se exhiben cajas fuertes, escafandras, equipo y materiales propios del ferrocarril; así como se recrean oficinas y servicios tales como enfermería, cocina y lavandería, una habitación de primera clase y otras.  Gracias a Pablito, por el vídeo con la campana. 

@luisficarpediem

Luisfi y la campana de la locomotra, nos vamos en el tren, paseamos en ferrocarril #tren #railroad #campana #bell Gracias a @curiouspabloz

♬ sonido original – Luis Figueroa

Abordamos -también puntualmente- y agarramos camino por la vía y por las calles de la ciudad rumbo al norte.  Cuando pasábamos por los barrios antiguos la gente salía a saludar y aunque se ve que los adultos gozan el momento, lo mejor son las caritas y ojos de los niños y de los ancianos.  El ambiente dentro de los vagones era festivo y es muy chistoso oír los comentarios de los niños. ¡Tienen tantas preguntas!

La parte sórdida y triste es cuando pasamos por La línea, en el barrio de Gerona, que es una de las áreas más miserables de prostitución en la ciudad de Guatemala.  A pesar de las bromas y de los chistes uno no puede dejar pensar en la vida dura en ese lugar y en las personas que ocupan los cuartitos de esa calle.

Pasado el momento de reflexión vuelve la diversión.  Pasamos por tres puentes: el primero es el de La Barranquilla (que es un puente de hierro inaugurado en 1894, por José María Reyna Barrios, con ocasión de la celebración de la Revolución de 1871) El objetivo del puente era tener acceso fácil a las fincas Tivoli (zona 9) y Santa Clara (zona 10), además de comunicar la región sur de la ciudad con la región norte por medio del ferrocarril. Tanto el puente como la avenida en la que se encuentra recibieron el nombre de La Barranquilla. Esto se debe a que así se le llamaba a un arroyo que recorría parte de la ciudad y terminaba en el terreno en donde ahora se encuentra el mercado La Terminal en la zona 4.

El segundo es el puente De la Penitenciaría.  Este es un puente de piedra labrada que queda sobre la Séptima avenida de la zona 4. Fue construido en 194, también, por el ingeniero italiano J. Payelá y llevado a cabo por un ingeniero inglés de apellido Blackwood.  En su extremo poniente da con la casa Mini (donde estaba el célebre Teatro del Puente, de Dick y Dialma Smith) y por su extremo oriente da a pocos metros de donde se encontraba la antigua Penitenciaría de la ciudad.  En esa casa también estuvo el Centro de Estudios Económico-Sociales. Cuando mi tío abuelo, Joaquín, salió de Guatemala, luego de la caída de don Manuel Estrada Cabrera, fue en ese puente donde saltó al tren y se fue para siempre. 

Paso sobre el puente de La Penitenciaría sobre la Séptima avenida, a mano derecha la Casa Mini.

También pasamos por el puente que está sobre la Sexta avenida; una estructura modernista, de concreto que seguramente data de los años 50 cuando fue ampliada aquella vía hacia el sur de la ciudad.  Cuando yo era niño y pasábamos por debajo de ese puente cuando sobre él pasaba el ferrocarril, en el bus del colegio levantábamos la mano porque alguien dispuso que era de buena suerte hacer eso. 

¡Todos felices por el paseo! Foto por Hana Ko.

Desde niño me fascinaban los trenes y es la primera vez que subo a uno. Me gustaban desde que oía las historias que contaban mi tía abuela, La Mamita; mi abuela, Frances y mi bisabuela, Adela.  Contaban historias de viajes que eran aventuras, contaban de las vendedoras que se acercaban en las estaciones.  Luego, desde que aprendí a leer y leía sobre trenes en la enciclopedia Mis primeros conocimientos.  ¿Tuviste una de esas? El volumen de trenes, aviones y viajes interplanetarios era uno de mis favoritos. Más tarde, con la lectura de La rebelión de Atlas, los trenes se volvieron a hacer presentes en mi imaginación.

Boleto del ferrocarril para este paseo.

La aventura del viernes pasado fue gracias a Cam Quesada que organizó el paseo; y lo organizó de forma impecable.  Fue una experiencia bonita y memorable para todos los que participamos, sin distinción de edades.  Si puedes participar en una de estas aventuras te lo recomiendo, puedes pedir información en Fegua 2208 4747. 


24
Jul 23

Cuando los carruajes reinaban en Guatemala

 

En 1901 el Establo de Schuman anunció que cobrará 15 pesos por el alquiler de carruajes para funerales, en vez de los 12 que cobraba hasta el momento.  

Se anunció que el alza del precio era por los fuertes gastos que hacía la empresa a diario.  El alza de 12 a 15 pesos era para el alquiler en días laborales; mientras que en días festivos el costo se mantenía en 16 pesos.

El propietario de aquella empresa de carruajes era Emilio Schuman, padre de mi bisabuela, Mami.

…y sabemos más de los precios de alquiler de carruajes en aquellos tiempos.

El alquiler de un landó de primera clase, o un victoria costaban ocho pesos; un cabriolet o surrey, costaba seis pesos; un buggy con tronco (dos caballos) tenía un precio de 20 pesos; en tanto que un buggy con un caballo costaba 15 pesos; finalmente el alquiler de un faetón tenía un precio de 25. pesos. ¿Es posible que un buggy sea un cupé?

Me encantan las advertencias del anuncio:

  1. Las personas que usen carruajes sin cochero serán responsables por los desperfectos que sufran el vehículo, o los caballos. 
  2. En días festivos por la tarde no se alquilaban carruajes por menos de dos horas.
  3. Los carruajes eran enviados a su destino con cinco, o diez minutos de anticipación de la hora pedida; pero el cliente pagaba hasta la entrada al establo.
  4. Para matrimonios o funerales la empresa no daba sus carruajes por menos de dos horas.
  5. La empresa se reservaba el derecho las tarifas en días extraordinarios.

07
Jul 23

Minerva y el positivismo en Guatemala: una visión histórica reveladora

 

Minerva en Guatemala. La presencia de la diosa romana en las artes y en la guerra ordenada en el gobierno de Manuel Estrada Cabrera fue el título de una conferencia que ofreció el investigador e historiador Ricardo del Molino en el Museo Popol Vuh.

En dos platos, Ricardo nos contó que el régimen de Estrada Cabrera fue la más pura y profunda manifestación política del positivismo de Augusto Comte no sólo en Hispanoamérica, sino en el mundo.  ¿Y qué es el positivismo? Una filosofía que sostiene que todo conocimiento genuino es el resultado de la interpretación de hallazgos sensorialmente observables y verificables. Es decir, de hallazgos medibles y contables. 

Mi bisabuela, Adela, y su amiga Clara Schippers en la carroza frente al templo de Minerva. Haz clic en la foto para ver más fotos. La foto es de mi álbum familiar.

Los positivistas creían que los fenómenos sociales eran susceptibles de ser observados y comprehendidos mediante el mismo método que se usa en las ciencias naturales.  Su lema político, plasmado en la bandera de Brasil, es Orden y progreso.  El propósito de la guerra ordenada, enunciado arriba, era el de imponer un orden social; y en ese contexto, los positivistas estaban convencidos de que el progreso era imparable y sólo traía cosas buenas. 

Marte, pues, es el dios romano de la guerra agresiva, irracionalmente violenta y conflictiva; en tanto que Minerva es la diosa de la guerra ordenada y racional contra la ignorancia y la barbarie, por la educación y por la ciencia. Pero más que científico y racional, el positivismo era cientificista y racionalista; y gozaba de buena prensa.  ¿Has leído Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos? ¿O por lo menos has visto la peli con María Félix? La hacienda Altamira y el protagonista Santos Luzardo son símbolos positivistas que estaban muy vivos en 1929, y décadas más tarde.

Lo fascinante de la hipótesis de Ricardo es que el tirano de los 22 años deja de ser sólo el dictador caprichoso y sediento de poder que pintaron Rafael Arévalo Martínez y Miguel Ángel Asturias (este último con una maestría admirable), sino que su gobierno (quizás agriado por la muerte temprana y trágica de sus hijos y por una serie de atentados), se enmarca brillantemente en el contexto de una filosofía que gozaba de mucho prestigio desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX…y sobrevive en el XXI.

A mi lado liberal clásico el positivismo le incomoda porque quienes hemos leído a Friedrich A. Hayek y a otros autores similares entendemos que el progreso no es inevitable y entendemos que lo que conocemos como progreso social en realidad es evolución social.  Entendemos, por ejemplo, que lo que la gente conoce como progreso, no siempre trae cosas buenas porque la evolución social es un largo proceso de prueba y error.  Y entendemos que el ideal de orden y progreso es peligroso porque…bueno…es constructivista, ¿quién va a ser el ordenador? ¿Qué entiende ese ordenador por orden? ¿Qué entiende por progreso? ¿El orden y el progreso van a ser a costa de la libertad? ¿Van a ser a costa del individualismo? ¿Van a ser medidos desde una perspectiva colectivista? 

Eso, sí, como dice Hayek, sin las fuerzas que producen eso que llamamos progreso, la civilización y todo lo que valoramos -y ciertamente casi todo lo que distingue al hombre de las bestias-, o no existiría o no podría mantenerse por más tiempo.

A mi lado objetivista el positivismo le incomoda porque Comte fue quien desarrolló el concepto de altruismo en su Catecismo positivista.  No debemos confundir altruismo con benevolencia, sino que hay que entenderlo en su significado original: la idea de que todos estamos moralmente obligados a vivir para los demás y que, por lo tanto, no existen los derechos individuales.  Apunta hacia una supuesta identidad de los intereses personales con los de la comunidad y no sorprende que -por esa vía y poco más tarde- otros pensadores hayan arribado a la idea espantosa de que el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.

Ayn Rand explicó que para el altruismo el “beneficiario” de una acción es el único criterio de valor moral y en tanto que el beneficiario sea cualquiera menos uno, todo se vale.

Entender a don Manuel Estrada Cabrera y sus minervalias en un contexto neoclásico -más universal que el de la dictadura hispanoamericana ramplona- le da dimensiones nuevas (que no necesariamente buenas) al período de la historia guatemalteca entre 1898 y 1920.  También invita a pensar qué del positivismo comtiano -racionalista y constructivista- todavía está bien, bien vivo entre nosotros los chapines para desgracia nuestra.

Columna publicada en República


05
Jul 23

Bertha, Harry y Fanny en las carreras de caballos

 

Bertha y Harry son los nombres de la yegua y el caballo -de mi tatarabuelo Emilio Schuman- que corrieron en carreras celebrada el domingo 27 de agosto de 1899. Fanny era el nombre de una yegua suya que compitió en las carreras del 19 de agosto de 1900 en beneficio del Hospital Militar.

En la quinta carrera del día programado Bertha compitió contra Rayo, de Anselmo Ruiz. La yegua llevaba un jockey café y rojo. En la sexta carrera de aquella ocasión, Harry compitió contra Dan, de Mr. Cock. 

La nota periodística del 26 de agosto en el Diario de Centroamérica dice que estos caballos darán tres veces dos vueltas y llevará la ventaja el que gane en dos de las veces

Voy a suponer que las carreras se celebraron en el Hipódromo del norte y ocurrieron durante la presidencia de don Manuel Estrada Cabrera

La mamá de Emilio, mi tatara-tatarabuela se llamaba Bertha, ¿será por eso que la yegua llevaba ese nombre? 

Al año siguiente, el 19 de agosto de 1900 también hubo carreras y en esa ocasión en beneficio del Hospital Militar.  Fanny era el nombre de la yegua de Emilio, una colorada de los Estados Unidos de América que compitió con jockey que vestía colores azul y colorado en la quinta carrera. Fanny compitió contra Marquesa, de F. Estrada De León; y Río Bravo, de W. H. Smith.

En la sexta carrera de ese día, un caballo negro, de nombre Huérfano, que era de mi tatarabuelo compitió con un jockey que llevaba los colores celeste y rosa.  Los contrincantes fueron Rayo, de Juan J. Meza; y. Calvado de Miguel Aparicio.

Fanny Shook, por cierto, era el nombre de soltera de la segunda esposa de mi tatarabuelo.  Fanny es diminutivo de Frances y por eso es que mi abuela, nieta de la primera esposa de Emilio llevaba ese nombre. 

Fanny Shook Schuman, segunda esposa de mi tatarabuelo, Emilio.

No se quiénes ganaron, pero en ambas ocasiones el premio era de $500.

En aquella ocasión también hubo carreras de cintas y de bicicletas.  

Gracias a Andrés Schwartz por la pista.


14
Jun 23

La moda masculina en 1898

 

Los requerimientos de la moda masculina, en 1898, eran elevados según el Salón de la moda, de Barcelona, en una reseña publicada en el Diario de Centro América, aquí en Guatemala.

Un hombre bien, de aquellos tiempos, necesitaba un traje de la mañana; un traje de la tarde, o de visita; uno traje para misa, o boda cuando no fuera parte de la comitiva; otro de comida íntima; necesitaba un traje de banquete; uno de boda cuando formaba parte de la comitiva; un traje de entierro si presidía el duelo, otro de ópera; uno más de teatro; otro de baile; y uno de recepción oficial. 

El otro día ofrecí contar la historia de la chaqueta de estar en casa, de James H. Vinter; así que aprovecho ahora.  En los años 30, James H. Vinter fue el gerente del Anglo South American Bank (que precedió al Banco de Londres y Montreal, que todavía conocí). También fue fundador del hotel Casa Contenta, en Panajachel, establecimiento que luego fue de mi bisabuela, Adela S. de Morales

Mi bisabuela me heredó sus muebles de dormitorio y entre lo que había adentro hallamos una chaqueta de estar en casa que, según Mami, había sido de Mr. Vinter.  Era una chaqueta de tela verde, de una textura suave y muy agradable, con solapas y el borde de las mangas de seda negra.  Era una pieza elegante y que cool era el concepto de chaqueta para estar en casa

Durante mucho tiempo la tuve en casa y la usaba para disfraces; hasta que un día me la robaron cuando yo estudiaba en la University of Maryland.  Así que así se perdió en la guerra la chaqueta de Mr. Vinter. Que algo se perdió en la guerra es un dicho que usamos en casa para referirnos a objetos históricos que hemos perdido en mudanzas, limpiezas generalizadas y profundas, o por descuido…y en este caso por robo.

Por cierto que James H. Vinter y su esposa, Edythh, se hallan enterrados en el espacio de la colonia británica en el Cementerio General de la ciudad de Guatemala. De cuando en cuando, mi abuela, Frances, a quien yo acompañaba, pasaba por ese lugar para asegurarse de que aquellas tumbas estuvieran limpias. ¿Cómo estarán ahora? Edyth, por cierto, fue filántropa vinculada a la Sociedad Protectora del Niño, organización con la que también colaboraba mi abuela, Frances. 

De vuelta al tema de la elegancia de ilo tempore, el columnista de Prensa Libre, Valentín Solórzano, una vez escribió que mi abuelo, Luis Figueroa Olaverri, era el arbiter elegantiarum o árbitro de la elegancia durante la generación de los 30; y estoy seguro que lo fue hasta que falleció en 1963.  Ciertamente era un hombre muy elegante.

Gracias a Andres Schwartz por la pista sobre la moda en 1898.


12
Jun 23

Gösta Gerring y la barba amarilla

 

Gösta Gerring fue un fotógrafo, escritor y documentalista sueco que falleció en Guatemala como consecuencia de una mordedura de barba amarilla, una de las serpientes más letales de por aquí.  Está enterrado en el lote de mi bisabuela, Adela -en el Cementerio General de la ciudad de Guatemala- y la historia de su muerte me impresionó mucho cuando era niño.

La lápida de Gösta Gerring se halla al lado de donde estuvo sepultado mi abuelo, Luis, y a unos metros de donde está enterrada mi bisabuela, Mami.

Mi abuela, Frances, contaba que Gerring fue mordido por la sierpe y que había muerto desangrado.  Está enterrado aquí porque así lo había pedido y porque él su esposa, Dagmar, eran muy amigos de Mami, mi bisabuela. Mami tenía una foto de Daggy sobre la chimenea, en su cuarto.

Gösta Gerring se describía a sí mismo como explorador, y durante mi visita al reino Kan y a El Mirador, siempre tuve a aquel personaje en mi mente cuando cruzábamos la selva y atravesábamos los bajos. Sobre todo cuando vimos una piel de culebra y olimos orines de ofidio en El Tintal. 

Gösta Gerring en 1943. La foto la tomé de https://hjordisniven.com/hjordis-genberg-1930-1940/

El explorador murió en la ciudad de Guatemala en 1946 a la edad de 36 años. Los padres de Gerring visitaron Guatemala después de la muerte de Gösta y le obsequiaron a mi bisabuela un libro titulado This Land of Sweden, que tuve en mi biblioteca durante mucho tiempo, hasta que se perdió en la guerra. Ese es un dicho que usamos en casa para referirnos a objetos históricos que hemos perdido en mudanzas, limpiezas generalizadas y profundas, o por descuido.

A continuación puedes ver un documental que Gerring filmó en Colombia, en 1942. En esta película conocemos al cafetalero Erik von Sneidern en su plantación en las montañas colombianas, a dos mil metros sobre el nivel del mar. Podemos seguir todo el proceso del café, desde que se recogen las bayas, hasta que el esposo y la esposa Sneidern y su hijo toman su café en la terraza y toman una siesta en la hamaca.

Una plantación de café sueco en Colombia, haz clic para ver un documental de Gerring.

¿Qué cosas se han perdido en la guerra? Una piedra para alisar tusas con las que se fabricaban cigarrillos en el siglo XIX, esa me la regaló mi abuelita Juanita; una de los dos jades que me obsequió mi abuelita, Frances; el estuche de cortauñas que era de mi abuelo, Luis, que me regaló mi padre; encendedores de mecha con las firmas de mi padre y de mi madre; la chaqueta de estar en casa, de James H. Vinter (esa es historia para otro día), una colección de litografías de Carlos Mérida y cosas así. 


30
May 23

En el Día del “Popol Vuh”

 

Hoy es el Día del Popol Vuh y lo celebro porque me encantan sus historias y porque acabo de entrevistar a mi amiga Coralia Anchisi de Rodríguez sobre sus propuestas novedosas acerca del origen de aquel libro. Pronto podrás leer acerca de estas esas nuevas perspectivas.

Lee aquí la entrevista que le hice a Coralia.

Cuando atiendo visitantes extranjeros y me preguntan qué libros sobre Guatemala deberían leer suelo recomendarles tres: El Popol Vuh porque a mi me encanta la mitología y les da a los extranjeros un vistazo sobre el mundo prehispánico; El señor Presidente, de Miguel Angel Asturias porque es una obra maestra de la literatura; y El visitador, de José Milla porque se sitúa en La Antigua, donde todavía se pueden visitar el convento de La Merced (que es importante en la trama) y porque se deja leer rico.

Mis historias favoritas del Popol Vuh son la de Vucub-Caquix o Siete Guacamayo, porque su arrogancia es castigada; y las aventuras de Hunahpú e Ixbalanqué en el inframundo porque son ingeniosas y muy entretenidas. También las historias de los secuestros y horribles sacrificios que cometían Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam contra los jóvenes de las tribus y las historias de Tohil, Avilix y Hacavitz y las doncellas Ixtah e Ixpuch.  ¿Por qué, si contienen tanta violencia? Porque le añaden perspectivas la naturaleza de la cultura precolombina. Ah, y por supuesto que no puedo dejar de imaginar a la doncella Ixquic que, al volver a su casa with child, debe haberle dicho a su padre algo así como: No me vas a creer, me acerqué a un palo de cacao en el que había una calavera, la calaca me escupió en la mano y estoy embarazada de gemelos. 

Leí el Popol Vuh por primera vez en 1975 en la edición que era de mi abuela, Frances, y todavía conservo ese volumen que ilustra esta entrada.  En 2013 estuve en Chicago e infaltable, en mi agenda, estuvo una visita a la Biblioteca Newberry donde se halla el libro original.

¿Sabes que en el museo Popol Vuh hay un facsímil de aquel libro?  Es el único que los guatemaltecos apreciar ver en Guatemala.  Es un facsímil idéntico al que vi en Chicago.

Por cierto, mi cuate Eric C. Graf ofreció una conferencia en la que comparó el Cantar de mio Cid con el Popol Vuh y te la recomiendo. Puedes ver la conferencia completa, y una entrevista que le hice.


09
Mar 23

Linconia y la historia de Centroamérica

 

Es posible que Centroamérica en general y Guatemala en particular hayan perdido la oportunidad de que algunas versiones de Michael Jordan, Ella Fitzgerald, Louis Armstong, Michael Jackson, Tiger Woods, Beyoncé, Duke Ellington, Mohamed Alí, o Venus Williams fueran guatemaltecas.

Guifiti, un regalo de la cultura garinagu.

Linconia fue el nombre propuesto para una colonia afroamericana que el gobierno de Abraham Lincoln tuvo la intención de establecer en Centroamérica.  La idea había tenido sus orígenes en la American Colonization Society, cuyo propósito había sido el de remover de los Estados Unidos de América a todos los exesclavos negros.  El precedente había sido el envío de esclavos liberados a Liberia, en Africa; y la idea de Lincoln era la de enviar a los exesclavos a regiones tropicales con su consentimiento y con el de los países que habrían de recibirlos.

Frederick Douglas y otros líderes afroamericanos se opusieron y me enteré del tema porque, con un grupo de colegas, conversamos esta semana de la serie Amend: The Fight for America, que puedes ver en Netflix. En su tesis titulada Struggle for Sovereignty: An African-American Colonization Attempt and Delicate Independence in Mid-Nineteenth Century Central America, Mathew D. Harris, de la West Virginia University explora documentos diplomáticos que tuvieron que ver con aquella iniciativa que yo desconocía.

La iniciativa no avanzó porque los gobiernos centroamericanos vieron en ella una amenaza del imperialismo y por temores a la inestabilidad étnica que pudiera haber acarreado una migración masiva de aquella naturaleza.

Generalmente conocemos acerca de las migraciones a Guatemala que si tuvieron éxito.  Tal es el caso de la migración de belgas que, en 1840, se interesaron por las riquezas de Izabal por iniciativa del rey Leopoldo y durante el gobierno de Rafael Carrera.  En el contexto de las guerras de independencia en Hispanoamérica y de la guerra entre liberales y conservadores en Centroamérica hubo migraciones de franceses.  La inmigración de alemanes que empezó alrededor de 1863 y al principio del siglo XX trajo a mi tatarabuelo Emilio Schuman.  Durante los gobiernos de Justo Rufino Barrios, José María Reyna Barrios y Manuel Estrada Cabrera, hubo oleadas de inmigrantes italianos.  También hubo grupos de suizos, daneses y neerlandeses.  Estas migraciones son muy conocidas, como lo son las de chinos, judíos y libaneses por mencionar tres más.

En cuanto a afro-americano que habitan el pueblo garinagu es descendiente de fugitivos de San Vicente y otras islas caribeñas.

¿Qué hubiera pasado en Centroamérica y en Guatemala si hubiera tenido éxito la iniciativa del gobierno de Lincoln? ¡Quien sabe!…porque eso es un imponderable de la historia. Uno puede desear que una ola de afroamericanos trasladados voluntariamente a colonias formales, en condiciones contractuales, hubiera tenido resultados diferentes a los que tuvo la ominosa importación de esclavos (promovida por Bartolomé de las Casas), o la migración de fugitivos caribeños.

Quizá comeríamos más tapado, más pan de coco y más rice and beans.  Tal vez tomaríamos más Guifiti. Tal vez oiríamos más Bob Marley.  Quien sabe.  Lo que sí es cierto es que es fascinante descubrir nuevos detalles de la historia centroamericana.


09
Feb 23

Coñac, vinos y moscatel para el señor juez

Los tributarios siempre pagamos las extravagancias de los políticos y burócratas.  Esta es una factura del 28 de marzo de 1898 emitida por Adolfo Saravia, comerciante y comisionista por las siguientes mercancías pagaderas en moneda efectiva en plata acuñada. La factura está emitida a Emilio Fajardo.

¡Era cara la visita de un juez!

Lo primero que llama la atención es que el pago no es en moneda fiat, o dinero por decreto, cuya principal característica es que es una moneda de papel cuyo único respaldo es una promesa del gobierno.  Aquí estamos hablando de dinero de verdad, el que es de plata, por ejemplo. En aquel tiempo la moneda era el peso, no el quetzal.

Lo que luego llama la atención son las mercancías: vinos tinto Chateau Margaux y blanco Chateau D´´Yquem, coñac Martell, ginebra Old Tom, moscatel extra y ¿guaro? y el total es de $53.

El siguiente documento es un recibo por $94.50  y dice: Recibí del señor Alcalde primero municipal la suma de noventa y cuatro pesos cincuenta centavos según la factura adjunta por la permanencia en esta del señor juez de primera instancia y su acompañamiento en la visita.  Patulul, marzo 28 1898, Firma E. Fajardo V.

El siguente listado es encantador, tiene la fecha de marzo 26 de 1898 y está firmado por E. Fajardo V.  Dice: La Municipalidad a E. Fajardo V. Debe: por 5 personas dos días $ 25; cuatro cubiertos extra $4; 2 criados, dos días $4; 12 botellas de vino $39; 2 medidas de algo que no identifico $6; cigarros $1; 1 botella de coñac Martell $5; 1 botella de ¿olla? $1.50; 1 botella de Old Tom $3.50; 1 botella de Moscatel extra 1873 $3.50; 2 botellas de guaro $2.  Todo ello suma $94.50. Firma E. Fajardo V. en Patulul.

Si pidieron tantos vinos finos, ¿para quién era el guaro? ¿Para el juez, para el alcalde, o para los criados?  ¿Viste que la visita del juez requería de criados?

El coñac Martell debe haber sido muy popular en aquellos tiempos de afrancesamiento de la sociedad guatemalteca en los que se estaban abandonando los tradicionales anís y jerez propios de la tradición española demodé.  Recuerdo que mi abuelita, Juanita, tenía un hermoso picahielo de plata, que decía Martell.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por los descubrimientos.