09
Nov 12

Recuerdos de terremoto

¿Qué edad tenías para el terremoto del 76? Yo tenía 14 años. Me despertaron el ruido y el estremecimiento de la tierra. Me levanté y me vestí, mientras oía los llamados confusos de mis padres y hermanos.

Una librera había caído sobre la cama de mi hermano Gustavo, pero había sido detenida por la cabecera. Mis padres sacaron a mi hermana Guisela, y mi hermano Juan Carlos estaba sacando a su perro Manix de debajo de la cama. Simón, el papá de Manix, acompañaba a mis padres. Ellos sacaron los carros a la calle, así como agua y colchas. El único daño en nuestra casa lo había sufrido una botella de Emulsión de Scott.

No había forma de comunicarse con mis abuelas al otro lado de la ciudad; así que temprano, con mi papá, fuimos en su busca. En la medida en que nos adentrábamos a la ciudad veíamos la destrucción, y el corazón se me aceleraba. Recordaba las historias que mi tía abuela, la Mamita, contaba acerca de los terremotos de 1917-18. La ciudad devastada, y cómo su familia había acampado en el Parque Concordia. La escasez de agua y de alimentos, y la gripe española.

Llegamos a donde vivían mi abuelita Juanita y la Mamita. Había casas destruidas y escombros en las calles. Yo me imaginaba sacando los cuerpos de las dos viejitas y fue inquietante caminar a lo largo de tres cuadras de ripio. Cuando llegamos a su casa, ellas estaban bien. La casa estaba quebrada, pero en pie. Ellas y unas amigas tomaban café en la sala. Sacamos a las señoras y nos llevamos lo más necesario. Luego nos fuimos a la casa de mi abuela, Frances. Al llegar a la Avenida Independencia nos enteramos que varias casas se habían ido al barranco y que había muertos.

Tras constatar que todo estaba bien pasamos gasolina del carro de mi abuela al de mi padre y como tragué algo de combustible fui al congelador de mi abuela y me comí dos panes helados. Y ese fue mi desayuno. Entonces volvimos a nuestra casa, con la abuelita Juanita y la Mamita, y mi madre ya tenía todo organizado allá.

Para hacer la historia corta, durante varios días las viejitas durmieron en la sala, mientras que los demás dormíamos en el jardín, en carpas que nos enviaron de Nicaragua unos amigos. Yo dormí con mi ropa a la mano durante casi tres años. Ese terremoto costó más de 23 mil vidas y mucho sufrimiento.

Columna publicada en El Periódico.


02
Nov 12

Hoy es día de muertos

Hoy es Día de muertos; y como tengo los míos, los celebro. En Guate se celebra más el Día de todos los santos que el de los difuntos; y aquí lo festejamos con el monumental fiambre. ¿Cuántos platos te has comido entre ayer y hoy?

Tengo la hipótesis, sin fundamento científico alguno, de que nuestra celebración del fiambre es el Thanksgiving chapín; porque en esta ocasión se celebra la vida –de una forma retorcida por medio del recuerdo de los muertos–. Celebramos que podemos ser felices en esta vida, mientras recordamos a los que ya no pueden. En este contexto también se celebran la abundancia y los frutos del trabajo y del emprendimiento. Aquel plato majestuoso, que es el fiambre, solo es posible como consecuencia de haber producido y ahorrado. Además, como el Día de gracias, esta fiesta guatemalteca se celebra y se comparte con familia y amigos.

Mis finados son pocos, pero buenos. Mi padre, que me llevaba a comprar mariscos a La placita y que con mi madre me enseñó a cocinar. Que me enseñó a cangrejear en la playa y me enseñó a hacer Bloody Marys. Mi abuela, Frances, que me enseñó a disfrutar de la ópera y de los libros. Mi abuela, Juanita, que me enseñó la belleza y la elegancia de la sencillez, y que nunca pudo enseñarme a ser paciente. La Mamita, que sabía hacer peces con semillas de mangos, micos con semillas de jocotes marañones y payasos con huesitos de cuello de gallina, entre otras cosas. Mi tía Adelita que fue muy generosa y con quien disfrutaba mucho de pasear y platicar. Mi bisabuela, Mami, que me consentía más que nadie y cuya receta de fiambre preparamos en casa. Mi abuelo, Luis, que es un faro; y mi abuelo, Jorge, que es otra forma distinta de faro.

No siempre es fácil concentrarse en la vida, en un país donde te matan por tu teléfono; o donde las paredes están pintadas con imágenes religiosas armadas con fusiles. Aun así cada mañana sale el sol; y todos los días ríen los niños. Si no eres muy plasta, por ahí ha de haber alguien que te ama. Ahí están la música, la poesía, la escultura, la pintura, el teatro, la danza. Ahí está tu hijo a quien no has llamado; y ahí está tu madre a quien tienes ratos de no abrazar. Carpe diem: Acordaos hermanos que una vida tenemos, y si la perdemos no la recobramos.

Columna publicada en El periódico.


26
Oct 12

“Oxlajuj Bak´tun”

A mediados de los noventa, en La Antigua y durante una procesión –cuando se discutía acerca de la desestatización de los servicios públicos– escuché a una señora decir: Ahora solo falta que privaticen las procesiones.  ¡Mi ciela no sabía que las procesiones son privadas!

De eso me acordé ahora que he estado leyendo acerca del conflicto desatado alrededor de la celebración del Oxlajuj Bak’tun. Por un lado los pipoldermos quieren hacer una fiesta en la Torre del Reformador; y por otro lado hay grupos de la dirigencia maya que quieren conmemorar a su modo.  Hay conflicto porque una expresión cultural propia de un grupo de personas está siendo estatizada y, por lo tanto, politizada.

¿Por qué no hay conflictos durante la Semana Santa, la Navidad, Kwanzaa, ni Rosh Hashná? Porque son fiestas privadas. Como son compartidas por muchas personas resultan ser expresiones culturales y hasta multitudinarias; pero no han sido copadas por el estatismo.  No hay una comisión nacional para las procesiones, ni hay miembros del Ministerio de Cultura ni del Ministerio de Gobernación diseñando los arbolitos de Navidad.

Como ocurre con la Semana Mayor –en la que durante 50 días (incluida la Cuaresma)– casi todo el país se pone en semanasanta mode y todo sale bien, los políticos y funcionarios sobran en este tipo de festejos. Hasta quienes consideramos que las religiones son algo perjudicial disfrutamos de procesiones, tradiciones, comidas, música, aromas y ambiente propios de la Semana Santa.  Yo lo hago en un marco de admiración hacia centenares de años de cultura popular.

¿Tienen un rol los políticos y funcionarios en este tipo de celebraciones? ¡Claro!, el único que les es legítimo en una sociedad de personas libres: garantizar la seguridad.  No hay lugar para los pipoldermos en la conmemoración del Oxlajuj Bak’tun, como no la hay en la uniformación del fiambre.

En mi vida he tenido la dicha de participar en varias fiestas indígenas, y estoy seguro de que si se respetara la voluntad de la dirigencia maya, en el sentido de mantener la contaminación del estatismo al margen de su celebración, esta sería una serie de magníficas expresiónes culturales de las que todos podríamos aprender.

Columna publicada en El Periódico.


12
Oct 12

Totonicapán de luto

Para mí, Totonicapán es sinónimo de pinabetes y de panaderías maravillosas. Toto no era sinónimo de luto. Hasta el jueves pasado. Urge una investigación científica, técnica y objetiva que aclare qué es lo que ocurrió en el kilómetro 170 y quiénes fueron los responsables de aquellos acontecimientos dolorosos. Dicha investigación sin embargo va a ser cuesta arriba. Para comenzar, la escena de los sucesos –como ocurrió en el caso Gerardi– no fue tratada responsablemente. Rigoberta Menchú, por ejemplo, se paseó por el lugar (que debería haber estado aislado) y anduvo por ahí, de forma antitécnica, supuestamente recogiendo cascabillos. Si ha visto CSI, debería saber que eso es muy inapropiado en una escena en la que ha habido muertos y heridos. ¿Dónde estaba el MP para evitar que Menchú contaminara el lugar.

Una investigación confiable va a ser difícil porque es un tema politizado. Hay organizaciones influyentes y poco escrupulosas que están comprometidas con hacer la revolución desde los movimientos sociales. Es la gente que organiza bloqueos e invasiones, entre otras acciones igualmente delictivas. Es la gente que acarrea a la mara y que se beneficia con los muertos y heridos de Toto; y con los Mario Alioto y los Abner Abdiel que pudieran darse por ahí.

La investigación científica, técnica y objetiva es importante para saber la verdad; y para ello los embajadores de países amigos deberían hacer chitón. Es una hipocresía que digan que el Ejército debe mantenerse al margen de este tipo de asuntos, cuando la Constitución lo faculta para ello; y mientras que sabemos que cuando Merkel visitó Grecia, para protegerla a ella y a su embajada (contra los manifestantes) había unidades antiterroristas y ¡francotiradores en los tejados!

Lo cierto es que, en casos así, fuerzas debidamente entrenadas y equipadas deberían actuar rápidamente; y coincido con que es una imprudencia mandarlos a esos lugares a pararse ahí, a hacer nada, y a elevar el nivel de tensión.

Las manifestaciones no deben ser criminalizadas; pero donde hay coacción, amenazas, robo, hurto e incendio agravados, e instigación a delinquir, hay delitos. Y donde hay delitos no hay ejercicio de derechos, sino actos delincuenciales. Para algunos, ¡la lucha sigue!…tristemente.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


10
Oct 12

“Carpe Diem” celebra aniversario

Carpe Diem, este espacio, de periodismo de reflexión por la libertad y la razón, cambió de look.  Esto es porque ahora, en octubre, celebro 6 años de publicar el blog, casi a diario.   Hay 5,485 entradas.

Gracias miles a los visitantes, y a los que dejan comentarios (siempre que tengan la bonhomía de identificarse y que no insulten a las personas a las que les tengo cariño y respeto).  Gracias a los que están suscritos y a los que leen las entradas en Facebook y en Twitter.  Gracias a los que se ríen, se enojan y lloran conmigo.  Gracias a los que me mandan enlaces, fotos, vídeos y otros materiales.

En 6 años de bloguear he aprendido un montón y no es fácil enfrentarse todos los días a un público exigente.  Unos porque con ellos comparto valores y detectan cuando incurro en inconsistencias; y otros porque no comparto valores con ellos y me exigen que piense mejor mis argumentos.

Este blog nació porque pensé que era bueno publicar mi columna -que ahora es publicada generosa y semanalmente por el diario guatemalteco  El Periódico– en un rincón propio del ciberespacio.  Existe porque, en Filosofía: quién la necesita, mi filósofa favorita, Ayn Rand recomendó:  Si a usted le interesa seriamente luchar por un mundo mejor, empiece por identificar la naturaleza del problema.  La batalla es ante todo intelectual (filosófica)…en una batalla intelectual, no es preciso convertir a todo el mundo.  La historia fue hecha por minorías, o, más precisamente, por movimientos intelectuales los cuales son hechos por minorías…No deje pasar una oportunidad para expresar sus puntos de vista sobre las cuestiones importantes…Si alguna vez se implanta una dictadura en este país, será por la negligencia de aquellos que guardaron silencio.

Carpe Diem significa Apodérate del día y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el valor fundamental que guía mi vida y mis reflexiones en este espacio. Vivo en Guatemala, un país que aún está por ser construido y en el que los derechos individuales y la igualdad ante la ley tienen una existencia precaria. Por eso, aquellos son mis temas favoritos para estos comentarios. Con todo y todo, este espacio existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por si acaso), en ejercicio de mi libertad de expresión. Me gustan la cocina, la lectura y la compañia de mi famila y de mis amigos. También me gusta pasar tiempo conociendo mi país y a su gente. Al perpetrar Carpe Diem -un espacio políticamente incorrecto- comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!

¡Gracias por visitar Carpe Diem!


21
Sep 12

Los pipoldermos

La Ley contra el Enriquecimiento Ilícito o Ley Anticorrupción está entrampada en el Congreso. ¿Te sorprende? Cabal; no debería sorprenderle a nadie.

No nos sorprende; pero existe, entre nosotros, mucha gente que cree que hay ciertos seres humanos que, cuando actúan en el sector público (que es el sector coercitivo de las relaciones sociales), lo hacen de una forma romántica tal, que –de forma benévola y omnisciente– o por lo menos con buenas intenciones, pueden ejecutar “el interés público” y mantener al margen sus propios intereses. Esas personas creen que los políticos y sus funcionarios actúan de forma distinta a la naturaleza humana.

Pero hay gente más viva. Tú por ejemplo. Tú sabes que los políticos y sus funcionarios son personas de carne y hueso; y que la mayoría de ellos no tiene incentivo alguno para aprobar una ley que le impediría enriquecerse a costa de los tributarios. Tú lo sabes, porque vivimos en una sociedad en la que mucha gente cree que “es baboso el que llega al Gobierno y no aprovecha las comisiones, como mínimo”.

Es curioso cómo es que la gente se queja de que la mayoría de políticos y funcionarios son venales e ineptos; pero aun así quiere que esos mismos personajes controlen su dinero, su educación, su salud, su transporte y otras cosas… y encima espera que lo hagan bien.

El genial Manuel F. Ayau propuso un ejercicio para ver este fenómeno desde otra perspectiva. Sugirió que cuando nos refiramos al Gobierno (o a los políticos y sus funcionarios) sustituyamos la palabra Gobierno por la palabra pipoldermos. Entonces diríamos: los pipoldermos velarán por la juventud; o los pipoldermos van a proveer salud, educación, transporte, bono seguro, y otras necesidades. ¿Y qué quiere decir pipoldermos?, dirás tú. Pues quiere decir: Los pícaros políticos que por el momento detentan el poder. Este ejercicio sencillo nos pone los pies sobre la tierra, ayuda a ver las cosas como son, y a entender por qué es que, a los pipoldermos no les conviene una Ley Anticorrupción; pero sí una que registre a los usuarios de teléfonos móviles, y otra que le dé al banco central la facultad de echar a andar la maquinita e imprimir quetzales a discreción, solo para mencionar dos asuntos de actualidad. ¡Vivo, pues!

Columna publicada por El Periódico.


13
Sep 12

Embajadores asesinados

Luego de conocerse el asesinato del embajador de los Estados Unidos de América,  J.Christopher Stevens, en Libia, El Periódico publicó una lista de otros embajadores de aquel páis que fueron asesinados.  Destaca John Gordon Mein, que fue baleado por miembros de las Fuerzas Armadas Rebeldes durante un intento de secuestro.  El hecho ocurrió en la Avenida de la Reforma, en 1968.

Gordon Mein no fue el único embajador extranjero asesinado por la guerrilla guatemalteca; Karl von Spreti, embajador de Alemania fue secuestrado por las FAR en abril 1970 y fue asesinado.

Las FAR eran uno de los cuatro grupos que integraron la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, junto con la Organización del Pueblo en Armas, el Ejercito Guerrillero de los Pobres y el Partido Guatemalteco del Trabajo.

La lista, en El Periódico, incluye a Adolph Dubs, en Afganistán; Francis Meloy Jr., en Líbano; Rodger P. Davies, en Chipre; y Cleo A. Noel Jr., en Sudán.


17
Ago 12

Recuerdos de la feria

Mi primer recuerdo de la Feria de Jocotenango es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo.

También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. Recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos 10 años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago.

A la Feria volví unas tres veces más con los únicos propósitos de ir al tiro al blanco, jugar lotería y comer churros y atol de elote; así como comprar canillitas de leche, colochos de guayaba, encanelados, mazapanes, bolitas de tamarindo, tartaritas de leche y de almendras, bolitas de miel, pepitoria, nuégados, conserva de coco, y otras delicias. Nunca fui muy de garnachas, pero si me las ofrecían, me las comía con gusto. En cambio, los tacos con salsa y queso duro me son irresistibles.

Me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no he vuelto a oír jamás.

Durante muchos años dejé de ir a la Feria porque se volvió algo sucio y no daba la impresión de ser seguro. Sin embargo, volví el año anterior y regresé el fin de semana pasado, y en ambas ocasiones fue un paseo muy agradable y divertido. No hay que ir sin paraguas, eso sí. Y al niño que hay en ti, sácalo para que se maraville de todo y te guíe en el paseo.

En esta ocasión llevé a una amiga polaca y a otra argentina y ambas disfrutaron muchísimo. Wiktoria se tiró conmigo en el resbaladero gigante; y Florencia se gozó los ronrones, esos juguetes decorados con papeles brillantes y plumas de colores que hacen un ruido ronco al girarlos con un palito. La verdad es que ir con amigos a la Feria es una oportunidad para la alegría y los buenos recuerdos.

Cuando voy, también me acuerdo de lo que mis abuelas contaban de la Feria a principios del siglo XX; y en esos recuerdos nos unimos tres generaciones de chapines.

Esa columna fue publicada en El Periódico.


03
Ago 12

A las puertas de una reforma electoral

El sistema político se está deteriorando al ritmo en que se están deteriorando otras instituciones. Esto es peligroso, porque ese es el ambiente en el que se cultivan la violencia y la dictadura; y por eso urge una reforma electoral que fortalezca el sistema republicano.

Se dice que en chino, la palabra crisis es la misma para oportunidad; pero a sabiendas de que es cliché y de que no es cierto, deberíamos aprovechar que los chapines hemos madurado bastante en algunos aspectos cívicos (después del serranazo, después de las jornadas de mayo de 2010 y luego de las amenazas que sufrió la Constitución antes de los comicios recién pasados).

Urge una reforma que consolide el sistema republicano, que acabe con los privilegios, que fortalezca la facultad de elegir que tienen las personas, que opere en favor de los mandantes, y que aproveche el entusiasmo que la gente vuelca en las elecciones. Una para antes de que el descontento sea violencia.

Digo que los partidos deben ser financiados por sus simpatizantes y adeptos; y no por tributarios. Si los partidos solo pueden vivir de la teta del presupuesto del Estado, esas organizaciones no tendrán incentivos para ponerse serios y atraer verdaderos patrocinadores que se sientan comprometidos –hasta con sus billeteras– con los valores de las organizaciones a las que apoyan.

El número de diputados debe ser reducido y no es cierto que un Congreso de 150 diputados vaya a ser menos comparsa que uno de 200. Hay que trabajar en la calidad de los diputados y en la de las organizaciones políticas que los llevan al Congreso, antes de cualquier otra cosa.

No hay que temerle al bipartidismo, o al multipartidismo si son consecuencias de las preferencias de los electores y de la maduración del sistema político; en cambio, hay que sospechar de cualquiera de los dos si son consecuencias de incentivos artificiosos.

Las campañas deben durar lo que deban durar. Los electores, con sus votos, serán los que premien, o castiguen a los políticos; y parte de lo que entusiasma, o decepciona a los que votan es la calidad y la cantidad de información que reciben de aquellos que quieren sus votos. No es sano establecer límites arbitrarios a la cantidad de tiempo y espacio que deben ocupar las campañas.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


04
May 12

Algo que dar

Las personas regresaron impresionadas por lo que vieron; pero también con entusiasmo para dar ayuda. Mi compromiso, es ayudar aunque sea a la familia que conocí. Nunca imaginé que la gente no tuviera cama. Estas son frases relacionadas con la actividad Tengo algo que dar, ocurrida el domingo pasado.

Me sorprende que haya quienes llegaron a la edad adulta en la ignorancia de que millones de personas duermen en el suelo y no tienen para alimentarse bien. Me sorprende que haya gente que no haya sabido que millones de personas viven entre las moscas y que sus hijos mueren tiernos a causa de enfermedades evitables. Talvez me sorprende solo porque tuve la oportunidad de pasar muchas de mis vacaciones en Panajachel, donde algunos de mis cuates vivían en condiciones similares a las que experimentaron los excursionistas del fin de semana pasado. Talvez me sorprende porque en mi adolescencia no fui ajeno al drama de que lo único que haya para comer sean unos fideos cocinados en una lata de leche en polvo.

Me indigna y me da rabia que haya gente que tenga que vivir así; sobre todo porque no tiene por qué haber sido así. Como dice mi cuate Peter Boettke, las buenas ideas económicas conducen a buenas políticas públicas, que producen buenos resultados; y las malas ideas económicas conducen a malas políticas públicas, que producen malos resultados.

Celebro que la mara haya ido a sensibilizarse y que tenga ganas de hacer algo para que haya más riqueza con qué solucionar, de fondo, necesidades de orden económico que se solucionan solo con buenas ideas económicas. Las malas ideas (las que nos tienen donde estamos) solo van a perpetuar los malos resultados.

Mi invitación para quienes regresaron motivados por su experiencia entre los pobres, es que den un paso más allá y que abandonen y rechacen las malas ideas económicas. Que exploren ideas que produzcan buenos resultados; porque, como explicó Carl Menger, aspirar a descubrir los fundamentos de la ciencia económica significa consagrar nuestro talento a solucionar un problema relacionado con el bienestar del hombre, servir a un interés público de máxima importancia. Y a quienes ejercen el poder, ¿qué les toca? Les toca lo que dijo mi cuate Manfredo Marroquín, de Acción Ciudadana: Dar el ejemplo.

Columna publicada en El Periódico.

Y…¿por dónde puede, uno, empezar a buscar buenas ideas para mejorar el nivel de vida propio y de los demás?

Cómo mejorar el nivel de vida.

El proceso económico.

Vida, libertad y conciencia.