El primer ministro finlandés, Alexander Stubbb lamentó que Steve Jobs –con la creación del iPhone y del iPad– le hizo daño al mercado laboral de aquel país nórdico. Con el primero llevó al declive a los teléfonos Nokia que, por muchos años, fueron emblemas de alta tecnología; y con el segundo contribuyó a la merma de la industria maderera pues aquel invento disminuyó la demanda de papel, explicó el funcionario.
Las declaraciones de Stubb me recordaron La petición de los fabricantes de candelas…y de todo lo que concierne al alumbrado; por Federico Bastiat. En esa parábola, el periodista francés cuenta cómo es que aquellos fabricantes se quejan de la competencia extranjera y superior de parte del sol; y les piden a los diputados que emitan una ley que prohíba ventanas, claraboyas, tragaluces y otros accesos a la luz natural para crear la necesidad del aprovechamiento de la luz artificial y estimular la producción y la economía.
Me recordó, también, una frase de Joseph Schumpeter acerca de la empresarialidad y el capitalismo: La cuestión no es cómo el capitalismo administra las estructuras existentes…[sino] cómo las crea y las destruye.
La segunda parte de las declaraciones del Primer Ministro también son para detenerse en ellas porque llama la atención sobre el hecho de que en la medida en que dejamos de usar papel, en esa medida se reduce la demanda de ese producto y se reducen los incentivos para sembrar bosques. Por eso es que me da algo de risa cuando, en ciertos correos electrónicos, viene una invitación a no imprimirlos para proteger los bosques.
¡Es al revés!, y por eso me gustan los correos que vienen con el siguiente mensaje: Consumir papel contribuye a preservar y hasta aumentar la cantidad de árboles en el mundo, porque la industria papelera siembra sus propios árboles para producir papel. Más demanda de papel equivale a más demanda de árboles. Por consiguiente, no se abstenga de imprimir este mensaje, con la buena intención de evitar la deforestación. Imprímalo, si para usted es conveniente imprimirlo; y entonces contribuirá a conservar y hasta aumentar la cantidad de árboles en el mundo.
Esta columna fue publicada en El periódico y por ella gané un Premio Charles L. Stillman.