En la Plaza de la Constitución de la ciudad de Guatemala fue donde nos juntamos. ¡Qué gusto me dio ver -desde la esquina de la Sexta Avenida y Octava Calle y del otro lado de la plaza- al grupo de gente con camisas blancas y globos de colores amarillo, rojo y azul! Me dio gusto ver que eran familias y que los niños llevaban sus caritas pintadas, sus banderas y sus pancartas. Haz clic en la foto para ver más fotos.
Soy guatemalteco, pero estoy con Venezuela; decía una. Violencia, escasez, negación, expropiación, zozobra, ultraje, engaños, lágrimas, amenazas, ya basta; decía otra que era un acrónimo de Venezuela. Otto, mano dura contra Maduro; decía una más. Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho; decía una que luego me prestaron para fotografiarme con ella y con amigos queridos.
Llegué a la plaza con mi madre, Nora, a quien admiro mucho porque, entre otras cosas, siempre es de las primeras para apuntarse en estas ocasiones. Ahí estaban mis queridos Ajonjos. Estaban Happy y su familia, con perros incluidos. Quique, a pesar de que no se ha recuperado de un derrame. Danilo, con su entusiasmo de siempre. Estaba a mamá de una querida amiga de la Primaria. Entre los venezolanos, la organización Un mundo sin mordazas, Estudiantes por la libertad y la gente que llegó a solidarizarse con el pueblo de Venezuela, fue una ocasión para recordar.
¿Has oído esta frase de Martin Luther King? Estoy de acuerdo con Dante, en que los lugares más calientes del infieron están reservados para aquellos que en un período de crisis moral mantuvieron su neutralidad. Llega un momento en que el silencio se convierte en traición. En la Plaza de la Constitución no había neutralidad. Ahí estaba claro: todos por la paz y la libertad en Venezuela.
Hay algo que me inquietó. Las tiranías como la de Venezuela no vienen de la nada. Son consecuencias de las acciones y decisiones de miles y millones de personas que las promueven activamente, o que permanecen neutrales durante su gestación. Esas personas actúan y deciden con base en las ideas prevalecientes en sus sociedades. Y las ideas que prevalecen en las sociedades son consecuencia de las filosofías de las personas. Filosofías que se encarnan en iconos y en palabras que se repiten sin que quienes las usan se detengan a pensar en ellas.
Lo digo porque en la actividad de ayer una chica llevaba un morral con la efigie de Ernesto Che Guevara; y porque algunos de los presentes pedían democracia en Venezuela. Pero, ¿¡Cómo?! Los asesinos del pueblo, en Venezuela, usan iconográficamente a Guevara. La justificación del régimen de Maduro, para aferrarse por la fuerza al poder es que fue electo por la mayoría. A los demócratas les basta aquello para cometer crímenes, abusos, atropellos y tropelías. En las tiranías demócratas del siglo XXI las vidas individuales de las personas no valen nada; porque los tiranos cuentan con los votos de las mayorías.
Por eso es que las guerras contra las tiranías no son sólo en las calles. Las guerras contra las tiranías se ganan cuando se ganan las batallas de las ideas. Si la gente cree que un asesino como Guevara es un icono de la libertad; y si la gente cree que la democracia, y no la república, es el antídoto para la tiranía, estamos perdidos.
Con todo y todo, la actividad de SOS Venezuela fue emocionante y conmovedora. Mis respetos para quienes estuvieron ahí. Mis respetos para quienes celebraron actividades parecidas en más de 70 países. Mis respetos para el pueblo de Venezuela y para quienes han perdido la vida en las jornadas violentas de estos días. Mis respetos para quienes están presos y desaparecidos. Mis respetos para sus familias y sus amigos.
Mis respetos para quienes luchan contra las tiranías…pero no para quienes luchan para establecer dictaduras. Mis respetos para los líderes que inspiran para la paz y la libertad; pero no para las dirigencias que usan a la gente para la violencia y para el totalitarismo.