05
Mar 25

Nostalgia de Silverspring

Silverspring es la ciudad donde viví mientras estudiaba en el Phillip Merrill College of Journalism en la University of Maryland entre 1997 y 1998.  Cuando iba y venía a la universidad, o a Washington D. C. utilizaba el metro y la estación de Silverspring era mi estación.  

La foto es de la serie Night Agent y muestra la estación de Silver Spring.

¿A qué viene esto? A que la semana pasada estaba viendo una serie llamada Night Agent y salió la estación de Silverspring y me dió algo de nostalgia. Recordé las docenas de veces que caminé de mi apartamento a la estación y de regreso a lo largo de diez meses.  Me acordé cuando iba y venía del supermercado halando mi carreta con alimentos.  Y me acordé de cómo me gustaba usar el metro. 

Tengo buenísimos recuerdos dell Programa Humphrey, que está diseñado para profesionales jóvenes y/o que están a mitad de sus carreras profesionales, en distintas áreas. La idea es un año de estudios (sin créditos para obtener un grado) a nivel de posgrado y colaborar profesionalmente con contrapartes de los EE. UU.  La parte académica es muy valiosa; pero muy importante es que te facilita una experiencia de vida. En la UMD tuve profesores magníficos, ganadores de premios Pulitzer como Nan Robertson y Bill Eaton. Y otros expertos en sus áreas periodísticas y de comunicaciones.

Mis compañeros de programa fueron: Armindo Chavana, de Mozambique; Evariste Kabore, de Burkina Faso; Sandile Memela, de Sudafrica; Nkechi Nwankwo, de Nigeria.  Chull Lee, de Corea del Sur, Murari Shivakoti, de Nepal y Thiha, de Burma; Oksana Ustyuzhanina, de Ucrania; y María Elena Núñez, de República Dominicana, y Juan Lozano, de México.  Todos con experiencias de vida y profesionales variadas y enriquecedoras.

Yours Truly (en el extremo derecho) con los Humphrey Fellows.

Durante ese año, los únicos días que me quedé encerrado en casa fueron aquellos contados en los que estaba muy cansado para salir.  Fue ese año en el que, como intern en el Cato Institute, hice la primera versión de elcato.org No había un día en el que no hubiera algo que hacer, como visitar algún museo de la Smithsonian Institution, asistir a algún espectáculo, o a conferencias por personajes como Benjamín Netanyahu, Steve Forbes, Bud Grace (el caricaturista de Ernie), Steve Case (de America Online), Lech Walesa, los últimos astronautas en pisar la Luna, el jefe de la agencia espacial rusa,  Vaclav Claus (a quien recientemente saludé en Guatemala) y un par de docenas más de ese nivel.

 


21
Feb 25

Lucy, maestra inolvidable

 

Lucy Martínez-Mont era legendaria cuando yo estudiaba en la universidad. Una vez escuché que en clase había regalado un krugerrand, y los krugerrands eran unas monedas celebérrimas, de una onza troy de oro fino, emitidas por Sudáfrica.

Thor Halvorssen, Armando Valladares, Lucy Martínez-Mont y Yours Truly durante un coloquio en Miami. No recuerdo quién tomó la foto.

¿Vas a creer que, en todo el tiempo que después tuve la dicha de trabajar junto a ella, nunca le pregunté si eso era cierto? Voy a justificar mi descuido por el hecho de que Lucy siempre tenía una conversación magnífica que había que aprovechar con todo.

Lucy era economista y era una economista de verdad, como los que describe Friedrich A. Hayek en El dilema de la especialización. Lucy sabía de historia y de otras ciencias sociales. No era sólo una mujer leída, sino que era una mujer culta y de mundo, que había crecido en un ambiente nutricio para la intelectualidad. Era tan educada que no era pedante por ello, aunque tenía un carácter fuerte, eso sí. ¿Quién, que la conociera, no recuerda a Lucy vivaz y elegante?

Sabía de mi debilidad por la buena comida y la cocina, así que, de cuando en cuando, hablábamos de las delicias de la mesa. Durante un almuerzo en su casa, una vez me mostró su libro de recetas favorito y pasamos un buen rato hojeándolo y comentando. Hablamos de comidas que ya no están de moda y que sería bonito que regresaran. Ahora mismo no recuerdo cuál era su posición con respecto a los áspics, pero hablamos de los áspics.

Para los no iniciados, los áspics son gelatinas saladas, y mis favoritos son uno que es como la bandera de Italia, con colores verde, blanco y rojo, y otro que mi abuela preparaba con camarones y carne de patitas de cerdo. ¡Ah, la próxima vez que prepare uno de esos será para honrar la memoria de Lucy!

Cuando Lucy dirigía el programa Exploraciones de la Libertad —de la Universidad Francisco Marroquín y el Liberty Fund— me invitó varias veces a participar en coloquios. Recuerdo bien uno sobre la obra de John Locke, otro titulado La educación universal, uno más sobre Empires of the Atlantic World, la obra de J. H. Elliot; otro titulado Max Weber: la libertad, el poder y el dominio; otro que llevaba por título La libertad y la autoridad en el pensamiento español; uno más sobre el pensamiento económico de los escolásticos tardíos; uno titulado Los valores de la libertad y otro más sobre libertad, igualdad y redistribución. También en uno sobre el Canal de Panamá, en el que fui observador, no participante. Cuento esto porque, gracias a Lucy, tuve la oportunidad de leer libros fascinantes y de conversar sobre ellos con personajes de gran talla en el mundo hispanohablante.

Lucy era columnista  y siempre me gustaba leer lo que publicaba. En una de mis favoritas, Lucy argumentó que, seguramente, Jesús no era pobre como lo pintan. Y, por supuesto que ofreció argumentos razonables. Por ejemplo, que los soldados se jugaron a los dados la túnica de Jesús, y que eso no hubiera tenido sentido si aquella prenda no hubiera sido de buena calidad. Lucy era creyente, pero era intelectualmente honesta. Cuando falleció su nieto, me partió el alma su tristeza; pero, ni aun en aquellos momentos sombríos, su presencia dejó de ser la de una gigante, a pesar de que era menuda.

Lucy Martínez-Mont tiene un lugar de honor como maestra y como persona. L’chaim, querida y recordada Lucy.

Columna publicada en República


21
Ene 25

Stand by Me, una novedad

 

Mucho antes de que yo supiera que Stand by Me (de Ben E. King) había sido un éxito en 1961, el año en que nací, esa canción ya era una de mis favoritas en todo el universo mundo; y por eso me emocionó la versión de María José.

Ah, me encantaron su voz y la musicalización y el uso que hace de los violines de la versión original. Yo no conocía a María José aunque ella fue miembro de Kabah, los de La calle de las sirenas Esta versión recién la conocí ayer; pero la original la oí en los años 80 por primera vez.

En 2015 la versión original de King fue calificada como cultural, histórica y estéticamente siginficativa por el National Recording Registry de la Biblioteca del Congreso en Washington D. C. y no me sorprende porque la música es tan soberbia, como la letra poderosa.

La primera estrofa dice:

When the night has comeAnd the land is darkAnd the moon is the only light we’ll seeNo, I won’t be afraidOh, I won’t be afraidJust as long as you standStand by me.

Dime si no son hermosas las dos versiones y la letra.


02
Ene 25

Adiós Leo Dan

¡Que difícil fue elegir mis canciones favoritas de Leo Dan!  Es que hay tantas que me traen recuerdos.

Leo Dan en 2014, foto por BrainEduardo, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons.

La más remota es Por un caminito.  Cuando yo era niño veía la serie de Lassie; y en una de tantas Lassie se perdió.  Y por algún motivo que ignoro yo relacionaba Por un caminito yo te fui a buscar…con la desaparición de aquella perra legandaria…y pues yo me ponía muy triste con aquella canción. Recientemente me gustó mucho la versión que cantó con el Grupo Cañaveral.

Allá por 1974 el gobierno impuso la idea de adelantar la hora supuestamente para ahorrar energia.  En estas latitudes la idea es una tontera, pero el punto es que me tocaba bañarme cuando el cielo todavía estaba oscuro y eso nos causaba gracia a los niños.  En ese tiempo yo metía la radio al baño y no había día en que no sonara alguna canción de Leo Dan mientras yo me bañaba.  Una de esas era Siempre estoy pensando en tí. Por cierto que a mi padre no le caía en gracia que metiera radios al baño porque se huedecían con el vapor ya que a mi me gusta bañarme con el agua como para pelar pollos. 

No creo que sea cierto; pero El amor y la felicidad también están en mi lista de favoritas y era infaltable en aquellos baños madrugadores.

En la lista no puede faltar Tu llegaste…

…y tampoco puede estar ausente Cuando un amor se va que cantó con Natalia Jiménez. 

¿Cómo podría dejar afuera Como te extraño mi amor?

Ojos azules, con Amanda Miguel tampoco puede quedar fuera de la lista.

Aaaaaaah, no se va a quedar fuera Fanny, con Kinky. 

Y como soy de mariachis me encanta Con nadie me compares, con Alicia Villareal.

El gran Leo Dan, omnipresente en mi infancia, mi adolescencia y hasta ahora, falleció el 1 de enero del 2024.  Adiós, Leo Dan.


26
Dic 24

Adiós a Dulce

 

Dulce tenía una voz inconfundible y conocí sus canciones en los años 80.  Era una de las cantantes que ansiaba escuchar en la radio, especialmente cuando mis padres me prestaban el carro.

Foto por Maritza Ríos,Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, CC BY 2.0 via Wikimedia Commons.

La de Dulce era bién música de desamor; pero eso no importaba.  La cosa era cantar sus canciones como se cantan las rancheras, o las country. Cantar por cantar con sentimiento.

Vaya uno a saber por qué tengo canciones que me gusta escuchar en el carro, más que en otros contextos.Tengo varias de esas: Careless Whisper, de Wham; Feel, de Robbie Williams; Lemmon Tree, de Fools Garden; y Qué pasará mañana, de José Luis Perales, por ejemplo.

¿Cuáles son mis canciones favoritas de Dulce?

De seguir así

Cara a cara

Echame la culpa a mi

Dulce era genial para transmitir emociones con su voz, su talento y su carácter.

Adiós, Dulce.


05
Dic 24

¿Por qué volver a Interfer?

Esperé mucho la Interfer porque esta fue la primera después de los encierros forzados del 2020. Sí está un poco venida a menos, pero es un paseo agradabilísimo que siempre me trae muchos recuerdos, y en casa nos gusta mucho hacerlo.

La gente se lo pasa tan bién en Interfer.

Cuando era niño, mis padres nos llevaban a la gran feria internacional. Recorríamos los pabellones de los países participantes y veíamos maquinaria, exhibiciones agrícolas, procesos industriales y más. Pero ahora ya nada de eso existe. Recorríamos los bazares atiborrados de gente, pero a los niños no nos importaba con tal de que nos compraran algo… aunque fuera ropa a precios de Interfer. Hacia el mediodía, mis padres -y algunos de sus amigos- nos llevaban a almorzar y ellos se entregaban a los placeres de la tertulia y la cerveza, mientras a los niños se nos soltaba con unos pesos para que nos divirtiéramos. En una de esas expediciones recuerdo que compré una tira de cuero con un colmillo, adorno setentero que colgué en mi cuello. Con mis hermanos también compramos pósteres fosforescentes para pegar en nuestro dormitorio, y mi papá, en esa semana, nos compró una luz negra para que lucieran nuestras compras.

Flautas de Las Flautas, y donas de Dixie Donas me hacen feliz.

Durante mucho tiempo dejé de ir a la Feria Internacional porque dejó de serlo y me engento con facilidad. Sin embargo, todavía es muy alegre ir, y la extrañé mucho durante los cuatro años que no se celebró.  Si visitas este Carpe Diem con frecuencia ya sabes que disfruto mucho las fiestas callejeras, las ferias y otros eventos al aire libre en los que las familias se divierten y la pasan bien. 

Aparte de las flautas y de las donas, ¿sabes qué fue mi favorito en esta ocasión? La amabilidad de los vendedores (ya lo dije antes) y los productos de madera de Petén Ché, que están en la sección de minipyme. Tienen unos bolígrafos preciosos hechos en maderas finas peteneras y unos molcajetes hermosos. Y si vas por ahí, pide que te hagan sonar la rana. La rana de madera es un objeto fascinante, no importa la edad que tengas.

Luces, colores, música y algo de frío.

Por cierto que luego de ir en 2019 escribí: «Fuimos el año pasado y la pasamos rebien; pero como ayer fue viernes, había mucha más gente y más ambiente de feria y de fiesta que el día que fuimos en 2018. El año que viene iremos, seguramente, y de plano iremos en el último viernes porque la pirotecnia estuvo chilera». ¡¿Quién iba a decir que nos iban a encerrar y que no iba a haber feria en cuatro años?! Por eso es que hay que gozar la vida cuando se puede. Porque uno nunca sabe si va a haber otra oportunidad.


02
Dic 24

Bond, papá y el Martini perfecto

 

El Martini fue uno de los primeros tres cócteles que aprendí a hacer cuando era niño, porque mi papá y mi abuela, Frances, eran muy buenos para estos asuntos. El Martini se lo aprendí a mi papá; en tanto que el Bloody Mary y la Margarita se los aprendí de La Abui..

El sábado hubo tarde de martinis en casa.

James Bond toma martinis y los pide shaken, not stirred, y así los preparaba mi papá. Bond lo toma con vodka, pero mi papá y yo preferimos gin. Cuando vivían en Costa Rica, mis padres solían visitar un restaurante que quedaba en la esquina de su casa: la Bastilla; y ahí pedían un par de martinis cada uno, y comían mousse de chocolate con helado de vainilla. Para el terremoto de 1976, que ocurrió a las 3:03 a. m., mis padres se habían ido a acostar después de la medianoche, con un par de martinis entre pecho y espalda, porque una amiga los visitó; de modo que el movimiento telúrico los pilló, pues ya ves, con un par de martinis entre pecho y espalda cada uno. Con todo, manejaron la experiencia de forma impecable con cuatro hijos y dos chuchos.

La receta que preparaba mi padre es: 2 y media onzas de gin, 1 onza de vermú seco, 2 cubos de hielo y dos o tres aceitunas.

El sábado, mi madre y mi hermana llegaron a casa. ¡Fue tarde de martinis! Mi hermana nunca había probado uno y le encantó; en tanto que a mi madre le trajeron muchos recuerdos. Como familia que prepara cócteles unida, permanece unida, la pasamos muy bien. Fue tarde de anécdotas familiares y risas.

Hace años, unos amigos pusieron un restaurante y, un domingo, me pidieron que les platicara algo de bar y cócteles. Para entretenernos, les enseñé a preparar martinis. La hija de uno de ellos, que estaba en la primaria, también participó en ese proceso educacional (porque cocinar y preparar cócteles son gracias sociales). Lo divertido es que, cuando fue al colegio el lunes, en clase les preguntaron qué habían hecho el fin de semana, y ella contestó: Aprendí a hacer martinis. ¡Ojalá que todavía sepa prepararlos!

Hace años fui socio de un bar en La Antigua -el Bar Calisto- y uno de mis socios era italiano. Un día cualquiera me pidió un Martini y siendo yo Figueroa le llevé un cóctel Martini.  Cuando vi su cara de confusión me di cuenta de que él quería un vermú marca Martini, y pues bueno…yo me tomé el cóctel y a él le serví su vermú. 

De los tres cócteles que mencioné, ¿cuál es tu favorito? ¿Martini, Bloody Mary o Margarita?


28
Oct 24

Un desafío de cocina

Encontré esta prueba en Facebook y en inglés, así que la guatemalicé y la hice. Mi resultado fue de 33/40. Si te gusta cocinar, ¿alguna vez has…

  1. Hecho pan desde cero?
  2. Hecho dulce de ayote?
  3. Hecho sopa casera?
  4. Freído pollo?
  5. Hecho salsa de espagueti desde cero?
  6. Hecho rollos de canela caseros?
  7. Horneado un pastel desde cero?
  8. Hecho turrón desde cero?
  9. Asado carne en carbón de leña?
  10. Hecho chili desde cero?
  11. Hecho albondigón?
  12. Hecho ensalada de papas?
  13. Hecho macarrones con queso desde cero?
  14. Hecho un pay desde cero?
  15. Hecho embutidos desde cero?
  16. Hecho fudge?
  17. Hecho galletas desde cero?
  18. Cocinado frijoles desde cero?
  19. Cocinado una olla de cocido?
  20. Hecho pan de maíz desde cero?
  21. Hecho fiambre?
  22. Horneado un pavo entero?
  23. Partido y cocido ejotes?
  24. Hecho puré de papas desde cero?
  25. Preparado una comida para más de 30 personas?
  26. Hecho tortillas caseras?
  27. Hecho panqueques desde cero?
  28. Asado vegetales?
  29. Hecho pasta desde cero?
  30. Hecho tamales desde cero?
  31. Hecho ensalada de atún, o de pollo?
  32. Freído pescado?
  33. Hecho frijoles horneados?
  34. Hecho helado desde cero?
  35. Hecho jalea, o mermelada?
  36. Rallado una naranja, o un limón?
  37. Hecho mole desde cero?
  38. Hecho un omelet?
  39. Hecho pizza casera?
  40. Vivido en una casa sin lavaplatos?

He hecho dulce de güicoy horneado, pero el güicoy no es ayote. También he hecho turrón de 7 minutos, pero no es el turrón tradicional que hacía mi tía abuela, La Mamita, así que no cuenta. Nunca he hecho nada parecido a rollos de canela. Me encantan los emubutidos pero dependo de los de La Puerta del Sol. El pan de maíz solo lo he hecho de caja, así que tampoco cuenta. Creo que nunca he cocinado para más de 25 personas. Sí participé en una tamaleada, pero como ayudante del ayudante.


20
Oct 24

Spaghetti, anacates y Rosa

 

Spaghetti hechos en casa, con salsa de anacates y ensalada Rosa Méndez fue el almuerzo del viernes pasado.

Spaghetti con anacates y ensaldada Rosa Méndez.

Hicimos esas delicias para celebrar la vida y porque vinieron a casa tres amigas queridas. Siento el final de la temporada de anacates y habiendo conseguido unos especialmente frescos aquella era la mejor elección para el almuerzo; y…por supuesto…acompañados por la deliciosísima ensalada Rosa Méndez que prepara Raúl con aderezo de semillas y chocolate. La ensalada lleva aquel nombre por una señora que trabajó con nosotros y nos pareció divertido. El uso de epónimos es una práctica que me divierte y cuanto tuve un restaurante en La Antigua…llamado Luna Llena…en el menú tenía un sándwich Edgar Pérez, en homenaje a aquel antigüeño distinguido. 

Para spaghetti, la salsa de anacates que preparamos en casa debe enfocarse en resaltar el sabor y la textura de aquellos hongos (en vez de opacarlos) de modo que la preparamos con mantequilla, cebolla blanca, los hongos, sal, pimienta y perejil, para espesarla ligeramente con maicena.  Es la receta de la casa de mi abuela Frances, y la de mis padres. 

Desde que era niño siempre me han gustado mucho los anacates y en casa los comemos con frijoles colorados, en pizza y con crema.  Una vez los probé en pulique y también son bien ricos así.  


08
Sep 24

El Pistolón

 

El Pistolón era una armería que quedaban justo atrás del Mercado Central y tenía un mural fascinante de un vaquero apuntando con su arma. El cuadro estaba pintado de tal manera que -por la perspectiva- parecía que el pistolero siemrpe te estaba apuntando.

Armería El Pistolón. Se ven la pistola arriba, y el mural a mano izquierda. La foto la tomé de Cultura Histórica de Guatemala.

Cuándo íbamos al mercado con mi madre, o mi abuela (porque mi padre prefería La Placita), no era raro que el carro fuera estacionado cerca de El Pistolón y a los niños nos fascinaba pasar frente a ese lugar y ver cómo nos apuntaba el vaquero con su arma. Para nosotros era un misterio y nunca dejaba de maravillarnos.

El almacen se hallaba en la quinta calle entre novena y décima avenida de la zona 1 y arriba del mural había una enorme pistola que también llamaba muchísimo la atención de grandes y chicos. ¿Quién se acuerda de ese ugar icónico?

La historia de ese almacén de grata recordación la puedes leer aquí; y si quieres conocer sobre otros íconos publicitarios de hace añales, haz clic aquí.