El cocido que hubo hoy en casa merece ovación de pie. En esta ocasión el caldo fue entomatado y el arroz fue preparado con cebolla y ajos fritos, y mantequilla. Eso elevó el nivel que ya de por sí parecía insuperable. ¡Beso las manos que hacen posible esto!
A mí me gusta comer las carnes y las verduras separadas del caldo, y me gusta que el caldo tenga, además del arroz, buenos trozos de aguacate. Los chiltepes macerados con culantro y naranja agria fueron el complemento perfecto para terminar de sazonar el caldo.
De las verduras, mis favoritas siempre son los güicoyes sazones, las yucas, las papas, los peruleros y las zanahorias. Y también el elote. La carne me gusta que tenga gotitas del juguito de los chiltepes.
¡Como me gozo el cocido y otros caldos en estos días de frío, neblina y lluvias!
El cocido chapín es un plato colorido, variado en sabores y texturas, y que a mí siempre me causa alegría. En casa de mis padres solía ocurrir que, cuando almorzábamos cocido, en la noche cenábamos algo que llamaban fritanga, que era las carnes y vergetales que sobraban del cocido cortadas en cubitos pequeños, mezcladas con arroz y fritas. Aaaaaaaaaah, que delicia es eso. Cuenta mi madre que en la casa de su abuela todos los días había cocido…más el almuerzo que siempre era algo variado. ¿Puedes imaginarte semejantes comilonas todos los días?
El cocido chapín es pariente de la olla poderida española y con el pot-au-feu francés.