Billete lindo, valor perdido

 

El 7 de julio de 1906 hubo una audiencia de remate por $1317 —más costas e intereses— en un proceso que siguió mi tatarabuela Jesús Ubico de Chacón contra Francisco Frías Fernández.

La nota que involucra a mi tatarabuela ilustra la pérdida de valor del quetzal.

El remate consistió en la subasta pública de dos casas, las números 26A y 26B, ubicadas en la 12 calle oriente de la ciudad de Guatemala. Para referencia, la 12 calle de la actual zona 1 es donde se ubica el Arco de Correos. Ambas casas estaban valuadas en $10,000.

En 1906, el peso era la moneda de curso legal en Guatemala, utilizada desde 1859 hasta 1925, cuando fue reemplazada por el quetzal. Durante este período, el peso guatemalteco estaba vinculado al sistema monetario internacional, inicialmente al franco francés (1870-1895) a una tasa de 1 peso = 5 francos; pero, tras la suspensión de la convertibilidad en 1895, su valor comenzó a devaluarse debido a la emisión de moneda fiduciaria sin respaldo.

En 1906, el peso guatemalteco ya no estaba respaldado por un patrón oro o plata de manera estricta, y su valor estaba influenciado por la inflación y las políticas monetarias del gobierno de Manuel Estrada Cabrera. Durante este período, la economía guatemalteca sufrió alta inflación debido a la emisión excesiva de billetes por parte de bancos privados, lo que depreció el peso.

Según Grok, $1017 pesos guatemaltecos de 1906 equivalen aproximadamente a Q21.95 de 1925; o sea, Q1273 quetzales de 2025, ajustados por la inflación estimada. ¿Ves cómo ha perdido valor el quetzal en los 100 años de su historia? Esto se me ocurrió porque el Banco de Guatemala está celebrando que el billete de Q1 fue reconocido por su diseño conmemorativo y sus características de seguridad. Lo cual me pareció chulo porque mi padre vendía papel de seguridad para bonos, acciones, timbres, sellos y billetes. También porque el banco central hubiera sido mejor que celebrara el valor del quetzal, en vez del papel, la cinta, el sistema de impresión y la cinta plástica en una promesa en papel que se ha devaluado considerablemente.

Mientras el Banco de Guatemala festeja el diseño de un billete, el verdadero desafío es recuperar la confianza en una moneda que pierde valor frente a la inflación y las promesas vacías. ¡Es hora de valorar el poder adquisitivo, no solo el papel!

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista. 

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