Para mantener el dólar política y artificialmente caro, las autoridades del Banco de Guatemala ¡han comprado US$ 282 millones en casi tres meses!
Así, quienes dirigen la política cambiaria han mantenido el precio de la divisa estadounidense, en términos de quetzales, US$1 por Q7.40.
Con esa política, por supuesto que benefician directamente a los exportadores, en perjuicio de quienes usan combustibles como gasolinas y diesel; de quienes importan maquinaria para producir; de quienes compran medicinas y equipo médico en el exterior; de quienes necesitan vehículos para transportar personas, o mercaderías; de quienes amortizan sus viviendas en dólares, y de cualquiera que tenga que comprar aquellas divisas para cumplir obligaciones.
Los partidarios del quetzal débil frente al dólar fuerte, dirán que aquellas intervenciones son normales porque ocurren dentro de las bandas de blá, blá, blá…pero lo cierto es que es -por donde se la mire- una intervención política y artificiosa que impide que el dólar tenga un precio real; y por lo tanto, una política que altera la economía en beneficio de unos, y en perjuicio de otros, al margen del mercado.