25
Dic 16

Adios a George Michael

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¿Recuerdas cuando empezaste a manejar y no desperdiciabas oportunidad alguna para ponerte al volante?  Yo incluso hacía mandados con tal de tener el auto para mí y aprovecharlo para mis propósitos particulares.  Y si encima  en la radio sonaba Careless Whispers se me hacía el día.

George Michael, que entonces formaba parte del duo Wham! murió hoy y el mundo perdió a uno de los grandes músicos pop del siglo XX.  I Want your Sex fue un éxito audaz en 1987 y  sus álbumes Older y Songs from the Last Century me acompañaron durante finales de los años 90 y principios de los años 2000.

En cierto modo, George Michael -por su adicción a las drogas- fue una víctima de la guerra perdida contra las drogas.


25
Dic 16

El “cueterío” de anoche

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¡La madre del cordero!, ¿peroetoquee, illo?, dijo mi cuate, Manuel, cuando vio el vídeo de la cohetería en la ciudad de Guatemala con ocasión de la noche de anoche.

Una vez leí que alguien le llevó unos indígenas a Fernando VII y temprano, en la mañana, el rey felón les preguntó a los visitantes que, qué estarán haciendo sus coterráneos a esa hora, y los indígenas contestaron: Quemando “cuetes”. El monarca hizo la misma pregunta al medio día y obtuvo la misma respuesta.  Al anochecer, el rey volvió a preguntar y la respuesta fue Quemando “cuetes”.  Cierta, o no esa anécdota, lo cierto es que a los chapines nos encanta quemar pólvora, y que no hay fiesta chapina que se respete sin fuegos artificiales y petardos.

La cohetería de la Nochebuena chapina nunca deja de maravillarme.  Toda la noche, desde que oscurece, la ciudad se ilumina con fuegos artificiales aquí y allá; pero a la media noche los fuegos y las luces alcanzan intensidades formidables.  En toda la ciudad de Guatemala -y supongo que también en otras poblaciones- los juegos pirotécnicos nos fascinan a quienes tenemos la dicha de disfrutar sus formas ingeniosas y sus colores.

En la antigüedad el solsticio de invierno se celebraba porque a partir de ese momento las noches empezaban a hacerse más cortas y volvía la luz.  Por eso es muy apropiado que el fin del 24 de diciembre sea celebrado con luces y fuegos festivos. Que vuelva la luz!…y que los encuentre a ti, a tu familia y a tus amigos rodeados de amor y de paz.

Los chapines tenemos la costumbre de quemar pólvora en grande el 24 a la media noche, el 25 a las doce del día y de nuevo a las seis de la tarde.


25
Dic 16

¡Benditas las manos que hacen tamales!

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Escucha el podcast aquí.

¡Benditas las manos que preparan los tamales!…todos los tamales.  ¡Bendito el trabajo productivo que nos permite disfrutarlos! y ¡Benditos mis padres que me ensañaron a gozarlos!

Si visitas este este espacio desde hace algún tiempo habrás notado que es una tradición de mi casa que desayunemos tamales en este día: un negro y un colorado; y sabrás que en Guatemala, las fiestas de fin de año no pueden prescindir de tamales, pólvora, manzanillas y pinabetes.

¡Gozo tanto cuando corto el cibaque y abro las hojas de maxán y de sal para encontrarme con los colores brillantes de estas delicias de la cocina guatemalteca!  Al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por una montaña rusa de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando la masa gentil y el recado vivo y profundo llegan a mi paladar.

Tengo la dicha de recordar los tamales de mi bisabuela, Mami y los de mi tia Baby.  Y los de mi tía abuela, La mamita,  que nos hacía tamales pequeños para los niños.  Cuando éramos chicos no dejaban que comiéramos la carne de cerdo que venía en los tamales comprados; y una noche, cuando me sirvieron mi tamal, retiré la carne.  Mi madre, al verme me dijo que podía comer esa carne porque esos tamales eran hechos por mi bisabuela.  Y los tamalitos de La Mamita, los recuerdo pequeños, como de 2×2 pulgadas, perfectamente doblados y amarrados.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son -principalmente- colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y aceitunas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate, almendras ciruelas pasas, pasas y anís. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo…e incluso de res.   Eso sí a mí me gustan más los de marrano, y los de pato.  En ciertas regiones -especialmente en la Costa Sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole.

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de Occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de maxán en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las almendras así como las ciruelas, las pasas y el marrano.

La gracia de los tamales no está sólo en la masa y en el recado, sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentidos.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado elegante y apropiadamente pierde algo de su encanto.  A mí, por cierto, me gustan más grandes que pequeños, y me gusta que la masa no sea muy espesa.

Hacer tamales es algo muy elaborado.    Hay que lavar y asar las hojas.  La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con mucho talento.  El año pasado, gracias a mis amigos (y primos) Carol y Manolo, participé en una tamaleada; y fue una experiencia atesorable.

Desde mediados de los años 80, en casa comemos los de doña Estelita de Alburéz que son basados en  la receta de su madre en San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo.  Son los mejores tamales de todo el universo-mundo. El teléfono de doña Estelita  es 2474-0260.


24
Dic 16

Victoria pírrica contra hidroeléctrica

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Como una victoria del pueblo celebraron grupos de personas en Barillas, Huehuetenango, el cierre de la hidroeléctrica Canbalam, de la empresa Hidro Santa Cruz.*

Esa supuesta victoria es una victoria pírrica; y para quienes encuentran novedoso ese concepto, una victoria pírrica es aquella que se consigue con muchas pérdidas de parte del bando aparentemente ganador hasta el punto de que tal victoria puede resultar desfavorable para dicho bando.

A la dirigencia popular que animó a la violencia contra Canbalam le importan poco los efectos en el mediano y en el largo plazo de su oposición a las hidroeléctricas; pero, ¿y a la gente?

¿Qué pasará cuando haya apagones de 8 horas en el país como ya nos hubo en los años 90?  ¿Qué pasará cuando las tarifas suban porque haya que contratar fuentes de energía eléctrica, de emergencia? No sólo para enfriarles sus cervezas a aquellos dirigentes; sino para que funcionen los quirófanos y las incubadoras en los hospitales, entre otras cosas importantes.  ¿Dónde van a ver su Mundial de fútbol cuando no haya luz para sus televisores? ¿Dónde van a trabajar cuando no haya energía para establecer nuevas empresas?

Alguien, como Pirro de Epiro, se dará cuenta de que la victoria del pueblo  (que no es más que una victoria ideológica perversa) tendrá costos en vidas humanas.

*La noticia está en Prensa Libre de hoy, página 25; pero no la encontré en la Web.

 


23
Dic 16

Los pactos de apaciguamiento

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Para cuando cayó el muro de Berlín se hizo evidente que el socialismo real no sólo era moral y económicamente insostenible; sino que era políticamente insostenible.  Y para entonces, el enfrentamiento armado interno en Guatemala–ocasionado por admiradores de la URSS, de Cuba y de otros regímenes totalitarios– ya tenía 28 años de estar desangrando al país. Para cuando colapsó la URSS ya no había quien sostuviera ni al régimen de los Castro, ni a las guerrillas que inspiraba. Y en ese ambiente, cinco años después, la guerrilla guatemalteca recibió un puente de plata para concluir, con dignidad, la guerra que habían iniciado y perdido.

Los pactos de apaciguamiento de 1996 les lavaron la cara a los que durante 36 años asesinaron, secuestraron, extorsionaron y vejaron a miles de guatemaltecos con el propósito de establecer la dictadura del proletariado. Les ahorraron la humillación de una merecida derrota social y militar y les consiguieron espacios clave en la maquinaria política y burocrática del país como premio y como plataforma para la siguiente etapa del enfrentamiento.

¿Y qué pasó con los vencedores del enfrentamiento? ¿Qué pasó con los que, en cumplimiento de su mandato constitucional se vieron obligados a combatir a la guerrilla? A ellos les fue servido el inmerecido plato amargo de la humillación y la ignominia.

Hay por ahí unas vallas conmemorativas de los pactos de apaciguamiento que dicen que las guerras son inútiles. Pero…¿la guerra hubiera sido inútil para la URNG si sus dirigentes hubieran alcanzado el poder y se hubieran convertido en los Ortega, los Chávez, o los Castro de esta tierra?  ¿Fue inútil hacerles frente a los aprendices de dictadores, totalitarios aspiracionales que querían hacer de Guatemala un infierno socialista?  La guerra es espantosa, es el peor enemigo de la libertad y debe ser evitada a no ser que, como dice el himno nacional de Guatemala: Tu pueblo con ánima fiera, antes muerto que esclavo será.  En estas fiestas de fin de año recordemos a los héroes que –con su sangre, o ahora en prisión– evitaron que creciéramos bajo regímenes criminales como los de Cuba y Venezuela.

Columna publicada en elPeriódico.


22
Dic 16

Con tamales ya es fiesta

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¡Colorados y negros! ¡Ya vinieron los tamales!  No hay fiestas de fin de año chapinas sin tamales, como no la hay sin cuetes, sin pinabetes y manzanillas, y sin abrazos fuertes.

A mí me gustan de marrano, colorados y negros.  Gracias a mis amigos (y primos) Carol y Manolo, ya participé en una tamaleada; y mis primeros recuerdos de tamales se remontan a cuando yo era muy niño, a principios de los años 60.

Recuerdo bien los tamales pequeñísimos -para niños- que nos hacía mi tía abuela, La Mamita; recuerdo bien los tamales galanes de mi bisabuela, Mami.  Recuerdo los deliciosos de mi tía Baby, los riquísimos que le compraba a una viejita allá por Gerona y me encantan los colorados de Las Cabrera.  Y celebro los que ahora me hacen feliz como una perdiz en estas fiestas: los doña Estelita de Alburez que son inspirados en la receta antigua de su madre en San Martín Jilotepeque.  El teléfono de doña Estelita  es 2474-0260…por si se te antojan.


22
Dic 16

La impunidad de Christine Lagarde

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Si el CEO de una empresa, de un banco, o de un fondo de inversiones privado despilfarrara 400 millones de euros, ¿qué pasaría judicialmente y mediáticamente?  Voy a aventurarme a decir que sería condenado con dureza, con mucha dureza, y sería mediáticamente expuesto enchachado, cuando no sería mediáticamente linchado.  Pero…¿qué pasa cuando una burócrata internacional -sobre todo si es mujer- es hallada culpable de negligencia en un importante desvío de dinero de los tributarios franceses?  Es declarada culpable; pero no se le aplica una pena y su condena no tendrá mención alguna en su registro penal.  Además, el Fondo Monetario Internacional, organismo que Christine Legarde dirige ahora, le dio una licencia ; y no hubo necesidad de que estuviera presente en la lectura de la decisión judicial.

No digo que los estafadores del sector privado no deben ser perseguidos y procesados, o que no deban ser expuesto (¡Claro que sí!); pero ¿no te parece evidente que hay una diferencia de trato cuando se trata de burócratas y políticos?

Estas cosas lo ponen a pensar a uno.  En Guatemala, ¿cuántos casos de corrupción de funcionarios estarán vigentes el año que viene y cuántos no?  ¿Cuántas condenas terminarán en burlas a la justicia?  ¿Cuántos de los que están presos actualmente no deberían estar ahí?

Foto por World Economic Forum from Cologny, Switzerland (World Economic Forum Annual Meeting Davos 2007) [ CC BY-SA 2.0


21
Dic 16

Mira en lo que para tu trabajo

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Este año, los pipoldermos tomaron de los tributarios Q6 mil millones que no pudieron, o no quisieron ejecutar.  En todo caso es dinero que les quitaron de más y que sus legítimos propietarios no pudieron usar para sus necesidades.

Eso quiere decir que no deberían haber pedido ese dinero y que -en justicia- debería seer devuelto a quienes trabajaron para producirlo.  Eso quiere decir que no lo necesitaban y que lo pidieron de más.  Eso quiere decir que es injustificable que el año entrante les pidan más dinero a los tributarios.

Esos burócratas cuyos sueldos y pactos colectivos tanto les cuestan a los que trabajan para pagar impuestos son incapaces de ejecutar bien el dinero que les quitan a los tributarios.

…y tu…¿todavía permites que te llamen contribuyente?

La ilustración es de Prensa Libre.


20
Dic 16

Merlí, educación y filosofía

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Si crees que la educación es importante; pero no cualquier educación.  Si entiendes la importancia de la filosofía y respetas a pensadores grandes como Aristóteles y Nietzsche.  Si eres educador y cuando estás en clase te apasionas y no crees que los estudiantes son el enemigo, te va a atrapar la serie Merlí, de Netfllix.

Merlí o Merlín es profesor de filosofía en una escuela estatal secundaria y enseña de manera original. Desde la perspectiva de distintos filósofos, uno en cada capítulo, aborda con sus y estudiantes de su clase, que incluye a su propio hijo, los grandes temas de la filosofía como ¿Quién soy? ¿Dónde estoy? y ¿Cómo lo se?, al mismo tiempo que los temas cotidianos que son propios de los adolescentes, sus familias y sus maestros.

Por supuesto que Merlí es mi personaje favorito; pero a su madre, Carmina Calduch, hay que ponerle atención.

Hubo un capítulo en el que Merlí aborda -con sus estudiantes- los temas de la benevolencia, el mercantilismo y el estado.   Estuvo a punto de perderme porque superficialmente parecía que se aproximaba a esos temas de una forma irresponsable y ligera, como suele ocurrir en series de televisión…pero Merlí es Merlí y –all things cosidered– la serie se rescata lo suficiente como para discutir inteligentemente cómo aborda aquellos temas.

…y mira como son las cosas, ayer me topé con cerveza Estrella, de Barcelona, que tiene un pequeño rol en la serie.  Un papel insignificante; pero me acordé de mi maestro Joe Keckeissen, que solía llevarnos al Pecos Bill a discutir mientras bebíamos cervezas.


19
Dic 16

El Mirador no deja de sorpender

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Inmensas pirámides, calzadas, plazas, terrazas, muros y diques; carreteras que unen ciudades como El Mirador, Tintal y otras fueron reveladas por medio de un escaneo y radar láser que lo deja a uno papo.  Es admirable lo que consiguieron los mayas en un ambiente tan hostil, sin metales duros, sin ruedas, sin bestias de carga, y sin fuentes de agua.  Tanta grandeza colapsada debería recordarnos los daños que la mala filosofía y la mala economía le pueden hacer a una civilización.

Recorrí el sak´be o camino blanco -una calzada que une Tintal y El Mirador- en diciembre de 2005 y desde entonces me maravillo con todo lo que tiene que ver con el reino Kan. Dormí en Tintal y en El Mirador bajo las estrellas y las copas de los árboles, mojado hasta el tuétano en una de las noches.

Este es un enlace al relato de esa aventura:

El aroma a copal inundó el aire, y desde lo más alto de la pirámide El Tigre, mis amigos y yo observamos el ocaso. A nuestros pies estaba ese inmenso mar verde que es la selva. Nos llevó dos días y tantito atravesarla, pero ahí estábamos al fin, en la cuna de la civilización maya: la ciudad colosal de El Mirador.
 
Allá arriba, emborrachado por la luz, los aromas y los colores, uno no puede sino pensar en las personas que construyeron ciudades y calzadas a lo largo y lo ancho de esa jungla. Frente a nosotros estaba la La Danta, una mole increíble que mide 10 metros más que el templo IV de Tikal y cuya base ocupa el área de tres estadios de fútbol. La ciudad es inmensa, ¡y es unos 800 años más antigua que Tikal!
En toda la cuenca de El Mirador hay unas 26 ciudades grandes; y en nuestra jornada a través de la selva visitamos: La Florida, El Tintal y La Muerta. No es fácil llegar a El Mirador; pero el duro viaje hacia esa ciudad formidable es el vivo ejemplo de cuando el camino vale tanto como el destino. Auxiliados por Billy Cruz, de Petén, mis amigos Silvia, Inés, Antonio y Raúl, así como mi sobrino Alejandro, y yo, emprendimos la aventura el 17 de diciembre pasado. Ale de 12 años, y yo, fuimos a lomo de macho; pero los demás caminaron por bosques interminables y por bajos intimidantes a través de humedales enormes.
 
A veces el agua fangosa les llegaba arriba de la cintura, yo me caí cuatro veces de mi Rucio, y el Ale quedó colgando de un árbol en una ocasión. Tras horas de montar, más de una vez reviví mi pierna entumecida poniéndole una cruz de saliva, según la costumbre local. Y entendí lo que es ser terco como una mula. Vimos cualquier cantidad de orquídeas, aunque muy pocas en flor; extrajimos copal del árbol que lo produce. Conocimos el chicle. Vimos aves hermosas y el cielo más estrellado que uno pueda imaginar.
 
Pero aquello es la selva, y no hay que olvidarlo. Vimos huellas de jaguar y escuchamos sus rugidos, junto a los de los monos aulladores. Dormimos en campamentos en los que el olor a serpiente era perturbador. A mi sobrino se le metió una tarántula en el zapato y le apareció otra en su carpa. Y tuvimos que esquivar ejércitos de hormigas feroces, algunas de ellas muy olorosas. Dormíamos como tiernos, aunque una noche se inundó el campamento y tuvimos que pasarla entre el agua. Una culebra zumbadora se atravesó en el camino y yo regresé con dos garrapatas conchudas, mostacilla y docenas de piquetes.
El viaje a El Mirador fue toda una aventura, hecha más inolvidable gracias a los cuidados y a la extraordinaria habilidad de nuestro guía Henry Darwin; y gracias a la cocinera, Gladys. Por ella teníamos tortillas del comal y panqueques en plena selva. También por el asistente, Wilmer, y por los arrieros Manuel y Rudy que cargaban las 12 acémilas y montaban los campamentos con eficiencia.
 
Mi corazón se aceleraba cuando entrábamos a algún sitio, cuando mirábamos algún montículo, y más, cuando llegamos a El Mirador. A lo largo de la jornada uno puede llegar a experimentar algo de lo que sentían los primeros exploradores de esas regiones en el siglo XIX. Yo pensaba mucho en Stephens y Caterwood, así como en los Maudslay, y también en mi amiga Mayra, que hace años estuvo perdida en la selva durante dos noches.
En febrero de 2003, en el Museo Popol Vuh, tuve la suerte de conocer a Richard Hansen, el arqueólogo que está a cargo del proyecto de la cuenca de El Mirador. Y en esa ocasión quedé admirado del trabajo que está haciendo. Y desde entonces que tenía ganas de viajar hacia allá. A diferencia de otros sitios desarrollados, El Mirador todavía es un mundo perdido, ¡de verdad! y lleno de tumbas sin abrir. En él, uno no encuentra montones de turistas, ni mucha basura; y entra en contacto extremo con uno mismo, con la naturaleza y con grandes obras del genio humano. Por eso, la visita a aquella ciudad preclásica y los cinco días que pasamos en la jungla, fueron una experiencia física y psicológica inolvidable que enriqueció nuestras vidas.
La foto es de nuestro campamento en Tintal.