29
Sep 08

No hubo rescate…Una lección

Ahora que el Congreso de los Estados Unidos de América rechazó el plan de rescate financiero del Secretario del Tesoro, Henry Paulson, me he acordado de un importante episodio en la Historia de la Revolución Americana.

Durante el debate de la Asamblea de Carolina del Norte, mientras se discutía si se deberían, o no tributos para financiar la Guerra de Independencia, también se discutió el principio de No taxation without representation, uno de los temas principales que inspiran aquella Revolución.

Del funcionamiento de aquel principio pivotal hemos visto hoy un importante ejemplo: En los EUA, los políticos no pudieron, de un plumazo, asignar $700 mil millones para el pretendido rescate financiero. La desafortunada iniciativa -que talvez sea aprobada, luego- ha sido rechazada en primera instancia; y los políticos y los empresaurios que esperan que se haga realidad, tendrán que sudarla y empujarla.

Es bueno que así sea; primero por respeto a un principio importante, y luego, porque lo ideal es que aprendamos de lo errores. Y para eso, esta cita de Ludwig von Mises es una buena vía para empezar:

La expansión crediticia es obra del gobierno. Esa expansión crediticia es el arma principal con que los gobernantes cuentan en su lucha contra el mercado. Les permite conjurar aparentemente la escasez de capital y reducir el interés. Sobre esta base financian la máxima prodigalidad en el gasto público, alimentan euforias alcistas aparentemente inacabables y, según dicen, hacen próspero a todo el mundo…Pero, en definitiva, la expansión crediticia empobrece a la gente.

Esta cita, que parece mandada a hacer ad hoc, para los tiempos en que vivimos, es de La acción humana…que es una obra de


20
Jun 08

¿Conoce, usted, la Teoría General de la Acción Humana?

El doctor Julio César De León Barbero, habla acerca de la importancia de la Escuela Austríaca de Economía que coloca al ser humano como centro y fundamento de la sociedad para explicar los fenómenos económicos.

Esta conversación se desarrolla en el marco de la celebración del 126 aniversario del nacimiento de Ludwig von Mises.

Los clásicos anteponían el valor mercantil de los bienes sin tomar en consideración los valores personales. La matemática y la estadística son instrumentos con grandes limitaciones para desarrollar la teoría económica. La importancia de la obra de Mises, para Occidente, es el desarrollo de la Teoría General de la Acción Humana.


06
Mar 08

No, a la guerra

¿Quién, con dos dedos de frente, puede querer una guerra? La guerra “es destructora y aniquiladora…es un mal que perjudica a todos, al vencedor y al derrotado”, observó sabiamente Ludwig von Mises en Nation, State and Economy. Y en The Economics of War, advierte que la guerra “es terriblemente cruel; no perdona a los infantes ni a la mujer gestante; no discrimina en cuanto a matar y destruir. No respeta los derechos de los neutrales. Millones de personas son muertas, sometidas a esclavitud, expulsadas de los países donde nacieron y vivieron sus antepasados durante siglos. Nadie puede predecir que pasará en el próximo capítulo de esa lucha interminable”.

Yo sugiero que el conflicto que se gesta en Suramérica debe ser separado de los contextos nacionales. Como veo las cosas, aquel no es un enfrentamiento entre Colombia y Ecuador, con la participación entusiasta de Venezuela. Ni es uno entre colombianos, ecuatorianos y venezolanos. Una dimensión más amplia y profunda lleva a pensar que este es un encontronazo más entre las pretensiones de dictadura y el estado de derecho; entre el terrorismo y el derecho. Entre Correa-Chávez-Marulanda, y la gente decente.

Va a ser un error tremendo si el conflicto es analizado y entendido a niveles nacionales, sin tomar en cuenta los detalles y matices que sí importan. Si es malo que un ejercito penetre en territorio ajeno sin permiso, es inmensamente inmoral que un estado le de protección y resguardo a bandas de narcoterroristas, como son las FARC.

Por supuesto que no estoy a favor del pacifismo abúlico que permite la abundancia de tiranos y dictadores; pero la guerra debe ser evitada hasta el último momento, sobre todo cuando no es para defender la libertad y sólo podría servir para favorecer la megalomanía de gente como Hugo Chávez, o Rafael Correa.


20
Oct 07

La legislación da risa

Según el amansaburros de la Real Academia Española, optar quiere decir “entrar en la dignidad, empleo u otra cosa a la que se tiene derecho”.

Cuento esto porque en esta semana se conoció que el Tribunal Supremo Electoral no quiere hacer la revisión de las solvencias por juicios de cuentas de quienes alcanzaron puestos de elección popular en las elecciones de septiembre pasado.

Oscar Bolaños, presidente del TSE, dijo que ese tribunal no exigirá aquella certificación como condición para la entrega de credenciales a los que ocuparán diputaciones, o corporaciones municipales. Resulta que el Tribunal les permitió a los candidatos inscribirse para participar por un puesto de elección popular sin presentar la constancia de solvencia para ahorrar tiempo en los trámites.

Todo esto viene a cuenta porque la Ley de Probidad dice que no podrán optar a ningún cargo o empleo público quienes habiendo recaudado, custodiado o administrado bienes del Estado, no tengan su constancia de solvencia o finiquito de la institución en la cual prestó sus servicios y de la Contraloría General de Cuentas; y resulta que hay diputados y alcaldes electos que no cuentan con aquella constancia.

Como veo la cosa es que un ciudadano puede entrar en la dignidad congresil o municipal a la que tiene derecho, sólo después de ser electo. Es decir, posteriormente a los comicios. Nadie puede tener derecho a la dignidad de diputado, o de alcalde, sin haber sido electo antes. La elección es la que le da el derecho.

A no ser, claro, que uno se refiera a los tradicionales derechos a elegir y ser electo; facultades ciudadanas que son preexistentes a cualquier acto electoral.

La Corte de Constitucionalidad ya expresó que la opción, o acto de optar se materializa al aceptar la proclamación y se formaliza al solicitarse la inscripción como candidato, y no solamente si se alcanza la mayoría necesaria para optar a ser declarado electo. Empero, esto tendría sentido si el Diccionario de la Lengua Española no dijera que optar quiere decir entrar en la dignidad, empleo u otra cosa a la que se tiene derecho. Y un diputado, o un alcalde electos sólo tienen derecho a su dignidad como tales, después de ganar las elecciones. No antes, ni por sólo el acto de estar debidamente inscrito.

En su acepción filosófica, el tiempo no puede ser más que pasado o futuro; sin embargo, cuando lo que estudiamos es la acción humana, Ludwig von Mises nos explica que “entre el pasado y el futuro se extiende un presente amplio y real. La acción humana se halla en el presente porque utiliza ese instante donde se encarna su realidad. El presente comprende todo aquel pasado que todavía conserva actualidad, es decir idoneidad para la acción…las actuaciones se suceden invariablemente unas a otras. Nunca pueden realizarse en el mismo instante: pueden sucederse con mayor o menor rapidez, pero eso es todo. Hay acciones, desde luego, que pueden servir al mismo tiempo a varios fines; pero sería erróneo deducir de ello la coincidencia temporal de acciones distintas”.

¿Saben qué me da risa? Que discutimos aquellas complejidades jurídicas, mientras que la Ley de Probidad dice que no podrá optar al desempaño de cargo o empleo público quien no demuestre fehacientemente los méritos de capacidad, idoneidad y honradez. ¿Supo, usted, alguna vez, quiénes eran los candidatos a diputados por los cuales votó? ¿Supo, alguna vez, si eran capaces, idóneos y honrados? ¿O por lo menos si reunían dos de esas tres? ¡Nah!

Una vez más, se comprueba que el sistema es un fracaso; y que, en Guatemala, dependemos de la calidad de las personas para que funcionen nuestras organizaciones gubernamentales. Las normas no se cumplen porque son absurdas; y porque no hay quien tenga autoridad alguna para hacer cumplir las leyes que si vale la pena hacer que se cumplan.

Publicada en el diario Prensa Libre el sábado 20 de octubre de 2007


09
Jun 07

¿Es, o se hace?

La portada de Nuestro Diario, el lunes pasado, me dio rabia y me conmovió intensamente. Ahí estaban Carla López y su hijito de cómo un año de edad, llorando amargamente porque José Rodríguez, marido de ella y padre de él, había sido asesinado cuando manejaba un bus urbano.

Con una crudeza triste, la foto refleja el desconsuelo y el dolor que debe haber sentido aquella familia destruida. Sepa usted que 61 pilotos de buses han sido asesinados en lo que va del año; y que 52 corrieron igual suerte en 2006. Los pilotos suelen ser víctimas de pandilleros que los extorsionan y que, cuando no reciben sus exigencias, proceden a asesinar a los conductores de buses.

Viajar en camioneta es una de las aventuras más peligrosas en la ciudad de Guatemala; y, ¿sabe usted qué se le ocurrió al presidente Oscar Berger, el miércoles pasado? Que ante el incremento de los precios de los combustibles la gente viaje en transporte urbano. El buen hombre dijo eso luego de admitir que la criminalidad había rebasado al poder de las autoridades hasta el punto de ser incontrolable.

Berger (que parece ser, o que se hace) se excusa diciendo que la inseguridad “no afecta sólo a Guatemala, sino que es generalizada en Latinoamérica, debido a la presencia del crimen organizado, narcotráfico y pandillas”. Y uno supone, en esa lógica, que la delincuencia se acabará cuando el crimen organizado, el narcotráfico y las pandillas desaparezcan, se muden a otro lado, opten por ya no seguir cometiendo delitos, o qué se yo.

¡Pero usted sabe que eso no va a pasar!; y sabe que es deber del estado garantizarnos la vida, la libertad, la justicia, la seguridad y la paz. Sabe que la precisa misión del estado es salvaguardar la propiedad, la libertad y la convivencia pacífica. Sabe que “tiene que haber una institución investida de poder suficiente como para controlar a los que no se muestran dispuestos a respetar la vida, la salud, la libertad y la propiedad de los demás, pugnando contra la propia existencia de la convivencia social”, tal y como lo explica Ludwig von Mises.

Por eso es que el dolor de la señora López y de su hijo me hace hervir la sangre. Porque tenemos una administración costosísima que incumple descaradamente con su más elemental razón de ser; y porque tenemos ciudadanos y tributarios que son indiferentes a los comentarios del presidente Berger. ¿Dónde estaban la PNC, la PMT, los tribunales de justicia y el MP para José Rodríguez y su familia?

¿Dónde están para José Natividad Trejo? ¿Conoce el caso de Trejo? El también es piloto de bus. En 2005 fue asaltado por 4 criminales que portaban armas de fuego ilegales; pero aquellos no contaban con que Trejo portaba un arma legalmente. Trejo defendió su vida y sus bienes. Trejo mató a uno de sus asaltantes. Trejo, que seguramente no es un cobarde cualquiera, se quedó para enfrentar las consecuencias de su acto de legítima defensa. Trejo lleva como 9 meses en la cárcel y su esposa ha tenido que vender su casa para enfrentar los costos del juicio

¿Sabe qué es lo peor? El delincuente que murió cuando asaltaba a Trejo, igual que docenas y docenas de otros delincuentes impunes, llevaba 10 ingresos a prisión y eso le pelaba porque seguía delinquiendo como si nada. Y si aquello le parece poco: el fiscal Erick Rosales dice que la inseguridad no justifica a Trejo. O sea: ¡A Trejo, a Rodríguez, a usted y a mí no nos protege la administración; pero tampoco tenemos derecho a defendernos! El fiscal, ¿es, o se hace?

El gobierno, si lo hubiera, está para evitar que Trejo, Rodríguez y sus familias, pasen por lo que han pasado. ¡No para chinear los intereses de buscadores de rentas parasitarias y de políticos inescrupulosos! Y nosotros -que pagamos impuestos como si nada- ojala no nos veamos, nunca, en la portada de un diario como se ven Carla López y su pequeño hijo.

¿Quiénes somos, y quiénes nos hacemos?

Publicada en Prensa Libre el sábado 9 de junio de 2007


12
Abr 07

Justicia, ¿o qué?

En Santa Cruz del Quiché, cinco personas fueron capturadas y acusadas de extorsionar a comerciantes, vecinos y pilotos de mototaxis de aquella ciudad.

Ojalá que la ley caiga sobre estos delincuentes, que han tenido atemorizada a la población. No es justo que uno trabaje honradamente para ganar dinero, y que los pandilleros se lo arrebaten de esta forma, citó un piloto de mototaxi”.

El martes pasadola Policía aprehendió a los nicaragüenses mientras asaltaban y extorsionaban. Los pobladores llegaron al centro de detención de la localidad con intenciones de sacar a los presuntos delincuentes y hacer justicia con su propia mano, pero la fuerza pública se los impidió.

Al no lograr su cometido, los vecinos hallaron a 2 guatemaltecos quesupuestamente son compañeros de los nicaragüenses, y los vapulearon en la concha acústica. No puse foto de la golpiza porque no está en prensalibre.com.gt; pero sí está en la edición física del diario.

Según la Policía, los nicaragüenses fueron entregados a la Dirección General de Migración, mientras que los guatemaltecos están en prisión a la espera de la acción judicial.

Como los chapines no llevan nombres indígenas (Gómez Urizar y Martínez Mungía), ¿será por eso que además de ser vapuleados en público fueron devueltos a la Policía? Porque lo que ocurre con personas indígenas es que sólo son golpeados y no tienen que enfrentar a las autoridades. Por otro lado, si no tienen nombres indígenas, ¿quiere decir eso que no son indígenas? Y luego, ¿cuál es el criterio de aplicación para el supuesto derecho consuetudinario entre los indígenas?

Esto es lo que escribí, hace poco, sobre el tema de los linchamientos y los vapuleos.

¿Y el gobierno?

Cuatro casas de supuestos mareros, en Palín, fueron quemadas por pobladores del lugar. Los incendiarios indicaron que decidieron actuar así debido a la ineficacia de las autoridades llamadas a protegerlos de los delincuentes organizados en maras.

Por si alguien no lo sabe, las maras son pandillas juveniles; y muchas de ellas son tristemente célebres por ser organizaciones criminales cuyos miembros extorsionan y pueden, incluso, hasta asesinar a comerciantes, transportistas y vecinos de las áreas donde operan. Muchos integrantes de maras son delincuentes. Eso es cierto. Como lo es, también, que igual que otros delincuentes, estos operan impunemente ante la ausencia de gobierno y de autoridad en Guatemala.

El de los presuntos pandilleros de Palín no es un caso aislado. Muchos vecinos en otros lugares actúan contra los mareros en formas menos escandalosas, pero efectivas. Por eso es que dicen que en solares aislados y en cunetas de aminos oscuros aparecen cuerpos de jóvenes tatuados, y sin vida.

El de los presuntos mareros de Palín está lejos de ser un caso aislado. Cinco días antes de las citadas quemas, en las que los hechores no dejaron que los bomberos apagaran los fuegos, un grupo de habitantes de Sumpango protagonizó el ominoso lichamiento de dos personas a las que acusaban de ser robaniños.

Repito, y sostengo, que cualquier presunto delincuente debería ser citado, oído y vencido en juicio antes de que se la aplique una pena preestablecida y proporcional al delito que hubiere cometido. Ni para mareros, ni para robaniños es justicia el linchamiento, de igual forma que no es justicia la destrucción de propiedad ajena, o el sacrificio de los derechos individuales, por los intereses colectivos. Pero claro, a aquello hemos llegado en buena parte porque en vez de gobierno tenemos una burocracia que, en vez de cumplir con el mandato constitucional de proteger a las personas y garantizarles la vida, la seguridad y la justicia, lo que hace es administrar intereses, asegurar privilegios y buscar acuerdos hasta dónde no hacen falta.

Vea usted, por ejemplo, lo que pasó con el levantamiento popular de hace poco más o menos una semana. Lo que iba a ser un alzamiento generalizado no fue más que pequeños grupos de acarreados tratando de pasar inadvertidos mientras bloqueaban los accesos a la ciudad de Guatemala. Preguntados en televisión a qué habían venido, la mayoría de participantes en el movimiento indígena, campesino y popular desconocía por qué estaba ahí. Unos decían que venían porque los habían traído, otros decían que venían acompañado a alguien, y los más enterados citaban los más diversos motivos para acuerpar el motín. Entre todos no eran más que un puñado de señoras llevadas ahí por una dirigencia irresponsable, abusiva y canalla. Pero eso sí, el comandante Stein salió al rescate del levantamiento, que era un fracaso evidente, y para ponerle fin, a algo que no estaba pasando, instaló una mesa de negociaciones y legitimó las pretensiones de los alzados. Ahora ya tenemos lo que no hacía falta: una mesa de negociaciones más, integrada por ese tipo de delincuentes que puede tomar la ciudad impunemente y que no representa absolutamente nada más que intereses políticos de lo más viles.

Lo dije arriba y lo repito: en vez de gobierno tenemos una burocracia dedicada a administrar intereses, asegurar privilegios y buscar acuerdos hasta dónde no hacen falta. Los gobiernos son esencialmente una negación de la libertad. En consecuencia debería haber algún motivo para tolerar tal negación. Ludwig von Mises nos lo da cuando explica que el gobierno “debe proteger a los individuos contra los ataques violentos y fraudulentos de los gangsters”. Ya sean estos mareros, robaniños, o revoltosos, para lo que queremos gobierno es para que nos proteja de ellos, no para que los deje en manos de las turbas, ni para que legitime sus demandas.

La foto es por Oscar Toledo, de Prensa Libre.