19
Feb 10

Samuel Pérez y el criterio de la máquina

No encuentro muy justo que si existen reglas claras en honor al “servicio al cliente” se apele a romperlas. No es eso lo que tanto luchas erradicar? No es esto un poco inconsistente? O somos o no somos, dice el lector Samuel Perez Attías al comentar mi entrada del jueves pasado sobre una visita que hice al Museo del Ejército.
 
Para los que no leyeron la entrada citada, he aquí lo que relaté: Llegué justo a las 4:00 p.m., justo cuando acababan de cerrar el lugar, así que el centinela de la puerta me dijo que no podía entrar. Me sobrepuse al disgusto, puse mi mejor puppy face y le dije al guardia que por favor preguntara, que venía con una colega italiana y que averiguara si nos dejaban entrar. Yo crucé los dedos y desee que ocurriera lo que uno cree que es inusual: esperé que alguien tuviera un poco de sentido común, que hubiera leído algo de servicio al cliente, que quisiera ser algo amable con una turista italiana, y que nos hiciera el favor de dejarnos entrar. Todo eso junto…o una de todas. Y así sucedió. Vino otro muchacho y muy cordialmente nos dejó entrar. Y mi colega disfrutó del museo, disfrutó de la vista, tomamos muchas fotos y la pasamos re bien. Y ella lleva ahora recuerdos hermosos de ese paseo.
 
Y Samuel cree que aquí me cachó en una inconsistencia. Empero, le pregunto a usted que está leyendo ahora: Si usted fuera dependiente de una farmacia que cierra a las 7:00 p.m. y un cliente con una necesidad viniera a esa hora en punto, ¿lo atendería, o no? Cumpliría usted el reglamento (horario), o daría 15 minutos de su propio tiempo para atender al cliente? Si usted hubiera estado en la puerta del Museo, ¿hubiera dado 30 minutos de su propio tiempo para que una turista se fuera encantada con ver la ciudad desde ahí, o hubiera aplicado el reglamento (horario) y la hubiera mandado a freír niguas en sartén de palo?
 
Si yo fuera el de la farmacia y el del museo, yo hubiera hecho lo primero. De hecho lo hago más de una vez al mes cuando, en circunstancias similares tengo que atender a gente que, por una u otra razón viene a mí fuera de horas de oficina. Y si se trata de no ser malataza y de atender a alguien que quiere conocer algo de Guatemala, pues yo me esmero.
 
Verás, Samuel, los buenos reglamentos proveen orden y facilitan las cosas; en tanto que los malos reglamentos las obstaculizan y las dificultan. Un buen reglamento, como el de Tránsito, facilita que lleguemos vivos a nuestros destinos y, ¡por supuesto!, mal haríamos en pasarnos los semáforos en rojo, sólo porque sí. Yo nunca haría puppy face en cada semáforo en rojo, y nada bueno saldría de eso.
 
El horario en un lugar de atención al público, sin embargo, es distinto. Puede ser un sistema de referencia, o puede ser un grillete. ¡Que maravilla que el encargado de aquel Museo encantador no es una máquina insensible, programada para cumplir a sangre y fuego un horario! Vos, Samuel, ¿de verdad crees que el guardia hizo mal en dejarnos entrar? ¿De verdad crees que yo hice mal en solicitarle que nos permitiera compartir la hermosa vista que hay allá con una visitante que venía de lejos? ¿De verdad crees que hubiera sido mejor que ella no hubiera podido subir al fuerte, con tal de cumplir un reglamento de horario?
 
Yo creo, que si el encargado, o yo hubiéramos actuado como parece que quiere Samuel que actuáramos, eso hubiera sido una victoria pírrica. Se hubiera cumplido el reglamento que tanto parece valorar Samuel; pero, ¿a qué costo?
 
Nótese que no llegué a pedir que fuera incumplida una Ley (qua norma general, abstracta y de conducta justa), lo único que pedí fue que el encargado usara su criterio y que nos diera un poco de su tiempo, con relación a un horario. Afortunadamente, él fue lo suficientemente generoso, atento y chispudo como para entender el momento y nos facilitó el ingreso al lugar. El buen juicio, en estos casos de atención al público, es más importante que la aplicación insensible de un horario. Para eso, digo yo, es que sirve el criterio humano; para saber, entre otras cosas, cuándo vale la pena cerrarle a alguien la puerta en la nariz, y cuando es mejor tener algo de empatía y atender generosamente a un visitante.
 
Finalmente, quizás valga recordar que la visitante y yo llegamos ahí a las 4:00 en punto, y no a las 4:30, o 6:30. Eso es importante porque para alguien que no es una máquina automática e irreflexiva aplicadora de reglamentos, es técnicamente irrelevante si uno llega a las 3:59, a las 4:00, o a las 4:01. Yo creo que el guardia entendió que la noblesse oblige.
 
Vos Samuel, por cierto, ¿sos el columnista, o es este un molesto homónimo?
 
La foto es del Noreste de la ciudad de Guatemala, desde el Museo; y es por mi amigo Raúl.

18
Feb 10

Sorpresa en "El fuerte de San José"

En lo que queda del antiguo Fuerte de San José se halla el Museo del Ejército. Una colección, de por sí interesante, de objetos militares e históricos de Guatemala, con una arquitectura característica que incluye bartolinas muy fotogénicas. Voy ahí siempre que tengo la oportunidad de mostrarles la ciudad a visitantes del extranjero porque, siendo que se encuentra sobre el cerro en el que está el Teatro Nacional, el parque es muy agradable y la vista hacia el norte y hacia los volcanes es magnífica.

Llegué justo a las 4:00 p.m., justo cuando acababan de cerrar el lugar, así que el centinela de la puerta me dijo que no podía entrar. Me sobrepuse al disgusto, puse mi mejor puppy face y le dije al guardia que por favor preguntara, que venía con una colega italiana y que averiguara si nos dejaban entrar. Yo crucé los dedos y desee que ocurriera lo que uno cree que es inusual: esperé que alguien tuviera un poco de sentido común, que hubiera leído algo de servicio al cliente, que quisiera ser algo amable con una turista italiana, y que nos hiciera el favor de dejarnos entrar. Todo eso junto…o una de todas.
Y así sucedió. Vino otro muchacho y muy cordialmente nos dejó entrar. Y mi colega disfrutó del museo, disfrutó de la vista, tomamos muchas fotos y la pasamos re bien. Y ella lleva ahora recuerdos hermosos de ese paseo. Y para celebrar nos fuimos al Mercado Central a comer tortitas de yuca donde doña Mela. Y la italiana, que nunca había comido tortitas de yuca, y que no sabía qué es esa fécula, regresó contentísima a su hotel.

02
Oct 09

Les está saliendo "a pedir de boca"

Avaro San Nicolás Colom está satisfecho por la elección de magistrados para la Corte Suprema de Justicia; y cómo no, si todo les salió, a Evita y a él, a pedir de boca. Los electores y los tributarios, sin embargo, están inconformes y se sintieron burlados.

La socialdemocracia chapina se ha anotado un gol más en el proceso que lleva a cabo para tomar el control institucional del país y, como lo han hecho Hugo Chávez, Daniel Ortega, Rafael Correa y Evo Morales, utilizar las herramientas de la democracia para dirigirla en su propio provecho. De ahí los esfuerzos enormes por controlar el Organismo Judicial y tan pronto como sea posible controlar el Tribunal Supremo Electoral; de ahí las movidas para controlar el pensum de la formación militar; y de ahí las afrentas contra la libertad de expresión y los movimientos para asustar y controlar a la opinión pública.
Nada de lo que está ocurriendo está aislado; y nada de lo que está ocurriendo, pasa sin motivo.

11
Sep 09

A la compra del Ejército

Por lo menos en un par de ocasiones, Alvaro San Nicolás Colom ha expresado alguna voluntad de apoyar y reforzar al Ejército de Guatemala.

Esto es muy bueno porque luego de la firma de los acuerdos de apaciguamiento, entre el gobierno de Alvaro Arzú y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, la institución armada ha sido reducida e incluso humillada; proceso al cual han ayudado los escándalos de corrupción que se han dado en su interior. Es muy bueno porque con un Ejército debilitado y humillado, los guatemaltecos estamos vulnerables frente a embestidas como la de la URNG a lo largo de 36 años; o frente a los abusos que aveces cometen nuestros vecinos.
Lo malo es que la reforma educativo-militar y otras formas de apoyo (político, o presupuestario, por ejemplo) no puede desvincularse del coqueteo que la administración de Los Colom sostiene con Hugo Chávez, y otros personajes de esa persuasión. El clientelismo dentro del ejército, el terrorismo contra la libertad de expresión, el control de los organos jurisdiccionales y electorales, están documentados como parte de una estrategia del socialismo para conservar y aumentaro su poder en el hemisferio.
El apoyo al Ejercito guatemalteco, entonces, debe ser observado con cuidado y con atención. No vaya a ser que se convierta en la compra de la institución armada.

09
Sep 09

Un mensajote para Los Colom

Hoy, Los Colom recibieron un mensajote: La Fiscalía especial de la Comisión Internaciona lcontra la Impunidad en Guatemala, recibió la documentación secuestrada en el Ministerio de la Defensa Nacional, misma que servirá como evidencia en el juicio que afrontaría el expresidente Alfonso Portillo. Los documentos supuestamente amparan compras realizadas bajo la protección del secreto militar; pero, según las pesquisas, sirvieron para encubrir el saqueo de Q906 millones.

Una buena noticia es que la corrupción que en tiempos de la administración del Frente Republicano Guatemalteco de Efraín Ríos Montt, y de Alfonso Portillo está siendo investigada y que, en consecuencia, puede que no quede impune.
Otra buena noticia es que esto podría establecer algún tipo de precedente y que la corrupción de administraciónes posteriores podría ser investigada, perseguida y castigada. Y no quedaría impune.
Y, como al entendido, por señas, Los Colom pueden haber recibido un mensaje muy valioso: Si pierden el poder, no sólo no lo van a poder recuperar y su obra se va a perder; sino que algunos de sus dirigentes más destacados podrían ir a parar a los tribunales, o a la cárcel. A este último lugar ya fue a parar el vicepresidente de Portillo, Paco Reyes; y también podría ir a parar el mismísimo Expresidente.
Este dilema, al que se enfrentan Los Colom, debería poner en alerta a la sociedad guatemalteca; porque el costo de oportunidad que para la Unidad Nacional de la Esperanza tendría perder, en los próximos comicios, es elevadísimo. Y desde la Constitución de 1985 no hemos visto algo así…ni una administración que esté tan conciente de lo precario que es su futuro si es desplazada del poder.

02
Oct 08

Arzú se pela…pero, ¿es idiota?

Si alguien me dice que El dios del palacio de la loba, Alvaro Arzú, es un arrogante, abusador, tunante, patán, engreído, gérmen de dictador, berrinchudo, ignorante, majadero, demagogo, y por lo menos una docena de epítetos más, seguramente estaré de acuerdo. Pero, de verdad, no creo que sea idiota.

Ayer, el Munícipe se peló y llamó idiotas a los periodistas, y escupió al cielo al manifestarse contra la libertad de expresión. Llamó la atención sobre el papel de procónsules que juegan algunos embajadores y sobre el techo de vidrio que tienen los hombres de la sotana. Mi opinión es que el Jefe del Ayuntamiento no tomó su dósis correcta de litio; pero no es idiota.

El debe saber bien lo de los embajadores porque su administración bailó al son que tocaron los gringos y los europeos para que se hicieran realidad los pactos de apaciguamiento con la URNG. Debe conocer bien a la industria del misal porque, en el affaire Gerardi, la iglesia católica jugó un papel de miedo.

El Alcalde capitalino y ex Presidente de la República tiene razón en algo más: “Ni la SAAS ni la SAE van a poder combatir al crímen organizado, sólo la inteligencia militar”. No lo dudo porque el Ejército fue quien nos evitó crecer en una dictadura como las que les gusta a los marxistas-leninistas que, durante más de 35 años intentaron asaltar el poder mediante secuestros, asesinatos y otros actos de terrorismo. No lo dudo porque, durante la administración presidencial de Arzú, por esa vía fue que los secuestros express, o otras prácticas delincuenciales, fueron reducidas o eliminadas.

En la izquierda, muchos palidecen ante aquella perspectiva porque aún no han cumplido con la consigna de humillar y destruir a la Institución Armada; y no falta quienes clamen contra una supuesta militarización. Sin embargo, y descontando las manías dictatoriales del iracundo Arzú, estimo que vivimos tiempos demasiado peligrosos como para darle la espalda a la realidad: la delincuencia -organizada, o no- ha tomado el control del país. Como en los años 80 y como durante la administración Arzú, seguramente es el momento de tomar decisiones.

¡Por supusto que lo que digo no es un llamado a la militarización! Primero porque en este espacio siempre se hace un llamado al respeto del estado de derecho; y porque no se trata de cambiar a la delincuencia, por la dictadura. Sin embargo, el orden constitucional estipula que “el Éjército de Guatemala es una institución destinada a mantener la..paz y la seguridad interior y exterior”, y añade que es “obediente y no deliberante”. Por lo que no debe extrañarnos que esté llamado a cumplir con tareas para las cueles está facultado y para las cuales está entrenado y equipado.

Eso sí, en estricto apego a la norma constitucional que manda que ninguna fuerza armada puede arrogarse el ejercicio del poder público y con apego a la que manda que los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella.

Honradamente creo que, bajo estas condiciones mínimas (a los que están sujetos todos los que ejercen el poder público) el Ejército sí tiene un papel en estas circunstancias. Y creo que si no se le aprovecha, por razones ideológicas, esa va a ser una decisión política que vamos a lamentar.

Lo que yo no haría es darle el Ejército a Arzú, como lo sugirió él. Esto es porque los capitalinos ya conocemos cómo actúa la guardia pretoriana de la comuna, y no se trata de eso.

Arzú no es idiota, aunque aveces haga méritos para parecerlo. Yo digo que, en esta ocasión, hay que hacer caso omiso de su personalidad nefasta y es conveniente ponerle atención.


18
Ago 08

Guatemala sólo pone muertos

Hoy nos enteramos de que el Ejército guatemalteco no reportó al menos Q40 millones, de los Q120 millones que recibió de la Organización de las Naciones Unidas por su participación en misiones de paz en Haití y en Congo.

Me llama la atención que se ponga mucho énfasis en que “los estados que contribuyen con tropas [para estas aventuras] no tienen que gastar ni un sólo centavo”. Yo creo el énfasis debería ser que estas “misiones” cuestan vidas humanas. Vidas que se pierden irresponsablemente, enmedio de quién sabe qué pantanos de corrupción.

En enero de 2006, ocho kaibiles murieron emboscados en Congo, durante una operación oscura organizada por la ONU.

…y, por cierto…el tema de los Q40millones debe ser esclarecido. Los oficiales y la tropa deberían exigir el escalrecimiento, los veteranos deberían exigir el escalrecimiento. Los tributarios debemos exigir el esclarecimiento.


06
Ago 08

¿Cómo llegó hasta ahí el Ejército?

Luego de que el desfile del Ejército fue cancelado en junio pasado, me quedé pensando en cómo es que la institución armada cayó hasta ahí.

He encontrado varias respuestas: la corrupción de algunas de sus cúpulas, el que algunas élites la hayan abandonado a su suerte, la acción conjunta de la exguerrilla y sus aliados en Europa y los Estados Unidos de América, y la desinformación.

De esto último he encontrado, hoy, un ejemplo “ejemplar”. Leo que el Ejercito no es bien recibido en Rabinal, de lo que se entiende que la institucion armada es rechazada en aquella población.

Empero, al leer el contenido de la noticia, uno nota que “la llegada de las fuerzas combinadas a esta localidad ha generado posturas encontradas entre los habitantes. Unos piden su retiro y otros dicen que es necesaria su presencia”. Y de esta lectura se desprenden varios hechos: 1. no es el Ejército el que está siendo cuestionado, sino las fuerzas combinadas, que son una mezcla de la institución armada y la Policía Nacional Civil. 2. en Rabinal no hay un rechazo al Ejército, sino posturas encontradas acerca de su presencia. De hecho, unos piden su retiro y otros consideran que su presencia es necesaria. 3. Es natural que en cualquier población, haya discusiones como esta. De hecho, es sano que las haya.

Más adelante leo que los comerciantes están cansados de la delincuencia y que no confían en la PNC e intuyo que favorecen la presencia de la Institución armada para que cumpla con su deber constitucional de garantizar seguridad; en tanto que “los sectores sociales” ven la llegada del Ejército como un retroceso. Se me hace que los que firman los cheques en el frente no tiene objeción alguna a la llegada de la institución armada, en tanto que los que firman los cheques en el reverso recelan de él.

Es obvio que en Rabinal no hay un rechazo a Ejército, sino una discusión natural acerca de la conveniencia de su presencia (la democracia es una discusión, dijo Tomás Mazaryk). Sin embargo, “los sectores sociales” proyectan esta discusión sana, como si fuera un acto de repudio.

¿A quién sirve esta confusión?


30
Jul 08

No, al golpe de estado

Iduvina Hernández, activista en materia de seguridad, considera que los cambios en el Ejército son “atípicos y abruptos”. Además, supuso que “los cambios evidencian el temor del mandatario por un golpe de Estado”.

Yo creo que un golpe de estado es mala idea. Cuando celebrábamos los Viernes de Luto, hubo muchas conversaciones sobre un posible golpe de estado. Yo siempre me opuse y mi argumento era que por más corrupta que fuera la administración de Alfonso Portillo era importante que terminara su período constitucional por tres razones principales. Primera: por respeto a la Constitución. Segunda: para la maduración política y republicana de los chapines. Nunca aprenderíamos a no elegir sinvergüenzas, ni aprenderíamos a cosechar del largo proceso educativo de prueba y error, si no entendíamos que nuestras malas decisiones tienen consecuencias. Tercera: si alguien sacaba a Portillo del poder, en vez de ser un prófugo de la justicia -como lo es ahora-, sería el Jacobo Arbenz del Siglo XXI. Ahora sería doctor honoris causa de quién sabe cuántas universidades gringas y eurpoeas, y andaría por ahí cobrando por dar conferencias acerca de cómo es que el humilde muchacho de Zacapa había sido expulsado del poder, por la plutocracia chapina que se oponía a los cambios estructurales que estaba llevando a cabo.

Lo mismo se aplica para los Colom y sus cómplices. Hay que dejarlos terminar y luego, pedirles cuentas.


29
Jun 08

Ejército en tiempos de paz

En la Constitución guatemalteca está claro que la función del ejército es mantener la independencia, la soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio y la seguridad interior y exterior.

Es una lástima que la administración no lo apoye políticamente para esas tareas. En el contexto de lo que ocurre en lugares como San Antonio Las Trojes, el ejército tiene mucho que hacer para el cumplimiento de su función constitucional. Una de las principales tareas en ese sentido es la de inteligencia; y otra es prepararse para cuando haga falta.

Un ejército, en tiempos de paz, debe prepararse para cuando la seguridad interior y exterior sea amenazada, o para cuando la integridad del territorios sea amenazada. Los mexicanos y beliceños se cuelan por las fronteras, casi a cada rato, para saquear recursos naturales y tesoros arqueológicos. Está claro que el ejército debe evitar esa piratería.

La institución armada no debe intimidarse frente los intereses de quienes ven en ella un obstáculo para sus fines aviesos; sin embargo, está claro que, para fortalecer su carácter institucional, debe garantizarles a los tributarios y a los electores, que está al márgen de la corrupción que impera en otrás áreas del sector público.

Sólo así podrá tener la autoridad moral para cumplir con lo que le ordena la Constitución, en el estricto marco de la ley y del respeto a los derechos individuales de los habitantes de la República.

El ejército de Guatemala, en otras ocasiones, ha sabido cumplir con aquel mandato del artículo 224 de la Carta Magna; y el sector político de la administración pública debería aprovechar esa experiencia. Antes de que un día nos despertemos con que no tenemos ejército, ni policía, ni seguridad de ninguna clase, y caigamos en manos de quién sabe qué aventureros, con quién sabe qué aberraciones ideológicas en la cabeza.