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¡Vaya hombre!, a diferencia de lo que ocurrió en mayo de 2012 y en octubre de 2013, este año los manifestantes del Primero de mayo no llenaron de hoces y martillos la Sexta avenida del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala. ¿Para no darse color? A decir verdad las pintas en paredes y persianas fueron significativemente menores en cantidad.
Estaban, por supuesto, las clásicas pintas contra la explotación, pintas que me llevan a preguntar: ¿cómo es que de desempleada, una persona que no tiene trabajo pasa a ser explotada una vez que consigue empleo?
En una pinta que llama a la unidad de América Latina me parece que está las únicas hoz y martillo de este año. ¡Para el pelo, eso!, porque a donde apunta es a una unidad que siga los pasos de la tiranía en Venezuela y los de las democracias instrumentalizadas para perpetuar los mandatos de personajes como Daniel Ortega y Rafael Correa; así como otros impresentables como Cristina Kirchner y Evo Morales para mencionar dos…sin que falten los criminales hermanos Fidel y Raúl Castro.
A pesar de sus esfuerzos por respaldar los movimientos antiindustriales por medio de su oposición a la minería y a otras actividades, a la iglesia católica se le cuestiona que al servicio de quién está. No basta con rezar, dicen los manifestantes. La revolución le demanda a acción a la iglesia católica, ¿como en los años 80? Según los manifestantes, dios aborrece el negocio de la minería; pero uno no puede estar seguro de esas cosas.
Por cierto que, en su libro titulado Empires of the Atlantic World: Britain and Spain in America, 1492-1830, John H. Elliot nos recuerda que La riqueza generada por las economías mineras de los virreynatos de México y de Perú hicieron posible mantener un contínuo programa de construcción y remodelación de iglesias católicas. El historiador cita al fraile viajero Thomas Gage y nos cuenta que había, en el México de 1620 más de 50 iglesias, capillas, claustros, conventos y parroquias cuyos techos y vigas estaban revestidas con… ¡oro!
¿De dónde saldría el oro que se usaba en aquellas iglesias y que le daba tanta riqueza, prestigio y poder a la iglesia católica? ¿De dónde salió la riqueza que le permitió a esa organización ser terrateniente formidable y prestamista implacable? ¿De dónde ha salido el oro para báculos, báculos, cálices, pectorales y otras joyas que se lucen en iglesias, monasterios y museos, así como en obispos, arzobispos, cardenales y papas (aunque Bergoglio no se sienta cómodo con esa tradición? ¿Qué tantas fuentes de ingresos actuales, de aquella organización, provienen de fortunas enraízadas en la explotación minera? En la pared de la iglesia de Santa Clara hay una pinta que dice: Dios aborrece este negocio. Como está junto a una frase -en pintura negra- que se refiere a la minería, uno podría suponer que alude a ese negocio. Pero está en pintura roja, en la pared de un templo; por lo que también cabe suponer que se refiere al negocio de la Iglesia. ¿A cuál se referirá?
En fin, sigue siendo cierto aquello de que quien pinta pared y mesa, demuestra su bajeza; pero al menos este año los abusos fueron moderados. Ojalá que esa manifestación sea menos perjudicial el año entrante.