02
May 14

El que pinta pared y mesa…aunque sea Primero de mayo

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¡Vaya hombre!, a diferencia de lo que ocurrió en mayo de 2012 y en octubre de 2013, este año los manifestantes del Primero de mayo no llenaron de hoces y martillos la Sexta avenida del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala.  ¿Para no darse color?  A decir verdad las pintas en paredes y persianas fueron significativemente menores en cantidad.

Estaban, por supuesto, las clásicas pintas contra la explotación, pintas que me llevan a preguntar: ¿cómo es que de desempleada, una persona que no tiene trabajo pasa a ser explotada una vez que consigue empleo?

En una pinta que llama a la unidad de América Latina me parece que está las únicas hoz y martillo de este año.  ¡Para el pelo, eso!, porque a donde apunta es a una unidad que siga los pasos de la tiranía en Venezuela y los de las democracias instrumentalizadas para perpetuar los mandatos de personajes como Daniel Ortega y Rafael Correa; así como otros impresentables como Cristina Kirchner y Evo Morales para mencionar dos…sin que falten los criminales hermanos Fidel y Raúl Castro.

A pesar de sus esfuerzos por respaldar los movimientos antiindustriales por medio de su oposición a la minería y a otras actividades, a la iglesia católica se le cuestiona que al servicio de quién está.  No basta con rezar, dicen los manifestantes.  La revolución le demanda a acción a la iglesia católica, ¿como en los años 80? Según los manifestantes, dios aborrece el negocio de la minería; pero uno no puede estar seguro de esas cosas.

Por cierto que, en su libro titulado  Empires of the Atlantic World: Britain and Spain in America, 1492-1830, John H. Elliot nos recuerda que  La riqueza generada por las economías mineras de los virreynatos de México y de Perú hicieron posible mantener un contínuo programa de construcción y remodelación de iglesias católicas. El historiador cita al fraile viajero Thomas Gage y nos cuenta que había, en el México de 1620 más de 50 iglesias, capillas, claustros, conventos y parroquias cuyos techos y vigas estaban revestidas con… ¡oro!

¿De dónde saldría el oro que se usaba en aquellas iglesias y que le daba tanta riqueza, prestigio y poder a la iglesia católica?  ¿De dónde salió la riqueza que le permitió a esa organización ser terrateniente formidable y prestamista implacable? ¿De dónde ha salido el oro para báculos, báculos, cálices, pectorales y otras joyas que se lucen en iglesias, monasterios y museos, así como en obispos, arzobispos, cardenales y papas (aunque Bergoglio no se sienta cómodo con esa tradición? ¿Qué tantas fuentes de ingresos actuales, de aquella organización, provienen de fortunas enraízadas en la explotación minera? En la pared de la iglesia de Santa Clara hay una pinta que dice: Dios aborrece este negocio.  Como está junto a una frase -en pintura negra- que se refiere a la minería, uno podría suponer que alude a ese negocio.  Pero está en pintura roja, en la pared de un templo; por lo que  también cabe suponer que se refiere al negocio de la Iglesia.  ¿A cuál se referirá?

En fin, sigue siendo cierto aquello de que quien pinta pared y mesa, demuestra su bajeza; pero al menos este año los abusos fueron moderados.  Ojalá que esa manifestación sea menos perjudicial el año entrante.


15
Nov 10

Grafitti en el Convento de Las Capuchinas

Esta pieza de graffiti se encuentra en el Museo del Convento de Las Capuchinas, en La Antigua Guatemala.  No es una obra de la Epoca Colonial y me pareció divertido que haya quedado en donde está porque el tema es controversial y porque contrasta con su entorno.  Ojalá que la mojigatería  y los zelotes no eliminen este dibujo luego de esta entrada. Yo creo que es parte de la Historia del edificio y de la cultura de quienes lo visitan.


24
Sep 10

Para el record: ¡Otra vez, casi 19 muertos diarios!

En 18.9 víctimas diarias anda el promedio de muertes violentas en Guatemala, según el Instituto Nacional de Ciencias Forenses.  Entre el 13 y el 19 de septiembre pasados hubo 132 homicidios. En agosto pasado, y según el Latin American Herald Tribune, ocurrían 16 al día. En abril pasado, 19 muertos diarios era la cifra que se informaba.  Por su parte, y desde otra perspectiva, no nos sorprende que Guatemala sea al tercer país más violento del continente, después de El Salvador y Venezuela, con 45 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.

Como apunta el autor del graffiti: En Guate siempre es día de muertos. Pero usted no se apure, Alvaro San Nicolás Colom dice que es cuestión de aguantarse; y para que todos estén contentos habrá pan y circo este 20 de octubre.


25
Feb 10

Las pintas en el Centro Histórico

Este inmueble, que se ve muy hermoso desde afuera y está localizado en la 9a. calle de la zona 1 está en alquiler. Y yo creo que allí estuvo el Banco de Londres c. 1950, antes de trasladarse al edificio que ocupó al final en la 8a. avenida.

Y digamos que alguien lo alquila. ¿Cuánto le va a costar, al año, borrar las pintas que la dirigencia popular dejará en su pared? Por lo menos habrá una pinta para el 1 de mayo, que es el Día del Trabajo; y habrá otra el 20 de octubre, en el que la mara celebra La Revolución. O sea que habrá por lo menos una cada semestre. Pero es posible que haya otra en el contexto de la Huelga de Dolores. Y quien sabe si haya otra fuera de todo contexto, sólo porque sí.

Las paredes del Centro Histórico de Guatemala están inmundas con todo tipo de pintas y pegostes.

18
Feb 10

Sin ProReforma, tu eres al que pisan…

Tu eres al que pisan, dice esta pinta que encontré no recuerdo si la vi en la novena, o en la 11 avenida de la zona 1. Y ahora que existe la posibilidad de que un grupo de diputados les niegue a los guatemaltecos expresarse democrática y directamente sobre el proyecto de reforma constitucional ProReforma, no pude sino pensar en este mensaje.


Si el establishment político nos niega a los chapines la posibilidad de decirle que Sí a ProReforma, nos privará de aquella disposición que, en el Proyecto, dice que en ningún caso el Senado o la Cámara de Diputados emitirán Ley o decretos arbitrarios o discriminatorios, en los que explícita o implícitamente se concedan prerrogativas, privilegios o beneficios que no puedan disfrutar todas las personas que tengan la oportunidad de hacerlo. ¡Nadie!, sino el equipo de ProReforma ha sido tan audaz como para prohibir los privilegios expresa e inequivocamente.

Si el establishment político nos niega a los chapines la posibilidad de decirle que Sí a ProReforma, nos privará de la oportunidad de separar el órgano que conoce, discute y aprueba las leyes como normas generales y abstractas; del que conoce, discute y aprueba la legislación como normas específicas y concretas. !Nadie!, sino el equipo de ProReforma ha sido tan audaz como para quitarle al Organismo Legislativo los incentivos para ser un mercado de leyes…y de privilegios.

Hay un grupito de diputados -apoyado por un grupito de columnistas, por representantes de grupos de interés muy ligados al establishment político y mercantilista, y por exmiembros de la guerrilla- que creen que encontraron el talón de Aquiles de ProReforma en los límites de edad para los senadores. Según la falacia en la que se apoyan, el hecho de que los senadores sólo puedan ser elegidos a los 50 años de edad, por sus coetaneos, es antidemocrático.

No explican, los que atacan a ProReforma, que ¡todos! los coetaneos de ¡todos! los que cumplan 50 años,¡sin distinción alguna!, podrían tener la oportunidad de ser senadores. A esto se le llama igualdad ante la ley, y es un principio propio, no sólo del sistema republicano, sino del estado de derecho. Alegan, los que se oponen a ProReforma, que la disposición discrimina a los menores de 50 y a los mayores de 65 (porque a esa edad deben abandonar el senado); pero tanto Occidente como otras culturas, incluyendo la maya, tienen una larga tradición de confianza en las personas mayores y de experiencia para el trato y conocimiento de asuntos de estado. El Presidente de la República, por ejemplo, de acuerdo con la Constitución guatemalteca, no puede ser un patojo de 35, 30, o 18 años. ¡Nadie!, sino los promotores de ProReforma, ha sido tan audaz como para reconocer que en ciertos aspectos de la vida jurídica y política del país, es más importante confiar en la experiencia de las personas que conocemos, que hacer una piñata demagógica y encargarles la ley a personas que sólo conocen en su casa a la hora del almuerzo.

¿Conoce, usted, a su diputado? ¿Sabe quién es su diputado? ¿Recuerda quiénes estaban en la lista de candidatos a diputados por los que usted votó? Si no recuerda a todos, ¿recuerda a los cinco que encabezaban la lista? Vaya pues, ¿recuerda a los tres que encabezaban la lista?

Si logramos que democráticamente se nos consulte si queremos a ProReforma y logramos el Sí, imagínese usted: En toda su vida, sólo tendrá una única oportunidad de elegir senador. Y esa oportunidad será entre las personas que, como usted, cumplan 50 años. ¿Con cuánta anticipación se interesará, usted, en averiguar quiénes son los candidatos? ¿Con cuánta anticipación les hablará a sus coetaneos acerca del tema? ¿Conoce, usted, a gente de su edad que serían senadores ejemplares?

¡Nadie! -sino los que proponen ProReforma- ha sido tan audaz como para confiar total y absolutamente en los electores, como para desafiar al establishment, como para proponer expresa e inequivocamente la eliminación de todos los privilegios, y como para quitar los incentivos que hacen del Congreso un mercado de canonjías. Y por eso es que el establishment, en alianza con la exguerrilla, le tiene pavor a ProReforma.

Si ProReforma no es democráticamente sometida a consideración directa de los electores y de los tributarios, el establishment y sus aliados ganarán la partida. Y, ¿adivine, usted, quién va a salir perdiendo?

05
Feb 10

ProReforma: Los abuelos nos enseñan el camino

Los abuelos nos enseñaron el camino, dice esta pinta que se halla en la zona 10 de la ciudad de Guatemala; y la misma ilustra el valor que se le da a la sabiduría y a la experiencia de aquellos que saben más por viejos, que por diablos.

El asunto viene al caso porque uno de los aspectos menos comprendidos de la propuesta de reforma constitucional ProReforma, es el del Senado. Mucha gente cree que el senado de ProReforma es parecido a los senados que hay en los Estados Unidos de América, México, y en otros sistemas bicamerales; y sin detenerse a leer la propuesta creen que sus funciones son similares.
El senado, en ProReforma, es un cuerpo integrado por personas de entre 50 y 65 años de edad, cuya tarea es emitir leyes, o sea normativas generales, abstractas e impersonales aplicables a todos por igual, sin distinción alguna. Ejemplo de este tipo de normas son las de los Códigos Civil y de Comercio; o el Código Penal. Para entender mejor este punto, su tarea contrasta con la de los diputados, cuya tarea es regular de forma específica y concreta, por medio de normativas aplicables sólo a casos particulares. Ejemplo de estas normas son las de la Ley del Organismo Judicial, el Código Militar, El Código de Notariado, la Ley del Presupuesto del Estado, y otras de esa naturaleza.
Estas meditaciones vienen al caso porque un lector de diarios se queja de que, según él, el senado de ProReforma (que él llama inapropiadamente Cámara, o Parlamento) es elitista porque no integra a estudiantes, artistas, profesionales y a otros; y porque, según él, una cámara elitista no velaría por los derechos de las mayorías.
Vale la pena detenerse en estas observaciones porque confirman que la mayoría de críticos de ProReforma no lee detenidamente la propuesta; y que muchos, aunque la lean, la critican no por lo que dice, sino por lo que ellos dicen que dice.
Voy a admitir que el senado sí es elitista. Si entendemos que élite es un grupo minoritario de la sociedad que tiene un estatus superior al resto de la misma, ¡¿Por qué no íbamos a querer que el senado fuera integrado por la mejor gente posible?! Ya hemos tenido Congresos, presidencias, gabinetes y tribunales integrados por la peor gente posible; ¿por qué no probamos elegir un senado con los mejores entre nosotros?
Dicho aquello, esa es la idea de elegir a personas de 50 años que ya hayan demostrado ejecutorias y que gocen de la confianza de sus coetaneos. La idea es que cuando uno llegue a los 50 años de edad pueda elegir a personas que conoce y que sabe que podrían hacer un buen papel como senadores. La idea es que sean los mejores; no los peores, ni los más comunes y corrientes. La idea es que sean ejemplares, confiables. Como la idea de los ancianos, a los que hace referencia la pinta que ilustra esta nota.
El comentario del lector que motiva estas meditaciones contiene otra ligereza. Supone que el senado de ProReforma no estará integrado por estudiantes, artistas, profesionales y demás; pero…¿de dónde saca?, ¡¿de dónde saca que no hay estudiantes, artistas y profesionales de 50 años de edad?! La idea es que las personas que integran el senado sean los mejores y que ya hayan demostrado de qué color son sus plumas. ProReforma no dice nada acerca de en qué actividades deberían destacar los senadores porque eso le corresponde decidirlo a cada elector y a cada grupo que proponga senadores. Seguramente habrá abogados, médicos, arquitectos, pintores, músicos, periodistas, profesores, estudiantes, dirigentes comunitarios, sindicalistas, empresarios, y lo que sea. Lo que no habrá son patojos, como no hay un Presidente de la República de 39 años, ni uno de 20. Y porque cuando uno es patojo, generalmente no ha desarrollado todo su potencial.
A aquel desliz se le suma otro: dice el lector que una cámara (sic) elitista no velaría por los derechos de las mayorías. ¿Dónde está el error? En que los derechos los tienen todos. No hay tal cosa como derechos de las mayorías, ni derechos de las minorías. Los derechos, para serlo, tienen que ser de todos por igual (no de algunos) y tienen que ser respetados por todos y para todos, siempre, no algunas veces sí, y algunas veces no. Si hay facultades que confundimos con derechos, estas, en realidad son privilegios. Si hay facultades que sólo pueden ejercer unos (ya sean mayoría, o minoría) y no pueden ejercer otros (ya sean mayoría, o minoría) esa facultades son privilegios, o concesiones, pero no derechos.
Los senadores, provenientes ¡de todos los caminos de la vida!, habiendo demostrado sus ejecutorias, elegidos por sus coetaneos que los conocen, y encargados de hacer leyes de observancia general y abstractas, no tendrían ni incentivos, ni posibilidades de repartir privilegios o dispensar concesiones a mayorías, o mayoría algunas. Además, ProReforma prohibe los privilegios expresamente, como ningún otro proyecto se ha atrevido a hacerlo.
Sería fatal que el Congreso, el Legislativo, el Parlamento, o como quiera llamársele fuera una especie de mercado en el que se llegaran a negociar y a conseguir privilegios, concesiones, o facultades específicas que tuvieran unos grupos de interés y otros no. Y peor sería que aquellos privilegios, concesiones o facultades se les concedieran a unos, a costillas de otros. ¡Ups!, pero…si así es como es el sistema actualmente. ¡Urge cambiar este estado de cosas!
A facultades que tienen unos, y no tienen otros, o que tienen unos a costa de otros, de ninguna manera podrían llamarse derechos. ¿Qué clase de derecho a la libertad de expresión, por ejemplo, sería uno que tuvieran unos, y no otros? ¿Qué clase de derecho a la vida sería aquel que sólo tuviera una mayoría, y no lo tuviera una minoría?
Piénselo, y seguramente se entusiasmará con ProReforma.

22
Jun 09

…¿y si sólo leyera pintas?

¡Hijos!, y si sólo leyera pintas, en vez de diarios, ¿con qué me encontraría? Con pintas como esta y con consignas seteneteras. Pero yo la tengo contra las pintas porque desde chiquito sabía que quien pinta pared y mesa, demuestra su bajeza.

Además, si no leyera diarios, cómo me enteraría -en un sólo paquete- de donde es que hay las ofertas que me convienen, a qué deudos debería irles a dar el pésame, quiénes de mis amigos talentosos están ganando premios, o participando en exposiciones y cosas así.
Los diarios, además, tienen para mí un gusto especial. Me place, de sobremanera, desayunar mientras los leo. Ahora ya sólo estoy suscrito a uno (porque hay que reducir costos) y los otros les echo un ojo en la Web antes de ir a la oficina, para luego leerlos allá. Pero me resisto a dejarlos todos de una sola vez porque medisfruto mucho mi café con leche, mis panes de manteca, mis frijoles y mis huevos acompañados por el sonido de las páginas de un diario y por el placer de leer en papel. Y…es que a mí me gusta leer en papel.
Admitirá usted que no es lo mismo desayunar mientras uno lee pintas, que hacerlo con un periódico a la mano.
De todos modos y desde siempre, los chapines la han tenido con los diarios. Ahora no me crea; pero seguramente fue en alguna obra de Pepe Milla que leí que ya en el siglo XIX los guatemaltecos eramos muy tacaños con los diarios; y el célebre costumbrista contaba que era común que en una manzana uno de los vecinos estuviera suscrito a un diario y que todos los demás lo leyeran por turnos.
Leo diarios, con regularidad, dede que tenía unos ocho años. Pero ya antes estaba familiarizado con ellos. Recuerdo muy bien cuando tenía cerca de seis y mi abuelito Jorge me leía las tiras cómicas de no recuerdo si de El Imparcial, o de La Hora. El primero me incomodaba mucho porque era tamaño estándar; y recuerdo que mi padre trató de enseñarme a doblarlo como lo doblaban en el metro de Nueva York, según él para que yo lo pudiera leer con comodidad.
En casa de mis padres siempre se recibían dos diarios y en ellos fui descubriendo a los columnistas favoritos de mi niñez: Antonio Nájera, Jim Bishop, Guzmán de Alfarache, y Manuel José Arce. Y también tiras cómicas como El fantasma, Mandrake, Ojo Rojo, El príncipe Valiente, y otras.
Con un diario, mi abuela, Frances me enseñó a hacer crucigramas y mi tío Freddy me enseñó los rudimentos del ajedréz. Y resulté mucho mejor para los primeros que para el segundo.
Con un diario les enseñamos a Simón, a Manix y a la Panchita -los mejores perros del universo mundo- a no ensuciar la casa.
En un diario crecí, y en otro crecí más. En un diario ví la foto de mi nana, Elena, cuando era llevada por unos policías luego de una riña en una cantina (¿o me lo imaginé?); en diarios envuelvo mi vida cuando tengo que mudarme de un lugar a otro; y con un diario espantaré a los gusanos durante mi último viaje.
La verdad sea dicha, no cambio los diarios por las pintas.