¡Ayer vino el pan para Judas! En la Costa Sur es tradición que durante el miércoles de esta temporada la gente recorra las poblaciones y pida pan para Judas. Van con un Judas de trapo y música, recaudan dinero, pan, miel de garbanzos, café y chocolate que luego usarán para compartir durante las conmemoraciones del jueves.
En casa y este año no pedimos nuestro pan para Judas en la costa sur, sino que lo encargamos al estilo de Totonicapán y está bellísimo y delicioso. Hoy en la mañana fue mi predesayuno pan de yemas y miel de garbanzos,
Como es un pan especial, un pan de fiesta, integra sabores, aromas, colores y textura de acuerdo con su propósito festivo. Como el de la costa, el de Toto es un pan primordial. Totoncapán, por cierto, es celebre por su pan de calidad.
Como en otros años nos dio alegría cuando abrimos la caja en que viene el pan. El aroma que sale de la caja invadió el carro y luego la sala para anunciar que ya es la fiesta del solsticio de primavera y la pascua. El pan de esta temporada es para compartir y disfrutar. En la costa y en otras áreas del país es tradición que cada familia haga su propio pan y, como suele suceder, las familias son muy orgullosas del que hacen y las recetas se remontan a los tiempos de los bisabuelos.
Ya te imaginas que, como esta costumbre como tiene que ver con comida, esta es una de mis tradiciones favoritas de la temporada.
El dulce de garbanzos es el postre estelar de esta temporada en casa. Es un postre antiguo, desconocido para muchos jóvenes, especialmente en la ciudad de Guatemala.
En mi familia, la tradición de prepararlos empezó con mi tía abuela, La Mamita y siguió con mi tío Rony. Mi madre y yo seguimos la costumbre durante bastante tiempo, y desde hace años los hacemos en casa. En casa hacemos dos versiones: la de La mamita, y los de la costa sur.
El sabor delicado de los garbanzos se combina deliciosamente con la miel y la canela; y me transporta a mi niñez. Me encantan el sabor y aroma, la textura y el color de este postre. Me divierte verles sus caritas de pollito a los garbanzos; y por eso es que se llaman chickpeas en inglés. Cuando los como pienso en Cicerón porque cicer significa garbanzo. Cuando se pelan los garbanzos es importante que no se partan en dos para conservar esta característica.
En la antiguedadestas delicias fueran asociadas con la frugalidad e incluso con la rudeza. Los griegos comían garbanzos en los banquete fúnebres, y me pregunto si es por eso que este dulce es tradicional de esta temporada chapina tan retorcidamente asociada con la muerte; o si bien, el hecho de que la receta de la costa sur incluya frutas alegres se relacione con el aspecto más hermoso de la temporada que es el equinoccio de la primavera, la fiesta de Easter y el retorno de los día soleados (frente al largo invierno del hemisferio norte).
En la ciudad de Guatemala, los garbanzos en dulce se preparan en un jarabe de agua, azúcar y canela. La noche anterior se dejan en agua, y en la mañana se pelan laboriosamente, muy laboriosamente. Luego se cuecen y cuando están cocidos se cuelan y se apagan inmediatamente en la miel para que calen bien. Así se hacían estilo old school; pero desde hace tres años cambiamos el procedimiento.
En 2020 cocimos primero los garbanzos y luego los pelamos y fue una maravilla. Así que desde entonces así lo hacemos. Es muy importante la calidad de los garbanzos que ahora es mejor que hace 20 o 50 años; y dicho lo anterior, es mejor no comprar garbanzos a granel porque la calidad no es pareja.
tradiciones — Comentarios desactivados en ¡¿El fiambre en abril?! 04 Abr 23
¿Por qué es que en casa comemos fiambre en esta temporada?
Porque durante al descanso propio del equinoccio de primavera y de la pascua a mis papás les gustaba ir al mar y nos íbamos toda la semana a la playa. Al llegar, el sábado, el primer almuerzo que se servía era fiambre.
En noviembre mi madre cuidaba de congelar suficiente fiambre para que pudiéramos almorzarlo cuatro, o cinco meses después durante la temporada en el mar; así que en casa hacemos lo mismo,
Normalmente lo comemos el primer sábado del asueto; pero este año tuvimos otras celebraciones el sábado y el domingo de modo que fue hasta ayer, lunes, que nos disfrutamos el fiambre.
En Guatemala y en esta temporada los cinco sentidos explotan con los estímulos más variados e intensos.
tradiciones — Comentarios desactivados en ¡Los mangos inauguran la temporada! 02 Abr 23
En casa los mangos en dulce son el postre que inaugura la temporada. Lo hacemos con una miel sazonada con canela, pimienta gorda, clavos y pimienta negra. No es la receta tradicional, pero es la que nos gusta.
Me gusta comerlos despacio y disfrutar la pulpa, y cuando ya queda solo la semilla siempre, siempre recuerdo que mi tía abuela, La Mamita, hacía peces con las pepas secas de los mangos que comíamos. Las aletas dorsales salían de los pelos de las semillas; y con cartones de colores hacía las aletas pectorales, las colas, los ojos y las bocas de los peces. A los niños nos gustaban mucho esos peces.
El aroma y el sabor de los mangos en dulce, así como los de los jocotes marañones y el dulce encanto de los corozos son anuncios inequívocos de que hay que sacar los shorts y las sandalias, porque llegó llegó la época de calor a Guatemala.
A algunos los llama la playa y a mí me llaman las montañas, aunque ahora preferimos quedarnos en la ciudad para las fiestas del equinoccio de primavera y la pascua. Esta es la temporada en la que los cinco sentidos explotan con los estímulos más variados e intensos.
El ponche navideño, en Guatemala, se prepara con variedad de frutas que depende de la región del país en que se elabore y de la receta familiar. La receta que se hace en casa viene de la costa sur; pero este año tuvo un marcado acento de manzanas que son más propias del altiplano. Fue sazonado con manzanillas, que también son del altiplano y con un toque delicado de cardamomo, además de la canela tradicional. Este ponche lleva piña, papaya y plátanos. También pasas y ciruelas.En casa de mis padres, el ponche se hacía con piña, que es común a todos los ponches chapines; y se sazonaba con canela, se hacía con frutos secos del hemisferio Norte, como peras, manzanas y melocotones, además de las ciruelas y pasas que son infaltables.
El ponche me gusta bien helado y que sea refrescante; y si lo he de tomar caliente. me gusta con un piquete de buen ron. Por cierto que en la costa sur al ponche le dicen caliente.
Este año, con los huesos del pavo, hicimos caldo de huevos del modo en que lo hacía mi bisabuela Mami. Es una tradición familiar que no siempre disfrutamos en casa.
Los que visitan este espacio desde hace tiempo saben que para mi lo bueno del pavo son sus subproductos: el relleno, el caldo de huevos, el sandwich de ensalada de pavo y el sandwich de relleno con gravy.
¿Cómo se hace el caldo? Los huesos se ponen a cocer durante por lo menos una hora y a la media hora se les añade un ramo de apazote. ¿Cuánta agua? Pues suficiente para que cubra los huesos del pavo. Luego ese caldo se cuela en el colador de frijoles para extraer bien los jugos de la carne y el relleno quedaron en los huesos. A ese caldo se le añaden el gravy que sobró y sopas Maggy de tomate. ¿Cuántas sopas? Depende de la cantidad de caldo. El caldo se sirve con huevo, crema y queso parmesano. No vayas a poner un huevo duro en el caldo (como hizo una amiga de mi abuela, Frances, cuando le dio la receta). El huevo se cuece en el plato y se sirve de uno en uno. Eso es muy laborioso, pero la recompensa lo vale.
Desde niño me tomo dos platos por lo menos; y cuando lo tomo no sólo me gustan su sabor, su aroma y su textura, sino que me transporto en el tiempo. Todas estas comidas tienen una característica en común, son comfortfood, porque traen recuerdos de personas, de ocasiones, de festividades y de buenos tiempos en compañía de seres amados, o por lo menos bien recordados, con cariño. Están profundamente enraizadas.
Este caldo lo solía servir Mami en su célebre hotel Casa Contenta, en Panajachel. Era propio del 25 de diciembre y del 1 de enero. Me gusta tomar el caldo acompañado por vino blanco, o vino verde.
celebración / tradiciones — Comentarios desactivados en Torito, marimba y bailadores 15 Dic 22
Salir a cazar toritos es uno de mis deportes favoritos en diciembre. En casa nos encanta ir a la zona 1, para la fiesta de Guadalupe, en busca de toritos, mariposas y ese tipo de fuegos artificiales.
Este año fue diferente porque fuimos a cenar a la casa de amigos queridos, deliciosa sopa azteca, con una playlist mexicana estupenda y muchas anécdotas en buenísima compañía; así que sólo vimos un torito en el tradicionalísimo Callejón Maravillas.
En 2021 escribí que Estoy seguro de que el año entrante será muy bueno en términos de fiestas populares y tradicionales. Esto es importante porque las tradiciones no sólo nos dan un sentimiento y una sensación de comunidad; sino que cumplen una función sanadora frente a la desesperanza y a la inestabilidad. Aromas, alimentos y sonidos, texturas y colores, así como rituales nos traer recuerdos y nos invitan a reflexionar. Fuegos artificiales, costumbres, disfraces y más son parte de aquel acervo rico y enriquecedor; y no me equivoqué, en general en 2022 las fiestas populares y tradicionales, con su música y su pólvora han estado magníficas.
Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces pocas cosas me emocionan y divierten tanto y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.
En casa nos gusta llevar a esta fiesta a extranjeros visitantes y a chapines que nunca han visto toritos; y nadie ha salido decepcionado.
En casa tomamos en serio el arbolito que nos alegra las fiestas de fin de año. El pinabete tradicional no sólo nos trae su aroma encantador, sino que su color y sus formas, así como las luces y las figuras que lo adornan son símbolos de paz y amor, nos traen recuerdos y nos dan esperanzas.
En casa celebramos el solsticio de invierno, yuletide, navidad, las saturnalias y otras fiestas de fin de año con arbolito y decoraciones tradicionales. El arbolito tiene que ser Abies guatemalensis y no pueden faltar la manzanilla, los chinchines, la tortuga y otros objetos que nos conectan con nuestras historias propias, nuestras infancias y con las generaciones que nos han precedido.
El niño que incluimos entre aquellas decoraciones representa nuestra confianza en un universo benevolente, nuestra esperanza por un futuro mejor y la alegría que traen a casa las nuevas generaciones.
El viernes fuimos a traer el arbolito a El encanto, de Tecpán; y, como el año pasado, el espíritu de la querida doña Mireya nos acompañó a la hora de elegirlo y en el momento de encenderlo. Este año, este último proceso fue toda una aventura que te contaré abajo.
Para los que vienen por primera vez:
En las casas de mis abuelas y de mis padres no siempre hubo pinabetes. De cuando yo era niño recuerdo varios árboles inolvidables. En casa de mi abuelita Juanita me es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel (aquel cabello de ángel, de verdad, que era de fibra de vidrio) y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.
En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles eran generalmente pinabetes, o cipreses. A veces eran adornados con nieve elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; árboles siempre llenos de figuras variadísimas y algunas muy antiguas, así como con luces de colores. Allá algunos de aquellos árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.
En la casa de mis padres tuvimos gran variedad de arbolitos. Aunque los favoritos eran los pinabetes, también tuvimos cipreses y creo que algún pino. Los pinos no me gustaban porque, a pesar de que olían rico, se ponían tristes rápidamente y también tuvimos algún chiribisco plateado. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda unosárboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared.
En casa es tradición que cada año compramos un adorno nuevo y lo incorporamos a los que ya tenemos. Hay adornos variados: dos hawaiianas, uno que muestra a Odin, otro de La rebelión de Atlas, uno del barco Estrella de la India, una estrella de Santa Catarina Palopó, varios con motivos propios de la temporada, unos con mapas, y así. Los de este año son vintage, hechos de hojalata y pintados como de principios del siglo XX.
Una aventura de árbol
Fuimos a El Encanto, de Tecpán a por el pinabete, lo subimos al techo del pickup y lo trajimos a la ciudad. Al llegar a casa notamos que el arbolito se veía particularmente alto y por poco y no entra al elevador.
Al entrar a casa y tratar de poner en pie el arbolito resultó que no cabía y habría que cortarlo. Cosa que resolveríamos el sábado al contactar al cuate que nos hace trabajos en la casa y tiene sierra eléctrica. Pero el sábado tuvimos un día complicado y el muchacho de la sierra no podía llegar porque estaba comprometido con otro trabajo. Así que el pobre arbolito quedó horizontal en el piso. Y aquí viene lo curioso…
Estuvimos hablando de la complicación que se nos había presentado, hubo llamadas telefónicas al respecto y…¿vas a creer que en mi teléfono salieron dos anuncios de sierras eléctricas?…y mejor aún…de sierras eléctricas cortando troncos sobrantes de arbolitos de navidad. Cada vez me convenzo más de que nuestros teléfonos nos escuchan y nos ofrecen anuncios de lo que comentamos. ¿Qué opinas?
Llegó el domingo y el cuate que nos hace trabajos en casa avisó que no podría llegar; y, claro, no íbamos a tener el arbolito tirado 24 horas más. Así que fui a comprar una sierra eléctrica, porque estaban en oferta y porque la tarea de cortar el tronco se veía fácil en uno de los anuncios.
La cosa es que volví bien armado y en casa procedimos a cortar el tronco sobrante…pero la madera del pinabete es más dura de lo que pensé…y para hacer la historia corta terminé con el brazo adolorido y dos ampollas en el dedo índice de la mano derecha.
¿Valió la pena? ¡Claro que sí! El arbolito está guapo y ya hay ambiente. Sólo faltan tamales y ponche.
Luces Campero / tradiciones — Comentarios desactivados en ¡Volvieron las Luces Campero! 11 Dic 22
¡Que alegre que volvieron las Luces Campero luego de que nos fueron robados dos años! Este año no las vimos desde casa, pero las vimos en compañía de amigos queridos desde, otra perspectiva.
El crío que hay en mi se maravilla con las formas y los colores de la pirotécnia. Hay algo en los fuegos artificiales que me emociona mucho y me invita a aplaudir y a expresar mi asombro en el sentido aquel de Baila como si nadie te estuviera viendo, ama como si nunca te hubieran herido y canta como si nadie pudiera oírte…Tal vez por eso es que me gustan tanto las Luces Campero, los toritos y las mariposas, los castillos y otras pirotécnias.
¿Sabes que durante unos 10 años, poco más, o menos no vi las Luces Campero? En parte porque se me olvidaba estar pendiente de ellos y en parte porque trabajaba el día en que se celebraban. El primer año de aquellas luces tuve la malísima idea de subir a verlos al mirador de la carretera a El Salvador y fue un error, sólo recuerdo que se veían bien pequeños y que el tráfico fue infernal.
Que alegría por los niños que los ven por primera vez; y que alegría por los adultos que los gozamos como si fuera la primera vez. Que dicha volver a verlos.
mitología / tradiciones — Comentarios desactivados en Alegre quema del diablo en el Cerro del Carmen 08 Dic 22
La quema del diablo es una tradición guatemalteca que representa la oportunidad ritual para echar al fuego lo malo, lo inservible, lo caduco, lo que hace daño y lo que no queremos para el año que viene en un contexto místico y mitológico. En 2018 descubrimos que esta fiesta familiar se celebra de forma tradicional y encantadora en el Cerro del Carmen, en la ciudad de Guatemala y anoche volvimos a ese lugar para celebrar.
Desde una perspectiva racional y más universal, la fiesta trae la luz y el fuego a la época del año en la que las noches son más largas, frías y oscuras, por lo que es apropiado celebrarla con familia y amigos, y recordar que aún en la oscuridad es posible la luz. Estoy seguro de que cada quién podrá sacar de todo esto lecciones de vida y aprendizajes que habrá que transmitir a las generaciones siguientes.
Disfruto mucho esta fiesta chapina porque es una ocasión propia para celebrar la vida y para recordar a dos personajes malentendidos, uno de ellos casi olvidado y que -aparentemente- no tienen nada en común: Lucifer y Prometeo. Ambos se rebelaron contra dioses tiránicos y arrogantes. Ambos fueron cruelmente castigados por su atrevimiento. Uno es el traedor de luz, y el otro les dio el fuego a los hombres. Ambos son heroicos.
Hace cuatro años, cuando fuimos a la quema del diablo en el Cerro del Carmen por primera vez, el cura explicó que Maria, la que anuncia la luz, precede a Jesús que es el Sol; y en la realidad, ¿quién precede al Sol? ¡Venus precede al Sol cuando Venus es lucero de la mañana! ¿Y cuáles son otros nombres antiguos de Venus? Lucifer, el traedor de luz; e Ishtar -diosa del amor, de la belleza y de la fertilidad-. Los mayas, por cierto, no eran ajenos al concepto de que Venus, Lucifer, o Ishtar es traedor de luz. Ya que para ellos Venus (el heósforo) anunciaba que le Sol saldría ese día, luego de su paso por Xibalbá.
¡Hay que celebrar estas fiestas or la vida, y por el valor de quienes traen la luz y de quienes se rebelan ante dioses tiránicos y arrogantes!
El Diablo del Cerro del Carmen estuvo galán. Adornado con fuegos artificiales en forma de alas. Eso le da un ambiente más festivo -por las luces, colores y variedad de la pirotécnia- que una hoguera, o la mera quema de la piñata. En aquel lugar histórico la fiesta es de barrio, familiar y casi íntima; pero si quieres un fiestón y ver maravillas te recomiendo las loas en Ciudad Vieja. Como es la fiesta patronal de aquella población el pueblo tira la casa por la ventana.
Cuando era niño, por cierto, la fiesta solía incluir la reunión de amigos en la mañana para ir a buscar ramas y chiribiscos con qué armar una buena pira, la llegada de mi padre con cohetes y algunos fuegos artificiales, los buñuelos preparados por mi madre y mucha alegría en la calle y en la casa.
Desde lo alto del cerro vimos muchos fuegos artificiales y fogarones, en esta tradición que está bien viva. Además, la ermita en aquel lugar le da un bonito contexto al rito. Aquella construcción tiene toques de fortaleza porque el barco en el que vino Juan Corz, el fundador de aquel lugar, se llamaba La fortaleza. Además el lugar está bien cuidado, bien iluminado, limpio y seguro.
Duante el trayecto hacia aquel lugar emblemático, antiguo y tradicional vimos muchas personas y niños acarreando sus piñatas de diablos. Ahora hay diablos y diablas, canches y negros, los hay de cuatro patas y monumentales. Cuando yo era niño, las piras no incluían estas piñatas, se hacían con ramas y cuanto mucho cajas de cartón. Eso sí, siempre había cohetes involucrados.
Raúl, Mario y yo terminamos la noche con cervezas Güin, hamburguesa, tacos y pasta. No hubo buñuelos como es la tradición; pero las cervezas cumplieron con darle un carácter de celebración a esta fiesta.
Carpe Diem significa Apodérate del día y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el valor fundamental que guía mi vida y mis reflexiones en Carpe Diem. Vivo en Guatemala, un país que aún está por ser construido y en el que los derechos individuales y la igualdad ante la ley son precarios. Por eso, aquellos son mis temas favoritos para estos comentarios. Con todo y todo, este espacio -políticamente incorrecto- existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por si acaso). Me gustan la cocina, la lectura y la compañía de mi familia y de mis amigos. También me gusta pasar tiempo conociendo mi país y a su gente. Al perpetrar Carpe Diem comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!
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