21
Ene 10

La peor forma de ayudar a los haitianos

Ya apareció mi amigo, David, en Puerto Principe. Su casa se desplomó y está viviendo en su oficina; si hubiera estado en su residencia, durante el terremoto, ahora no estuviera contando la historia. El sismo lo agarró en una calle comercial y vio como colapsaban muchos edificios.


Mientras tanto, los haitianos están sufriendo lo indecible y necesitan -inmediatamente- toda la ayuda que pueda enviárseles. En el mediano plazo, también necesitarán mucha ayuda para levantar cabeza. Empero, si esa ayuda sigue, sigue y sigue, sin que los haitianos tomen el control de sus vidas, de su sociedad y de su destino; sin que los haitianos hagan de la suya una sociedad más rica y por lo tanto más segura, allá están condenados.

Si el futuro de los haitianos va a depender de la ayuda, están perdidos.

Vea usted esta gráfica. En el eje X se muestra el ingreso por persona, ajustado a la inflación; en tanto que el eje Y muestra la ayuda exterior recibida por persona en dólares actuales. Hay tres países ahí: Haití (en amarillo), Tanzania (en azul) y Hong Kong (en rojo); este último para hacer el contraste. Haga usted clic en Play, y verá como ha evolucionado la relación entre los ejes X e Y entre 1960 y 2007. Mientras más vertical y hacia la izquierda es la evolución de las gráficas, más se hace evidente que no hay correlación positiva alguna entre el crecimiento de la ayuda exterior recibida y el ingreso de las personas, ni en Haití, ni en Tanzania.

Ahora vea lo que ha ocurrido con Hong Kong y su gráfica roja. El ingreso de las personas ha crecido, crecido y crecido; en tanto que el monto de la ayuda exterior recibida se ha mantenido estable.

La ayuda exterior es vital durante una emergencia; pero es irrelevante y hasta puede ser nefasta para mejorar el nivel de vida de las personas. Los Haitianos sólo tendrán una sociedad rica y segura cuando establezcan:

1. Derechos de propiedad para todos.
2. Libertades civiles y derechos individuales iguales para todos.
3.Un gobierno que proteja los derechos de todos.
4. Impuestos bajos, transparentes y predecibles.
5. Un sistema monetario no inflacionario.
6. Libertad de intercambio.
7. Políticas que no sean envidiosas contra aquellos que son empresarialmente exitosos.

Por cierto que usted, como yo, quizás sienta recelo de enviar su ayuda a los haitianos por medio de la Coordinadora Nacional de Desastres, la Organización de las Naciones Unidas, o por cualquier otro medio que involucre a políticos y burócratas directamente. He aquí una buena opción: The Human Rights Foundation y el actor Kelsey Gammer, han establecido un fondo generoso.


17
Ene 10

La tragedia en Haití

Mi amigo David está en Puerto Príncipe y no ha respondido a mis correos electrónicos; y mucha de la familia de mi amigo Louis está allá. Cuando le pregunté a este si tenía noticias de Haití, me dijo que no había muchas comunicaciones y que el epicentro había sido cerca de su antiguo barrio.
Cuando veo las fotos y vídeos de lo que ha ocurrido en Haití se me pone la carne de gallina y no puedo sino pensar en lo espantoso que debe ser para la gente que está allá. Veo la devastación y los muertos en la calle y la cabeza me da vueltas.
Recuerdo muy bien el terremoto de 1976 en Guatemala; sismo que dejó alrededor de 23,000 muertos; pero nunca vi un cadáver en la calle. Eso sí, caminé por el barrio El Gallito el mero 4 de febrero, cerca de las 7:00 a.m., y pude ver la destrucción, el desconcierto, la tristeza y el miedo. También recuerdo las fotos que vi de San Martín Jilotepeque, Zaragoza y otras poblaciones guatemaltecas que fueron arrasadas, y recuerdo las historias de entierros en fosas comunes.
Tragedias como estas inmediatamente hacen brillar lo humano en nosotros. La ayuda y la generosidad se volcaron hacia los guatemaltecos en 1976 y se están dirigiendo a los haitianos ahora, en 2010. Empero, hay una realidad que no está de más meditar, aún en medio de lo urgente que es el corto plazo. Sin duda urgen agua, medicinas, ropa, alimentos y otras cosas para aliviar el sufrimiento de los haitianos; pero…¿y mañana?
Es un hecho que los países ricos sufren menos con los desastres naturales. Incluso en las regiones pobres de los países ricos, la gente sufre más por los desastres naturales, que en las regiones ricas de aquellos mismos países. Evidencia de lo primero es que el terremoto de Haití, que fue de 7.0 grados Richter, dejó allá cerca de 100,000 muertos; en tanto el terremoto de Loma Prieta, California en 1989, también de 7 grados en la misma escala, dejó allá menos de 70 fallecimientos. Evidencia de los segundo es que el huracán Katrina hizo estragos en Louisiana, que no es precisamente uno de los estados más ricos de la Unión Americana. Mi amigo Roberto, que vive del lado de Texas, en la frontera con México, cuenta cómo es que, cuando hay huracanes muere menos gente del lado tejano, que del mexicano. Parece evidente que las sociedades ricas son sociedades menos vulnerables.
¿Qué se necesita, entonces, para que en países como Guatemala y Haití muera menos gente a causa de terremotos, huracanes, y otros fenómenos naturales? Ya lo dice mi amigo Richard Ebeling: Un sistema de libertad que permita la prosperidad.
1. Derechos de propiedad para todos.
2. Libertades civiles y derechos individuales iguales para todos.
3.Un gobierno que proteja los derechos de todos.
4. Impuestos bajos, transparentes y predecibles.
5. Un sistema monetario no inflacionario.
6. Libertad de intercambio.
7. Políticas que no sean envidiosas contra aquellos que son empresarialmente exitosos.
Si las sociedades ricas son sociedades más seguras, ¿qué nos detiene? Cuando nos golpea la desgracia, agradecemos la generosidad, la valentía, el consuelo, y la bondad de nuestros amigos y vecinos; pero la de asegurarnos de que no volvamos a ser tan vulnerables, esa es responsabilidad nuestra y ahora.
…y ahora, mis pensamientos están con los haitianos.

08
Sep 09

Una dirigencia indígena atinada

Varias dirigentes indígenas afirmaron que el programa Mi familia progresa, que dirige Sandra Evita Torres, no soluciona la situación de pobreza. Juanita Batzibal dijo que el citado programa sirve sólo sirve para paliar necesidades inmediatas; y pidió no seguir con el paternalismo y el asistencialismo.

Efectivamente, el programa de Evita ha sido comparado con aquello de regalar pescados, frente a la efectividad de enseñar a pescar.
¡Que bueno que hay dirigencia indígena que se ha dado cuenta de que la política dar y de repartir es ineficaz contra la pobreza! Ojalá y se dieran cuenta de que la única forma de salir de la pobreza es mediante la creación de riqueza. Ojalá y se dieran cuenta de que la mejor política social es un buen empleo. Ojalá que se dieran cuenta de que el ahorro, la formación de capital y la productividad son las únicas vías sostenibles para la creación de más y mejores oportunidades de trabajo y para la multiplicación de la riqueza.
¡Ojalá que se dieran cuenta de que sin estado de derecho la generación de riqueza se hace muy cuesta arriba, o sólo es posible para los que pueden usar la legislación y el poder en su propio beneficio!

28
Dic 08

¡Por inocentes! Salario para agravar el desempleo

Una inocentada grosera es la noticia de que la administración socialdemócratá fijará el salario mínimo a Q52 diarios para todo el sector productivo.

La medida, que en apariencia busca “reducir la brecha entre el valor de la cansasta básica y el pago del salario mínimo en la ciudad y en el campo”, en realidad es el factor que más agrava el desempleo entre los jóvenes y entre aquellos que, o no tienen vocación alguna, o tienen poca educación. El salario mínimo perjudica a los más vulnerables; pero los prejuicios ideológicos prevalecientes se niegan a verlo.

Los trabajos de aprendiz, en los que el jóven sin educación y sin experiencia adquiría destrezas y aprendía oficios han ido desapareciendo porque se han vuelto muy costosos. El salario mímino hace que sea muy caro ofrecerles oportunidades de trabajo a los jóvenes inexpertos. Miles de empresas, que podrían entrenar y ocupar patojos, los han sustituido por nuevos procesos que no necesitan de esa mano de obra costosa. Un ejemplo de ellos son las gasolineras de autoservicio. No se necesita mucho para ser despachador de gasolina; pero para muchos jóvenes es un buen lugar para tener el primer empleo, adquirir conocimientos, obtener experiencia y disciplina laborales y para conseguir la primera carta de recomendación. Lo malo es que cuando contratarlos se hace muy caro, lo que queda es eliminar las plazas y cambiar los procesos.

Cuando yo era productor de un noticiario me opuse formal y judicialmente al salario mínimo para los periodistas. Esto es porque yo era testigo de cómo era que patojos chispudos, pero sin entrenamiento, entraban a trabajar como camarógrafos y hasta como editores e iban aprendiendo, entrenándose y creciendo mientras iba mejorando su situación salarial. En el momento en el que el salario mínimo hacía muy costos ese proceso educativo que les daba la empresa, en ese momento ya no era rentable contratar patojos inexpertos y había que contratar camarógrafos y editores en los que no hubiera que invertir, sino que ya vinieran entrenados. ¿Quiénes perdían? Los jóvenes que nunca tendrían la oportunidad de aprender aquellos oficios y educarse mientras trabajaban.

En tiempos de crisis, cuando las plazas de trabajo no sólo no están siendo creadas, sino que están siendo cerradas, ¿qué puede ser peor que encarecer artificialmente las pocas oportunidades que van quedando? Quienes defienden el salario mínimo ya tienen empleo, y me pregunto si harían lo mismo en el caso de que tuvieran la necesidad de encontrar uno.

En lugar de reconocer la realidad, quienes se aferran a aquellos prejuicios disfrutan con sinvergüenzadas como la de los empresaurios maquileros, que claman por el privilegio de no pagar el salario mínimo, sin que aparentemente les importe el daño de fondo que este le hace a los más pobres, y sin importarles el daño evidente que sus pretensiones le hacen al ideal de igualdad de todos ante la ley.

Yo estoy de acuerdo con que la mejor política social es un buen empleo; y entiendo que la única forma de elevar los salarios sanamente es elevando la productividad del trabajo. Cuanto más y mejor se produzca, más crecerá la riqueza de todos. Cuanto más productivo sea un individuo, tanto más valdrá su trabajo para los que ofrecen empleos. Si estas realidades no son reconocidas, y si seguimos haciendo lo mismo con la esperanza de obtener resultados distintos, seguiremos condenando a la pobreza y a la indignidad a todos esos miles de patojos inexpertos y ansiosos que quisieran trabajar, pero que no encuentran donde…porque es muy caro darles empleo.

Resumen publicado en Prensa Libre y en Siglo Veintiuno.


20
Dic 08

Trocitos 101 para el gabinete económico

Si la pobreza es lo contrario a la riqueza; si nos ofende y nos duele la pobreza; si quisiéramos elimiarla, ¿qué deberíamos propiciar? Yo digo que lo que deberíamos propiciar es más y más riqueza.

Los que dicen que saben de eso, estiman que “para lograr un verdadero desarrollo del país con avences significativos” es necesario crecer cerca de 8% anual durante 10 años consecutivos. Crecimiento y desarrollo son los eufemismos que la burocracia nacional e internacional usa para referirse a la creación de riqueza y a la riqueza, porque esta palabra les da vergüenza, o qué se yo.

¿Cuándo ha crecido la economía de los guatemaltecos? La Junta Monetaria acaba de vaticinar que el crecimiento a diciembre de 2008 andará por 4%; y en noviembre de 2007 fue de 5.3%. O sea que, vamos tarde, mal y nunca.

¿Cómo se genera la riqueza? Pues mediante el ahorro y las inversiones productivas. No mediante el gasto, ni mediante el desperdicio, ni mediante aparentes inversiones que resultan ser no sólo improductivas, sino consumidoras de la poca riqueza que ha sido creada.

Aparte de los porcentajes citados arriba, hay muchos signos de que en vez de estar creciendo, la economía chapina es está encogiendo: Tanto el comercio como la industria han tenido menos actividad que el año pasado; y, de hecho, como sus ventas han bajado, también está bajando su aportación al fisco. Esto es muy malo porque en el comercio y en la industria, así como en otras actividades económicas, es donde trabajan los chapines. Y si bajan las ventas, ¿cuánto durarán los empleos? Otro signo es que ha caído la demanda de gasolina super. Esto ha tenido que ver con los precios altos que había hace unas semanas; pero también tiene que ver con que la gente está cambiando sus hábitos de consumo de gasolina para economizar unos quetzalitos.

Este es mal momento para pensar en aumentar los impuestos. Primero, porque es evidente que si las actividades económicas están creciendo sólo 5.4% en este año, comparado con el 16.6% que creció en 2007, eso quiere decir que la industria, el comercio, la construcción, el agro y otras actividades de esa naturaleza están en problemas. Y si esas actividades están en problemas, sus empleados están en problemas. Segundo, porque el dinero que se les quita a los tributarios, en vez de irse a inversiones productivas en el sector privado, se va a gastos improductivos (cuando no a corrupción) en el sector público.

Si yo tuviera que favorecer el ahorro y las inversiones productivas, para que crezca la riqueza y disminuya la pobreza, ¿qué haría? 1. Eliminaría el impuesto a los rendimientos de capital para que hubiera mas disponibilidad de recursos para inversiones productivas. 2. Eliminaría aranceles y aduanas para reducir el alza en los precios relativos, por el lado de la oferta de bienes, y así conseguiría que a los chapines les abundara más el sueldo. 3. Eliminaría la inflexibilidad del Código de Trabajo, para facilitar la movilidad laboral entre los guatemaltecos.

Yo estoy convencido de que la mejor política social es un buen empleo; y si queremos eliminar la pobreza, ¿qué mejor que más y mejores empleos?


13
Nov 08

¿Quién, en sus 5 sentidos, quiere más pobreza?

¿Quién, en sus cinco sentidos, querría más pobreza?…y sin embargo, la pobreza está en todas partes. Y el problema no es por qué es que hay pobreza, sino cómo es que salimos de la pobreza; y qué hacemos, ahora que sabemos cómo salir de ella.

En esta conversación, William Lewis -director fundador del McKinsey Global Insitute y autor de The Power of Productivity- habla sobre la productividad y sus efectos en la eliminación de miseria.


07
Nov 08

S@kis se pegó un patinón

Hoy me sorpendió el bloguero y cuate S@kis; pero me sorprendió con una gurruminada. Hace poco celebré que en mi barrio ha sido inaugurado el hermoso Oakland Mall. Hermoso, digo, no sólo porque es arquitectónicamente bello, sino porque a mi me pasa que cuando veo algo así, pienso en toda la gente que pudo llevar pan a su mesa durante la construcción del edificio. Y pienso en toda la gente cuya vida será mejor porque ahora tiene un empleo en el Centro Comercial.

Cuando veo un edificio así, lo que observo es cómo se embellece la ciudad; y en cómo se crea la riqueza. Veo a un niño contento porque su padre, que ahora si tiene empleo, al fin le pudo comprar una camisa, o un juguete nuevos. Por eso celebré que hubiera un nuevo vecino, ¡ese vecino!, en el barrio.
Pero…¿qué se le ocurrió comentar, en la entrada correspondiente, al citado bloguero?: S@kis dice que el nuevo centro comercial es “un vecino y muy creído por cierto, solo le hablará a los que tengan plata, a los que se acerquen a pedir simplemente los ignorará y sacará a patadas pueden ensuciar la calle real”.

Y yo pregunto que ¿cuál es la opción? Si la belleza ofende a personas como S@kis, ¿no debería haber edificios bellos? Si los miles de puestos de trabajo no le parecen admirables, ¿sería mejor que no hubieran sido creados?
Y pregunto que, ¿qué es mejor, una sociedad donde la gente puede ir con plata a comprar lo que necesita, o una en la que la gente tiene que pedir? Y por último, ¿cómo fregados vamos a eliminar la miseria que tanto nos entristece, si no creamos puestos de trabajo que le permitan a la gente ganarse la vida honradamente?
El discurso de barricada de S@kis da que pensar, ¿o no?…
¿De verdad hay personas que creen que no es de celebrarse que sea posible hacer algo como el Oakland Mall, o cualquiera otra obra productiva de esa, o de cualquiera otra dimensión?
Eso me recuerda cuando Greg Ferrando recorría una playa blanca de tailandia que fue barrida por el tsunami de 2005 y dijo que “esta playa estaba plagada de comercialismo había cientos de silas de playa aquí. Prefiero la arena. Se ve mejor ahora”.
El citado tsunami mató a más de 150 mil personas, y qué se les ocurría a algunos: Que la naturaleza había regresado, que era una oportunidad para regular el crecimiento y que el paraíso no debería ser civilizado.
S@kis anda en lo mismo…¿será que el desempleo y la pobreza son mejores que el trabajo productivo y la riqueza? Yo digo que no, de la misma forma en que una playa blanca, no es mejor que 150 mil muertos.

21
Oct 08

El dogma de Colom

Alvaro San Nicolás Colom, presidente socialdemócrata de Guatemala, ha hecho una notable contribución a las ciencias sociales, quizás del tamaño de la que conocemos como El Dogma de Montaigne.


El citado dogma apunta a que los ricos son ricos, a costa de los pobres; y Colom ha disparado que No vale la pena ser millonario en un país de hambrientos, frase que pronunció en el Encuentro Nacional de Empresarios, 2008.  No estuve ahí; pero apuesto a que los asistentes aplaudieron el discurso y el ingenio presidencial.  ¡Más de uno debe haberle dado un apretón de manos en señal de felicitación!
En este espacio, sin embargo, no se acostumbra celebrar ese tipo de dislates.  Es más, sostengo que en un país de hambrientos, los millonarios son más necesarios que en ninguna otra parte.  En el supuesto, claro, de que los millonarios lo son porque tienen fábricas, comercios, fincas, bancos y demás, con lo que sirven a las personas -y dan empleos-; y no porque tienen acceso al manejo arbitrario y abusivo del dinero que toman de los tributarios.
Los millonarios que no valen la pena ¡y son una vergüenza! son los que se hacen ricos mediante el saqueo del Congreso de la República, del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, o del Crédito Hipotecario Nacional, para mencionar sólo tres ejemplos.  
Antes de poder jugar a San Nicolás, Colom era uno de esos que creaban riqueza y creaban empleos; tan es así que presidió la Asociación Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales.  Desde esa perspectiva, ha de ser interesante saber por qué es que ahora afirma que no vale la pena ser creador de riqueza.   ¿Será que el hambre y la miseria pueden ser eliminados sin creación de riqueza?
A mí se me hace que Colom se creyó el Dogma de Montaigne y se creyó que las relaciones sociales pacíficas y voluntarias son un juego de suma cero en el que las ganancias de unos son posibles sólo gracias a las pérdidas que sufren otros.  A mí se me hace que Colom se quedó atascado en la Historia, en los tiempos de cuando sólo se podría adquirir riqueza tomándola de otros.  Situación que cambió hace añales -pero añales-, cuando el capitalismo nos enseño que la riqueza no sólo eran el oro y la plata que alguien atesoraba en un cofre, sino que podía ser creada y multiplicada mediante el espíritu emprendedor.  De ahí, creo, es que el Presidente socialdemócrata cree que no vale la pena ser millonario en un país de hambrientos.  
Los ricos son indispensables para el desarrollo de la economía y para el bienestar de las personas. En primer lugar porque los ricos obtienen sus riquezas como consecuencia de su emprendedurismo y de su productividad; en segundo lugar porque -como los ricos no guardan su dinero bajo el cholchón- mientras más fábricas, comercios, fincas y bancos tienen, más puestos de trabajo hay, y mientras más puestos de trabajo hay, menos personsas hay desempleadas y más mejoran los salarios.; en tercer lugar porque para los ricos se hacen los teléfonos móviles, los hornos de microhondas, los CD players, y toda esa multitud de cosas que luego, cuando se abaratan, nos hacen la vida más cómoda y agradable a los que no somos millonarios.
Irónico es, también, que Colom desprecie a los millonarios ya que sin ellos su administración no tendría tanto de dónde esquilmar.  
Sostengo que, si en Guatemala hubiera más ricos propietarios de fábricas, de comercios, de fincas y de bancos, también habría más empleos para los chapines, y menos gente sería pobre.  Pero claro, en esas condiciones, ¿qué utilidad tendrían gentes como Alvaro San Nicolás?

30
Oct 07

El sifonazo

Expertos de las calificadoras de riesgo crediticio Standard & Poors y Fitch Ratings, coinciden en la necesidad de aumentar la carga tributaria de Guatemala. “En un país con las necesidades sociales y aspiraciones que tiene Guatemala, la carga que tiene actualmente no alcanza”, dijo Roberto Sifón-Arévalo, burócrata honoris causa y analista de Standard & Poors. A tales disparates se sumó la colega de Sifón-Arévalo, Theresa Paiz -de Fitch Ratings- que dijo que “si el Gobierno puede crear nuevos impuestos y hace reformas, la recaudación va a mejorar”.

¡Aaaaaaaaaah, sinvergüenzas!, mancuerna de pícaros. Como ustedes lo que califican y de lo que viven es de la deuda de los gobiernos, lo que les importa es que el gobierno tenga con qué pagarles a sus clientes. Sin importarles el largo plazo y el daño que los impuestos le causan al sector productivo.

Yo digo que hay que ponerles oídos sordos a los cantos de sirena de los burócratas internacionales y de sus cómplices como Sifón-Arévalo y Paiz. A lo mejor habría que seguir el consejo de Milton Friedman que dijo algo así como que para salir de la pobreza, los países pobres deberían hacer lo que hicieron los países ricos antes de hacerse ricos; y no lo que hacen cuando ya son ricos.

Si tanta es la fregadera, invito a Sifón-Arévalo y a Paiz a pagar impuestos en Guatemala.


24
Abr 07

Viajes interplanetarios (suspiro)

“¡Así que tú serás un hombre espacial! Algunos de ustedes casi seguramente lo serán, porque muchos hombres de ciencia afirman que en unos veinte años se podrá viajar al espacio”; así decía la enciclopedia Mis primeros conocimientos.

Crecí leyendo Mis primeros conocimientos y la Enciclopedia Estudiantil; y uno de los volúmenes que leía una y otra vez era el de Trenes, Aviones y Viajes Interplanetarios, en una época en la que los viajes al espacio eran una utopía.

Ahora ha llegado el momento. No fue en veinte años porque aquel vaticinio de la Enciclopedia era de 1961; pero ahora la Space Adventures Company ofrece viajes a la Luna por US$ 100 millones. Uno dirá que es muy caro y que sólo es para los muy, muy, ricos; pero, ¿se acuerda de cuando las VCR eran sólo para los ricos? Los automóviles y los viajes en avión fueron sólo para los ricos. Hubo un tiempo en que sólo los ricos tenían televisión. ¿Verá mi generación, o la siguiente, el momento en que uno pueda ahorrar como loco y viajar a la Luna?

Gracias a Mi punto de vista por el tip.