A estas alturas del partido, es evidente que lo que dijo lord Acton, en el sentido de que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente es cierto por donde quiera que se lo vea. De ahí que debería ser impensable entregarles el poder absoluto a los administradores del estado; y debería ser inadmisible que ellos consideren moralmente aceptable mantener sus acciones fuera del dominio público. Hay ahí afuera tantos políticos ávidos de poder que debería pararnos los pelos a todos. Y si los hay en países con largas tradiciones constitucionales, sistemas republicanos y estados de derecho bastante enraizados, ¿cómo será en sociedades donde hay poco, o nada de aquello?
El individualista y antiestatista que hay en mí, no puede sino reaccionar con repugnancia ante la idea de que los políticos pueden tener secretos y no rendirles cuentas a los electores y a los tributarios; pero…¿y qué tal si la exposición de aquellos secretos beneficia directamente a los enemigos de valores como el estado de derecho, el sistema republicano, la tecnología, la razón, y otros afines?
Therere is a bigger picture que no terminé de ver hasta hoy en la tarde. Las filtraciones que originan estas meditaciones ocurren en medio de una guerra que rebasa a las administraciones de Barack Obama y de George W. Bush y a sus miserias; y que rebasa a los mismísimos Estados Unidos de América. Ocurre en medio de una guerra declarada del Islam contra Occidente. Es decir, una de el misticismo y el colectivismo, contra la razón y el individualismo. No nos engañemos, el ataque del 11 de septiembre de 2001, contra las Torres Gemelas, no fue uno contra la administración Bush, ni contra los EUA; fue uno contra la civilización. Esta es una guerra contra el individualismo, la razón, la libertad, el capitalismo, las ciencias, la tecnología, el estado de derecho, y otros valores que hacen posible la civilización.
En el contexto de aquella guerra, exponer que a Cristina Kirchner podría faltarle un tornillo es anecdótico y hasta podría parecer divertido; pero descubrir cuáles son los lugares estratégicos y las industrias vitales, no sólo para los EUA, sino para la sobrevivencia de Occidente,…eso es como traición. Moralmente es como afirmar que lo de las Torres Gemelas fue un acto de libertad de expresión. ¿Recuerda, usted, a Efialtes en la historia de Leónidas y sus 300 espartanos? El tenía sus motivos…;pero cuando les mostró a los Persas una ruta alternativa para el paso de las Termópilas, ¿estaba haciendo uso de su libertad de expresión, o de la libertad de información?
Ah, como quisiera yo que este asunto fuera sólo cuestión de desenmascarar a José Luis Rodríguez Zapatero, a Daniel Ortega y a Hugo Chávez, entre otros; pero con todo y el daño que el gobierno de los Estados Unidos de América les hace con su guerra perdida contra las drogas, a los pueblos que podrían ser sus amigos, al final de cuentas hay hechos que no deben ser ignorados para entender la big picture.
1. El misticismo y el colectivismo le tienen declarada una guerra a Occidente, a la razón y al individualismo.
2. Sería bueno que el pueblo de los EUA reconocieran que la guerra perdida, de sus gobiernos, contra las drogas, mina las relaciones con los que deberían ser sus amigos naturales y lo hace vulnerable frente a sus verdaderos enemigos.
3. Esto es importante porque en la guerra que el Islam le declaró a Occidente, se juegan el futuro de la vida civilizada en todo el Globo.
4. En esta guerra, si ha de ser ganada por Occidente, hay que tomar en cuenta lo que Ayn Rand escribió en Capitalism: the unknown ideal (Capitalismo: el ideal desconocido). En el capítulo denominado La Anatomía del Compromiso, Rand describe algunas reglas acerca de trabajar con principios en la práctica y acerca de la relación de aquellos con objetivos concretos. a. En todo conflicto entre dos hombres (o dos grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. b. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, es el más maligno, o irracional, es el que gana. c. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos, eso obra en ventaja del lado irracional.
Por esto es que, consciente de la guerra que enfrenta la civilización, al final de cuentas no puedo sentirme cómodo cuando los enemigos de Occidente se regodean porque han sido expuestos los lugares y las industrias estratégicas de los EUA. No puedo sentirme cómodo cuando los principios no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos.
Pero, ¿cuáles son los principios atingentes? El primero es reconocer que sí hay una guerra y que en esa guerra hay amigos y enemigos. El segundo es que no es racional pensar que aquello que beneficia a los enemigos y a los aliados de los enemigos de Occidente, en esta guerra, va a ser bueno para Occidente; ni siquiera si aquellos enemigos y sus aliados no siempre salen bien parados. El tercero es que no es racional pensar que aquello que perjudica a Occidente va a ser bueno para Occidente; ni siquiera aquello que, de paso, perjudica a los enemigos de la civilización.
Cabe la posibilidad de que el futuro de Occidente no dependa de la sobrevivencia de los estados-nación y de que las filtraciones terminen de acabar con los estados-naciones. Entonces, el mundo que conocemos tomará giros que cambiarán nuestros paradigmas. Y seguramente deberíamos prepararnos para esa eventualidad. Sin embargo, si han de ocurrir los cambios en esa dirección, el éxito sólo podrá fundamentarse en la razón y en el individualismo; y no en el misticismo y en el colectivismo. Por ese motivo es que, aún en medio de la guerra, Occidente en general, y los Estados Unidos de América en particular, deben abrazar a los valores que le son propios y ser fiel a las ideas que hicieron posible esta gran civilización.
Dicho lo anterior, ¿qué pasa con la libertad de expresión? Pues esta es la facultad de expresar, compartir y publicar los pensamientos, ideas, obras y acciones propias; no las de otros. ¿Cabe hablar de libertad de prensa? Sí; pero distinguiendo lo que es de interés público, de lo que es de interés del público; y recordando siempre que, como nos dejó dicho Viktor Frankl, la libertad y la responsabilidad son inseparables. Puede que conocer la lista de lugares estratégicos y la de industrias vitales sea de interés del público; pero la conservación de Occidente es de interés público. Al menos en las sociedades que gozan de sistemas republicanos, y en las que se vive por derecho, y no por permiso.
Esto de los WikiLeaks rebasa a las administraciones de Obama y de Bush, y rebasa a los Estados Unidos de América como estado-nación. Esto de los WikiLeaks tiene que ver con el futuro de la civilización.
Y, por cierto, si quiere leer algo sobre Occidente, le recomiendo El genio de Occidente, por Louis Rougier; un libro pequeño y estupendo para leer cuanto antes. En tanto que, para una perspectiva útil sobre esta guerra, le recomiendo Winning the Unwinable War, por Elan Journo.