Acabo de leer que en Sololá un grupo de representantes de autoridades locales se reunió para poner en marcha un plan de seguridad para los turistas que visiten aquel departamento durante las fiestas de la Semana Mayor. Y lo irónico, paradógico y con aspecto de chiste cruel es que -sólo segundos antes- había leído que en Pueblo Nuevo Viñas, la ola de secuestros rápidos y extorsiones que enfrentan los maestros los obligó a suspender clases en todo el municipio hasta que la Administración se comprometa a mejorar la seguridad. Ni siquiera piden que la Administración mejore la seguridad; les basta con que los pipoldermos se comprometan a ello.
Irónico, paradógico y con aspecto de chiste cruel es que mientras que unas autoridades se aprestan a garantizarles seguridad a los turistas que durante un tiempo específico visitan un lugar específico; las autoridades tienen abandonado otro. De hecho, sospecho que tienen abandonado todo. Si no, ¿cómo se explica uno que en La Antigua sean robados 25 automóviles diarios? Y La Antigua no es un oscuro destino turístico, valga recordarlo.
Es como cuando las autoridades inauguran un aula con computadoras en una población; pero las escuelas de docenas y docenas de poblaciones no tienen escritorios, pizarrones, ni otras cosas básicas. Todo es papas y pan pintados.