01
Mar 19

Una moral para ser feliz en la Tierra

El propósito de la moralidad es enseñarte, no sufrir y morir, sino disfrutar y vivir; esta afirmación, audaz, contradice bastante de lo que en nuestra cultura se tiene por ético. Entre nosotros, muchas personas tienen como buenas la renunciación, las privaciones, el sufrimiento, el sacrificio y hasta la muere, como el paso necesario para ir a la otra vida.

Si te llamó la atención la frase con la que comienzo estas meditaciones, seguramente te va a interesar la Ayn Rand University App, que puedes googlear y bajar para IOS y para Android………¿ya la estás bajando?

Haz clic en la ilustración para bajar la App

Escucha el podcast aquí.

En ella encontrarás centenares de horas de contenido por Ayn Rand y por expertos en objetivismo, disponibles en cualquier momento y en cualquier lugar.  ¿Cómo me enteré de la App?  Fue el miércoles durante la presentación del Ayn Rand Center Latin America, otro recurso disponible para aquellos de nosotros interesados en la identificación racional de una ética para ser felices y para vivir en la tierra. Puedes buscarlo en Facebook.

Desarrollar aquel tipo de código moral es una tarea difícil y demandante; y durante aquella presentación, Tal Tsfany-que es el CEO del Ayn Rand Institute y autor de Sophie, un libro sobre una niña heroica- sugirió un ejercicio que puede ayudarlo a uno en aquel proceso.  Tal recomienda que cada noche uno identifique y anote algo que haya sido bueno para uno en ese día; y que luego uno identifique qué es lo que significa aquello bueno para uno. Con el tiempo uno podrá identificar valores y patrones y responderse si aquellos valores y aquellos patrones son consecuencias de elecciones racionales hechas por uno, o si son valores y patrones tomados caprichosamente de otros, o exigidos por otros.

Me encantó ese ejercicio y por eso te lo comparto.  ¿Qué tal si, en medio de la confusión en que vivimos, nos atreviéramos a descubrir que nuestras vidas son valores en sí mismos y que es posible no vivir las vidas de otros?  ¿Qué tal si descubrimos que nuestras vidas son acerca de nosotros mismos, y no de otros?

¿Te atreves a bajar la Ayn Rand University App?

Columna publicada en elPeriódico.


23
Nov 18

Presunción de inocencia y prisión preventiva

Ya sé que te la he recomendado antes; pero es que la película es buena y si no la has visto, permíteme recordártela.  Se trata de Presunto culpable, que, aunque la historia ocurre en México, seguramente es el caso de otros países de América Latina y de Guatemala.  Es la historia de un muchacho que va a parar preso y la de su lucha y la de su familia y abogados contra un sistema ¿de justicia? viciado y corrupto; así como la de su vida en prisión.  Siempre pienso en esa peli cuando abordo temas como la presunción de inocencia, la prisión preventiva, las prisiones y el sistema de justicia.

Imagen de previsualización de YouTube

El filme vino a mi mente hace unos días cuando participe en un diálogo sobre mecanismos de prevención a la violación del derecho a la presunción de inocencia, por la Fundación 2020.

¿Sabías que 48% de los presos están en prisión preventiva? ¿Puedes imaginarte los problemas humanos de incertidumbre, ansiedad, indignidad e inseguridad que sufren las personas que están tras las rejas solamente a la espera?  Eso sin contar los problemas que aquella sobrepoblación genera en términos de falta de espacio, inseguridad y falta de atención.

Es un hecho, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que puede haber un uso excesivo de la prisión preventiva (y eso que no hablamos de esa aberración llamada prisión provisional, que es “otro par de zapatos”); y es un deber de los estados –un deber de los políticos y burócratas– velar porque esta medida cautelar no sea usada de modo punitivo; y encontrar opciones no sólo por razones prácticas y presupuestarias, sino principalmente en respeto al principio de presunción de inocencia.

Una opción es el control telemático de procesados.  Es decir, el famoso brazalete.  En Guatemala ya hace dos años que fue aprobada la ley para su uso; pero los políticos y burócratas encargados han sido incapaces de ponerlo en práctica.  ¿Será mucha suspicacia suponer que es porque hay “bisne” involucrado? En serio, ¿qué están esperando? ¿Cuántos muertos debe haber, en prisión preventiva, para que este asunto sea prioridad?

Columna publicada en elPeriódico.


26
Oct 18

¡Felicitaciones a los 48 cantones!

No ha sido suficientemente aplaudida, ni elogiada la decisión de prohibirles a los partidos políticos que pintarrajeen piedras, paredes, paredones, puentes y edificios privados y públicos durante el proceso electoral de 2019.  La decisión la tomaron los dirigentes de los 48 cantones de Totonicapán y sería genial que fuera emulada en otros departamentos del país.

¡Ninguna agrupación política debería tener la idea de que puede ensuciar y pintarrajear a su antojo! No sólo porque quien pinta pared y mesa demuestra su bajeza, sino porque ¿cuál es el mensaje subyacente de aquel tipo de prácticas brutales y contaminadoras? El mensaje es que a los dirigentes políticos que permiten que sus seguidores hagan pintas, y a los que animan a sus seguidores a hacer pintas les importa un bledo ensuciar, afear y causar daños.  Ese mensaje debería poner a pensar a los electores.  Si así actúan estos políticos con tal de conseguir el poder, ¿qué otras barbaridades van a hacer cuando tengan el poder?  O como diría mi abuela: Si así son las vísperas, ¿cómo serán las fiestas?

No es sólo que las pintas repugnantes son vacías de contenido programático; sino que son mensajes claros de que yo hago lo que me da la gana, cuando me da la gana, porque puedo.  La gente que permite y promueve esas pintas entre sus partidarios, es la misma gente que cuando llegue al poder va a comprar medicinas vencidas, va a inaugurar rampitas, va a construir puentes y caminos de mala calidad, va a favorecer el clientelismo y el mercantilismo, va a elevar y a multiplicar los tributos y va a repartir plazas entre amigos, compadres, familiares, amantes y socios, ¿por qué? ¡Porque puede! Porque nadie le paró la mano cuando pintaba y ensuciaba.

Cuando he viajado por Guatemala durante un proceso electoral y he hablado con la gente, he notado un disgusto generalizado; pero pasivo contra las pintas.  Ese disgusto debe materializarse en condenas claras, acciones y rechazo electoral contra los grupos e individuos que manchen y embadurnen con su propaganda y su insolencia.

Columna publicada en elPeriódico.


28
Sep 18

Suicidios y ¿esperanza?

Es difícil no conmoverse por la noticia de que la tasa de suicidios, en Nebaj, ha crecido de seis casos en 2009 a 21 en 2017 y a 14 en lo que va del año. Pero, ¡Ojo!, hay un subregistro y se estima que las cifras podrían triplicarse.  El fenómeno del suicidio no es exclusivo del área Ixil; en San Carlos Sija, Quetzaltenango, también hay preocupación por el mismo tema.  ¿Cómo será en otras poblaciones?

A mí me conmueve mucho porque según expertos, los suicidas no es que quieran morir…sino lo que quieren es dejar de sufrir.  Y ponerle fin a la vida es el único camino que ven frente a sí.  Los suicidas suelen dejar notas en las que ofrecen disculpas a quienes les sobreviven y expresan tristeza profunda por sí mismos.

Los expertos coinciden en que los pilares sociales de la formación de las personas son la familia, la escuela y la calle.  ¿Qué es la calle? Los amigos y compañeros, lo que los padres y abuelos llamaban las juntas; de ahí la frase sabia de: ¡Cuidado con las juntas!. Si uno de esos pilares está quebrado (y en las poblaciones donde hay muchos suicidios, más de uno está fragmentado), crece el peligro de privaciones voluntarias de la vida, como consecuencia de los motivos más variados, que incluyen la carga genética (como predisposición, pero no en sentido determinista), bullying, situaciones emocionales, económicas, y más.

¿Qué necesita un suicida potencial para ayudarse y alejarse de aquella posibilidad? En principio validación, empatía y redes de apoyo, elementos que son difíciles de conseguir en poblaciones modestas, con tejidos débiles y en las que abundan las creencias irracionales y la descalificación. Ahí, sin embargo, hay oportunidad para el emprendimiento social y para el liderazgo responsable.  No sólo como el teléfono de prevención contra el suicidio, que es el 5392 5953 y que ya lleva por lo menos 15 años de servicio valioso; sino con programas y materiales diseñados cuidadosa y específicamente.

Si ha de haber soluciones, yo no me sentaría a esperarlas desde la política. Este es un llamado al liderazgo local y a emprendedores sociales para que actúen como tales.

Columna publicada en elPeriódico. Ilustración anónima (Meister 3) – Hochschul- und Landesbibliothek Fulda, Dominio público, via Wikimedia Commons.


03
Ago 18

Sacjá y la impunidad

El lunes pasado una turba ingresó a las instalaciones de la hidroeléctrica Sacjá y lanzo mujeres y policías a un barranco, taló árboles, destruyó vehículos, retuvo a por lo menos 75 agentes de la PNC, y hubo un agente desaparecido temporalmente y las mujeres tienen huesos rotos.  La horda robó armamento y huyó con él. Luego de tanta violencia, ¿cuántos capturados hay? Ninguno, que se sepa.  ¡Ni uno!

La hidroeléctrica, por cierto, tiene 7 años de operar en el lugar, ciento por ciento en propiedad privada y hacía cuatro meses que estaba suspendida.  No es la primera vez que la operación sufre actos de aquella naturaleza, en marzo anterior una patulea de unos 200 cooperativistas destruyó el canal de distribución del líquido.

¿Quién hace esas cosas? Un grupo que se identifica como Cooperativa Monte Blanco, que es miembro de la federación de cooperativas departamental y no es de vecinos del lugar. A decir de los propietarios de la hidroeléctrica, las relaciones con las 7 poblaciones vecinas son excelentes. He aquí una bonita tarea para investigadores sociales chispudos: hagan una historia –a partir de los dirigentes de Monte Blanco– y cuéntenos quien militó con quién durante el enfrentamiento armado interno; quién casó con quién en qué organización armada y en qué ONG; cuéntenos si reciben dinero de los tributarios. Sorpréndanos con un arbolito de relaciones que explique por qué es que actos como aquellos son inmunes frente al MP y al PDH.  A mí me da curiosidad saber detalles así.  ¿¡Por qué son inmunes, incluso contra la CICIG!?

¿Por qué es que esto es importante? No sólo porque cometieron crímenes, sino porque los comenten impunemente.  No sólo porque dañaron vidas y propiedades. No sólo porque abonan a la cultura de la violencia. No sólo porque parece que las leyes y las autoridades están pintadas. No sólo por eso, sino porque sin fuentes de energía y sin fuentes de trabajo, ¿qué les queda a los más pobres y vulnerables en lugares donde no hay oportunidades? Lo que les queda es escapar, agarrar para el norte y arriesgar la vida y la dignidad, aunque el “mux” se quede enterrado aquí.

Columna publicada en elPeriódico; y la foto es de ese diario.


20
Jul 18

No participaré en el censo

No participaré en el censo. Será usado para subir el número de diputados*; y estoy convencido de que hay que reducirlo.  Busca información privada que puede ser usada con motivos ulteriores e ideológicos, y no voy a contribuir con eso. Se supone que la información es confidencial de acuerdo con la Constitución y la ley; pero, ¿de veras crees que los políticos y funcionarios pueden protegerla?  Los censos suelen ser usados con motivos tributarios y tampoco voy a ayudar con eso.

Mi maestro, Manuel F. Ayau, decía que lo malo de las estadísticas es que motivan a arreglar las cosas. No porque el pensara que no hay que arreglar las cosas, ¡por supuesto!; sino porque inspiran acciones públicas de corte estatista, político y centralizado para arreglar las cosas según el criterio de los que tienen el poder. Y no contribuiré a eso.

Por cierto, no es obligatorio participar en el censo.

¿Para qué quieren los nombres completos de las personas que viven en tu casa?

¿Con qué propósitos quieren saber si alguien, en tu casa, prepara sus alimentos por separado? ¿Por qué quieren saber el sexo de quien paga la hipoteca de tu casa? ¿Qué les importa el sexo de la persona que principalmente toma las decisiones en tu casa?  Lo dicho por Muso, si no les gusta el resultado, van a querer cambiarlo a fuerza de legislación.

Si te identificas como maya ponen a tu disposición canastos para 22 diferentes grupos étnicos, además del grupo xinca y el garífuna; pero si te identificas como ladino, sólo tienes un canasto, independientemente si eres descendiente de castellanos, vascos, catalanes, eslavos, anglos, germanos, valones, sefardíes, ashkenazis, y así. ¿Cuánto porcentaje de sangre indígena hay que tener para identificarse como maya, o xinca? ¿O es arbitraria la etiqueta?

La primera vez que oí de un censo fue a principios de los 70 cuando un día volví a casa, luego del colegio, y encontré en la puerta una calcomanía blanca con rojo que decía Censada; y yo leí Censurada. A mis padres les cayó en gracia, y me explicaron lo que era el censo. Pero esta vez, no participaremos en casa.

*Me pifié con esto porque luego de la reforma de 2016, de la Ley Electoral, el número de diputados quedó fijado en 160. Gracias a mi cuate, Danilo, por avisarme.  Sin embargo, la Constitución, en su artículo 157, dice que la ley establece el número de diputados que correspondan a cada distrito en proporción a la población; en el contexto de la proporcionalidad, es sólo cuestión de que alguien pida la inconstitucionalidad de aquella reforma y que la Corte de Constitucionalidad respete el mandato constitucional para que se pueda incrementar el número de diputados.  Gracias a mi amiga, Marta Yolanda, por la Info.

Columna publicada en elPeriódico.

La ilustración es de Manuel Alcázar y Ruiz [Dominio público], via Wikimedia Commons.


18
May 18

Mi experiencia como Humphrey Fellow

En mayo de 1998, volví de mi experiencia en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Maryland en College Park, como Humphrey Fellow.

El Programa Humphrey está diseñado para profesionales jóvenes y/o que están a mitad de sus carreras profesionales, en distintas áreas. La idea es un año de estudios (sin créditos para obtener un grado) a nivel de posgrado y colaborar profesionalmente con contrapartes de los EE. UU.  La parte académica es muy valiosa; pero muy importante es que te facilita una experiencia de vida.

¿Por qué te cuento esto? Porque si llenas los requisitos y estás dispuesto a invertir diez meses de tu vida en una aventura de esta naturaleza, este es un gran programa; y porque quería celebrar aquella experiencia.

En la UMD tuve profesores magníficos, ganadores de premios Pulitzer como Nan Robertson y Bill Eaton. Y otros expertos en sus áreas periodísticas y de comunicaciones.

Mis compañeros de programa fueron: Armindo Chavana, de Mozambique; Evariste Kabore, de Burkina Faso; Sandile Memela, de Sudafrica; Nkechi Nwankwo, de Nigeria.  Chull Lee, de Corea del Sur, Murari Shivakoti, de Nepal y Thiha, de Burma; Oksana Ustyuzhanina, de Ucrania; y María Elena Núñez, de República Dominicana, y Juan Lozano, de México.  Todos con experiencias de vida y profesionales variadas y enriquecedoras.

Durante ese año, los únicos días que me quedé encerrado en casa fueron aquellos contados en los que estaba muy cansado para salir.  Fue ese año en el que, como intern en el Cato Institute, hice la primera versión de elcato.org No había un día en el que no hubiera algo que hacer, como visitar algún museo de la Smithsonian Institution, asistir a algún espectáculo, o a conferencias por personajes como Benjamín Netanyahu, Steve Forbes, Bud Grace (el caricaturista de Ernie), Steve Case (de America Online), Lech Walesa, los últimos astronautas en pisar la Luna, el jefe de la agencia espacial rusa,  Vaclav Claus (a quien recientemente saludé en Guatemala) y un par de docenas más de ese nivel.

¡Chispas!…¿te animas a una experiencia así?

Columna publicada en elPeriódico.


17
Nov 17

Era una chica plástica

A finales de los setenta había una canción que decía: Era una chica plástica, de esas que veo por ahí;  y, cosas que pasan, de eso me acordé cuando vi la portada de elPeriódico el martes pasado y vi la inmundicia en la bahía de Omoa, a causa de la basura arrastrada ahí por el río Motagua.

Escucha el podcast aquí.

Hace un año y en ese contexto, el Congreso de la República conoció la inciativa de una legislación que regula el uso y comercialización de las bolsas de plástico en el país; lo cual significa acudir al uso de la fuerza del gobierno para obligar a la disminución del uso de aquellos productos que son de bajo costo, prácticos y fáciles de usar.

Los plásticos y las bolsas plásticas, sin embargo, están en desventaja frente a otros contaminantes porque flotan y por lo tanto son dramáticamente visibles.  Los contaminantes que se van al fondo de lagos y ríos, no se ven.  Los contaminantes que se diluyen en la tierra y en las aguas, no se ven.  Los contaminantes que se dispersan en el aire, no se ven.  Aquello hace que los plásticos –que son económicos y prácticos– sean el blanco de los políticos y de los legisladores, a pesar de sus virtudes.  ¿Sabes que la industria del plástico está entre los top ten de exportaciones e importaciones aquí en Guatemala? Eso significa que miles de familias llevan el pan a su mesa como consecuencia de empleos en aquel sector productivo.

Todo este tema de los plásticos y otros desechos sólidos, cuando se aborda desde una perspectiva política, reguladora y hasta populista, pierde de vista una realidad: aquellos materiales llegan a ríos y lagos porque la gente inmunda los tira ahí.  Como no hay responsabilidad alguna –ni a nivel individual, ni a nivel municipal- por no disponer apropiadamente de la basura, esta se hace presente de forma repulsiva.  Y se podrán legislar toda forma de regulaciones y prohibiciones; pero si la causa de fondo no se resuelve, sólo habrá víctimas y no habrá responsables.  De paso…no debería ser tarea del Ejército, ir a limpiar la suciedad de la gente; y al final de estas meditaciones me acordé de Do you ever feel like a plastic bag, canción de Katy Perry.

Esta columna fue publicada en elPeriódico y de ellos es la foto que ilustra la entrada.


27
Oct 17

Un par de tibias y una calavera

Los guatemaltecos que no están empadronados tienen hasta el 17 de diciembre para inscribirse y votar en el referendo sobre Belice, que se celebrará el 18 de marzo de 2018.  ¿A un costo de Q300 millones?

Escucha el podcast aquí.

¿Por qué es importante esto? Para no quedar al margen en una decisión cívica importante. Belice es un departamento de Guatemala que fue usurpado por la Gran Bretaña, casi que bajo la bandera negra con tibias y calavera.

Para hacer la historia corta, en 1783 España les dio permiso a los británicos para cortar maderas en Belice; y en 1859 Guatemala le cedió a GB el área entre los ríos Sibún y Sarstún a cambio de que la Pérfida Albión construyera una carretera entre la ciudad de Guatemala y el Atlántico.  La GB no hizo la carretera y se quedó con todo Belice, más allá de los límites de la concesión del 59. En 1963, la GB quedó en pagar 50 mil libras y volvió a incumplir.  A lo largo de aquella historia (que aquí pinté con brocha gorda) John Bull le dio atol con el dedo a Guatemala y en 1981 le dio plena independencia a Belice.  En 1991 Guatemala reconoció aquella independencia; pero mantiene reclamos territoriales.

El referendo de marzo es para decidir si los guatemaltecos aceptamos ir a la Corte Internacional de Justicia, de modo que esa instancia decida qué territorios deben volver a Guatemala; pero la cuestión es: ¿están preparados para semejante reto los políticos y abogados chapines que estarán a cargo del caso? Lo dudo, y si se da el referendo votaré que No.

El tema de Belice es complejo, no abunda la información popular al respecto y sospecho que no le interesa a mucha gente. Empero, a los ciudadanos de 2018 nos tocará decidir si vamos a ceder a la usurpación, o no; cuando no sea en qué condiciones.

De paso, y por la complejidad del tema beliceño en sí mismo, lo que no debe ocurrir es que la consulta sea usada con propósitos ulteriores.  No debe ser usada, por ejemplo, para colar reformas constitucionales que, de suyo, son igual, o más complejas que el tema de Belice.

Esta columna fue publicada en elPeriódico; y la ilustracion es de Prensa Libre.


13
Oct 17

Volvemos a caminos de herradura

Una de las cosas que más disfruto en la vida es viajar por Guatemala.  La comida que como, la gente que conozco y los paisajes que veo en mis paseos por Huehuetenango, Petén, Alta Verapaz, la costa sur y Oriente, son entrañables.  Pero con el estado de las carreteras, pueden volverse peligrosos y costosos. Y pensar que a finales de los 90, cuando las carreteras estaban re bien, no faltaba quien decía que las carreteras no se comen.

¿Sabes que ahora se transita a 15 Kms./Hr.  más lento que antes, debido al mal estado de las carreteras?  Pareciera que volvemos a caminos de herradura.  Guate es el país centroamericano con menos metros de carretera por habitante. En el área, sólo en Costa Rica está peor calificada la calidad de la infraestructura vial.

Hay que hacer algo, y pronto, no sólo para el turismo, sino para toda la actividad económica grande y chica.  La calidad de vida de millones de personas se ha deteriorado con los caminos polvorientos de la patria.

No creo, sin embargo, que para solucionar este problema la mejor solución sea las alianzas público/privadas.  Esto es porque sector público quiere decir estatal, o político, y eso quiere decir íntimamente relacionado con el ejercicio del poder.  El sector estatal y el sector privado se rigen por principios incompatibles: el primero es propio de las relaciones coercitivas, en tanto el segundo es propio de las relaciones voluntarias.  En el primero la legislación faculta a hacer sólo lo que está permitido, y en el segundo los actores pueden hacer todo lo que no está prohibido.

Estoy convencido de que si queremos buenas carreteras –como la del Puerto de San José y la VAS– el sector político, coercitivo y tendente a la arbitrariedad y a la corrupción (remember Lord Acton), debe salir de la ecuación. Lo cual no quiere decir que deba quedar al margen.  Alguien tiene que garantizar la seguridad y la justicia cuando haya que hacerlo.  Es una ilusión, suponer que -en un ambiente donde no suele prevalecer el estado de derecho- las alianzas público/privadas no van a ser contaminadas por los males que traen los poderosos, acostumbrados a actuar arbitrariamente.

Actualización: a quien quiera que esté interesado en este tema, y esté a la búsqueda de propuestas concretas, le recomiendo Street Smart: Competition, Entrepreneurship and the Future of Roads, por Gabriel Roth.

Columna publicada en elPeriódico.