Sacjá y la impunidad

El lunes pasado una turba ingresó a las instalaciones de la hidroeléctrica Sacjá y lanzo mujeres y policías a un barranco, taló árboles, destruyó vehículos, retuvo a por lo menos 75 agentes de la PNC, y hubo un agente desaparecido temporalmente y las mujeres tienen huesos rotos.  La horda robó armamento y huyó con él. Luego de tanta violencia, ¿cuántos capturados hay? Ninguno, que se sepa.  ¡Ni uno!

La hidroeléctrica, por cierto, tiene 7 años de operar en el lugar, ciento por ciento en propiedad privada y hacía cuatro meses que estaba suspendida.  No es la primera vez que la operación sufre actos de aquella naturaleza, en marzo anterior una patulea de unos 200 cooperativistas destruyó el canal de distribución del líquido.

¿Quién hace esas cosas? Un grupo que se identifica como Cooperativa Monte Blanco, que es miembro de la federación de cooperativas departamental y no es de vecinos del lugar. A decir de los propietarios de la hidroeléctrica, las relaciones con las 7 poblaciones vecinas son excelentes. He aquí una bonita tarea para investigadores sociales chispudos: hagan una historia –a partir de los dirigentes de Monte Blanco– y cuéntenos quien militó con quién durante el enfrentamiento armado interno; quién casó con quién en qué organización armada y en qué ONG; cuéntenos si reciben dinero de los tributarios. Sorpréndanos con un arbolito de relaciones que explique por qué es que actos como aquellos son inmunes frente al MP y al PDH.  A mí me da curiosidad saber detalles así.  ¿¡Por qué son inmunes, incluso contra la CICIG!?

¿Por qué es que esto es importante? No sólo porque cometieron crímenes, sino porque los comenten impunemente.  No sólo porque dañaron vidas y propiedades. No sólo porque abonan a la cultura de la violencia. No sólo porque parece que las leyes y las autoridades están pintadas. No sólo por eso, sino porque sin fuentes de energía y sin fuentes de trabajo, ¿qué les queda a los más pobres y vulnerables en lugares donde no hay oportunidades? Lo que les queda es escapar, agarrar para el norte y arriesgar la vida y la dignidad, aunque el “mux” se quede enterrado aquí.

Columna publicada en elPeriódico; y la foto es de ese diario.

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