¿Has oído aquella frase de Margaret Thatcher que dice: El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…de los demás? Eso les pasó a los griegos. Se acabaron el dinero propio y se acabaron el de sus socios de Europa. Los votantes griegos, orgullosos de su estado benefactor/mercantilista que permitía la jubilación de burócratas a los 61 años con 96% de su sueldo fueron fabricando su crisis a lo largo de décadas de ese tipo de conciencia social que sólo el socialismo puede imaginar y hacer realidad.
El metro de Atenas tiene un costo de 500 millones de euros al año y sólo recauda 90 millones; el hospital Hevangelistos tenía 45 jardineros para cuatro macetas, los griegos se endeudaron para mantener aquel tren de vida hasta que ya no se pudo más. Y en algún momento, hace unos años, alguien debe haber dicho: No se preocupen, la deuda es manejable; y es imposible que un país quiebre
Pero no es así y Grecia está quebrando. En medio de esta tragedia griega me enteré de que un muchacho británico estableció en Indigogo una coperacha, o crowdfunding para rescatar al país heleno. Un esfuerzo del pueblo, por el pueblo. Luego de 5 días, casi 85 mil personas han puesto voluntariamente casi 1 millón 500 mil euros para pagar las deudas adquiridas por el socialismo griego.
Es irónico, y a mí me da un poco de risa, que los fans de uno de los socialismos más cool del siglo XXI –el de Syriza– terminen acudiendo a instituciones tan capitalistas como el voluntarismo y la benevolencia; y a ideas tan capitalistas como Indiegogo (que es una plataforma para conseguir financiamiento voluntario a nivel global y hacer realidad ideas y proyectos que necesitan fondos, mediante una gigantesca coperacha). Yo no contribuiría con nada para rescatar políticos y electores socialistas; pero suena razonable que los fans del estado benefactor/mercantilista ronquen como duermen y se apoyen entre sí. ¿Cuántos fans chapines de Syriza, Podemos, el chavismo y del socialismo criollo pondrán unos pesos en la coperacha para Grecia? Si ponen 3 euros recibirán una postal de Alex Tsipras. ¡A ver si se ve la solidaridad!
Columna publicada en elPeriódico.