23
Ago 13

Por la libertad de expresión

Hasta hace poco, quienes más hacían uso de la libertad de expresión en público y con frecuencia eran los periodistas desde sus diarios, y sus estaciones de radio y televisión; por eso anda por ahí la creencia de que aquel derecho individual es un privilegio para periodistas.

Empero, la libertad de expresión es una manifestación de la libertad (a secas), uno de los indiscutibles derechos individuales reconocidos en toda sociedad civilizada para todos sus miembros sin distinción alguna. Por eso es que es cierto aquello de que quien defiende su derecho, lo defiende para todos los demás.

Aquella condición adquiere más importancia si tomamos en cuenta que la libertad y la tecnología empoderan como comunicadoras a todas las personas que quieran hacer uso de las numerosas posibilidades que hay (Facebook, YouTube y Twitter, para citar tres). Una persona cualquiera no necesita de un diario, una radio, o un canal de televisión para hacerse escuchar y para tener influencia; y por eso es que los que usufructuan el poder están aterrados.

Hasta hace poco era relativamente fácil que los dictadores del momento, o los aspirantes a dictadores, ejercieran sus facultades –legales o no– para censurar información y opiniones que perjudicaran sus intereses, o los de sus clientelas. Ahora es más difícil, porque la censura es generalmente mal vista en todas partes y porque, si un régimen quiere mantener las apariencias republicanas, no puede actuar de forma burda como se hacía antes. Pero, sobre todo, porque la tecnología ha descentralizado y desconcentrado las fuentes de información y de opiniones. Por eso es que los regímenes más hábiles acuden a recursos como la judicialización y la criminalización de las informaciones y opiniones inconvenientes.

Tu libertad de expresión está siendo asediada y muchas veces el asedio es sutil, pero otras es descarado y muy violento. Y a los chapines de estos tiempos nos toca defender la libertad de expresión frente a los ataques directos, así como contra las falacias y mentiras que los pipoldermos y sus clientelas fabrican para coartar la libertad.

Columna publicada en El periódico.


16
Ago 13

¡Que no se reúna el Congreso!

Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre están a salvo cuando el Legislativo está reunido, dijo Mark Twain ¡y qué razón tenía! Por eso es que debería inquietarnos que muchos políticos y grupos de intereses insistan en que el Congreso reanude sus sesiones y atienda sus agendas y sus demandas; muchas de ellas para hacer uso de la ley como instrumento de la expoliación legal contra la que nos advirtió Federico Bastiat. Para endeudarnos, para subirnos los impuestos, y cosas así.

¿No te inquieta la costumbre de evaluar al Legislativo por la cantidad de legislación que produce? No basta con el criterio cuantitativo y hay que establecer criterios de fondo. No es mejor diputado el que más iniciativas presenta, o aprueba. Los congresos no son fábricas de chorizos cuyos resultados se pueden medir por la cantidad de embutidos que producen. ¡La calidad de las leyes es importante! No es mejor diputado el que aprueba muchas regulaciones concretas y específicas; sino el que evita que estas prosperen. Es un mejor diputado el que sabe que las leyes deben ser generales y abstractas. No es mejor diputado el que propone normas violatorias de los derechos individuales y normas que restringen las esferas de acción privada de las personas; sino aquel que protege la vida, la libertad y la propiedad de las personas; y el que cuida como tesoros las esferas de acción privada de las personas.

¿No te produce inquietud eso de que la gobernabilidad dependa de la satisfacción de las demandas de los grupos de interés? La satisfacción del clientelismo (o sea la dependencia que algunos tienen con respecto de la concesión de prestaciones obtenidas de parte de la función pública) no debería ser fuente de gobernabilidad. Y esto solo ocurre por alcahuetería, y porque todas las partes involucradas (menos los tributarios y los ciudadanos, como tales) se benefician de las interacciones que ocurren al amparo de la arbitrariedad y de la legislación que perpetúan ese estado de cosas en las que no hay distinción entre los límites de lo privado y lo público. Como tributario y como elector pido que el Congreso no se reúna.

Columna publicada en El periódico.


24
Jun 13

Algunos”liberales” chapines son conservadores

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Estoy totalmente de acuerdo con los columnistas y académicos socialistas que afirman que algunos liberales guatemaltecos en realidad son conservadores.   Librecambistas sí son muchos de ellos y también son neoliberales; pero ¿liberales clásicos, o libertarios? Les voy a contar por qué es que no lo son.

Los acabo de ver cerrando filas, con el conservadurismo más cachureco o religioso posible, contra la Convención interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia.  En ese documento, y con mucha habilidad, los patrocinadores de aquel acuerdo mezclaron el tema del racismo -a favor del cual no puede estar nadie con dos dedos de frente y menos si se dice liberal- con el matrimonio igualitario y el derecho de las mujeres a elegir qué hacer con sus cuerpos y sus vidas.  Estos dos últimos temas espantaron a los conservadores de todos los colores, incluyendo a los que se dicen liberales; y ahí se resbalaron.

Si le creemos a Alberto Benegas-Lynch que la mejor definición de liberalismo –que ha sido tan mal interpretado– es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros, no es difícil empezar a atisbar por qué es que afirmo lo anterior.  La prueba o el “test” no es la tolerancia con las personas que comparten nuestro proyecto de vida, sino con las personas que disienten con nuestro proyecto de vida.  Sólo en este contexto se puede recurrir a la fuerza cuando hay lesión de derechos de terceros, explica Benegas-Lynch.

Tanto el matrimonio, como el derecho a hacer uno con su cuerpo y su vida lo que mejor le convenga a uno son temas inseparables del proyecto de vida individual de cada persona.  Además, ¿no es cierto, pues, que la filosofía de la libertad está basada en la propiedad de uno mismo? ¿No es cierto que la propiedad de ti mismo quiere decir que tú eres dueño de tu vida? ¿No es cierto que negar esto significa que otras personas tienen más derechos sobre tu vida, que tú mismo? ¿No es cierto que ninguna otra persona, o grupo de personas son dueñas de tu vida? Y claro, tú no eres dueño de las vidas de otros.

¿Se les escapa esto a los conservadores que pasan por liberales? Si.  ¿Por qué? En el caso del matrimonio porque se han tragado la idea, o se han hecho a sí mismos la idea de que el matrimonio no debe servir a los proyectos de vida de los involucrados; sino a los de la sociedad, los del estado, o los de un dios.  Y en el caso del aborto, porque se han tragado la idea, o se han hecho a sí mismos la idea de que el cuerpo de una mujer no es suyo, ni debe servir a sus proyectos de vida; sino a los de la sociedad, los del estado, o los algún dios.  Los conservadores, claro, son colectivistas, y apuntan que no eres dueño de tu vida.  Apuntan que otros son dueños de tu vida. 

El caso del matrimonio igualitario

Sostengo que la única posición liberal con respecto al matrimonio igualitario es la misma que se le aplica al matrimonio en general: Nada tiene que hacer el estado, metiéndose en los asuntos que son propios de los proyectos de vida de las personas.  Empero, como el estado ya se ha metido a regular algo tan privado e íntimo como el contrato por medio del cual las personas deciden compartir sus vidas,  el reconocimiento del matrimonio igualitario por parte del estado constituye un acto de justicia y una confirmación del principio de igualdad de todos ante la ley.

En realidad lo que conocemos como matrimonio es un acuerdo privado entre personas que deciden compartir sus vidas y hacerlo en el marco de cierta formalidad.  Formalidad que subraya su carácter de compromiso y que busca el apoyo del prójimo para la pareja contrayente.

En algún momento de la historia de la humanidad las religiones dispusieron hacer uso del matrimonio para hacer avanzar sus intereses; e igual cosa hizo el estado.  Pero antes de que ambas instituciones se inmiscuyeran en aquel acuerdo privado, ya había compromisos de largo plazo entre personas individuales que decidían unir sus vidas.  Las iglesias cristianas y el estado pretenden que el matrimonio sirva principalmente para la reproducción; y viene a mi mente la oración que, uno de los protagonistas de la novela Como agua para chocolate, dice antes de copular con su esposa a través de una sábana con un agujero.  Pedro reza no es por vicio, ni por fornicio, sino para hacer un hijo para tu servicio.

Ahora bien, como las personas no son animalitos que sólo se aparean para perpetuar la especie, o son apareados para enriquecer el hato, el matrimonio del siglo XXI debe tomar en cuenta las diversas razones que llevan a las personas a juntarse.  La comunidad de intereses, el amor, la admiración, la búsqueda de compañía, entre muchos otros, son ejemplos de aquellas razones.  No es extraño, entonces, que en la sociedad, que es evolutiva por naturaleza, las palabras también evolucionen.  Recuerdo que mi profesor de Lenguaje, don Salvador Aguado, nos advirtió una vez que los diccionarios etimológicos eran útiles para conocer mejor las palabras y para conocer sus orígenes; pero que no servían para saber su significado porque muchas veces el significado actual de aquellas, se alejaba del de su génesis.

De esa cuenta, el matrimonio tradicional reservado únicamente para parejas heterosexuales en el marco de culturas propias de sociedades cerradas, puede perfectamente pasar a ser el matrimonio moderno, como contrato de convivencia y de respeto mutuo entre individuos, en el marco de culturas propias de sociedades abiertas.  Ni al servicio de la iglesia, ni al servicio del estado; sino que al servicio de aquellos que, en ejercicio de sus derechos como personas humanas y en persecución de sus proyectos de vida asuman el compromiso.

Imagina el caso de una pareja homosexual a la que a una de las partes se le niegue el acceso a ver a su contraparte, en la sala de cuidado intensivo, sólo porque no es pariente cercano de su pareja.  ¿Sería eso correcto? No.  Creo que una pareja del mismo sexo tiene tanto derecho de estar al lado de la persona que ama, como lo tiene una pareja de sexos distintos.

En la película Si las paredes hablaran 2 se cuenta la historia de dos ancianas que habían sido pareja durante toda su vida.  Y cuando una de ellas muere, llega la familia de la difunta y saca a la sobreviviente de la casa dejándola sola y desamparada, luego de humillarla.

Alguien podría decir que fue por descuido y que ambas deberían haber pensado en esa posibilidad, y que deberían haber hecho testamento, y qué se yo.  Pero lo cierto es que no hay razón alguna para que, en una sociedad abierta, una clase de personas tenga ciertos derechos y otra clase de personas no los tenga.  Y no hay razón para que estas últimas tengan que hacer previsiones adicionales, sólo porque al estado (en respuesta a presiones de grupos privilegiados) se le antoja que no haya igualdad de todos ante la ley.

El matrimonio igualitario es un acto de justicia que reconoce el carácter contractual y privado del matrimonio; y que reconoce, sobre todo, el derecho de todas las personas a unir sus vidas y a buscar el apoyo de sus prójimos, sin discriminación, ni privilegios.  Esa es una posición liberal, que respeta el proyecto de vida de los demás, y no una estatista, ni colectivista, ni conservadora.

El caso del aborto

Cuando se dice que la mejor definición de liberalismo es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros nunca falta quién diga que eso incluye el proyecto de vida de los embriones.  Que incluye la vida de los embriones, y la de los fetos.  Sin embargo la palabra proyecto se refiere a planes y disposiciones detalladas para la ejecución de algo; o propósitos, o pensamientos de hacer algo.  Perdonen  por lo franco que soy: los embriones y los fetos no tienen proyectos.

¡Pero son vida!, dirá alguien más.  A esta afirmación sólo se puede responder que son vida potencial; pero no son vida real.  Perdón por la franqueza; pero en ningunas condiciones, ningún embrión es viable independiente de la madre (que sí es vida real y tiene proyectos) antes de las 23 semanas de gestación.  ¿Hay lesión de derechos de terceros cuando se abortan un embrión, o un feto? No. No se tienen derechos hasta que no se ha nacido, aunque lo diga la legislación.  Y todo liberal sabe, o debería saber, que las legislaciones pueden decir todo tipo de cosas, lo cual no quiere decir que sean filosófica, ética, o jurídicamente sostenibles.  Lo cierto es que desde esta perspectiva, el ser viviente que es la mujer (y sus proyectos de vida) tiene precedencia sobre lo que no está vivo o no ha nacido.  Perdón por la franqueza.  ¡Es un ardid eso de equiparar lo potencial con lo real!

Como el liberalismo es esa idea radical de que las demás personas no son nuestra propiedad, consideremos algunos casos ilustrativos:

Cuando un criminal viola a una mujer y la deja embarazada, lo cierto es que la bestia usa el cuerpo de la mujer sin su consentimiento y usa uno de sus óvulos sin su permiso y con violencia.  Muchas veces con violencia brutal.  Si este acto salvaje es repugnante, ¡más repugnante debería ser, para el verdadero liberal, que grupos específicos de la sociedad usen la coacción legal para forzar a la mujer a gestar la imposición del delincuente!  Sin embargo, para los conservadores, la mujer debe aceptar la imposición porque no es dueña de su cuerpo, ni de sus proyectos de vida.  Estos deben estar al servicio de la sociedad, del estado, o de un dios.   La mujer no es dueña de su cuerpo, los dueños son los que dicen representar a la sociedad, al estado, o a algún dios.

El caso de la violación es más fácil de entender que los casos del error, la ignorancia y el descuido.  La mujer que se embaraza por error, por ignorancia, o por descuido, ¿debería pagar por ello durante el resto de su vida?  Si reconocemos que es moralmente bueno respetar irrestrictamente los proyectos de vida de los demás, la respuesta es No.  No podemos imponerles a otros nuestros proyectos de vida.  La tarea de criar un hijo (especialmente de uno no deseado) es una responsabilidad tan grande que nadie debería ser forzado a emprenderla.  ¿Has oído la frase de que tener un hijo es una enfermedad de nueve meses, y una convalecencia de toda la vida?  Perdón por lo coloquial de la frase; pero nadie debería ser obligado a eso, sólo porque ciertos grupos sociales creen que tienen la facultad de imponer la maternidad.  Un embarazo no deseado (por violencia, ignorancia, error, o descuido) puede alterar los proyectos de vida, de una mujer,  de manera irremediable y profunda; y puede ser un desastre que sólo traiga miseria e infelicidad.

El Factor D

El conservador puede sentirse moralmente cómodo al defender el sacrificio; pero el liberal o libertario no.  Este último sabe que el derecho a la búsqueda de la felicidad y el derecho a perseguir uno sus proyectos de vida son valores que están encima de las demandas de cualquier grupo de interés, o de cualquier colectivo.  El liberal o libertario sabe que los derechos individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos.  El liberal o libertario sabe que entregar algo de menos valor, a cambio de algo de más valor no es propio de la naturaleza humana.  Sabe que eso ocurre sólo por ignorancia, por error, o por la fuerza.

El hecho es que hay grupos de interés y colectivos que están convencidos de que hay un dios que les impone ciertas normas.  Y creen que tienen la facultad de convertir aquellas imposiciones en leyes aplicables a otros grupos y a los individuos que componen la sociedad, aunque estos no compartan al dios de aquellos.  Creen que tienen la facultad de regular el matrimonio y los cuerpos y proyectos de vida de otras personas del mismo modo en que otros grupos de interés creen que tienen la facultad de regular el uso que se le debe dar a la propiedad, la educación que se les debe dar a los hijos, o qué se puede vender y comprar y a qué precios.

Ya lo dijo Friedrich A. Hayekla filosofía conservadora, por su propia condición, jamás nos ofrece alternativa ni nos brinda novedad alguna…De ahí que el triste sino del conserva­dor sea ir siempre a remolque de los acontecimientos… Los conservadores, cuando gobiernan, tienden a paralizar la evolución o, en todo caso, a limitarla a aquello que hasta el más tímido aprobaría. Jamás, cuando avizoran el futuro, piensan que puede haber fuerzas desco­nocidas que espontáneamente arreglen las cosas; mentalidad ésta en abierta contraposición con la filosofía de los liberales, quienes, sin complejos ni recelos, aceptan la libre evolución, aun ignorando a veces hasta dónde pue­de llevarles el proceso…Ese temor a que operen unas fuerzas sociales aparentemente incontrola­das explica otras dos características del conservador: su afición al autorita­rismo y su incapacidad para comprender el mecanismo de las fuerzas que regulan el mercado.

Como consecuencia los conservadores le han entregado al socialismo la defensa de principios que son propios del liberalismo: el derecho a la vida, la igualdad de todos ante la ley, el derecho a perseguir los propios proyectos de vida, y la propiedad de uno mismo.   Vergonzosamente, en nuestro entorno, son grupos principalmente socialistas los que defienden el matrimonio igualitario y el derecho de las mujeres a disponer de sus cuerpos.  El conservadurismo disfrazado de liberalismo está más comprometido con las exigencias de sus pastores –que les hablan en nombre de su dios­– que con el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otro.  De ahí que cuando se discute la Convención interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia los conservadores cierren filas con las iglesias y no con la idea radical de que las demás personas no son nuestra propiedad.

Como dijo Benegas-Lynch: La prueba o el “test” no es la tolerancia con las personas que comparten nuestro proyecto de vida, sino con las personas que disienten con nuestro proyecto de vida. 

La ilustración la tomé de Facebook.


24
May 13

No es el odio del hombre agraviado

¿Sábes qué me llama la atención? Primero, que muchos grupos que condenaron los tribunales de fuero especial, porque violaban el debido proceso, ahora reniegan de esos principios… porque no sirven a sus propósitos. Y segundo, que a aquellos que dicen defender los derechos humanos, no les tembló la voz para pedir una ley mordaza.

Yo suponía que aquellos personajes que vieron compañeros desaparecer sin que se les respetaran las garantías del debido proceso, serían los primeros en reconocer el valor de aquellas. Pero no, y luego, aquellos grupos acusan a quienes sostenemos que no hubo genocidio, de ser defensores oficiosos de Ríos Montt, y de qué sé qué más. Como el león juzga por su condición, ¿no pueden pensar que alguien pueda defender principios? La defensa del debido proceso debería ser de interés para tirios y troyanos y aquellos principios no deberían ser ninguneados como meros formalismos. El tribunal tenía que probar, sin lugar a dudas, que hubo genocidio y que los encartados lo ordenaron. Pero no lo hizo.

El debido proceso penal es el conjunto de etapas formales, secuenciadas e imprescindibles, realizadas dentro un proceso penal por los sujetos procesales cumpliendo los requisitos prescritos en la Constitución con el objetivo de que: los derechos subjetivos de la parte denunciada, acusada, imputada, procesada y, eventualmente, sentenciada no corran el riesgo de ser desconocidos; y el de obtener de los órganos judiciales un proceso justo, pronto y transparente.

Además, la Constitución dice que los funcionarios son depositarios de la autoridad, responsables legalmente por su conducta oficial, sujetos a la ley y jamás superiores a ella. Es atinado que esa definición hable del gobierno, ya que los jueces son parte del gobierno. Todo funcionario, incluidos los jueces, debe sujetarse a la ley. Y dice que la justicia se imparte de conformidad con la Constitución y las leyes de la república, incluidas las procesales.

La justicia no es el odio del hombre agraviado, y los principios del debido proceso no son formalismos; sino garantías. ¿Qué tal si movemos la discusión a principios?

Columna publicada en El periódico.


18
Abr 13

Mi apoyo a artistas roqueros

Un grupo de artistas roqueros organizó un concierto para apoyar al músico Sergio Taz Fernández , que presentó una acción constitucional de amparo para la reapertura del Centro Cultural, Rock´ol Vuh.  El recurso fue planteado ante la Sala Primera de Apelaciones contra un dictamen negativo de Tu Muni.  El concierto se realizó en la Plaza de los Derechos Humanos, frente a la Corte Sprema de Justicia.  La noticia está en la página 2 de El periódico de hoy.

He aquí algo  que escribí hace dos años al respecto de este caso:

¿Has visto una película que se llama Swing Kids?  Estos eran un grupo de patojos, de allá por los años treinta, que gustaban del swing y del jazz y que terminaron enfrentándose contra el nacionalsocialismo.

Los nazis consideraban que el swing y el jazz eran música depravada porque eran propias de negros y judíos.  En aquel ambiente opresivo losswing kids terminaron siendo una forma de contracultura porque su forma de vestir y sus gustos musicales no eran del gusto de Hitler, ni del de los que lo apoyaban, porque les gustaban el orden y la disciplina que ofrecía.

Los  swing kids fueron reprimidos por la Gestapo y ya te imaginas. Los suertudos tuvieron que aguantar que les cortaran el pelo, como aquí en Guatemala, la Policía de los años setenta  les cortaba el pelo a los patojos.  Pero en la Alemania nacionalsocialista, los menos suertudos pararon en campos de concentración.

De aquella peli me acordé cuando leí que el centro cultural Rock’ol Vuhestá bajo asedio de Tu Muni, de los gazmoños y de los zelotes del orden y la disciplina.

Para hacer la historia corta, Rock’ol Vuh nació en Cuatro Grados Norte; y allá ofrecía clases de música, y animaba poetas, pintores y productores noveles. Cuando aquel proyecto urbanístico colapsó, los propietarios del centro cultural decidieron trasladarlo al barrio de San Sebastian y desde entonces comenzó una historia de terror, explica Sergio Taz Fernández, baterista que seguramente recuerdas porque tocaba con una de las bandas de rock más célebres de Guatemala.  Conoce algo de Taz, e nhttp://youtu.be/gQq0ER-b8uc

Rock’ol Vuh ha enfrentado las arbitrariedades de la oficina del POT y la hostilidad de los vecinos de San Sebastian que lo acusan de ser un bar “que pondrá en riesgo a nuestros jóvenes exponiéndolos a ambientes nocivos” y que contaminará éticamente el barrio.  Eso mismo deben haberle dicho los vecinos de los swing kids a la Gestapo.  Y el barrio, por cierto, no es residencial porque está lleno de establecimientos comerciales y gubernativos.

Lee el reportaje que hizo El Periódico el 17 de agosto pasado.  Ahí verás los detalles del acoso, que incluyen verificaciones de campo nunca realizadas por Tu Muni, multas confiscatorias y otras arbitrariedades. Dado el antecedente similar de acoso al que está sometido el bar rockero Bad Attitude, parece evidente que Tu Muni la tiene contra el rock.  ¿Como los nazis la tenían contra el swing?

Esta columna fue publicada en El Periódico.


23
Nov 12

Relato de una injusticia

Presunto culpable es un documental mexicano que te recomiendo. Mucho. Es filmado en el Reclusorio Norte y en los tribunales de México; y cuenta la historia de un tianguista y su lucha contra el sistema corrupto de justicia en su país. El sistema trató de prohibir la distribución y exhibición de la peli; pero al final se impusieron el derecho y el activismo en las redes sociales.

De aquello me acordé cuando leí Relato de una injusticia, caso Giammattei; el exdirector de Presidios perseguido, encarcelado, y luego declarado inocente.

La primera parte del libro es una descripción del sistema penitenciario guatemalteco; uno que no es un sistema de rehabilitación. Las primeras páginas te las llevas sin parar, inmerso en un torbellino de hacinamiento, degradación humana, corrupción, delincuencia, incuria, impunidad, irresponsabilidad, abusos de poder y violencia, para mencionar solo algunas de las circunstancias en las que viven miles de internos en las cárceles del país.

La segunda parte es una vorágine que tiene que ver con la violación del principio constitucional de presunción de inocencia y de las garantías procesales por parte de funcionarios de los más altos poderes del Estado, en connivencia con funcionarios internacionales. Tiene que ver con abusos físicos y psicológicos, La malignidad existe y está retratada en este libro con nombres, pelos y señales. La pusilanimidad existe, y puedes oler su hedor en las páginas del libro.

Dos cosas me dejan con dudas: no creo que la persecución contra el autor fuera de orden electoral, aunque sí política, porque, en todo caso, a la administración de los Colom más le convenía dividir el voto opositor que ayudar a que se concentrara. Tampoco creo que la embajada de Honduras fuera elegida por las razones que cuenta el autor, ya que era una legación evidentemente vulnerable, con demasiados problemas propios como para comprometerse con los derechos individuales de una persona.

Por lo demás, mira la peli y lee este libro (mismo que cuenta con un valioso prólogo por Mario David García). El libro es un testimonio íntimo e inusual, y una luz, publicado en un país que necesita –desesperadamente– acabar con la impunidad, especialmente contra la amparada en el ejercicio del poder.

Columna publicada en El periódico.


09
Nov 12

Y si evitamos los privilegios, ¿muy feo?

Los pipoldermos no sólo no consiguen los votos que quieren para que su reforma constitucional pase en el Congreso, sino que tienen en su contra a casi toda la ciudadanía reponsable. Esa oposición se refleja en el rechazo de distintos grupos de interés como el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras; o la dirigencia indigenista, para citar dos.

En este contexto, vale la pena meditar unos minutos sobre la diferencia que hay entre Guatemala como un cuerpo político o estado, y Guatemala como un pueblo; o más mejor, como dicen por ahí, entre Guatemala como un cuerpo político o estado; y Guatemala como una variada, múltiple y diversa multitud de individuos y pueblos.

Guatemala, como cuerpo político es una asociación de individuos y grupos con el propósito de vivir en concordia y prosperar. Para ello es necesario establecer una estructura legal que se base en el respeto a los derechos individuales de cada uno de sus componentes por igual, y que no de lugar a privilegios. ¿Podemos estar de acuerdo en rechazar los privilegios? ¿Podemos estar de acuerdo en que se deben respetar los derechos de todos por igual? ¿Podemos estar de acuerdo en que nos asociamos para vivir en paz y para mejorar nuestra calidad de vida? Ojalá que pudiéramos estar de acuerdo en esas cosas.

Guatemala como una variada, múltiple y diversa multitud de individuos y pueblos, es distinta al cuerpo político o estado. Y aquella Guatemala no está conformada por cuatro pueblos como suele simplificarse. La heterogeneidad o diversidad que valoramos es compleja y su sobrevivencia depende de que haya trato igual para todas. La eliminación de los privilegios evita los conflictos; del mismo modo en el que la multiplicación de los privilegios multiplica los conflictos. Suele decirse que hay cuatro pueblos: maya, xinca, garífuna y ladino; empero no hay tal cosa como el pueblo ladino porque culturalmente y étnicamente, no son lo mismo los descendientes de los alemanes, que los descendientes de los castellanos, los catalanes, los vascos, o los de los franceses, ni los de los chinos, los judíos, los belgas, los libaneses, los palestinos, los polacos, o los italianos, para mencionar sólo algunos. No hay idioma ladino, por ejemplo, como no hay idioma maya. Lo que hay es español, aleman, italiano, o mandarín; como hay quiché, kanjobal, achí, pocomam, akateco, chortí, jakalteco, y mopán para mencionar unos.

Cada uno de aquellos es un grupo cultural con sus idiomas, características, sus valores, sus tradiciones, sus preferencias y raíces propias. A veces con rasgos en común que los unen, y a veces con rasgos que los separan y hasta los enfrentan.

La armonía que permite la paz y la prosperidad, entonces, depende del respeto y de que no hay privliegios. Los descendientes de alemanes, por ejemplo, celebran la Oktoberfest que es una fiesta incluyente porque la festejan ellos e invitan a todo el que quiera a participar en ella. De hecho ponen anuncios para que vaya la gente y disfrute de esa festividad. Los españoles celebran San Fermín y hacen lo mismo. Si los alemanes quieren conservar su idioma, no fuerzan al resto de la sociedad, ni el estado (léase los tributarios) a subsidiar la conservación de la lengua que es propia de su cultura. Lo que hacen es establecer un Colegio Alemán, y lo mismo hacen los franceses que tienen un Colegio Julio Verne. Otros grupos lingüísticos podrían hacer lo mismo. La especialización es tal que, el grupo lingüistico aleman tiene un Colegio Alemán y un Instituto Austriaco porque la diversidad requiere que haya distinción. Y tutti contenti.

Lo inaceptable sería que los alemanes, los franceses, los austriacos, o los japoneses pretendieran imponerles sus idiomas a otros grupos, o que pretendieran usar el dinero de todos los tributarios para conservar lenguas que son de interés específico para aquellos grupos particulares. Una actitud generalizada, en aquellas direcciones, violentaría la armonía, haría difícil la convivencia pacífica y sería un obstáculo para la prosperidad.

Una reforma constitucional diseñada para establecer, o reforzar privilegios, es una diseñada para fomentar el enfrentamiento, el descontento y el irrespeto.


19
Oct 12

Disparos, llantos y una orden de acorralar a los anti-motines


¡Acorralemos a los anti-motines! es la orden clara que se escucha en este vídeo tomado en Alaska, Totonicapán.  ¿A quiénes se la da el que grita?  A la gente de los 48 cantones que la dirigencia popular llevó a aquel lugar.  ¿Sábes que otra cosa  impresiona mucho al oír el sonido? Los disparos y los llantos que se escuchan

El Ministerio Público ha hecho un dudoso papel en esta investigación, y retiró los cargos contra los bochincheros y asegura que  la protesta fue pacífica.


12
Oct 12

Totonicapán de luto

Para mí, Totonicapán es sinónimo de pinabetes y de panaderías maravillosas. Toto no era sinónimo de luto. Hasta el jueves pasado. Urge una investigación científica, técnica y objetiva que aclare qué es lo que ocurrió en el kilómetro 170 y quiénes fueron los responsables de aquellos acontecimientos dolorosos. Dicha investigación sin embargo va a ser cuesta arriba. Para comenzar, la escena de los sucesos –como ocurrió en el caso Gerardi– no fue tratada responsablemente. Rigoberta Menchú, por ejemplo, se paseó por el lugar (que debería haber estado aislado) y anduvo por ahí, de forma antitécnica, supuestamente recogiendo cascabillos. Si ha visto CSI, debería saber que eso es muy inapropiado en una escena en la que ha habido muertos y heridos. ¿Dónde estaba el MP para evitar que Menchú contaminara el lugar.

Una investigación confiable va a ser difícil porque es un tema politizado. Hay organizaciones influyentes y poco escrupulosas que están comprometidas con hacer la revolución desde los movimientos sociales. Es la gente que organiza bloqueos e invasiones, entre otras acciones igualmente delictivas. Es la gente que acarrea a la mara y que se beneficia con los muertos y heridos de Toto; y con los Mario Alioto y los Abner Abdiel que pudieran darse por ahí.

La investigación científica, técnica y objetiva es importante para saber la verdad; y para ello los embajadores de países amigos deberían hacer chitón. Es una hipocresía que digan que el Ejército debe mantenerse al margen de este tipo de asuntos, cuando la Constitución lo faculta para ello; y mientras que sabemos que cuando Merkel visitó Grecia, para protegerla a ella y a su embajada (contra los manifestantes) había unidades antiterroristas y ¡francotiradores en los tejados!

Lo cierto es que, en casos así, fuerzas debidamente entrenadas y equipadas deberían actuar rápidamente; y coincido con que es una imprudencia mandarlos a esos lugares a pararse ahí, a hacer nada, y a elevar el nivel de tensión.

Las manifestaciones no deben ser criminalizadas; pero donde hay coacción, amenazas, robo, hurto e incendio agravados, e instigación a delinquir, hay delitos. Y donde hay delitos no hay ejercicio de derechos, sino actos delincuenciales. Para algunos, ¡la lucha sigue!…tristemente.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


09
Oct 12

Marta Magdalena Ixbalán y meditaciones sobre Totonicapán

Mayra Mendoza, maestra de una escuela de Santiago Atiltán, Sololá, aseguró que Marta Magdalena Ixbalán murió por falta de atención médica luego de que se regresara la ambulancia que la llevaba hacia la capital, trassufrir heridas tras caer del segundo nivel de su vivienda. Mendoza contó que por la gravedad de las heridas la Ixbalán, madre de siete hijos, era trasladada a la capital; pero que por el bloqueo la regresaron y decidieron ir al hospital de Quetzaltenango.  Empero, murió en el camino, cuando iban por Sololá.  Emisoras Unidas reportó este suceso lamentable…y nadie más entre los medios tradicionales.  En las redes sociales, sin embargo, la noticia se regó como pólvora.

En los medios de comunicación tradicionales tampoco has leído comentarios acerca de que Rigoberta Menchú llegó al lugar de los hechos, en Totonicapán, y se paseó por la locación recogiendo cascabillos y contaminando la escena.  En los medios tradicionales viste la foto…pero, ¿quién se atrevió a comentarla? Cosa así sólo las ves en los nuevos medios y en las redes sociales.

Reitero lo que escribí el sábado pasado: La sangre de los muertos y heridos durante los acontecimientos del jueves en Totonicapán, cae en las manos de la “dirigencia popular” que organiza bloqueos e invasiones; y que lleva y trae a la gente para sus propósitos políticos. Urge, sin embargo, una investigación científica, técnica y objetiva que aporte luces sobre qué es exactamente lo que ocurrió en el kilómetro 170 de la Ruta Interamericana y quiénes fueron los responsables de aquellos acontecimientos dolorosos.  Urge una investigación que no se base en los prejuicios ideológicos y políticos de ninguna de las partes interesadas.

Dicho lo anterior, y en el supuesto de que no hay tal cosa como un bloqueo, o una invasión pacíficos -y que esos actos constituyen violencia y agresión-<, debería estar claro que las autoridades tienen no sólo la facultad sino la obligación de despejar las vías (o ejecutar los desalojos) en protección de los derechos de las personas que están siendo víctimas del bloqueo, o de la invasión.

Siendo que los derechos, como el de manifestarse y el de petición, son derechos no-rivales (es decir que no rivalizan con otros como el de la libertad de locomoción), aquellos deben ser ejercidos sin violencia y sin afectar los derechos de terceros.  No se vale argumentar que se está ejerciendo un derecho, cuando se están violando los derechos de otros.

Ahora bien…en ejercicio del Derecho y de la autoridad, la remoción de los bloqueadores y de los invasores debe hacerse de forma técnica.  En casos de bloqueos y de invasiones,  Inteligencia debe identificar a los dirigentes y negociadores profesionales deben tratar de resolver el asunto por las buenas -en un tiempo prudencial que no alargue ni aumente los costos (en vidas, tiempo y recursos) para las víctimas.  La policía debe llegar con cañones de agua, balas de caucho y bombas lacrimógenas y disolver los bloqueos (o las invasiones) si los bloqueadores, o invasores persisten en violar los derechos de terceros.

Por cierto que, en medio de la tragedia, llama la atención la hipocresía de los embajadores que cuestionan el uso del Ejército en estos casos.  Hipocresía que se hace evidente cuando nos enteramos de que Angela Merkel visitó Grecia y que para protegerla a ella y a su embajada -¡contra los manifestantes!- había 6,000 policías, incluyendo unidades antiterroristas y ¡francotiradores en los tejados!  También llama la atención, dijo mi amiga MD,  que si la manifestación de Totonicapán era pacífica, por qué es que las fotos publicadas en los diarios son tomadas no desde el lado de los manifestantes; sino del lado de las autoridades.  ¿Qué les hubiera pasado a los periodistas si hubieran ido a tomar fotos desde el lado de los bloqueadores?

Dicho lo anterior, ¿qué bien puede hacer mandar un grupo de soldados -armados- a pararse y quedarse quietos, durante horas, frente a un bloqueo, o a una invasión?  Imagínate la tensión que se va creando en esas circunstancias.  Tensión que beneficia a los que necesitan mártires para llevar a cabo la revolución desde los movimientos sociales.  Haz clic para escuchar un testimonio de lo angustiosas que pueden ser estas situaciones.

¿Cómo debe actuar la tropa si la dirigencia de los bloqueadores y los invasores los amenaza? ¿Cómo deben actuar los particulares si las turbas destruyen su propiedad -o los bienes que les han sido encomendados- o los  toman?

Hay técnicas para lidiar con estas circunstancias; y las autoridades están obligadas a utilizar esas técnicas para conservar  la autoridad.

Por cierto que en una sociedad que no esté bajo acoso, la vía sana y normal para que los ciudadanos resuelvan problemas políticos es la de sus representantes en el Congreso.  ¿Dónde está y qué papel juegan los diputados de Totonicapán?  ¿O cualquiera otro diputado?  El problema de fondo es no sólo que la institución parlamentaria ha sido minada y pervertida; sino que hay que estar claros en cuanto a que lo que ocurrió en el kilómetro 170 está íntimamente relacionado con una dirigencia popular cuyo lema es: ¡La lucha sigue!

El liderazgo de los 48 cantones está en un enredo.  Puede actuar responsablemente y buscar la solución de sus inquietudes por medios pacíficos e institucionales; o puede dejarse arrastrar por el camino por el que los están llevando los que al grito de ¡Estamos de frente!, siempre están en la retaguardia escondidos detrás de pañuelos.

A ellos, ni la señora Ixbalán, ni sus hijos, ni las otras víctimas de lo que organizaron en Totonicapán les importan.  Lo que les importa es hacer la revolución desde los movimientos sociales.

Actualización: María Xicay Ratzán de Ajcabul, es el nombre de  la persona que murió el día de los bloqueos en Totonicapán.  Ella se resbaló al tender ropa en la terraza de su casa en Santiago, Atitlán. Los bomberos la trasladaron del hospital local al de Sololá debido a una fractura en su cráneo, pero no pudo pasar por la ruta Interamericana para llegar a su destino.  Haz clic para escuchar una conversación con su hermano.