16
Feb 11

Los templos de Minerva

 

Los templos de Minerva eran el escenario principal para las Fiestas de Minerva o Minervalias, con las que el presidente Manuel Estrada Cabrera celebraba a la juventud estudiosa. Desde su creación -en 1899- las fiestas de Minerva eran la máxima celebración de carácter nacional y había templos a la diosa romana de la sabiduría en muchos departamentos del país.

Mi bisabuela, Adela, y su amiga Clara Schippers en la carroza. Haz clic en la foto para ver más fotos.

El de la ciudad de Guatemala era el más suntuoso y fue dinamitado durante la administración de Jacobo Arbenz, cuando el alcalde de la ciudad era Juan Luis Lizarralde.  Los de Quetzaltenango, la ciudad natal de Estrada Cabrera, y de Barberena están muy bien cuidados y los visité recientemente.

Templo de Minerva en Chimaltenango. Foto de Guatemala del ayer.

Se que quedan en pie los de Barberena, Chiquimula, Huehuetenango y Salamá, pero esos no los conozco (Ah, si, si he estado en el de Barberena); y también lo hubo en Totonicapán, La Antigua, y Cobán.

Las Minervalias incluían deportes, arte, ciencia y tecnología. Según reportes de la época, no parecían sólo fiestas de propaganda para exaltar la persona del señor presidente, sino que eran una expresión “culta y civilizada” del progreso y del régimen.

Templo de Minerva en Sololá. Foto de Guatemala del ayer.

Para entender los alcances de aquella expresión, de verdad te recomiendo Minerva y el positivismo en Guatemala: una visión histórica reveladora.


14
Feb 11

Lo sublime de los tejidos indígenas

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Durante mi visita de la semana pasada a Xela, una de las mejores experiencias que viví fue la visita al Museo Vibo´z, de don Oscar Boj.  En ese lugar encantador, don Oscar mantiene viva la excelencia y la tradición de los mejores textiles indígenas.

Antiguamente, su padre, don Víctor Boj, tenía ahí un taller con entre 12 y 14 telares; pero ahora sólo hay dos que se mantienen ocupados todo el tiempo en la producción de textiles de altísima calidad.  Don Oscar está involucrado en esta actividad desde que tenía 10 años de edad y ayudaba en las tareas a su padre y al equipo que trabajaba en el taller.

Vibo´z es un museo interactivo en el que don Oscar, con pasión y con paciencia, le cuenta a uno los detalles más íntimos de la producción de cortes, huipiles, sobrehuipiles, servilletas, tzuts y otras piezas importantes del vestuario tradicional indígena.

En Vibo´z uno puede vivir la complejidad, la profundidad y la belleza de los equipos, los materiales y los diseños.  Y si uno ya sentía admiración por estos textiles antes de visitar este espacio, cuando uno sale de él esa admiración adquiere caracteres sublimes.

Los textiles indígenas me hay llamado la atención desde niño, en parte por haber pasado muchas de mis vacaciones en Panajachel; y en parte porque tanto mi bisabuela, Adela, como mi abuela, Frances, integraban piezas indígenas a sus vestidos occidentales.  Ayer mismo fui a visitar a mi tìaabuela, Adelita, y tenía puesto un bellísimo huipil en el que predominaba el color morado.   Nunca fui ajeno a los colores variados de sus diseños, ni a la rica  iconografìa que incluye quetzales, aves diversas, flores, cuerpos celestes y una extraordinaria abundancia de formas.

Mis amigos y yo pasamos un rato muy agradable aprendiendo acerca de los textiles y don Oscar nos permitió hacer uso de su equipo y tener la experiencia de producir canillas de hilo.

Vibo´z queda cerca del Puente de los Chocoyos, en Xela; y seguramente cualquiera del vecindario lo puede guiar a ese lugar hermoso, cuando usted ande por Quetzaltenango. A don Oscar también se lo puede encontrar en la Casa No´j, frente al Parque Centroamérica en aquella ciudad.


25
Ene 11

Anoche hicimos “Mango Chutney”

El Mango Chutney que hacemos en casa es con la receta de mi tatarabuela, Minnie.  A mí me gusta comerlo con chuletas ahumadas y lomo de cinta frito, o asado; con gallina, o pollo frito; con pescado, o camarones fritos, o asados; con costillas de cerdo, o de res.

La receta la tenemos gracias a mi abuela, Frances, que lo preparaba delicioso y aprendió a hacerlo con su abuela, allá en Hawaii.  Por cierto que ellas no le ponían coco, pero a mi me gusta mucho el toque que le da y le pongo algo de carne de coco rallada.  Mi bisabuela, Adela o Mami, también lo preparaba y quizás el que fue uno de sus últimos chutneys tuvo una historia curiosa.

Una vez, vaciando la que había sido la alacena de Mami, mi abuela encontró unos frascos de chutney.  Haciendo cuentas, el cocinero que hacía el chutney con mi bisabuela había muerto hacía unos diez años; y, antes de eso, había dejado de trabajar con mi bisabuela unos diez años antes; de modo que mi abuela y su hermana concluyeron en que los frascos bien podría tener unos 20 años.  Eso no las detuvo y en esa ocasión degustamos el chutney con gran reverencia.

El que tenemos en casa lo hice hace unos 8 años; y este que hicimos anoche durará algo parecido.  Bien envasados y en el refrigerador, su sabor y su consistencia no hacen más que mejorar.

La receta lleva mangos verdes, pasas y pasas de corinto, ajo, pimienta gorda y clavo de olor, vinagre y azúcar moreno, chiltepes, cáscara de naranja confitada, coco rallado y jengibre.


29
Nov 10

¡Caldo de huevos!

En casa es tradición, luego de alguna cena que involucre pavo, aprovechar hasta lo último del animal.   La carne que queda adherida a los huesos es separada y convertida en ensalada de pavo, que a mí me gusta mucho comer en sandwichs.  Pero lo mejor de todo es el caldo de huevos que se hace con los huesos del pavo, con lo que sobró de relleno y con lo que quedó del gravy.

Estos tres ingredientes se cuecen y luego se cuelan.  Y ese caldo se sazona con crema de tomate (en sobre, o en lata) y a falta de esta, incluso con pasta de tomate.  Luego se añade sal, si hiciera falta y se sumerge en ese caldo un ramo generoso de apazote.  Cuando el caldo toma el sabor del apazote, se retira el ramo.

Los huevos se cuecen en el caldo, en cada una de las porciones individuales, y los platos se sirven con crema, queso parmesano y chile.

Este caldo de huevos es uno de mis platos favoritos y me gusta esperar todo el año para tomarme más de un plato, acompañado por pan de horno de leña y un buen crianza.  A mí me gusta hacer notar que, para llegar al momento en el que uno se toma un plato de esta delicia -que es receta de mi bisabuela, Adela, antes se tuvo que preparar el relleno del pavo y hornear el ave con toda su sazón y complejidad; y por eso es que este caldo de huevos es superior a cualquiera otro que uno haya probado.

Ah, y con respecto a la ensalada de pavo, mi favorita se prepara con cebolla y apio picados, mayonesa, un toque de salsa worcestershire y se sirve en pan de cebolla con una rodaja de cheddar ahumado. La receta de la ensalada es de mi madre, pero la del sandwich es algo que yo comía en la Food Coop de la University of Maryland en College Park.


26
Nov 10

¡Celebración de la vida y de lo que la hace buena!

¿Cómo no dedicarle una noche a la celebración de todo lo bueno que hemos tenido en el año? ¿Cómo no celebrar a las personas que nos aman y que amamos, a nuestras familias y a nuestros amigos? ¿Cómo no celebrar las cosas buenas que tenemos: los frutos del trabajo, y la salud? ¿Cómo no celebrar a las ideas y a las personas que hacen posible lo que tenemos y lo que hace nuestras vidas más placenteras, más fáciles y más alegres?

A mí, por eso, me gusta mucho celebrar la fiesta del Día de Gracias.  La verdad sea dicha, las fiestas en las que se celebran la muerte y el sacrificio sólo me interesan como fenómenos sociales y como parte de las tradiciones (¡Y por la comida que se acostumbra en ellas!); pero, realmente, me parecen perversas.  ¡Que vivan la vida y la productividad!

Anoche celebramos con un pavo que hicimos en casa de acuerdo con la receta de mi bisabuela, Adela o Mami; acompañado por puré de camote, ensalada y un Quimera 2005, de Achaval Ferrer, que trajeron amigas queridas.  Y el toque chapín lo puso una torta de yemas, de Totonicapán, departamento guatemalteco famoso por sus panaderías, entre otras cosas.

He aquí una meditación valiosa sobre esta fiesta,  por el cuate Craig Biddle.


25
Nov 10

Concluida la fase 1 del pavo

Debido a los horarios apretados, en casa preparamos en fases el pavo para la cena de hoy: Fase 1, es la preparación del relleno y la sazón de la piel del ave.  Fase 2, es la horneada.

Ya hicimos la primera parte, que consiste en picar y freír en mantequilla: cebolla, apio, hongos, castañas  y los menudos del pavo.  Luego, estos se mezclan con pan que ha sido remojado en vino blanco de modo que no quede empapado, sino húmedo.  Esta mezcla se sazona con sal, pimienta y salvia.  Luego el pavo es sobado con mantequilla, ajo, sal y pimienta.

Mi bisabuela, mi abuela y mi madre usaban champiñones; pero a mí me gusta usar crimini, o shitakes aveces porque su sabor se hace sentir más; y hoy usamos shitakes. Y otra cosa que hago, porque me gusta el toque que le añade, es ponerle un chorrito de aceite de oliva.

Cuando está frío el relleno se coloca dentro del animal.

Para mí, el pavo es sólo un vehículo para hornear el relleno, que es mi parte favorita, la que me me pone contento y la que me lama los bigotes.  Definitivamente no me gusta la pechuga -que mi bisabuela decía que era como comer sábana-, y me disfruto mucho la carne de las alas y de  los muslos.

La fase 2, ocurrirá hoy en la noche.  Luego de rellenado el pavo, se le ponen encima lascas de tocino a lo ancho de la pechuga y sobre las piernas y en las alas.  Se pone dentro de la bolsa con algo de vino blanco y ¡al horno!

Esta es una de las recetas de mi bisabuela, Adela.  Ella preparaba otras dos: una con manzanas y otra con ostras; pero esta es mi favorita.


02
Nov 10

El Fiambre es mi plato favorito

El Fiambre es un plato guatemalteco que se come con ocasión del día de Todos los santos; y de todos los platos chapines, este es mi favorito. A grandes rasgos, es una combinación compleja de vegetales, carnes, embutidos y conservas cuyo elemento unificador es un caldillo.

El que hacemos en casa es la receta de mi madre que, a su vez es la receta de mi abuela y de mi bisabuela paternas. No hay una sola receta de Fiambre porque cada familia tiene la suya; y aunque dos, o tres recetas vengan de una misma, las tres serán distintas porque cada quién le pone su sazón y cada quién le quita, o le pone ingredientes a su gusto. En mi familia, por ejemplo, aunque los fiambres de mi abuelita Frances y el de mi tía Baby venían del de mi bisabuela Adela; el primero tendía a ser dulzón y el segundo tendía a ser ácido. A mi me gusta ligeramente endulzado con miel de abejas por el toque de madera que le da la miel.

Hay cuatro tipos básicos de Fianbre: El verde, el blanco, el rojo y el rosado; y el que hacemos en casa es de este último tipo y del lado dulzón. Lo importante, sin embargo, es que no importa qué receta se haga, el Fiambre sea armonioso y balanceado. Demasiados, o muy pocos de algunos ingredientes pueden estropear la armonía y el balance.

El Fiambre es, por mucho, el plato más extraordinario y magnífico de la cocina chapina. El plato tiene sus detractores que yo pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse; y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación armoniosa y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa -o miserable-.

Este es un plato que se come en familia y compartido. En la ciudad es algo difíl notarlo; pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del día 1 de noviembre, platos van y platos vienen de una casa a otra. O bien, a la casa donde se hace el fiambre, llegan familiares y amigos a comer. Los invitados -y los invitados de los invitados- suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, aveces llevan otra cosa, como dulces de ayote, o de jocotes, conocidos como cabeceras.  De ahí los versos que los niños chapines solían recitar durante la celebración guatemalteca de lo que en el norte se conoce como Halloween.  Angeles, somos/ del cielo venimos/ cabecera pedimos, es lo que los niños chapínes solían decir cuando salían a pedir dulces en la noche del 31 de octubre.

Algunas cervezas y otras bebidas siempre son bienvenidas. Como el fiambre tiene algo de vinagre, hay que tener mucho cuidado con que vino se elige para degustarlo. Yo prefiero algo como Carmenere, o Shiraz.  Y si se tiene a la mano pan de horno de leña…¡¿qué mejor!?

La preparación del Fiambre consume mucho tiempo: Un día para picar las verduras, otro para rodajar las carnes, otro para mezclar el caldillo y todos los ingredientes, y otro para que la mezcla se curta antes de ser consumida. El Fiambre se sirve adornado con una variedad adicional de ingredientes.

Nadie conoce exactamente de dónde surgió la costumbre de preparar el Fiambre. Mi tía abuela, La Mamita, decía que habían tres posibilidades: que se hubiera originado debido a la práctica de ir a almorzar al cementerio e intercambiar platillos; que había tenido su génesis en la visita sorpresiva de un obispo a un convento y de la necesidad de prepararle un almuerzo sin que hubiera suficiente de una sóla cosa; o que había sido un milagro en el que estaba involucrado cierto hambriento que halló muchos ingredientes en un monasterio. Incluso se atrevía a asegurar que la etimología de la palabra venía de fé de hambre.

Sea cual sea su origen, el Fiambre es mi plato favorito en todo el universo-mundo. Y celebro con mucha alegría la dicha de prepararlo y consumirlo.  Los de la foto son los platos que preparamos para comer ayer en casa.


30
Oct 10

Las cajas fuertes del correo


Esta pequeña exhibición de cajas fuerte se halla en antiguo edificio de El Correo, en la ciudad de Guatemala. Las más viejas han de ser de principios del Siglo XX; en tanto que las más nuevas tienen todo el color y aspecto de ser de los años 70.

Mi bisabuela, Adela, tenía una caja fuerte negra y de principios del Siglo XX en su dormitorio; y mi abuela, Frances, tenía otra -gris y cincuentera- en su estudio. Mi abuelita, Juanita, contaba que en la casa de su madre había una caja de hierro en el último patio.  Mi tío Freddy importaba cajas fuertes; y durante un tiempo, en su oficina, hubo unas grandes como refrigeradoras que olían muy rico. Olor que contrasta con las de la foto que tienen un intenso olor a húmedad y moho.


30
Ago 10

Desayuno dominguero: tostadas a la francesa

Ya tengo ratos de estar buscando las tostadas a la francesa perfectas; y ayer las conseguí. Acompañadas por tocino y aliñadas con miel de abejas, helas aquí, gracias a una receta provista por mi hermano Juan Carlos. Bien esponjosas, tostaditas por fuera y suaves por dentro.

En otro campo relacionado, y aunque usamos la misma receta -de mi bisabuela Adela o Mami- a mí los panqueques no me salen bien. En cambio mi hermano, Juan Carlos, es el dios de los panqueques. En lo que sí tengo mucho éxito es en la elaboración de waffles. También uso la receta, ¡y la wafflera!, de Mami; y francamente sólo en la casa de mis amigos Grete y Rodrigo he probado waffles mejores que los míos. Y ahora ya puedo añadir las tostadas a la francesa entre mis éxitos de desayuno.

12
Jun 10

Apareció la tumba del abuelo de mi bisabuela

El abuelo de mi bisabuela era un capitán de barco y arquitecto que vivió en Hawaii; y su tumba fue descubierta recientemente. He aquí la historia del Capitán, relatada por Oliver Crowell, cuya abuela era hermana de mi tatarabuela:

¿Tu bisabuela es Edwina “Minnie” Nihoa Hart Schuman? Si es así, ¿tu abuela* es Adele [Mami]? ¡Entonces somos parientes!

Mi abuela es Ottillia Hart, la menor de ocho hijos Hart, cuyos padres fueron Isaac Kapuniai Hart y Elizabeth Wond. Edwina era la mayor de los ocho hijos de Hart. Todos están en mi Árbol genealógico en Genealogy.com, y le invitamos a navegar y recopilar información si lo desea. Ottillia se casó con Oliver Robinson y juntos tuvieron 10 hijos. Mi madre, Marie Keikilani Robinson, fue la tercera hija. Se casó con Edwin K. Crowell (mi padre), quien fue el Jefe de Policía de la Isla de Kauai.

El capitán Isaac S. Hart, un capitán de barco que frecuentaba los puertos de Hawái, finalmente se instaló en Honolulu y se convirtió en ciudadano naturalizado del Reino de Hawái. Era arquitecto y constructor, y construyó dos casas que ocuparon un lugar destacado en la historia de Hawai, aunque esa no era su intención. Ambas se completaron en 1846.

Construyó una casa para el gobernador de Oahu. El gobernador Kekuanao’a quería una casa hermosa para su sobrina, la princesa Kamamalu. Sin embargo, el rey Kamehameha III, que regresaba a Honolulu desde Maui, quería la casa más hermosa de todo Honolulu para su palacio. Da la casualidad de que aquella era la casa que deseaba, por lo que se convirtió en el primer palacio, que luego se llamaría Iolani Palace. Siguió siendo el palacio de los reyes que le siguieron, que fueron Kamehameha IV, Kamehameha V, el rey Lunalilo y, finalmente, el rey Kalakaua, que lo demolió para dar paso al actual Palacio Iolani, ¡que sigue en pie hoy en día!

La segunda casa, que sigue en pie hoy en día, recibió el nombre de “Washington Place” en honor al padre de nuestro país, George Washington. Lo construyó para otro capitán de barco, John Dominis, cuya nave se perdió en el mar en su viaje a Oriente para comprar muebles para la casa. Con el tiempo se convirtió en el hogar de nuestro último monarca, la reina Liliuokalani, que vivió allí durante 55 años. Después de su fallecimiento, se convirtió en la residencia oficial del gobernador de Hawái y lo sigue siendo hoy.

Recientemente ubicamos la tumba del capitán Isaac Hart en el cementerio de Oahu, con la ayuda del personal de la oficina del cementerio. Murió el 13 de octubre de 1849 y fue enterrado el mismo día. No había lápida, así que reuní a algunos de mis primos y ordenamos una placa de piedra para él. Luego invité a nuestros familiares a venir y celebrar con nosotros. El 13 de abril de este año, nos reunimos todos en el cementerio de Oahu para ver su lápida y celebrar su 205 cumpleaños.

*Adela era mi bisabuela.