La receta tradicional de bacalao incluye cantidades generosas de aceite de oliva; cebollas rodajadas fino; tomates, ajos y pimientos del piquillo asados; y aceitunas y alcaparras. Mi abuela , Frances y mi tía abuela, Baby discutían sobre si los tomates y ajos iban asados de acuerdo con la receta de mi bisabuela, Adela; y en casa optamos por asarlos. Además, le añadimos chiles guaques asados (que era como una herejía para mi abuela) porque nos gusta el toque que le dan al platillo. Siento mucho no dar cantidades; pero estas recetas familiares son así al gusto y así es como lo preparamos en casa: a puro ojímetro. Es muy, pero muy importante quitarle bien la sal al bacalao y para ello el pescado en cubos debe dejarse en agua la noche anterior y durante el día cambiarles de agua por lo menos cuatro veces. También hay que remover las espinas.
El color de la salsa del bacalao es muy importante para nosotros. Debe ser brillante y profundo, un rojo intenso. Lo comemos sobre arroz blanco y acompañado por cerveza. Antes me gustaba acompañarlo con vino; pero ahora prefiero cerveza. También es importante el tipo de pan para remojar en la salsa.
En mi familia -desde que yo era niño- nos gusta mucho el dulce de garbanzos y ahora preparamos la interpretación propia de la receta de mi tía abuela La mamita y de mi tío Rony. Los garbanzos se dejan en agua y bicarbonato durante la noche para que sea menos trabajoso pelarlos. Luego se cuecen en olla de cocimiento lento (o en olla de presión). Mientras tanto se prepara una miel de azúcar y canela en raja y cuando están listos los garbanzos se vierten en la miel para que hiervan hasta que calan bien. Salen de un color dorado hermosísimo, como la luz del sol.
Más recientemente nos mandan pan hecho en casa, de la costa sur. ¡Ese pan cuyos aroma y sabor son hipnóticos! Hecho con huevos de gallinas conocidas y leche de vacas conocidas. Nos gusta mucho remojarlo en la miel de garbanzos que es distinta a la anterior. La “miel” de la costa sur la preparamos con panela canche, agua y canela. Es el mismo procedimiento que el dulce de garbanzos, pero con la miel citada. El pan remojado así es una de las cosas más ricas del universo mundo. Es la vida, dijeron unos amigos, Peruanos, que nos visitaron hace años el día en que preparamos este postre tradicional.
Para nosotros la parte culinaria de las tradiciones chapinas es muy importante, y en esta temporada incluye mangos en dulce, moyetes, encurtido y enchiladas, y a veces pescado seco envuelto en huevo…que se nos olvidó hacer este año. ¿Cuáles son tus platillos favoritos de esta temporada?
Me encantó lo que acabo escuchar de un habitante de San Sebastián, Retalhuleu: Un pueblo sin tradiciones es un pueblo muerto. Dichosamente, los guatemaltecos -a lo largo y a lo ancho de Guatemala- tienen las más variadas y ricas tradiciones. Todas con tronco y raíces comunes; pero adaptadas e interpretadas de acuerdo con los sistemas de creencias de millones de individuos, familias y poblaciones.
Aquellas costumbres y tradiciones explotan durante el equinoccio de primavera y la pascua en colores, sonidos, sabores, aromas y texturas. En procesiones, en representaciones y en bailes, tan solemnes algunas, como extraños e inusuales, otros.
El martes, en casa, almorzamos enchiladas guatemaltecas porque el encurtido suele ser uno de los platillos propios de la temporada.
También disfrutamos del dulce de garbanzos como se hacía en la casa de mis padres, basados en la receta de mi tía abuela La Mamita y en las exigencias gourmand de mi tío Rony. El dulce de garbanzos se prepara con azúcar, agua y canela y yo, por su color y su brillo, digo que es como la luz del sol hecha postre.
También preparamos miel de garbanzos al modo de la costa sur. Raúl dice que en realidad es al modo del occidente guatemalteco; pero yo siempre lo asocio con la costa sur porque allá, en Villa Hermosa, en Flores Costa Cuca, lo probé por primera vez de manos de su abuelita Rosaura, cuando ella tenía más de 100 años de edad.
La miel de ese postre sirve, también para remojar el pan hecho en casa, que nos envían desde la costa. Es un pan delicado rico en el sabor de las yemas de huevo, leche fresca y mantequilla.
Aquí en la ciudad de Guatemala no hay Judas pidiendo pan, ni hay Maladrones bailando, como en la costa; pero en casa -especialmente de noche- nos gusta salir a pasear a la zona 1, encontrar alguna procesión y cenar en la terraza de Proyecto Poporopo, que es uno de nuestros lugares favoritos en el Centro.
¿Sabes qué fue muy divertido el martes pasado? Que venden Dolo-Neuribión durante las procesiones, para el cucurucho adolorido.
Eso sí, ¡Mañana es el mejor día porque comeremos el tradicional bacalao a la vizcaína! Ese es uno de mis platos favoritos en todo el universo mundo: El fiambre, la pella, la carne asada acompañada por aguacates y frijoles con chicharrones, y el spaghetti con pulpo.
Nebaj / Tecpán / turismo — Comentarios desactivados en Excursión a Nebaj, de vuelta a Guate 12 Abr 22
Es cierto que dormi como tierno en la noche del sábado 2 de abril en la Hacienda San Antonio. Luego de un día emocionante y emotivo era lo que correspondía y ni oí a los gallos hasta las 7:00 de la mañana del domingo. Tristemente el día de regresar a Guate.
Desayunamos alegremente panqueques, frijoles, huevos, café y la maravillosa crema de la hacienda. Las maravillosas manos de doña María y doña Catarina prepararon el exquisito desayuno.
Luego de despedirnos de los terneros, de los gallos y de las gallinas agarramos camino hacia Nebaj para despedirnos de la familia Guzaro por medio de Angie y de Cristian; y de Jossimar. Una parada en el pueblo…y ¡Hasta pronto!
El plan era llegar a Santa Cruz del Quiché, enfilar hacia Chiché y volver por la carretera nueva; …y para no perder la tradición…¡Adivinaste!…Google maps nos perdió y nos mandó hacia Chichicastenango. Lo bueno es que Raúl se dio cuenta a tiempo y unos trabajadores nos guiaron bien para salir de la cabecera departamental. Si me preguntan, diré que tanto en Santa Cruz, como en Chiché, hace falta señalización que ayude al viajero a encontrar el camino a Guate con facilidad.
Para ir resumiendo llegamos a Chichavac y de ahí a Katok para almorzar según la tradición. El descubrimiento notable de esa parada fue el pan de la Deli de Paulino´s que es exactamente lo que tengo en mente cuando deseo un pan sandwich como debe ser. Por supuesto que ahí compramos un queso Chancol y regresamos más contentos de lo que llegamos.
Tenemos muchas ganas de volver a Nebaj y explorar Chajul y Cotzal y todo lo que se pueda. Tenemos ganas de probar Boxboles. Quedamos agradecidísimos con la familia de don Tomás Guzaro y con la gente que conocimos en Nebaj y en San Antonio. Volvimos más enamorados de Guatemala.
Amanecer en Acul, Nebaj -y particularmente en la Hacienda San Antonio es una delicia y un espectáculo.
A pesar de que cuando viajamos llevamos nuestras propias almohadas, siempre me cuesta mucho conciliar el sueño la primera noche en cama ajena; y a pesar de eso dormí como tierno.
Amanecer en la Hacienda San Antonio. Haz clic en la foto para ver más fotos.
A las 4:30 a.m. sentí el canto de los gallos que ya habíamos visto en la noche. Agradecí ese despertador porque brinqué hacia la ventana y el color del cielo y la silueta del cerro que tenía enfrente me indicaron que tenía que salir. A pesar del frío abrí la puerta del cuarto y al salir al balcón me encontré con Venus, Júpiter y Saturno brillantes como sólo se ven brillantes en el campo y cómo deben haberlos visto los antiguos Ixiles del área.
Fue un momento espectacular y yo estaba muy agradecido por la dicha de estar ahí.
Raúl se levantó y salimos a disfrutar del amanecer, del canto de los gallos y de los alrededores del alojamiento. Luego sendos baños -al son de Cunén en fiesta- salimos a visitar a los gallos, a las gallinas, a los establos con sus vacas y a los perros, ¡Por supuesto! Y luego…lo mejor…huevos, frijoles, tortillas, longanizas, mermelada de sáuco y crema de la hacienda. ¡El desayuno delicioso preparado por doña María y doña Catarina.
De vuelta a Nebaj
Luego de desayunar y de dar otro breve paseo por los alrededores agarramos camino para Nebaj y fue un error no visitar Acul. La próxima vez exploraremos Acul. Es que queríamos llegar temprano para pasear por el pueblo, visitar el mercado y el museo arqueológico de la población. Acul, Chajul (y sus murales) y Cotzal quedan para la próxima visita, con más tiempo.
Lo del museo fue un fiasco porque está cerrado, como el de Gumarkaaj. Repito que a estas alturas es absurdo que los museos estén cerrados. El parque central de Nebaj está en remodelación así que no es muy agradable; pero la iglesia tiene lo suyo y está bien cuidada, bonita. Ahí me encontré a Rafael con su cráneo partido por una cimitarra. Cuando era niño y visitaba la iglesia de los dominicos en la ciudad de Guatemala -en compañía de mis padres, o de mis abuelas- y ese personaje me daba miedo y no me gustaba ir por no encontrármelo. Ahora sé su nombre; pero en una búsqueda rápida en Google, no he encontrado nada de él.
La visita al mercado fue productiva y agradable. La guinda del pastel fue un tzut que le compramos a doña Catarina. Es de mi uso, nos dijo la señora y nos lo llevamos contentos. A nosotros nos gusta comprar piezas que han sido usadas, en vez de nuevas, porque tienen historia.
“Tzut” de Nebaj. Haz clic en la foto para ver más fotos.
Almuerzo con la familia Guzaro
La familia de don Tomás Guzaro tuvo la gentileza de invitarnos a almorzar y para pasar el tiempo -antes del almuerzo- nos sentamos a ejercer el antiguo arte de people watching desde el balcón del restauranteEl´ Sim. A la hora acordada nos dirigimos al restaurante El amancer donde nos recibió Angie Guzaro y donde conocimos a su hermana Aurelia y a su cuñada, Ana, así como a su tío, a su sobrino Tomás y a sus sobrinas Melanie y Alma. Alma, por cierto, tiene cinco años y fue el alma del almuerzo y es una chispa de vida. También conocimos a Kenneth Muller, el director de Nebaj, la película basada en la vida de don Tomás, a Susan y a Cristian y a otros familiares de Angie. De verdad fue un honor compartir con la querida familia Guzaro.
Nos gozamos la compañía y el delicioso caldo de res ahumado que nunca habíamos probado antes; y llevamos un pastel de la abuelita Flory, pastel que nos habían recomendado y que se veía bien rico y bien pastel. De paso, fue un gusto conocer a doña Flory.
Para pasar el rato entre el fin del almuerzo y la hora del homenaje a don Tomás y la película (que era a las 6:00 p. m.) fuimos a descansar y a comer el postre al Restaurante Don Tono, que también queda frente al parque y tiene un balcón muy agradable, fresco y conveniente para el atardecer. Ahí tomé un café bien sabroso y una crepa fue el postre. Raúl pidió limonada que estaba bien rica. Para esas alturas ya nos habíamos dado cuenta de que la gente, en Nebaj, es muy cordial en el trato, a donde quiera que íbamos nos trataban con amabilidad y afecto. Tanto en los restaurantes, como en el mercado, en la gasolinera, cuando andábamos perdidos y en la calle.
Homenaje a don Tomás y la peli Nebaj
Llegaron las 6:00 y nos dirigimos al Salón municipal que se fue llenando poco a poco y ahí habían entre 800 y 900 personas y nos sentíamos muy emocionados. Emocionados por compartir con la familia y porque ahí estaban los sobrevivientes de la aventura que don Tomás Guzaro relata en Escapando del fuego, el libro que escribió con Terri McComb. Emocionados y conmovidos por el homenaje que don Tomás recibía a un año de su muerte. Emocionados porque la peli Nebaj iba a ser exhibida en Nebaj, por primera vez y porque ahí estaban los que vivieron la historia y la recuerdan, y los que sólo la han oído porque se las han contado.
Homenaje a don Tomás Guzaro y proyección de la peli “Nebaj”. Haz clic en la foto para ver más fotos.
Don Tomás fue un héroe no sólo porque salvó del fuego a los habitantes de su aldea en lo peor del conflicto armado interno; sino porque era un emprendedor, filántropo, padre de familia y ciudadano muy respetado y querido. Entre otras obras de benevolencia, don Tomás fue fundador de Cotoneb, una cooperativa importante en Quiché, de una clínica conocida como El hospitalito, y de un centro de rehabilitación para personas que sufren de trastornos por consumo de alcohol. Fue una dicha conocerlo (a él y a su esposa, doña Petronila), gracias a mi amigo Giancarlo Ibárgüen, y hacer este viaje que fue idea de mi amiga, Mayra Ramírez.
Te digo que la peli es intensa y muy educativa y que es una que hay que ver. Te digo que verla allá fue una experiencia conmovedora y te digo que me encantan Nebaj y su gente. Yo había leído acerca del área Ixil y de sus habitantes debido a las noticias de los años 80; pero también porque cuando estaba en la universidad había leído Ixiles y ladinos, la monografía de Colby y van der Berghe. Y de verdad tenía muchísimas ganas de visitar el área tan remota, algo mítica y de tanta tradición e historia.
Fue algo triste que no nos quedáramos al final de la peli, pero el estacionamiento lo cerraban a las 9:00 p. m. y teníamos que cenar antes de llegar a la Hacienda San Antonio. Cenamos en El´ Sim, yo una milanesa verdaderamente bien empanizada y rica; y Raúl un pollo asado bien sabroso. Fue bueno que saliéramos a las 9:00 en punto porque…nos volvimos a perder para salir del pueblo. En parte por cletos, en parte porque Google maps nos volvió a enviar por el extravío y en parte porque un camión bloqueó la salida que conocíamos. Para hacer la historia corta casi llegamos a las 11:00 a la Hacienda San Antonio.
Luego de hacer un debriefing del día y de checar redes sociales me quedé dormido como sólo se duerme en el campo y con la conciencia tranquila, a tal punto de que, al día siguiente ni oí a los gallos hasta las 7:00 a.m. pero de eso te cuento en la próxima entrada.
La chancaca es un dulce tradicional guatemalteco que se hace con panela y maíz tostado, a la que puede añadírsele ajonjolí y pepitoria.
El domingo pasado, cuando volvíamos de Nebaj pasamos por Sacapulas y compamos chancacas. No recuerdo haberlas probado cuando era niño; pero me encantaron su sabor y su textura y la presencia de las semillas.
He leído que también hay chancacas en América del sur. Aquí he visto que las elaboran en Samayac, Amatitlán, Suchitepéquez y en otras poblaciones.
tradiciones — Comentarios desactivados en ¡El fiambre de abril! 10 Abr 22
En casa, al comenzar las festividades del equinoccio de primavera, que suelen ser cercanas a la fiesta de la pascua, en casa comemos fiambre. ¿Sabes por qué?
Cuando era niño, en la casa de mis padres era tradición que el primer día que almorzábamos en la playa, lo que comíamos era fiambre. La idea era comer algo frío y que no hubiera que cocinar luego de desempacar y de instalarnos. Para que eso fuera posible, mi madre congelaba el fiambre de noviembre y en casa seguimos la tradición, aunque no vamos al mar.
La vida la celebramos con los frutos de la cosecha, con la abundancia, en compañía de las personas que amamos y respetamos, en recuerdo de las tradiciones que nos unen con las generaciones que nos han precedido y con las que vienen.
Con el propósito de asistir a un homenaje para don Tomás Guzaro y a la proyección de la película Nebaj -en su honor- la semana pasada agarramos camino para Nebaj; con la ilusión, además, de visitar por primera vez el triángulo Ixil en Quiché.
Más grata no pudo ser la experiencia; no sólo porque nos encanta viajar por Guatemala, sino por la oportunidad de recordar a don Tomás en su tierra a un año de su fallecimiento; por la de experimentar de cerca el cariño, respeto y admiración que le tiene la gente a ese héroe, emprendedor y filántropo; y por conocer aquella parte casi mítica del país.
El viernes 1 de abril salimos temprano para desayunar en El pedregal, en Santa Apolonia; una parada tradicional en nuestras excursiones al occidente y un lugar donde siempre desayunamos rico.
Una novedad en este paseo es que usamos la recién estrenada carretera entre Chichavac y Chiché vía el río Motagua. En 2021, durante una visita a la finca El encanto, en Tecpán, ya habíamos ido a conocer la parte del camino entre esa finca y el puente sobre el Motagua. ya se veía que iba a ser una ruta preferida y bella.
Haz clic en la foto para ver más fotos.
Por ahí vimos niños caminando por la carretera, con sus útiles escolares y me enteré de que, en las escuelas estatales, las clases sólo ocurren durante dos horas al día. ¡Sólo dos horas al día!
Uno se ahorra bastante tiempo por esa ruta y además es emocionante conocer una nueva vía hacia Quiché que no fuera la carretera Panamericana de siempre. Además, la nueva ruta -por ser nueva- está en mejor estado que muchas secciones de la Panamericana en donde la última vez que fuimos a Xela el concreto nos rebanó una llanta.
¡En busca de Gumarkaaj!
Bueno…llegamos a Chiché y de ahí a Santa Cruz del Quiché en busca de Gumarkaaj. Visité la capital de los Quichés a mediados de los ochenta cuando fui a medir el techo de la agencia del Banco de Guatemala en aquella cabecera departamental. Mi amigo, Bobby, me hizo el favor de llevarme y como paseo fuimos a conocer el sitio arqueológico. No recuerdo que en aquel entonces estuviera reconstruido el campo de juego de pelota. Eso fue una novedad en esta visita de la semana pasada. Raúl y yo caminamos por lo que queda de Utatlán (que es el nombre náhua de Gumarkaaj) y es muy agradable.
El bosque es fresco y hermoso. No hay muchas estructuras como las hay en Iximché y en Chuwa Nim Abaj; pero el ambiente -con sus árboles enormes y abundancia de musgo español- es medio mágico. Nos encaramamos aquí y allá y luego seguimos camino. Lo que es una lástima es que el museo del lugar esté cerrado. A estas alturas no hay motivo razonable alguno para que los museos no estén abiertos.
Sal negra y La vuelta del río.
Pasamos por Sacapulas y no podíamos pasar sin comprar la extraordinaria sal negra que se produce en el río Negro en esa población. A mí me gusta mucho esa sal cuando aso carne, o incluso para bistecs normales, y también en huevos tibios. Tiene un sabor ahumado que le da un carácter distinto a las comidas.
Más adelante encontramos La vuelta del río, una playa en el río negro. ¡Por poco y no nos detenemos!,y de verdad me alegro mucho de haberlo hecho. El encargado del lugar fue muy atento y lamento no haber preguntado su nombre. Ahí nos contó que en el lugar se halla Xutixtiox, un sitio arqueológico; también hay una catarata y nos invitó a cortar frutas en los mangales y jocotales del lugar. Como Raúl tenía un compromiso en línea a las 3:30 p.m., no pudimos aprovechar las gentilezas del encargado de La vuelta del río; pero definitivamente es un lugar al que queremos volver.
¡Llegamos a Nebaj!
Llegamos a Nebaj justo a las 3:25, con apenas tiempo para encontrar un lugar para conectarnos en línea y almorzar. Nos recomendaron el restaurante El´ Sim, en el centro comercial K´um´us que está bien ubicado frente al parque central y es buen lugar para estacionar.
Cumplimos puntualmente el compromiso de las 3:30 y almorzamos para luego encontrarnos con Angie Guzaro, hija de don Tomás. Llevábamos un cargamento de los libros Escapando del fuego, por Tomás Guzaro y Terri McComb para entregarle a Angie; y Raúl y yo teníamos muchas ganas de conocerla. Luego de conversar, de tomar café, de hacer los planes para el día siguiente y de despedirnos agarramos camino para la Hacienda San Antonio.
…y para mantener una tradición, nos perdimos.
No nos perdimos en la carretera, sino en la población. ¡Que un mal rayo parta a Google maps que nos enviaba a San Antonio por un extravío en vez de hacerlo por el camino correcto! No lográbamos salir de Nebaj y la App nos enviaba por calles estrechas y empinadas, e iba oscureciendo. Quienes han seguido otras excursiones nuestras saben que no nos gusta andar de noche en carretera, y menos en caminos desconocidos. Luego de dar más vueltas que un trompo, luego de pasarnos un semáforo en rojo y de ser reprendidos por un PMT, luego de preguntar una y otra vez, logramos salir y ponernos en ruta.
La carretera entre Nebaj y Acul, donde está San Antonio, no es largo, ni está en mal estado (son sólo 30 minutos de camino), pero es de terracería y sí lo deja a uno todo saguaneado y como era de noche sentimos que era eterno. En fin, llegamos a San Antonio donde doña María nos preparó una cena deliciosa de huevos revueltos (de las gallinas del lugar), longanizas, frijoles parados. (muy, pero muy bien hechos, con ajito sabroso), tortillas y limonada (exquisita)…¿y lo mejor? La crema del lugar. ¡Que crema!
San Antonio es una hacienda con arquitectura característica. Los cuartos y camas son cómodos y de buen tamaño. Agua caliente en la ducha…que era algo que nos urgía. Yo suelo pasar mala noche la primera noche que duermo en cama ajena y esta vez no fue la excepción; pero estaba muy contento de estar ahí, e incluso me divertían los eventuales cantos de los gallos en la oscuridad de la noche, a la vera de cerros que prometían ser hermosos.
¡Al fin estábamos en Acul, en una hacienda, como nos gusta!…y sólo se puso mejor.
Los chapines ya estamos en semanasanta mode; y cuando un extranjero me pregunta que cuál es la mejor temporada para visitar Guatemala, nunca dudo en asegurar que es cerca del solsticio de primavera, particularmente durante las conmemoraciones relacionadas con la pascua.
Es la temporada de la explosión de colores, especialmente del morado y el rosado que vemos en las jacarandas, los agapantos, los nazarenos y los matilisguates. Es la temporada que huele a corozo y a jocotes marañones, frutas exóticas que disfruto mucho en refresco -estas últimas- y que muchos extranjeros no saben que les dan origen a las nueces homónimas. Es la temporada de mangos en dulce y de miel de garbanzos. ¿Quién de los lectores no ha probado le dulce de garbanzos? Es la temporada del pan de la costa, hecho en casa, cuyos aroma y sabor son casi hipnóticos. Esta temporada, incluso tiene su música particular, las marchas que son tan chapinas como las champurradas.
En casa, el platillo que es el rey de la fiesta es el bacalao a la vizcaína de acuerdo con nuestra interpretación de la receta de mi madre, Nora; que viene de mi abuela, Frances; y de mi bisabuela, Adela. Pero el pescado seco, envuelto en huevo, también tiene su lugar de honor junto a dos que tres botellas de Cabro y moyetes rellenos de buena crema.
En estos días de calor fastidioso, en casa nos encanta recibir amigos. No salimos de la ciudad para evitar las multitudes en las playas y en otros lugares turísticos. Las mañanas son para haraganear tantito; y las tardes y noches son para caminar por las calles de la zona 1 persiguiendo procesiones, tomando fotos y comiendo en nuestros lugares favoritos del Centro.
Son para vivir las tradiciones -a pesar de su contenido místico- porque nos recuerdan la infancia y nos conectan con las generaciones que nos las compartieron; y tienden puentes con las generaciones que vienen…si quisieran recibirlas. Son las tradiciones que le dan sabor chapín a la vida chapina.
Y recuerda…si bebes, no manejes. No falta quien te quiera de vuelta.
Dick Smith y la historia del teatro en Guatemala son una sola carne. Dick y su querida esposa, Dialma -desde el recordado Teatro del puente y en otros escenarios- tanto en la producción, como en la dirección, y en la actuación, así como en el rol de mentores, enriquecieron el la actividad teatral en Guatemala como pocos.
Dick era emprendedor y multifacético. Hizo radio junto a Anabella Herrerías y su programa matinal, en inglés era lo que uno quería oír en las mañanas por informativo, y alegre. Fue caricaturista en Siglo Veintiuno cuando yo dirigía la sección de Opinión en ese diario y para mí, los viernes no eran otra cosa que esperar el momento en que Dick llevara su caricatura para publicar el sábado. Yo gozaba mucho con el sentido del humor Smithiano y creo que el se divertía de ver cómo me reía porque el humor Smithiano no era para todos. Dick era ilustrador e ilustró folletos de Manuel F. Ayau.
Anabella Herrerías, Grete Pasch, Dick Smith y Luisfi en los días de radio.
Hace años recibió un merecido reconocimiento de parte de la Municipalidad capitalina; y estoy seguro de que si recibió muchos más, no fueron suficientes. No sólo por sus aportaciones a la cultura chapina, sino por lo que amaba a Guatemala.
Supe de Dick por sus producciones teatrales en los años 70 y 80. Porque mi abuela, Frances, frecuentaba el Teatro del puente y el del Instituto Guatemalteco Americano -que ahora se llama Teatro Dick Smith-.
Dick falleció hoy y quienes lo conocimos vamos a extrañarlo. ¡Ovación de pie, my friend!
Si mal no recuerdo, cuando estudié literatura con el ilustre Salvador Aguado-Andreut, el profesor nos contaba que don Quijote era un loco cuerdo; y el motivo por el cual tenía esa característica es porque siendo loco y divertido podía decir verdades que, de otra forma, no hubiera podido expresar en sus tiempos. Podía hacer críticas sociales y políticas que, de estar cuerdo su personaje, Cervantes no habría podido compartir sin poner en riesgo su libertad. A Juan de Mariana, por ejemplo, su crítica a la facultad inflacionaria del Rey le costó la cárcel.
Haz clic en la imagen para saber más de don Quijote.
En algunas cortes, los bufones eran personajes -muchas veces grotescos- cuyo ingenio y otras habilidades humorísticas e histriónicas les permitían reírse de situaciones, y hasta de personas de las que nadie se atrevería a hacer mofa. El bufón le era útil a la corte y al monarca para tomarle el pulso a la opinión pública sin poner en riesgo la vida, ni la libertad, ni la propiedad de nadie. Ni la dignidad de nadie porque, lo que dijera el bufón eran disparates del bufón. Hubo bufones famosos como Triboulet y Calabacillas.
En nuestros tiempos tristes la incultura woke y el victimismo en el que medra están asfixiando al sentido del humor y a la valiosa contribución social que hacen el loco cuerdo y el bufón. El meme se salva porque es anónimo; pero el miedo a que algún colectivo se ofenda está cundiendo tan rápido en muchas sociedades que ¿llegará el momento en que de miedo compartir un meme?
La persecución de los ofensores es tan rabiosa y despiadada que la exposición de la condición humana por medio de los dislates y el sentido del humor se ve menoscabada. La multiplicación de los ofendidos es tal que la libertad de expresión se ve amenazada como por una plaga.
Por lo pronto, para la comedia y los comediantes, la incultura woke y sus amenazas de cancelación han de sentirse como cadenas con bola. Y todos perdemos, no sólo por la intolerancia, sino por la asfixia del sentido del humor y por el ambiente atosigante y denso que no admite más perspectivas que las autorizadas por los policías de la corrección política.
Carpe Diem significa Apodérate del día y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el valor fundamental que guía mi vida y mis reflexiones en Carpe Diem. Vivo en Guatemala, un país que aún está por ser construido y en el que los derechos individuales y la igualdad ante la ley son precarios. Por eso, aquellos son mis temas favoritos para estos comentarios. Con todo y todo, este espacio -políticamente incorrecto- existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por si acaso). Me gustan la cocina, la lectura y la compañía de mi familia y de mis amigos. También me gusta pasar tiempo conociendo mi país y a su gente. Al perpetrar Carpe Diem comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!
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