11
Oct 07

Eramos muchos, y parió la abuela

Voy a ser bien políticamente incorrecto; porque aquí, en Guatemala, cuestionar los intereses de los migrantes es como hablar mal de Ricardo Arjona, recomendar Apocalypto, o confesar que alguna vez uno mató un pato Poc. El Congreso de la República creó el Consejo del Migrante, un “organismo para atención de compatriotas radicados en el exterior”.

Perdonen muchá; pero la admnistración pública chapina no puede ni atender a los guatemaltecos que viven aquí. ¿De dónde jocotes sacaron que puede atender las demandas de los chapines que se han ido?

La administración es incapaz, ¡absolutamente incapaz! de proporcionarnos seguridad ciudadana mínima a los habitantes del país. La administración ha abdicado (en la CICIG) a su facultad de hacer justicia. Los hospitales, las escuelas, los bancos, los museos, el seguro social y otras actividades que administra para complacer intereses sectoriales (en desmedro de los derechos de las personas) se mantienen al borde del colapso, cuando no han colapsado ya. Y ahora tenemos un Consejo del Migrante.

Eramos muchos, y pario la abuela.


01
Sep 07

Ficciones

En Guatemala vivimos de ficciones. Ayer leí que la PGN reconoció que once fincas ubicadas en la biósfera maya, que se las habían apropiado personas particulares, han sido recuperadas sólo en papel, ya que en la realidad están en poder de 38 grupos de invasores. Esta es la misma PGN que supervisará el control absoluto de las adopciones en Guatemala. Y si así como les va con las fincas, les va a ir con las adopciones, el futuro de los niños abandonados se pinta mal.

Aquí, en este bello paisaje el estado es dueño del subsuelo, supuestamente para el bien común. Y lo que resulta, en realidad, es que los propietarios del suelo han sido despojados de la propiedad del subsuelo y de sus riquezas, y han sido condenados a padecer la pobreza, mientras viven y trabajan sobre potenciales fuentes de enriquecimiento. El dueño de un terreno en Texas se hace rico si encuentra petróleo en su tierra, en tanto que el dueño de un terreno en Guatemala, sigue pobre si encuentra oro negro en su terreno. ¿Por qué? Porque el chapín no es propietario del subsuelo.

Los guatemaltecos hablamos de partidos políticos, cuando lo que tenemos son roscas y maquinarias electoreras. Un partido político, propiamente dicho, funciona como intermediario entre los gobernantes y los electores y los tributarios, y es una plataforma para la discusión de ideas y de políticas públicas. Sin embargo las organizaciones que conocemos como partidos son grupos de amigos que se asocian para llevar a alguien al poder; y una vez alcanzado ese propósito, o habiendo fracasado en el intento, esas organizaciones se consumen.

Así le pasó a la DCG, que por mucho fue el partido más grande y mejor organizado de su tiempo, y que luego de llevar a Vinicio Cerezo al poder se consumió en la corrupción y en la gran parranda que fue aquella administración para terminar malviviendo, a duras penas, hasta nuestros días. La UCN fue un castillo de naipes que se vino abajo con el asesinato de Jorge Carpio. El MAS fue un estornudo que se hizo nada como consecuencia de los delirios de Jorge Serrano. El PAN, luego de llevar a Alvaro Arzú a la presidencia, no aguantó la primera derrota de Berger y en estas elecciones sólo le faltó irse a parar a la Diecisiete calle de la zona 1 para ver si alguien le hacía el favor. El FRG, tras la escandalosamente corrupta administración de Alfonso Portillo, se diluye poco a poco en la medida en que el patriarca Efraín Ríos Montt se hace más y más irrelevante.

El PU, el CASA y el PP son poco más que clubes de amigos. El primero gira alrededor de Arzú; el segundo lo hace alrededor de Eduardo Suger y el tercero alrededor de Otto Pérez. Otros grupos como la URNG, la ANN, el MAIZ y EG, cuentan entre su dirigencia con varios exguerrilleros y con simpatizantes de la exguerrilla. Entre ellos hay tantos rencores, tanta amargura, y tantas cuentas pendientes, que se atomizan cada vez que pueden. Y la UNE no es más que la necedad de llevar a Alvaro Colom a la presidencia.

En Guatemala, las organizaciones políticas que nosotros llamamos partidos tienen una vida máxima de 20 años; pero aunque vivieran 50, su contribución a la madurez política de los electores y de los tributarios sería casi nula. El problema, una vez más, es que vivimos una ficción. Una rosca electorera, no es un buen intermediario político y no es una plataforma de discusión apropiada para fundar una democracia, ni un estado de derecho.

Quizás los guatemaltecos deberíamos dejarnos de quimeras y de ficciones. Los políticos chapines, presionados por la comunidad internacional y por “los países amigos”, en connivencia con los intereses de numerosas ONG, están abdicando a la facultad de gobernar. Y el primer paso para esta declaratoria de autointerdicción política es la CICIG. ¿Qué otra ficción vendrá después?

Ahora bien. Todo esto no ocurre en el vacío. Ocurre porque muchos creen que las cosas no pueden cambiar, y porque permiten que ocurra. ¿Y usted, qué piensa?

Publicada en Prensa Libre el sábado 1 de septiembre de 2007


21
Ago 07

La hormiga y la cigarra en versión chapina

La de la hormiga y la cigarra es una fábula de tradición clásica; pero gracias al cuate Gustavo, he aquí una versión chapina. A ver si no…

La versión clásica:
La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante.Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano riendo, bailando y jugando.

Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta la primavera.

La cigarra tiritando, sin comida y sin cobijo, pasa frío y penurias.

La versión chapina:
La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante.

Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno.

La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano riendo, bailando y jugando.

Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita dondetiene todo lo que le hace falta hasta la primavera.

La cigarra tiritando organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida cuando quiere,cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre.

En la televisión se transmite un programa en vivo en el que la cigarra sale pasando frío y calamidades y a la vez muestran extractos del video dela hormiga bien calentita en su casa y con la mesa llena de comida.

Los chapines se sorprenden de que en un país tan próspero como el suyo se deje sufrir a la pobre cigarra mientras que hay otros que viven en la abundancia.Una multitud de ONG; observadores del las embajadas de Noruega, Holanda, Suecia, Cuba, Venezuela y de otros “países amigos”; el Procurador de los Derechos Humanos; el diputado Baldizón; y otros se manifiestan delante de la casa de la hormiga.

Varios periodistas publican una serie de reportajes en los que cuestionan como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra, e instan al gobierno a que leaumente los impuestos de la hormiga de forma que la cigarra pueda vivir mejor.

Respondiendo a las encuestas de opinión y a los reportajes, el gobierno elabora una ley la igualdad económica y una ley con carácter retroactivo, anti-discriminación.

Los impuestos de la hormiga han aumentado y además le llega una multaporque no contrató a la cigarra como ayudante en el verano. Las autoridades embargan la casa de la hormiga, ya que esta no tiene suficiente dinero para pagar la multa y los impuestos.

La hormiga se va de Guatemala y se instala con éxito en otro lado.

La televisión transmite un reportaje en el que sale la cigarra con sobrepeso; pero pasando hambre ya que se ha comido casi todo lo que había, mucho antes de que lleguela primavera.

La antigua casa de la hormiga se convierte en albergue social para cigarras y se deteriora al no hacer su inquilino nada para mantenerla en buen estado.

Al gobierno se le reprocha porque no aporta los recursos necesarios.

Una comisión de investigación que costará 100 millones de quetzales se pone en marcha; y algunos se preguntan si este no es un caso para que lo investigue también la CICIG.

Entretanto la cigarra muere de una sobredosis . Los medios de comunicación comentan el fracaso del gobierno para corregir el problema de las desigualdades sociales.La casa es ocupada por una banda de arañas inmigrantes. El gobierno se felicita por la diversidad cultural de Guatemala.


09
Ago 07

Globalización, no es gobierno mundial

Hoy leo que una persona opina que “he visto con interés cómo los articulistas de la Universidad Francisco Marroquín, que abogan por la globalización, despotrican contra la CICIG. Por lo visto en Guatemala, según esa postura, solo es permitida la globalización de lo siguiente: negocios, venta de niños, narcotráfico, crimen organizado, contrabando y otros similares; pero la globalización de la justicia y la seguridad atenta contra nuestra soberanía”. Y pues…como soy “articulista”, soy de La Marro y he “despotricado” contra la CICIG, me animo a comentar dicha opinión.

Para más fregar, estoy seguro de que las nuevas regulaciones sobre la adopción perjudicarán a cientos de niños que ya no podrán encontrar un hogar, se que la guerra contra las drogas ha sido un fracaso y estoy a favor de la despenalización del uso de aquellas, y favorezco totalmente la apertura unilarteral de fronteras. Seguramente soy Satanás encarnado…y no me he dado cuenta.

Veo, aquí, dos puntos muy importantes: Uno, es que la globalización no es un movimiento hacia el gobierno mundial por medio de tratados, o de organizaciones como el Banco Mundial. Dos, que la globalizacion no es algo que se permite ni es algo que se establece o se construye; sino que la globalización resulta como consecuencia de la libertad y de la tecnología, a modo de orden espontáneo.

De ahí que la globalización como la posibilidad que uno tiene de acceder a los productos culturales y tecnológicos de todo el Globo, o de ponerlos mios en todo el Planeta, de ninguna manera puede compararse a la intención de regular centralizadamente aquellas posibilidades.

Mucha gente confunde los tratados de comercio, las organizaciones supranacionales, los organismos financieros internacionales, y otros ordenes creados, con la globalización. Sin embargo, la globalización no “se hace” por medio de tratados, sino por medio de contratos. La globalización no “se hace” en las oficinas de la Organizacion de las Naciones Unidas, o del Fondo Monetario Internacional. La globalización se hace cuando usted compra en eBay, en Amazon, cada vez que hace una consulta en la Internet y cada vez que va a Paiz. La globalización ocurre a pesar de la ONU, a pesar del FMI y a pesar de los tratados de comercio, mal llamados Tratados de Libre Comercio.

Estoy seguro de que un huérfano guatemalteco vive mejor en una buena familia en el extranjero, que en un buen orfanato chapín, o en una calle chapina. Se que los narcotraficantes se hacen más ricos y más influyentes porque existe la prohibición del consumo pacífico de drogas. Y se -como el poeta guatemalteco José Batres Montufar- que el contrabando existe, porque existen las aduanas. Estoy convencido de que en lugar de CICIG hubiera sido mejor fortalecer política y presupuestariamente al Organismo Judicial, al Ministerio Público y a la Policía. Y no hay nada inconsistente en todo ello.

La globalización no es un movimiento hacia el control centralizado de todas las actividades humanas. Al contrario, la globalización es posible gracias a que nadie está en control


02
Ago 07

La CICIG fue aprobada

Bajo intensas presiones de la comunidad internacional y de “los países amigos” de Guatemala; con ayuda del vicepresidente Eduardo Stein; del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales, y Financieras; y de la fauna oenegera; el Congreso de la República aprobó la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala.

En favor de la Organización de las Naciones Unidas, la administración chapina abdicó a su responsabilidad de controlar y someter a las mafias que dejó crecer y prosperar. ¿No se siente, usted, más aliviado?


28
Jul 07

Gusanos, cangrejos y momios

“El rechazo de la CICIG oculta gusaneras”, dijo el el vicepresidente Eduardo Stein, cuando se enteró del dictamen desfavorable que recibió la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, por parte de la sala de Relaciones Exteriores en el Congreso de la República.

La frase escogida por el funcionario es emblemática, porque “¡Denle duro a los gusanos!” fue la orden que les dio Fidel Castro a los atletas cubanos que se aprestaban a viajar a Jamaica, para participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, a principios de los años 60. A partir de ahí, “romperles las cabezas y los huesos a los cubanos exiliados sería el leitmotiv más allá de competir y de ganar”.

Desde entonces, el de gusanos ha sido el calificativo con el que los esbirros de aquella dictadura se refieren a los exiliados cubanos en el exterior.

Luego del fracaso de la inconstitucional Comisión de Investigación de los Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad; e incapaz de convencer sobre las bondades de su sustituta, la CICIG, esta administración se ha dado a la tarea de desprestigiar a quienes nos oponemos a la citada Comisión.

Lo cierto es que la Comisión es inconstitucional y que esta administración desperdició sus cuatro años de fama negociándola y empujándola, en vez de haber hecho lo que correspondía.

En vez de abdicar a su obligación de garantizarnos a los habitantes de la República, la vida, la libertad, la justicia y la seguridad, esta administración se dedicó a gerentear privilegios por medio del presupuesto del Estado.

Nunca atendió la sugerencia de proporcionarles suficientes apoyo presupuestario y político, al Ministerio Público, a la Policía Nacional Civil y al Organismo Judicial. Se le fueron cuatro años con la necedad de la CICIG, y las mafias sembradas durante la administración de Alfonso Portillo y del FRG crecieron lozanas durante la de Berger.

La respuesta para una lucha efectiva contra la impunidad y contra las mafias, no estaba en doblar la cerviz frente a la ONU, la Unión Europea y los EUA; sino en fortalecer el estado de derecho. No estaba en forzar una comisión de características proconsulares, sino en cumplir y en hacer que se cumplieran las leyes. No estaba en limosnear y alegar incapacidad; sino en apoyar con capacitación, presupuesto y respaldo político a los jueces, a los fiscales y a los policías honrados.

Ahora que es tarde y que se les fueron sus cuatro años, no es raro que el comandante Frank La Rue ande afligido porque algunos políticos gringos se vaya enojar porque los chapines no aceptamos la CICIG, y no es extraño que Stein ande en iguales circunstancias. ¡¿Qué podría espantar más a estos personajes que no volver a ser invitados a la celebración del 4 de julio?!

Esta administración no sólo perdió la oportunidad que tuvo para ponerles un alto a las mafias; sino que les ha servido el país en bandeja de plata. Y ahora que corre contra el tiempo, al Comandante no se le ocurrió más salir con lo de las gusaneras.

El truco, claro, es más viejo que la maña de pedir fiado. Allá por los años 40, y sobre todo durante la presidencia de Juan José Arévalo, a aquellos que se oponían a los designios de la revolución chapina se les llamaba cangrejos, con desprecio y para desprestigiarlos. Y más recientemente, en tiempos del chileno Salvador Allende, los partidarios de la revolución llamaban momios a quienes se oponían a los planes de la alianza Allende-Castro. Con humor siniestro decían: “Los momios al paredón, y las momias al colchón”.

A lo largo de la historia, gusanos, cangrejos y momios han sido las víctimas de aquellos que con arrogancia fatal, o con descaro total, han pretendido imponer sus criterios, no por la razón y la persuasión, sino por la vía de la falacia ad hominem y del paredón. Y eso debería parecernos inaceptable.

Publicada en Prensa Libre el sábado 28 de julio de 2007


02
Jun 07

Secreto y prisa

El Congreso de la República fijó un plazo para que su Comisión de Relaciones Exteriores dictaminara para la creación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala; pero con buen tino, la Comisión se lo ha tomado con calma.

La prisa es sospechosa porque en un Congreso en el que se entretiene la nigua, aún en el caso de piezas de legislación de alguna importancia, ahora resulta que hay que acelerar la aprobación de la CICIG. Es sospechosa, pero no extraña porque detrás de las exigencias en torno a la citada comisión están la Organización de las Naciones Unidas y toda la fuerza extorsionista de los “países amigos de Guatemala”. Ya los oigo decir: “Si no aprueban la CICIG, ya no les damos ayuda”.

En aquella dirección hay dos características que han marcado a esta comisión desde su engendro: la primera, fue el secreto absoluto en el que se mantuvo el acuerdo entre la ONU y el gobierno. El sigilo era para evitar que el texto fuera conocido, y por lo tanto, discutido por los guatemaltecos. Los promotores habían aprendido, después del fracaso de la Comisión Internacional de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad, que airear los defectos del acuerdo y de la comisión, iba en contra de sus intereses.

Aunque el acuerdo ya había sido depurado de las inconstitucionalidades que habían hecho inviable a la CICIACS, los promotores no consideraron que la transparencia fuera prudente hasta no estar seguros en la Corte de Constitucionalidad.

La segunda, ha sido esta prisa por conseguir que el acuerdo sea aprobado por medio de la ley correspondiente. En parte esto es para evitar que continúen las discusiones sobre la comisión; pero en parte, también, es porque las cosas hay que hacerlas en caliente. No vaya a ser que alguien empiece a hacer preguntas incomodas.

Una de esas preguntas es que, si el objetivo de la CICIG es “determinar la existencia de cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos, su estructura, formas de operar, fuentes de financiamiento y posible vinculación con entidades o agentes del estado y otros sectores que atenten contra los derechos civiles y políticos en Guatemala”, ¿qué, exactamente, son un cuerpo ilegal de seguridad y un aparato clandestino de seguridad?

“La existencia de estructuras como las que investigará la CICIG significa un serio obstáculo para el respeto por los derechos humanos y el estado de derecho en Guatemala”, dijo Nicholas Howen, Secretario general de la Comisión Internacional de Juristas, en un documento que repite y repite la frase, sin especificar, nunca, a qué es lo que se refiere exactamente. Y el acuerdo firmado por la ONU y el gobierno chapín, hace lo mismo. Nadie aclara qué son un cuerpo ilegal de seguridad, o un aparato clandestino de seguridad.

Con una puerta así de ancha, ¡¿qué no cabe ahí?! Este es el tipo de cosas que la ONU, el gobierno, y los “amigos”, deben definir y transparentar antes de que el acuerdo sea aprobado para su discusión en el Congreso.

Otra ventana abierta peligrosamente, es la de los privilegios que crea el acuerdo, y los que pudiera crear la ley de la comisión. En su anterior versión el acuerdo exoneraba de impuestos a los ejecutivos chapines que trabajaran en la comisión. Ese abuso no está incluido en el nuevo acuerdo y se limita sólo para el personal extranjero, según las prácticas internacionales; ¡pero tampoco está expresamente excluido! De modo que, ¿qué les impediría a algunos diputados serviles “quedar bien” y restaurar aquel privilegio de no pagar impuestos?

Casi no hay día de Dios en el que no salga algo sobre la CICIG en alguno de los diarios del país; y la presión, para los diputados, ha de ser grande. Pero también es grande su compromiso con el estado de derecho, con los electores y los tributarios. En vez de crear un nuevo elefante blanco; ¿no sería mejor hacer que funcionen las instancias que ya existen tales como la policía, los tribunales de justicia y el Ministerio Público?

Publicada en Prensa Libre el sábado 2 de junio de 2007.


19
May 07

Cicig, no plis

En esta semana me llamó mucho la atención que el Vicepresidente de la República y el Procurador de los Derechos Humanos “¡urgieran a la creación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala!”; y se me hizo evidente que ambos temen que el Congreso no apruebe aquella instancia.

En días recientes la Corte de Constitucionalidad opinó que el proyecto de creación de la Cicig no es ilegal y esto abrió paso para que aquella propuesta sea discutida en el Parlamento.

Para los que llegaron tarde, como se decía en las tiras cómicas de El fantasma, la Cicig es una comisión que la Organización de las Naciones Unidas y “los países amigos” de Guatemala están tratando de forzarnos a aceptar. Su objetivo principal es “determinar la existencia de cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos, su estructura, formas de operar, fuentes de financiamiento y posible vinculación con entidades o agentes del estado y otros sectores que atenten contra los derechos civiles y políticos en Guatemala”.

Como era de suponerse, los promotores de la Cicig han acusado a aquellos que nos oponemos a ella de ser miembros, o ser financiados por aquellos cuerpos ilegales y clandestinos. La falacia es absurda, pero no es nueva. Es común, entre los chapines, que si uno escribe contra el monopolio de la educación pública, a uno lo tachen de defensor del analfabetismo; y que si uno advierte contra las imprecisiones de las ideas prevalecientes sobre el calentamiento global, a uno lo tilden de enemigo de Bambi.

La Cicig es sucesora de la difunta Comisión de Investigación de los Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad. Este engendro venía de la ONU plagado de inconstitucionalidades y de privilegios para sus ejecutivos y por eso fue rechazado. La Cicig superó aquellos obstáculos, pero su texto fue mantenido en secreto por sus promotores para que no pudiera ser conocido por los guatemaltecos antes de que aquellos estuvieran listos para “hacerla pasar” sin discusiones ni contratiempos.

Sin embargo, la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, que no desconocía los vericuetos por los que había pasado el proyecto, se curó en salud y sometió el texto al análisis de la Corte de Constitucionalidad y resultó que este ya había sido saneado. De esa cuenta es que el tema regresó al Legislativo y ahora ese organismo tiene en sus manos preguntarse, en serio, si en realidad necesitamos la Cicig.

Mi hipótesis es que no la necesitamos. La primera vez que entré en contacto con la Ciciacs/Cicig pensé que, como tradicionalmente en Guatemala no han funcionado los ministerios, entonces creamos fondos sociales. Y como la cosa sigue sin funcionar, creamos los comisionados; y cuando estos fracasan también, entonces pasamos a hacer otra cosa.Así nos está pasando con el combate a la impunidad. No sólo con la de los cuerpos ilegales y clandestinos de seguridad, sino con la del crimen organizado, la de la corrupción de los funcionarios y en general con el incumplimiento de los contratos. Como el Ministerio Público no funciona y como las leyes no son respetables, pues engendramos la Cicig, o la Ciciacs, o lo que sea.Sostengo que hay un patrón en esta forma de conducta; y lo ilustro con algo que escribió Thoreau: “por cada mil personas atacando las ramas de un problema, hay una sola atacando sus raíces.”

En Guatemala necesitamos fortalecer las instituciones que hay, hacer que se cumplan las leyes que hay. No es cuestión de hacer más oficinas y de hacer más comisiones, o de hacer leyes comos si fueran salchichas.

Talvez es hora de decirles a la Organización de Vacaciones Unidas y a “los países amigos” que gracias, pero no gracias. Y que para cambiar vamos a hacer las cosas bien. Y si no las vamos a hacer bien, de todos modos, ¿para qué queremos una nueva versión de aquella Minugua que tantos malos recuerdos nos dejó?

Publicada en Prensa Libre el sábado 19 de mayo de 2007


30
Mar 07

¡Vinieron los Reyes Magos!

Sus Majestades don Juan Carlos y doña Sofía vinieron cuales Reyes Magos. Trajeron 54 millones de Euros y la habitual variedad de ofrecimientos de intercambios, capacitaciones, controles y condecoraciones. En la vieja tradición de que “el que no llora no mama”, la administración Berger les pidió a los monarcas asesoría para una pre-CICIG.

Aunque los reyes españoles no vieron los volcanes al aterrizar, me imagino que se van contentos. Pero el que ha de estar “feliz, como una lombriz”, es el dios del Palacio de la Loba siendo que uno de sus pares lo llegó a visitar, le dio un abrazo y le dijo: Querido amigo.


09
Mar 07

Dirigencia popular al servicio de los yanquis

Uno de los objetivos de la visita de George W. Bush, a Guatemala, es empujar la aprobación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), iniciativa que respalda su gobierno. Esto es, en parte por el interés que tiene por los derechos humanos, y en buena parte, también, porque es un componente importante de su guerra contra las drogas.

Así que la dirigencia popular que apoya la citada Comisión, termina sirviendo a los intereses de los yanquis que tanto dice despreciar. Por eso es que se dice que nadie sabe para quién trabaja.

Ahora bien, desde el punto de vista de defensa del estado de derecho (que es el mejor garante de los derechos individuales), es muy malo que el presidente del país más poderoso del mundo y su gobierno vengan a presionar para la aprobación de algo como la CICIG (sucesora de la inconstitucional CICIACS); sobre todo en el preciso momento en que el texto legal para la aprobación de la misma se halla en la Corte de Constitucionalidad con el objetivo de que aquel alto tribunal emita su opinión en cuanto a la viabilidad constitucional del mismo.

La Corte, por supuesto, no debería ser sometida a presión alguna para dictaminar; y en ese sentido se ha manifestado muy acertadamente el columnista Eduardo Mayora: “En las actuales circunstancias estimo particularmente importante que tanto el Ejecutivo, como también los amigos y los detractores de esta iniciativa, dejen la resolución del problema en manos del Tribunal Constitucional sin pretender ejercer presiones de ningún tipo. Ese sería, me parece, el mejor tributo que podría rendirse a lo que queda de institucionalidad en la República, como también la aceptación respetuosa del dictamen que tendrá que emitirse (mejor meditadamente que con prisas). Es conveniente recordar que de los responsables de la administración de justicia no se espera que sean infalibles, sino imparciales, prudentes y justos en cuanto a los problemas que analizan y resuelven”.