Cada vez que el gobierno de los Estados Unidos de América interviene en el mercado, al poco tiempo, los lectores corren a comprar La rebelión de Atlas, por Ayn Rand. ¿Por qué? La respuesta está en uno de los más recientes grupos de Facebook: Read the news today? It is like “Atlas Shrugged” is happening in real life. Quizás es que la vida está imitando al arte.
Ayn Rand
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Mar 09
La vida está imitando al arte
03
Feb 09
¡Feliz cumpleaños, Ayn Rand!
Ayn Rand nació el 2 de febrero de 1905; y su contribución a la defensa moral del capitalismo no ha sido igualada.
Sus novelas y sus argumentos han inspirado a miles y miles de personas comprometidas con la infinita dignidad de los individuos, con la libertad y con el derecho a la búsqueda de la felicidad.
En esta efemérides -a aquellos de ustedes que saben que el hombre es un ser heroico, cuyo propósito moral en la vida es su propia felicidad, para quien la realización productiva es su más noble actividad, y la razón su única guía– les recomiendo el vídeo A Sense of Life. El mismo está disponible en Take One, la tienda de vídeos de Plaza Futeca, en la zona 14.
30
Ene 09
Wachik’aj, las ideologías y ProReforma
Sigo comentando las criticas que el blog Wachik’aj le hace a ProReforma; y otro tema que abordó Martín es el de las ideologías.
Curiosamente, Martín se queja de que los chapines no estamos acostumbrados a debatir los argumentos; pero su exploración sobre el tema de las ideologías se pierde en distracciones y ofensas. Por ejemplo, cuando acusa a los promotores de ProReforma de mentir y de engañar, y hasta de algo tan absurdo como de querer ocultar que muchos de nosotros somos libertarios. ¡Esto es el colmo!, porque aunque yo no voy hablar por los demás promotores de ProReforma, ¿quién ignora que soy libertario? ¡Yo presumo de ser libertario! De hecho, hace ratos le tuve que explicar, a Martín, las diferencias entre los neoliberales y nosotros los libertarios.
Martín abusa, porque ¿por qué es que gente como Manuel F. Ayau iba a no aceptar que es libertario? ¡Hasta las piedras saben que Ayau, y docenas de promotores de ProReforma somos libertarios, paleoliberales, liberales clásicos, objetivistas, austriacos, u otras cosas parecidas! Martín abusa cuando clama: “Mentira. Acepten que todos son libertarios. No engañen”. Abusa porque trata de cuentearse a sus lectores, haciéndoles creer que los promotores de ProReforma hacen y dicen, lo que sólo él dice que hacen y dicen.
W se queja de que los chapines no estamos acostumbrados a debatir argumentos; pero, ¡Chispas!, si eso no le gusta (y yo comparto su disgusto), ¡que no lo haga él! ¡Que discuta argumentos, y que se deje de falacias ad hominem! Usted perdonará que le dedique tantas líneas al tema; pero aunque este tipo de recursos ofenden a la inteligencia y arrastran el nivel de las discusiones, vale la pena ocuparse de ellos para ponerlos en evidencia.
Ahora entremos en materia.
Es totalmente cierto que los libertarios, liberales clásicos y afines defendemos la vida, la libertad y la propiedad; es cierto que sostenemos que el poder del estado debe ser restringido; es cierto que no aprobamos que leyes concretas y específicas violenten aquellos derechos y la esfera de acción privada de las personas. ¿Con qué está, usted de acuerdo?
Pregunto, porque ¿cómo sería una sociedad en la que la vida, la libertad y la propiedad de las personas no fueran respetadas? ¿Le gustaría, a usted, vivir en una sociedad así? ¿Le gusta, a usted, vivir en una sociedad así?
Pregunto, porque lo de las leyes tiene que ver con algo que usted tiene que decidir. ¿En dónde prefiere vivir, en una sociedad en la que usted pueda hacer todo lo que desee, excepto aquellas cosas que por ser violatorias de los derechos individuales estén prohibidas por la ley; o en una en la que usted sólo pueda hacer lo que está permitido por la ley, aunque lo que vaya a hacer no viole los derechos de nadie? De esto se trata la distinción entre normas generales y abstractas, frente a las que son específicas y concretas. ¿Prefiere vivir en una sociedad en la que las leyes prohíban y castiguen las conductas criminales y el fraude; o en una en las que las leyes controlen, dirijan, especifiquen, y ordenen? ¿Prefiere vivir en una sociedad de personas libres, o en un hormiguero?
Yo quisiera saber qué prefiere W; porque, al parecer, su autor cree que aquellas aspiraciones libertarias son ideología. Y, ¡ay Martín!, ¿dónde están tus argumentos que tanto extrañas en otros?
Si uno va a un diccionario corriente, ideología es “la manera de pensar de cada uno[1]”; pero una simpleza así no es digna de Wachik´aj. ¿Por qué no exploramos mejor, y con profundidad, lo que es una ideología? Según Walter Scott, Napoleón despreciaba las ideologías porque, “sólo podían ejercer influencia sobre jovenzuelos de cerebro inflamado[2]”.
Dicho lo anterior, veamos dos visiones encontradas acerca de las ideologías, que sí vale la pena explorar en este contexto:
Ayn Rand explica que “una ideología política es un conjunto de principios apuntados a establecer o mantener un cierto sistema social; es un programa de acción de largo alcance, con los principios sirviendo para unificar e integrar pasos particulares en un curso coherente [3]”. En este sentido, como ProReforma es un proyecto de largo plazo que busca establecer normas que faciliten un sistema social más justo, y como se basa en principios unificadores como el respeto absoluto a los derechos individuales y a la igualdad de todos ante la ley, pues…bien podría responder a aquella definición de ideología. Sin embargo, la corriente de libertad que prevalece entre los promotores de ProReforma es otra. Ludwig von Mises, nos dice que las ideologías “son doctrinas sobre la forma de comportarse, es decir, sobre los fines últimos a que el hombre debe aspirar durante su peregrinar por la tierra[4]”.
¡Es en este sentido, austriaco, en el que ProReforma no es, ni puede ser ideología! De hecho, es en este sentido que el libertarianismo no puede ser ideología. Porque en tanto que a las ideologías les importa mucho orientar los fines individuales de las personas hacia los presuntos fines de la sociedad; al libertarianismo los fines no le interesan. Dice Mises que “puesto que nadie puede reemplazar los juicios de valor del sujeto en acción por los propios, es inútil enjuiciar los anhelos y las voliciones de los demás. Nadie está calificado para decidir qué hará a otro más o menos feliz. Quienes pretenden enjuiciar la vida ajena, o bien exponen cuál sería su conducta de hallarse en la situación del prójimo, o bien, pasando por alto los deseos y aspiraciones de sus semejantes, se limitan a proclamar, con arrogancia dictatorial, la manera en que el prójimo serviría mejor a los designios del propio crítico[5]”.
¡Más claro, no canta un gallo! En este sentido, en el Misiano, las ideologías se ocupan de los fines y del camino que ellas conocen para llegar a ellos; ya los libertarios, liberales clásicos y afines lo que nos interesa son los medios. Nos interesa saber si son idóneos, o no. Y ahí nos quedamos. Los que apoyamos ProReforma creemos que el proyecto es un medio atinado para conseguir una sociedad más justa, en la que cada cual pueda perseguir y alcanzar sus fines particulares, siempre y cuando no perjudique a terceros. Y ahí nos quedamos. No nos interesa imponer fines, ni señalar caminos. Eso se lo dejamos a las ideologías (en el sentido napoleónico y en el sentido misiano), de las cuales desconfiamos; y más si son totalitarias. Esto es porque como escribió Hannah Arendt “a lo que aspiran las ideologías totalitarias no es a transformar el mundo exterior o a transmutar revolucionariamente la sociedad, sino a transformar la propia naturaleza humana[6]”. Y en cambio, el libertarianismo respeta la naturaleza humana; con sus imperfecciones y todo.
En cuanto a sus objetivos, ProReforma explica claramente que “lo único que pretendemos es que impere el Derecho y la igualdad ante la ley para que todos los guatemaltecos, gobernantes y gobernados, con mismos derechos y obligaciones, vivamos en un país donde impere la paz, la justicia y la prosperidad”. ¿Está usted ideológicamente de acuerdo (en el sentido randiano), o en desacuerdo con estos planteamientos? En serio…¿quién puede estar en desacuerdo?
Ah, como quisiera que este fuera el tono de las discusiones sobre ProReforma –sin ninguneos, ni falacias-. Francamente me lo disfrutaría mucho más, si el asunto se tratara de argumentos. Eso sí, con todo y todo, seguiré comentando las críticas de Martín.
[1] Rances, diccionario ilustrado de la lengua española. Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1976. P. 403
[2] Alberto Méndez Martínez. Fundamentos generales de la ciencia política. B.Costa-Amic Editor, México, 1972. P. 206
[3] Ayn Rand. Capitalismo: el ideal desconocido. Grito Sagrado Editorial, Buenos Aires, 2008. P. 289
[4] Ludwig von Mises. La acción humana. Unión Editorial, Madrid, 2001. P. 214
[5] Ludwig von Mises. Ibidem. P. 24
[6] Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo. Taurus Ediciones, Madrid, 1974. P. 556.
28
Ene 09
La rebelión de Atlas, ¿un Te lo dije?
“La moraleja de La rebelión de Atlas es que, invariablemente, los políticos responden a las crisis –que en muchos casos ellos mismos han creado– mediante el engendro de programas gubernamentales, leyes y regulaciones nuevas. Estas, a su vez, generan más destrucción y pobreza, mismas que inspiran a los políticos a crear más programas…y así la espiral en picada se repite a sí misma hasta que los sectores productivos de la economía colapsan bajo el peso de los impuestos y de otras cargas impuestas en el nombre de la equidad, de la igualdad y de las buenas intenciones”.
Si esta observación de Stephen Moore le parece de actualidad, espere a leer Atlas Shrugged: From Fiction to Facts in 52 Years, publicado en The Wall Street Journal el 9 de enero de 2009. Y antes de leer el artículo, seguramente querrá, usted, ver esta entrevista.
El artículo de Moore explica cómo es que los rescates, los paquetes de estímulo, el gasto público creciente y las normativas con nombres atractivos, entre otras políticas que están de moda ahora, son perturbadoramente parecidas a las que describe Ayn Rand en su novela; y que conducen por “el camino de servidumbre” y al colapso que hace necesaria La Rebelión.
¿Qué tal si las peores pesadillas se hacen realidad? ¿Qué tal si la realidad es peor que la ficción? “Muchos de nosotros, que conocemos el trabajo de Rand, hemos notado que con cada semana que pasa, y con cada plan de rescate y esquema de estímulo que se sucede en Washington, nuestros políticos actuales están cometiendo los mismos actos de locura económica que La rebelión de Atlas hizo parodia en 1957”, advierte Moore.
Moore confía en que todavía es tiempo de detener el hundimiento; si las personas comprenden, entre otras cosas que tarde o temprano todo el gasto en el que se está incurriendo va a tener que ser pagado. Y si comprende que no es necesario cometer errores, para salir de la crisis.
La lectura de La rebelión de Atlas puede ser un remedio que evite un hundimiendo total de la economía; o puede ser un triste te lo dije, luego de que los daños sean irremediables y que los costos se cuenten en términos de vidas humanas destruidas.
15
Ene 09
Desencanto y superficialidad de Vielman
10
Nov 08
Un "filósofo", la pasión y la razón
07
Nov 08
Facta, non verba: leccion para empresaurios y diputíteres
“En Guatemala todo se negocia”. Lo dijo Alvaro San Nicolás Colom, al explicar que la admnistración socialdemócrata sabía que iba a haber regateo encuanto a bajar el impuesto llamado de solidaridad, y el tributo a la primera matrícula de vehículo.
1. En todo conflicto entre dos hombres (o dos grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente.
2. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, es el más maligno, o irracional, es el que gana.
3. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos, eso obra en ventaja del lado irracional.
24
Oct 08
Luisfi y Jimmy Wales, el fundador de la Wikipedia
I think that blogs do a great job on opinion, dijo ayer Jimmy Wales, fundador de la Wikipedia, en la Universidad Francisco Marroquín donde dio una conferencia sobre su obra y sobre Creative Commons.
01
Sep 08
¿De dónde sale el dinero para la corrupción?
The evil of the world is made possible by nothing but the sanction you give it, dijo Ayn Rand. Lo pongo en inglés porque me gusta la musicalidad de la frase en el idioma de Shakespeare. De igual forma, la corrupción es posible porque la permitimos; y porque la abonamos cuando no cuestionamos para qué van a servir -o si son necesarios, del todo- los impuestos que nos quitan los políticos.
Hoy, por ejemplo, leemos que el derroche del dinero que recibe el Congreso, ha llevado a la crisis financiera al Legislativo. Leemos que se agotan los fondos que tienen por exceso de plazas, debido al clientelismo. Leemos que los favores políticos y el nepotismo engordan las planillas del Congreso.
Yo digo y repito…digo y repito que la administración no debe atreverse a pedir más impuestos a los tributarios hasta que no detenga la corrupción y hasta que no racionalice los gastos. Y no me explico cómo es que hay gente que, ante la evidencia del latrocinio y del desperdicio, se empecina en no cuestionar el cobro abusivo de tributos.
07
Jul 08
Fin de la Objectivist Conference 2008
Anoche concluyó la Objectivist Conference 2008 y hoy voy de vuelta a casa. Como el año pasado, la Conferencia fue un boot camp intelectual cargado de ideas sobre ética, filosofía, historia, arte, política, economía, educación y demás.
Adicionalmente uno conoce gente muy agradable y cariñosa en un ambiente de verdadero compromiso con la libertad.
¿Cuáles fueron mis tres conferencias favoritas?
Culture Movement: Creating Change, por Yaron Brook y Onkar Ghate
The Menace of Pragmatism, por Tara Smith
Ayn Rand Contra Nietzsche, por John Ridpath
¿Cuáles fueron mis cursos favoritos?
The Triumph and Tragedy of the Oil Industry, por Alex Epstein
Motivation and Pedagogy: Facilitating the Childhood Choice to Know, por Ray Girn
Rome´s Punic Wars: Three Victories and Their Lessons, por John Lewis

