04
Dic 10

La quema del Diablo y la iconografía popular

En Guatemala, el 7 de diciembre de cada año, se celebra La quema del Diablo.  Al ocaso, la gente enciende fogarones frente a sus casas y en ese rito mitológico quema lo viejo, lo inservible…lo malo.

Hay fogarones grandes y chicos, y la fiesta generalmente viene acompañada por quema de cohetillos y comidas tradicionales entre las que destacan los buñuelos y el ponche de frutas. Una de mis anéctotas favoritas acerca de los buñuelos es la de una ocasión en la que mi padre decidió jugarle una broma a mi hermano, Juan Carlos. Resulta que JC es de los que tomaba la porción más grande y el buñuelo más grande, siempre que podía; así que un 7 de diciembre, mi padre tomó un pedazo de algódón, lo forró con masa de buñuelos y produjo uno notablemente más grande y hermoso. Ya cubierto con miel, el buñuelo en cuestión se veía tentador, así que cuando JC entró a la cocina y vio el buñuelo grande lo reclamó para sí. Mi padre entabló con él una discusión y le disputó el buñuelo. Los que sabíamos de la broma observábamos con entusiasmo y el momento culminante fue cuando mi hermano tomó el buñuelo y se lo metió entero a la boca. Y tardó unos segundos en notar que había algo extraño. Unos segundos más se requirieron para que se diera cuenta de que había caído en una broma y que estaba mascando un buñuelo de algodón.

Alrededor del mundo, muchas culturas -como la celta, o la valenciana- tienen la costumbre de encender fogarones y el buen fuego siempre ha sido un instrumento que ilumina y purifica. Según la tradición chapina, el fuego incinera al diablo representado por las cosas viejas que se queman en aquel.  La tradición demandaba que en al fuego del 7 de diciembre fueran arrojados los vejestorios, símbolos de rencores, de envidias, de malas experiencias del año y de otras cosas que son El Diablo y que hay que arrojar fuera de la casa (o del corazón) y entregar a las llamas.

De unos pocos años para acá, a alguien se le ocurrió que podría ser buen negocio elaborar piñatas con la imagen del Diablo y venderlas en para esta fiesta. ¡Y dio en el clavo!, ya que las piñatas se popularizaron y se generalizaron, al menos en la ciudad de Guatemala.

Este año, sin embargo, he visto una novedad: Piñatas de Satanás, con la cara de Sandra Evita Torres, esposa del presidente Alvaro Santa Clos Colom. Por cierto que hay mara que no le atina y que quema llantas, colchones, y otros materiales inapropiados, con lo cual la hoguera adquiere características tóxicas.  Y con eso, los irresponsables están conjurando, no a la eliminación de los demonios, sino a la intervención del estado niñera, que es igual, o peor que el mismísimo Belzebú.

Gracias a mi amigo, Raúl, por la foto.


26
Nov 10

¡Celebración de la vida y de lo que la hace buena!

¿Cómo no dedicarle una noche a la celebración de todo lo bueno que hemos tenido en el año? ¿Cómo no celebrar a las personas que nos aman y que amamos, a nuestras familias y a nuestros amigos? ¿Cómo no celebrar las cosas buenas que tenemos: los frutos del trabajo, y la salud? ¿Cómo no celebrar a las ideas y a las personas que hacen posible lo que tenemos y lo que hace nuestras vidas más placenteras, más fáciles y más alegres?

A mí, por eso, me gusta mucho celebrar la fiesta del Día de Gracias.  La verdad sea dicha, las fiestas en las que se celebran la muerte y el sacrificio sólo me interesan como fenómenos sociales y como parte de las tradiciones (¡Y por la comida que se acostumbra en ellas!); pero, realmente, me parecen perversas.  ¡Que vivan la vida y la productividad!

Anoche celebramos con un pavo que hicimos en casa de acuerdo con la receta de mi bisabuela, Adela o Mami; acompañado por puré de camote, ensalada y un Quimera 2005, de Achaval Ferrer, que trajeron amigas queridas.  Y el toque chapín lo puso una torta de yemas, de Totonicapán, departamento guatemalteco famoso por sus panaderías, entre otras cosas.

He aquí una meditación valiosa sobre esta fiesta,  por el cuate Craig Biddle.


25
Nov 10

Concluida la fase 1 del pavo

Debido a los horarios apretados, en casa preparamos en fases el pavo para la cena de hoy: Fase 1, es la preparación del relleno y la sazón de la piel del ave.  Fase 2, es la horneada.

Ya hicimos la primera parte, que consiste en picar y freír en mantequilla: cebolla, apio, hongos, castañas  y los menudos del pavo.  Luego, estos se mezclan con pan que ha sido remojado en vino blanco de modo que no quede empapado, sino húmedo.  Esta mezcla se sazona con sal, pimienta y salvia.  Luego el pavo es sobado con mantequilla, ajo, sal y pimienta.

Mi bisabuela, mi abuela y mi madre usaban champiñones; pero a mí me gusta usar crimini, o shitakes aveces porque su sabor se hace sentir más; y hoy usamos shitakes. Y otra cosa que hago, porque me gusta el toque que le añade, es ponerle un chorrito de aceite de oliva.

Cuando está frío el relleno se coloca dentro del animal.

Para mí, el pavo es sólo un vehículo para hornear el relleno, que es mi parte favorita, la que me me pone contento y la que me lama los bigotes.  Definitivamente no me gusta la pechuga -que mi bisabuela decía que era como comer sábana-, y me disfruto mucho la carne de las alas y de  los muslos.

La fase 2, ocurrirá hoy en la noche.  Luego de rellenado el pavo, se le ponen encima lascas de tocino a lo ancho de la pechuga y sobre las piernas y en las alas.  Se pone dentro de la bolsa con algo de vino blanco y ¡al horno!

Esta es una de las recetas de mi bisabuela, Adela.  Ella preparaba otras dos: una con manzanas y otra con ostras; pero esta es mi favorita.


13
Nov 10

Fuegos artificiales Gallo


Así se vieron los fuegos artificiales de la inauguración del Arbol Gallo, desde mi ventana.  Con la inauguración de este ícono popular, se inician las festividades navideñas en Guatemala.  El tráfico en la ciudad está patas arriba; pero la gente está contenta.

En todas las vías que conducen al Monumento a los Próceres de la Independencia de Centroamérica, donde se halla el Arbol, se ven docenas y docenas de familias que vuelven caminando a sus hogares.  También se oyen muchas sirenas de ambulancias, o bomberos.


02
Nov 10

El Fiambre es mi plato favorito

El Fiambre es un plato guatemalteco que se come con ocasión del día de Todos los santos; y de todos los platos chapines, este es mi favorito. A grandes rasgos, es una combinación compleja de vegetales, carnes, embutidos y conservas cuyo elemento unificador es un caldillo.

El que hacemos en casa es la receta de mi madre que, a su vez es la receta de mi abuela y de mi bisabuela paternas. No hay una sola receta de Fiambre porque cada familia tiene la suya; y aunque dos, o tres recetas vengan de una misma, las tres serán distintas porque cada quién le pone su sazón y cada quién le quita, o le pone ingredientes a su gusto. En mi familia, por ejemplo, aunque los fiambres de mi abuelita Frances y el de mi tía Baby venían del de mi bisabuela Adela; el primero tendía a ser dulzón y el segundo tendía a ser ácido. A mi me gusta ligeramente endulzado con miel de abejas por el toque de madera que le da la miel.

Hay cuatro tipos básicos de Fianbre: El verde, el blanco, el rojo y el rosado; y el que hacemos en casa es de este último tipo y del lado dulzón. Lo importante, sin embargo, es que no importa qué receta se haga, el Fiambre sea armonioso y balanceado. Demasiados, o muy pocos de algunos ingredientes pueden estropear la armonía y el balance.

El Fiambre es, por mucho, el plato más extraordinario y magnífico de la cocina chapina. El plato tiene sus detractores que yo pongo en dos cajones: el de los melindrosos, del cual no vale la pena ocuparse; y el de los que han tenido una mala experiencia con él, principalmente porque han probado alguno que, en vez de ser una combinación armoniosa y balanceada, ha sido una mezcla pretenciosa -o miserable-.

Este es un plato que se come en familia y compartido. En la ciudad es algo difíl notarlo; pero en los pueblos es muy evidente. A lo largo de la mañana del día 1 de noviembre, platos van y platos vienen de una casa a otra. O bien, a la casa donde se hace el fiambre, llegan familiares y amigos a comer. Los invitados -y los invitados de los invitados- suelen llevar algo de su propio fiambre, o bien, aveces llevan otra cosa, como dulces de ayote, o de jocotes, conocidos como cabeceras.  De ahí los versos que los niños chapines solían recitar durante la celebración guatemalteca de lo que en el norte se conoce como Halloween.  Angeles, somos/ del cielo venimos/ cabecera pedimos, es lo que los niños chapínes solían decir cuando salían a pedir dulces en la noche del 31 de octubre.

Algunas cervezas y otras bebidas siempre son bienvenidas. Como el fiambre tiene algo de vinagre, hay que tener mucho cuidado con que vino se elige para degustarlo. Yo prefiero algo como Carmenere, o Shiraz.  Y si se tiene a la mano pan de horno de leña…¡¿qué mejor!?

La preparación del Fiambre consume mucho tiempo: Un día para picar las verduras, otro para rodajar las carnes, otro para mezclar el caldillo y todos los ingredientes, y otro para que la mezcla se curta antes de ser consumida. El Fiambre se sirve adornado con una variedad adicional de ingredientes.

Nadie conoce exactamente de dónde surgió la costumbre de preparar el Fiambre. Mi tía abuela, La Mamita, decía que habían tres posibilidades: que se hubiera originado debido a la práctica de ir a almorzar al cementerio e intercambiar platillos; que había tenido su génesis en la visita sorpresiva de un obispo a un convento y de la necesidad de prepararle un almuerzo sin que hubiera suficiente de una sóla cosa; o que había sido un milagro en el que estaba involucrado cierto hambriento que halló muchos ingredientes en un monasterio. Incluso se atrevía a asegurar que la etimología de la palabra venía de fé de hambre.

Sea cual sea su origen, el Fiambre es mi plato favorito en todo el universo-mundo. Y celebro con mucha alegría la dicha de prepararlo y consumirlo.  Los de la foto son los platos que preparamos para comer ayer en casa.


01
Nov 10

Conmovedora escena en el cementerio


Tengo años de ir al Cementerio General de la ciudad de Guatemala para la fiesta de Todos los santos; pero nunca había visto una escena tan conmovedora como la que recogí en este vídeo.

Me gusta ir porque es una tradición chapina y porque era algo que hacíamos con mi padre. Como yo no creo en una vida después de esta, ahora no voy a visitar muertos, sino a aprender sobre la gente y a disfrutar del ambiente de fiesta. Esta anciana llevándole música a su difunto y compartiendo con él incienso y quién sabe qué pensamientos, le dio un giro muy conmovedor a la visita de hoy. Y me recordó que la vida no está en otra parte, y que a las personas que amamos hay que amarlas aquí y ahora.


01
Nov 10

Espectáculo familiar en el cementerio

Esta familia estaba ganandose la vida hoy, en el Cementerio General de la ciudad de Guatemala.  Como todos los años, para las fiestas de Todos los santos y el Día de los muertos, los chapines visitan cementerios.  El General es el más grande del país y atrae a miles de personas de todas las condiciones.  La gente llega a visitar a sus muertos, a almorzar con ellos, a divertirse y a entretenerse.

Mi padre solía llevarnos a mis hermanos y a mí; y como en estas fiestas no se permite la entrada de automóviles a la necrópolis, mi madre nos pasaba dejando, entrábamos caminando y visitábamos a varios familiares enterrados allá.  Luego salíamos a tomar horchata a una célebre refresquería que quedaba por ahí cerca y mi madre nos recogía para ir a almorzar el Fiambre a casa.

Ahora suelo ir al cementerio acompañado de amigos extranjeros que disfrutan de conocer las tradiciones guatemaltecas; o de amigos chapines que no conocen, o no han participado de estas costumbres.  Ellos disfrutan las historias de fantasmas, y las visitas a las tumbas de personajes históricos del país.  También nos gusta explorar el lugar desde el punto de vista arquitectónico.  En realidad es un paseo muy agradable en el que se aprende mucho acerca de la gente y de la vida en Guatemala.

Hoy, mientras paseábamos por el Cementerio General, nos encontramos con esta familia que ofrecía un espectáculo musical y de baile.


27
Oct 10

¡Ya vinieron las verduras para el fiambre!

Hoy en la mañana vinieron las verduras para el Fiambre: zanahorias, arvejas, ejotes, coliflores, güisquiles, pacayas, repollo, chiles chamborotes y dientes de perro, rábanos, remolachas; y tomates, cebollas y ajos para sazonar el caldo.  También vinieron la gallina y el pollo.

A la tarde vienen los embutidos.


24
Oct 10

El primer ponche chapín de la temporada

Hoy tomamos el primer ponche navideño chapín, de la temporada, gracias a mi amiga Rosa María.  Aunque los hay propios de cada región del país, como el de la Costa, que lleva coco, todos los ponches tienen cosas en común como ciruelas pasa y pasas.

El de la casa de mis padres se hacía con cáscara de piña, y frutas secas como manzanas, melocotones y peras, sazonado con canela; pero cada familia tiene su receta.  Algunos le ponen papaya y mamey; y lo sazonan con pimienta gorda.

Generalmente se toma caliente, porque es propio de la temporada de frío; sin embargo, a mí me gusta frío.  Me gusta, también, con un toque de ron añejo, o de brandy.


17
Oct 10

El Himno Nacional antiguo, en gramófono

Imagen de previsualización de YouTube

Las dos primeras estrofas de la letra original del Himno de Guatemala, compuesta por José Joaquín Palma en 1896, decían:

¡Guatemala, felíz!… ya tus aras
no ensangrienta feroz el verdugo;
ni hay cobardes que laman el yugo,
ni tiranos que escupan tu faz.


Si mañana tu suelo sagrado
lo profana invasión extranjera,
tinta en sangre tu hermosa bandera
de mortaja al audaz servirá.

Empero, esa letra fue modificada por solicitud del presidente Jorge Ubico y la modificación fue hecha por José María Bonilla Ruano en 1934. La de la grabación, que podemos oír en gramófono gracias al extraordinario Museo de los Músicos Invisibles, es la del Himno Nacional original.

Así, como en el vídeo, se oía el Himno en los primeros años del siglo XX.  Mi madre cuenta que en la casa de su abuela había uno y me pregunto que, ¿a dónde iría a parar?  ¿Quién diría: ¡saquen esa basura de aquí!, y mandó a tirar el gramófono?

Ayer visité el Museo de los Músicos invisibles gracias a un agradabilísimo y educativo paseo que organizó el Museo Popol Vuh.