09
Sep 16

¿Te imaginas para el terremoto?

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El próximo terremoto va a ser una matasinga.  A los vecinos de Jesús de la Esperanza se les están agrietando sus casas; y en Santa Isabel 2 un muro de contención cedió ante el peso del agua acumulada por la lluvia y cayó sobre 6 casas.  Nueve muertos, 5 heridos y un niño desaparecido.  Lo de esta semana no fue igual que en el Cambray, el año pasado; pero septiembre sólo está empezando y las lluvias no paran hasta fines de octubre.  ¿Qué pasó con el área del cerro Alux que el año pasado estaba en peligro?

Guatemala está asentado sobre tres placas tectónicas que acumulan energías inimaginables; el país está cruzado por fallas geológicas de proporciones colosales; y hay 37 volcanes en Guatemala.  La ciudad capital está “chasajeada” por fallas menores casi en su totalidad. A pesar de todo aquello la gente construye viviendas a las orillas y en las laderas de los barrancos que hay en el graben que ocupa la urbe.  Lo mismo ocurre en otras partes del país. No me refiero sólo a las construcciones precarias de blocks, con cuatro y hasta cinco pisos de altura (malamente supervisadas por maestros de obra medianamente hábiles, con suerte); sino a magníficas mansiones como las que están agarradas de las montañas del Levante de la ciudad. Preocupa la urbanización del borde oriental del valle. Por razones desconocidas esa área no se movió en el 76 y es de esperar que el sistema de fallas que hay ahí se active en algún terremoto futuro, advirtió el geólogo S. Bonis en su oportunidad.

¡Menos mal que las municipalidades garantizan que no se construya en lugares peligrosos! (Sarcasmo)  Para evitar la matanza del próximo terremoto (porque en aquellas condiciones geológicas va a haber un próximo terremoto) va a hacer falta muchísimo más que la fe de los estatistas en las municipalidades, el gobierno, los políticos y los funcionarios. Cuando ocurra el terremoto, ¿la corrupción con la ayuda que venga, va a ser menor, o peor que la que hubo con la ayuda para el Cambray?

Y mientras tanto, ¿tu familia está preparada? ¿Tienes kits de terremoto en tu casa? En tu edificio, o en tu colonia, ¿han hablado del tema? ¿Te harás el loco?

Columna publicada en elPeriódico.


04
Sep 16

Te recomiendo “La esclava blanca”

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Puedes escuchar el podcast aquí.

La serie La esclava blanca es una que no puedo dejar de recomendar.  La trama gira en torno a la abolición de la esclavitud en la Colombia de 1821 en adelante.  Es una historia dura, por un lado; pero con todos los elementos necesarios para que el televidente no quiera desprenderse de la pantalla.

Es una historia en la que los malos reciben su justo castigo y en la que aquellos que permanecen neutrales en tiempos de crisis moral (como lo advirtiera Dante Alighieri), encuentran su lugar en los rincones más oscuros de un infierno.  Es una historia en la que los justos y los buenos reciben su recompensa; pero no sin antes recordar que el precio de la libertad es su eterna vigilancia (como dijera Thomas Jefferson) y que el precio de recobrar la libertad a veces se paga con sangre y llanto.

Uno de los detalles que más me gustan de La esclava blanca son la aparición constante de la comida criolla.  Tu ya sabes lo que me apasionan la cocina y la mesa.  ¡Quiero comer bollitos de yuca! y cada vez que veía los chorizos y la cecina colgados sobre el poyo de la cocina de los Parreño, se me antojaban cosas así.  Otro de los detalles que me gustaban mucho son la decoración de las paredes de El edén; y la casa de Felipe y Catalina Restrepo.

Son muy perturbadoras las golpizas y los maltratos contra los esclavos; como es repugnante la idea misma de la esclavitud.  Voy a decir que esta es la primera serie latinoamericana que veo en Netflix que no me decepciona.  Las otras que he visto han venido cargadas de ideas estatistas y de prejuicios colectivistas e ideológicos que estropean tramas que de otra forma hubieran sido dignas de mencionar.  En cambio, La esclava blanca es inconfundiblemente acerca de la libertad y los derechos individuales y acerca de la justicia, no como un acto universal y colectivo; sino como un acto de evaluación objetiva, e íntimamente ligado a la responsabilidad individual y a las consecuencias de los actos propios. ¡Nada más antiestatista, ni anticolectivista! La serie no te pone a pensar sobre lo que es legal, sino sobre lo que está bien.

¿Cuál fue mi personaje favorito? Isabelita Parreño.  Sin lugar a dudas.  No te digo más para que, si ves la serie, le pongas atención especial a ella.

Y no quiero dejar de decir que ¡hay buenísimas actuaciones en la serie!  La niña que hace de Victoria Quintero, por cierto, es la protagonista de Camino, una peli que de verdad no te deberías perder. ¡Me alegro mucho de haber visto La esclava blanca!  Es una producción monumental y aunque uno puede buscarle defectos -que los tiene de cuando en cuando- como cuando una de las protagonistas lleva un gorro de enfermera con una cruz roja (en aquellos tiempos), en realidad son detalles mínimos que uno puede dejar pasar con comodidad.

Por cierto….en Centroamérica, ¿sabes quién fue líder del abolicionismo? Simeón Cañas y por eso es que la avenida que va del Parque de Jocotenango hasta el Mapa en Relieve -en la ciudad de Guatemala- lleva su nombre.  ¿A que no sabías?


02
Sep 16

Hoy es Día de “La rebelión de Atlas”

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El 2 de septiembre se celebra el Día de La rebelión de Atlas; Esto es porque Ayn Rand comenzó a escribir esa novela en un día como hoy.  Además a lo largo de la obra esa fecha aparece en varias ocasiones.

En la primera escena del libro un vago le pregunta a Eddie Willers ¿Quién es John Galt?; y poco más adelante, mientras Eddie camina por las calles de Nueva York ve un calendario gigante que tiene la fecha 2 de septiembre. En esa misma fecha  Dagny y Hank deciden tomar vacaciones juntos; y durante ese viaje es que descubren un motor que revolucionaría el uso de la energía en el mundo. El célebre discurso del dinero, de Francisco D´Anconia ocurre durante una fiesta el 2 de septiembre. La empresa D´Anconia Copper fue nacionalizada un 2 de septiembre; y en la agenda de Francisco estaba anotado: ¡Hermano, tú lo pediste!

Es un buen día para recordar que mientras que tu trabajas para pagar la renta de tu casa, la mensualidad del carro, el colegio de los patojos y los seguros médicos (porque no quieres ir a caer al IGSS), el vicepresidente Jaffeth Cabrera usará parte del dinero que te quitan en impuestos (antes de que recibas tu cheque de fin de mes), para asegurarse de que no le falte el pan a su parentela.

Es un buen día para no olvidar que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Constitucionalidad se recetaron, a sí mismos, el pago de sus gastos médicos a costa de los impuestos que…tú ya sabes…te quitan antes de tu les veas el color a los billetes. ¿Eres tributario, o te sientes contribuyente

Esta semana asistí a una charla con Miguel Anxo Bastos, uno de esos maestros que tiene el talento de entretener mientras comparte sus conocimientos y te motiva a explorar ideas (aunque sea Ancap).  Dijo dos frases que quiero compartir en este día particular: Si los gobernantes viven en palacios y hay gente que vive en las calles, ¿el estado somos todos? y Desde que aceptas los impuestos, aceptas que tu propiedad no es tuya. ¡Feliz 2 de septiembre!

Columna publicada en elPeriódico; y la ilustración es de Bosch Fawstin.


24
Ago 16

¿Logoterapia, o una ensarta de cuentas rojas?

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No señora, no es cáncer, eso es invento de las transnacionales; lo que usted tiene es que está chipe.  Tome esta tisana y queme cuatro candelas, una negra, una roja, una blanca y una amarilla y vaya a su casa.  

Esta es parte de una conversación imaginaria (y sarcástica) que me imaginé que podría ocurrir en un centro de salud estatal, ahora que la ministra de Salud, Lucrecia Hernández, anunció que aquellos centros comenzarán a tratar males como debilidad en la sangre, caída de mollera y ruptura del equilibrio; así como enfermedades sobrenaturales como pérdida del alma, malhechos; y padecimientos como estar chipe, tener susto, o flujo y sufrir de mal de ojo, entre otros.

  • ¿Cuánto va a costar aquello?
  • ¿Quiénes van a ser los beneficiados de las asignaciones presupuestarias necesarias?
  • Los especialistas contratados, ¿se van a sumar al sindicato de salud que bloquea carreteras?
  • ¿Todos al renglón 029?
  • ¿Quién y cómo va a decidir si una afección se trata de un trastorno contenido en el DSM5, o se trata de susto, pérdida del alma, o malhecho?

Tengo respeto por la medicina tradicional en el sentido de que cuando era niño me aliviaban la tos con jarabe de morros y todavía cuando estoy empanzado me tomo cinco chiltepes como si fueran píldoras y me alivio, entre otras prácticas. Pero está fregado que -a costa de los tributarios- si alguien padece de un trastorno psicológico, o somático,  el estado no le ofrezca la mejor explicación posible, ni el mejor tratamiento científico posible (y la ciencia no tiene por qué ser incluyente).  Está fregado que si alguien necesita resolver un problema psicológico por medio de una terapia cognitiva conductual, o por medio de logoterapia (por mencionar dos arbitrariamente), lo que espere recibir en su lugar sea un vaso con agua y un huevo.  Está fregado que si un bebé tiene fiebre alta, el tratamiento sea una ensarta de cuentas rojas y un ojo de venado.

Por cierto, ¿qué es pérdida del alma? El Ministerio de Salud explica que en la cosmovisión maya, se considera que el alma puede separarse del cuerpo durante la vida de la persona y volver al él sin causar mayores daños; vagar libremente o bien quedarse cautiva por fuerzas sobrenaturales.

Según la fuente de su origen, la pérdida del alma puede ser: a) Natural o accidental, se disocia el cuerpo y el espíritu al contacto con seres sobrenaturales, dueños de los cerros, del agua, la llorona, el cadejo o el duende. b) Contraído por contactos con personas, animales u objetos ritualmente impuros, se refiere al malhecho y el ojeado.

La sintomatología en casos de niños/as se manifiesta por un sueño intranquilo, despierta varias veces en forma alterada, se pone irritable. El adulto igualmente su sueño es alterado, puede tener frecuentes pesadillas.

El tratamiento generalmente requiere de la intervención especialista, quien por medio de oraciones y plantas especiales retienen el alma con el cuerpo, trata de convencer a los espíritus que mal que la liberen, para que vuelva a su cuerpo. A veces, también se trata de convencer a la misma alma para que vuelva a habitar el cuerpo que le corresponde.

Seguramente la antropología médica tiene observaciones fascinantes en este campo; y se que muchas personas desconfían de la ciencia y prefieren el misticismo y otras prácticas tradicionales; y están en su derecho.  Mi cuestionamiento no es hacia las preferencias personales de la gente con respecto a su salud individual.  Mi cuestionamiento es por el uso del dinero de los contribuyentes en beneficio de creencias y preferencias particulares; y porque no estoy cómodo con que -con dinero de los tributarios- a un paciente se le diga que tiene malhecho, en vez de informarle que padece de tuberculosis.

Todo esto me recordó una frase de Thomas SowellUna élite arrogante y condescendiente hacia las personas – tratándolos como niños que tienen que ser criados- es uno de los problemas tóxicos de nuestro tiempo. Se encuentra en el corazón del estado niñera y la promoción de una dependencia debilitante que gana votos para los políticos al tiempo que debilita a la sociedad.

La foto la tomé de aquí.


22
Ago 16

En la Plaza, no más impuestos

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Para rechazar la nueva puñalada tributaria que pretenden los pipoldermos, un grupo de mandantes salió a manifestar el sábado en la Plaza de la Constitución al grito de ¡No más impuestos, no más corrupción!

Por medio del hashtag #NoMasImpuestos, distintos grupos y personas individuales convocaron a este primer encuentro en la Plaza con aquel propósito.

¿Quiénes estábamos ahí?  Los de siempre, gente como tu y yo.  Muchos entendemos que los impuestos son una forma de robo para distribuir el dinero ajeno entre la clientela de los que están en el poder.  La mayoría entiende que es inaceptable que los pipoldermos demanden más dinero de los tributarios si antes no han eliminado todos los privilegios del Presupuesto del estado, y si antes no han demostrado que han erradicado las plazas fantasmas, los pactos colectivos leoninos, la corrupción, los abusos y otros vicios en los que se desperdicia el dinero que ya reciben de quienes trabajan para ganarlo.

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¿Quiénes faltaron?  Los que se fueron a sus casas en Río Dulce, o en San Marino.  Los que en vez de defender principios, negocian tasas.  Aquellos para quienes Q500,000 más, o menos , ni les quitan, ni les ponen; aquellos para quienes Q1 millón, o Q2 millones en impuestos adicionales no significan que van a ver afectados sus niveles de vida. No estaban las que sólo se quejan en los cuchubales y los que sólo se quejan, chela en mano, frente a la tele viendo un clásico.  Faltaron los que, con cara de desesperados se te acercan y te preguntan: ¿Qué podemos hacer?

¿Quiénes más faltaron?  La dirigencia popular y los grupos como la Universidad de San Carlos, o los sindicatos que llenaban la Plaza el año pasado.  En realidad muchos de ellos viven de los impuestos y aunque posiblemente intuyan que en el largo plazo son pan para hoy y hambre para mañana, sus prejuicios ideológicos les impiden ver más allá del presente inmediato. No llegaron los que creen que los impuestos son sólo para los ricos.

¿Quiénes no estaban?  No estaban muchos de los lectores de este espacio y muchas de las personas que ponen Like en Facebook, o comparten memes en redes sociales, o retuitean.  No estaban los miles y miles de personas que llegaron a la Plaza cuando se trataba de defenestrar a Otto Pérez y Roxana Baldetti.

Tengo una hipótesis de por qué es eso.  En parte porque la mayoría de personas apacigua su conciencia ciudadana en el teclado y con el dedo índice; pero en parte porque -como ocurría en la Revolución Francesa- la mayoría de la gente se siente motivada a llegar a la plaza cuando se trata de ir a pedir que rueden cabezas y a ver cómo ruedan las cabezas.  El resto del tiempo, es más cómodo quedarse en la poltrona y no salir a defender la vida, la libertad y la propiedad.  Total…siempre hay otros que estarán ahí para hacer ese trabajo bajo el sol, o bajo la lluvia (me imagino que piensan).  Además, la mayoría de la gente no se da cuenta de que paga impuestos porque en realidad no los paga.  Los impuestos se los quitan y cuando reciben sus cheques ya está hecho el descuento por lo que la gente no hace un desembolso.

Con todo y todo, pareciera ser que el odio es un motivador más efectivo que la lucha contra la corrupción, o la lucha contra la expoliación.  Y tal vez porque es más ¿emocionante? ir a pedir ¡Otro toro! a la plaza (como ocurrió a la caída de don Manuel Estrada Cabrera en es misma plaza para pedir linchamientos en 1920), que oponerse al saqueo del propio bolsillo.

¿Quiénes sí estaban frente al Palacio Nacional el sábado? Una señora que estuvo bajo el sol como dos horas con dos tapaderas de ollas y una mirada digna.  Un joven de mirada clara que mantuvo alzado un cartel durante ese mismo tiempo.  Una pareja de esposos admirables que da la cara y exige respeto.  Los chicos de Anonymous. Familias, ancianos, patojos, una señora que arrastraba la pierna para caminar y otra en silla de ruedas.  Es la gente que sabe que más impuestos son menos, o ningún ahorro para emergencias (o para cumplir sueños); más dificultad para pagar el colegio y la mensualidad de la casa, o la del carro; menos ropa para los niños y así.  Es la gente que sabe que más impuestos son más oportunidades para la corrupción y los privilegios.

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Yo fui por mí…y estaré ahí para la próxima; no por odio, sino para defenderme.


12
Ago 16

Pipoldermos y borbones

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¿Qué es lo que se decía de los borbones? Ah, que tienen memoria; pero no aprenden.  Lo mismo podría decirse de los pipoldermos chapines…y de los tributarios chapines.

Ni bien los pipoldermos se enteraron de que sobra algo del dinero que toman de los tributarios, aquellos anunciaron que le pondrán fin a la magra contención del gasto. Nada aprendieron acerca de no malgastar y no maladministrar. Nada aprendieron en el sentido de que, como escribió Fritz Thomas, comerse el capital es comerse el futuro.  Y entre los tributarios, a pesar de las experiencias amargas de siempre, no faltan los que dicen que hay que elevar los impuestos, sin necesidad de demandar que –antes– los pipoldermos eliminen a todos los privilegiados en el Presupuesto del estado y dejen de malgastar y hasta robarse el dinero que expolian.

Con ejemplos recientes, ¿en qué han gastado los pipoldermos el dinero de las reformas tributarias de años anteriores?  En maletas nuevas y viáticos para los dirigentes del COG, privilegios ofensivos, sin contar con que, además, los atletas no reciben viáticos completos. En filetes de entraña, ceviches y otros gastos parecidos para los diputados (corruptos y taimados).  Salarios de entre Q3mil y Q22 mil mensuales para 206 asesores adicionales para aquellos tus diputados. ¿Para qué más asesores? Para que continúe la legislorrea; a pesar de que sabemos, porque nos lo dijo Mark Twain, que ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre está a salvo cuando el legislativo está reunido.  Para comprar miles de trompos y pelotas sobrevaluadas…y así puede seguir la lista,

¿Qué es lo evidente en el párrafo anterior? Que si hay para viáticos, lujos, canonjías y juguetes no es que no haya dinero; de hecho, la caja fiscal está en superávit. ¡Lo que no hay es vergüenza! ¡Y lo que abunda es la corruptela!

Errar no es malo si el error es una oportunidad de aprendizaje y de descubrimiento. Sin embargo, parece que los chapines tenemos memoria para quejarnos; pero como los borbones, ni pipoldermos, ni tributarios aprendemos de nuestros errores.

Columna publicada en elPeriódico.


07
Ago 16

Lecciones de Hiroshima y Nagasaki

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Ayer, que se recordó la bomba atómica sobre Hiroshima decidí ver la película Yamamoto Isoroku acerca del almirante japonés que dirigió el ataque a Pearl Harbor.

Esta película presenta el otro lado de la historia; es decir, la perspectiva japonesa del trágico involucramiento de aquel país en la II Guerra Mundial. Cuidadosamente, la peli evade relacionar al emperador Hirohito con la política de guerra; y por ningún lado se asoma la relación que hay entre el ánimo guerrero de los políticos japoneses con la cultura sintoísta, aunque sí asoman las tradiciones samurai.

Me llamó mucho la atención, sin embargo, que durante toda la película se hace evidente la irracionalidad que prevalecía entre políticos, militares, periodistas y personas en general frente a lo que significaba una alianza con Hitler y Mussolini y frente a lo que significaba enfrentarse a un enemigo formidable como eran los Estados Unidos de América.  Hay una escena que me impresionó particularmente y es cuando el almirante Isoroku Yamamoto -en una reunión con oficiales de la Armada y del Ejército le pregunta a un oficial: ¿Qué evidencia tiene?; y el oficial y sus compañeros se ven desconcertados ante esa pregunta.  A lo largo de la película hay varios momentos que nos recuerdan que Japón no tenía las  condiciones objetivas necesarias para entrar en la guerra; pero cegados por tradiciones colectivistas y místicas, sus dirigentes no dudaron en aquella aventura fatal.

La película ilustra cómo es que Yamamoto siempre se opuso a la guerra -y a la alianza con el Eje- y sólo accedió a iniciarla y dirigirla porque era su deber (esa idea kantiana tan peligrosamente resbalosa) y como un medio para conseguir la paz.

Desde otra perspectiva, alguien como yo aprecia muchísimo la notable presencia de alimentos y de costumbres alrededor de la mesa en toda la peli.  En ese sentido hay tres escenas que me cautivaron.  La escena en la que el Yamamoto come con su hermana y sus sobrinos y les enseña a ellos el orden en el que se comen los alimentos; la escena en la que el Almirante comparte albóndigas hechas en casa con sus oficiales; y una en la que Yamamoto consuela a un colega derrotado con un plato de sopa de arroz.   Una canción sobre el arroz y las berenjenas me pareció tierna.

Antes de perderte en la bulla que se hace en estos días alrededor de la explosión atómica sobre la ciudad de Hiroshima y Nagasaki recordemos que esta es una efemérides trágica y dolorosa de la que deberíamos aprender algunas lecciones. Los afortunados de no haber estado ahí, ni en la guerra espantosa que precedió a las bombas, tenemos la obligación moral de entender lo que ocurrió y hacer todo lo posible para que no vuelva a ocurrir. Para no caer en la confusión te recomiendo dos lecturas:

1. El capítulo titulado Gifts from Heaven, en Nothing Less than Victory, por John David Lewis. No soy un fan de las guerras; pero sí lo soy de la Historia y de las buenas historias. Y de aquellos que saben contarlas.  En este libro John nos relata con talento como es que un objeto de la guerra es acabar con la voluntad de pelear por parte del enemigo; y al identificar las motivaciones humanas detrás de los conflictos militares, este libro expone cómo es que acciones estratégicas ofensivas pueden conseguir la paz duradera.  John también explica cuál es la filosofía, o la patología social que hizo posible la participación de los japoneses en la II Guerra Mundial.

2.  La segunda lectura es el capítulo titulado An Infernal Theocracy, a Celestial Caos, de Modern Times, por Paul Johnson.  El autor destaca el rol del sintoísmo como sucesor del bushido y fuente de las ideas necesarias para el nacionalismo expansionista y para el militarismo y la violencia.

Estos días son muy buenos días para recordar que las ideas son importantes.

Si te interesa el tema te recomiendo este vídeo de Yaron Brook.


05
Ago 16

¿Por qué están caros los aguacates?

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¿Te has dado cuenta? Los aguacates están carísimos. Desde que era niño soy fan de los aguacates y mi recuerdo más remoto con respecto a esas frutas es el de estar sentado frente a mi padre, en el comedor del hotel Casa Contenta en Panajachel, mientras él me preparaba un aguacate con kétchup, salsa inglesa y sal.  En los 80, Marina, la magnífica cocinera de la casa de mis padres, solía ofrecerme una tortilla con aguacate (o con alguna hierba como macuy) a las 12:00, antes del almuerzo, mientras yo veía la tele.

Ahora resulta que están carísimos, un estimado periodístico indica que andan por entre Q5 y Q7 cada uno.  La noticia que leí dice que hay dos razones por las que los aguacates están caros: La caída de la producción nacional y el precio alto de los aguacates que vienen de México.

La primera causa se conoce como escasez y explica el alza de los precios porque si hay pocos aguacates en los mercados y la gente quiere comprar la misma cantidad de siempre los precios tienden a subir.  Es decir, llegas al mercado y preguntas: ¿A cuánto un aguacate? Si la señora que los vende te dice que a 7 y tú los pagas, ese es el precio; pero si regateas y le ofreces 5 y ella lo acepta, ese es el precio. La señora no te bajará a 5 si calcula que los aguacates son escasos y que detrás de ti vendrá un comprador que sí pagará 6, o 7.

El precio de los aguacates que vienen de México, sin embargo,  no es una causa de que estos frutos estén caros. Al contrario, los aguacates mexicanos son la razón por la que esos frutos no están más caros. Esto es porque si la producción chapina ha caído y los aguacates nacionales son escasos, los aguacates mexicanos elevan la oferta total de aguacates en los mercados haciéndolos menos escasos. Los vendedores saben que no les conviene quedarse con aguacates abundantes al final del día y por lo tanto están más dispuestos a bajarte el precio cuando regateas.

Nos engañamos cuando creemos que el precio es la sumatoria de los costos.  El precio es un acuerdo entre tu y el vendedor, en el contexto de qué tanto quieres lo que vas a comprar y qué cantidad de producto hay disponible para que lo compres.

Columna publicada en elPeriódico.


29
Jul 16

Como el agua entre los dedos

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La administración de Jimmy Morales (o de quien quiera que haga sus funciones) tiene (todavía) la oportunidad de ser diferente a cualquiera otra que haya habido antes; pero la oportunidad se le va como el agua entre los dedos (como dice la canción).

Por ejemplo: vemos –de cuando en cuando– que fue hallado X número de plazas fantasma en alguna dependencia estatal; leemos que –como la de un chivo expiatorio– rodó la cabeza de algún parásito; escuchamos que tal vez sean cerradas una, o dos oficinas.  Pero no hemos visto que sean erradicadas las partidas presupuestarias, o las dependencias que sirven a intereses particulares y específicos.  No se ve que sean eliminados los privilegios legales y presupuestarios que benefician a individuos y grupos de todo tipo.

Aun así, lo que sí leemos es que la Administración quiere elevar la tasa del Impuesto al Valor Agregado, quiere elevar las metas de expoliación legal y quiere que más y más negocios pequeños (como las tiendas de barrio) se sumen a las filas de los tributarios.

Antes, digo yo, la Administración debería probarles a los mandantes que es diferente y que merece su confianza y su respeto.  Esto debe ser así porque, si algo hemos visto evidente a partir de abril de 2015, es que nos han estado dando atol con el dedo.  ¡Y eso que no hemos visto la podredumbre de la administración de los Colom/Torres, y de la anterior, y de la anterior, y de la anterior y de la anterior…)

Por ejemplo: Desde hace cuatro años la SAT tiene retenidos más de Q800 millones cuyos legítimos propietarios son los exportadores de café y cardamomo (y seguramente tiene retenciones de otros grupos).  De acuerdo con la ley ese dinero ya debería estar de vuelta a donde pertenece.  La oportunidad de ser diferente, para la administración Morales, reside en dar el ejemplo de cumplimiento con la ley; en cambio, los exportadores son amenazados con el uso de la fuerza por irregularidades cometidas por terceros.  Historias como estas ha de haber montones.  ¿Qué va a hacer la administración Morales para que la oportunidad de hacer la diferencia no se le siga yendo, como el agua entre los dedos?

Columna publicada en elPeriódicola ilustración la tomé de Facebook.


27
Jul 16

¡A leer El señor Presidente!

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Hoy se me cruzó en el camino El señor Presidente, de Miguel Angel Asturias y que me llamaba.   que me decía: Leemeeeee, leemeeeee, otra veeeeez.  Se me cruzó en la venta de libros usados que hay en el Centro Estudiantil de la Universidad Francisco Marroquín.

Al principio me resistí porque tengo otros libros que leer.  Libros que han escrito cuates míos; libros para mi trabajo; libros por placer; en realidad libros para mi trabajo y por placer que son lo mismo.  Luego recordé que no hay tal cosa como libros que tengo que leer; así como no hay cosas que tengo que hacer.  No hay nada que hacer.  Lo que hay, como explica mi cuate Fred Kofman, son demandas sobre mi tiempo y mis recursos.  Lo que sí hay son libros que elijo leer y cosas que elijo hacer. Dicho lo anterior compré El señor Presidente con el ánimo de leerlo de nuevo. Hay varios libros de mi adolescencia que quiero volver a leer: El Popol Vuh y La mansión del pájaro serpiente, por ejemplo.

Con El señor Presidente (que es un librazo con una historia conmovedora y aterradora, escrito magistralmente) tengo una historia que me causa gracia.

En Tercero básico mi profesora de Literatura me dejaba leer lo que yo quisiera, independientemente de los libros asignados por el Programa oficial.  Esto era porque yo era un buen lector y leía cosas buenas; porque me daba hueva leer los libros del Programa; porque tiendo a hacer lo que me place; y porque ella era buena onda y comprensiva, sabía que quizás era más importante seguir cultivando mi amor por la lectura y los libros que zambutirme mediante coacción.

Llegado el día de entregar el reporte de El señor Presidente la maestra no llegó a clase y la directora, doña Tere, llegó a recibirlos.  Cuando le entregué mi reporte de Sinuhé, el egipcio (una novela en la que aprendí mucho sobre los egipcios y sobre el reinado de Akenatón) doña Tere me dijo que eso no era aceptable y que tenía ese fin de semana (que era largo porque llegaba el Primero de mayo), yo debía leer el libro de Asturias y presentar el reporte el lunes.

Como era fin de semana largo me fui a Panajachel y allá leí El señor Presidente.  Allá devoré El señor Presidente porque me encantó (y lo mismo me pasó con Doña Bárbara,  que leí ese año porque doña Tere ya me tenía el ojo puesto y no le permitió a mi maestra que me aceptara otros libros).  El señor Presidente es uno de esos libros que -si eres chapín, si has visitado Guatemala, o si tienes intereses en Guatemala y su historia- seguramente vas a disfrutar; también si te interesan las dictaduras en América Latina y en el mundo.  Como dije arriba es una historia conmovedora y aterradora escrita de forma magistral.