Otto Pérez, el presidente electo, propuso una especie de zar contra las drogas . Y la pregunta de cajón es si el nombramiento de una especie de zar contra las drogas”, ¿implicará que los guatemaltecos seremos metidos, de cabeza, en la guerra perdida contra las drogas? La propuesta, por cierto, se la hizo a Douglas Fraser, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos de América.
En 2006, y con apoyo popular, el presidente Calderón metió a los mexicanos de lleno en aquella guerra. Y entre 40,000 y 50,000 muertos más tarde la gente está desencantada con los resultados de la ofensiva. Rubén Aguilar, ex director de comunicaciones del Presidente, se manifestó a favor de la legalización, como una forma de reducir la delincuencia y la violencia vinculada con los carteles.
Hace poco, J.M. Santos, presidente de Colombia, expresó que el narco sigue alimentando la violencia y que está abierto a discutir la legalización. A veces sentimos que el mundo está pedaleando en una bicicleta estática. Seguimos luchando contra las drogas; pero las drogas continúan fluyendo, dijo Santos.
En los Estados Unidos, el candidato presidencial, Ron Paul, se refirió a la guerra contra las drogas como un fracaso, reconoció que de ahí es de donde procede la violencia, y dijo que debería ser cancelada.
Si esta guerra tuviera sentido, lo primero que hubiera sido eliminado –y de raíz– serían las fuentes de financiamiento del narco, que son los consumidores. Pero eso es impensable, ¿verdad?
Hace unos días el ayuntamiento de Copenhague aprobó una propuesta piloto que retira las multas al consumo de marihuana y establece puntos de venta legales. Y que conste, eso sí, que no apruebo, ni recomiendo el uso de estupefacientes; pero entiendo los argumentos de Aguilar, Santos y Paul.
Los chapines no nos hemos recuperado de los horrores del enfrentamiento armado que comenzó en 1960. Conscientes de ello y de las experiencias de otros países vale la pena meditar: Supongamos que el ejército chapín ganara la guerra contra las drogas, como no lo han podido hacer los mexicanos y los colombianos, ¿quiénes serán los perseguidos por los abusos que se cometan durante esta guerra? ¿Cuántos muertos estamos dispuestos a poner en esta guerra? ¿Más, o menos que los que están poniendo los mexicanos? ¿Más, o menos que los que hubo en el enfrentamiento armado interno?
Columna publicada en El Periódico. Si te interesa el tema mira esta entrevista (en inglés) con Juan Carlos Hidalgo, del Cato Institute; y lee Traffiking Networks and the Mexican Drug War, por Melissa Dell.