20
Feb 24

Suenan los recuerdos en el Día de la Marimba

 

¡Hoy es el Día de la Marimba!; y a mí la música de las teclas de hormigo me enchina la piel.  Como lo he hecho en otros años les comparto una de mis piezas favoritas para ese instrumento: Río Polochic.

El autor de esta hermosa pieza es Rodolfo Narciso Chavarría; y a mí me trae a la memoria fiestas alegres en la casa de mis padres con ocasión de sus cumpleaños y en la de mi abuela, Frances.  También me recuerda a mi bisabuela, Adela, cuyas manos llevaban el ritmo de la música de marimba, aún cuando sus piernas ya no podían llevarla a lo ancho y lo largo del salón.

Mami tenía una marimba extraordinaria. Aún recuerdo que mi pecho temblaba cuando sonaban sus teclas y me paraba frente a ella para sentir la vibración y sus notas.

Ese instrumento fue fabricado por Rosendo Barrios, propietario de la famosa Fábrica Internacional de Marimbas; y uno de los orgullos de Mami era su marimba.

Adela, mi bisabuela, baila con su segundo esposo, Victor Morales. Atrás baila Chi-Yun Fei, esposa del escritor Karl Eskelund, ca. 1947 Foto por Helen Williams.

En un reportaje titulado Una voz de madera, Mario Barrios (hijo de don Rosendo) contó que la última marimba fabricada por su padre fue la del Hotel Casa Contenta, en Panajachel. En aquella época la propietaria de aquél establecimiento legendario era mi bisabuela, Adela Schuman de Morales, y ella le dijo a don Rosendo: Quiero una marimba que suene. Dicho y hecho. De la fábrica salió una marimba tallada al gusto; pero, sobre todo, potente. Tanto que el sonido rompió los vidrios del lugar, cuenta el reportaje por Christa Bollman que fue publicado en la Magazine 21, el domingo 24 de enero de 2002.


19
Feb 24

Aroma de nostalgia, jocotes marañones y recuerdos de infancia

 

Con los jocotes marañones tengo una relación extraña.  Por su sabor, su aroma, su color y su textura deberían estar entre mis frutas favoritas y sin embargo nunca están en mi top of mind de esa lista.  

Se bien por que…porque dada su astringencia no puedo comerlos como fruta y sólo puedo disfrutarlos en refresco.  Eso sí…¡me los gozo mucho, muchísimo!

Como los mangos -que sí están en mi lista de frutas favoritas justo debajo de los chicos- los jocotes marañones son estacionales y sólo se los encuentra en esta temporada.  Así que los espero con mucha alegría y cuando su aroma inunda la casa, nos hace muy felices.  El solsticio de primavera es la temporada de jocotes marañones y mangos.

Ayer, Raúl trajo los primeros jocotes a casa y están preciosos.  Son bien criollos de modo que su aroma es intenso, y estoy seguro de que su sabor no nos decepcionará.

Para los no iniciados, los jocotes marañones son las frutas de cuya semilla -en el exterior- se extraen las nueces que se conocen como marañones, anacardos o cashew nuts.  Mi tía abuela, La Mamita, las asaba en las brasas para comer, y también las pintaba de modo que parecían caritas de mono.  Los niños jugábamos con ellas con la advertencia de que eran venenosas y de que no debíamos llevarlas a la boca.

Lo que me fascina de esto es que los niños de mi generación no éramos esos críos sobreprotegidos que hay ahora.  Podíamos jugar con semillas venenosas y se esperaba, de nosotros, que tuviéramos el buen juicio de no ingerirlas.  No se nos apartaba de ellas, ni se nos ocultaban, ni nada parecido.  Teníamos los conocimientos necesarios para no intoxicarnos con estas, o con semillas de higuerillo, por ejemplo; y los teníamos en abundancia como para no tocar el chichicaste.

Charge it to experience, era la moraleja si uno cometía un error.


22
Ene 24

De la tinta al pixel y el encanto de una imprenta en La Antigua Guatemala

Como en otra vida trabajé en una imprenta, porque todavía viví la importancia de los medios de comunicación impresos desde la redacción de un periódico y porque en sí, la imprenta me parece un invento fascinante, disfruté muchísimo una visita a la imprenta antigua que hay en El Palacio de doña Leonor, en La Antigua Guatemala.

Esta placa me pareció particularmente graciosa.

El encargado hace cuadernos bellamente empastados con materiales como hojas de romero y piel de culebra: también hace papel marmoleado.

Hay docenas de placas en la imprenta de El Palacio de doña Leonor.

Cuando trabajé en la imprenta ya no se usaban las placas antiguas como las de las fotos que ilustran esta entrada, sino que operábamos con litografía.  

¿Sabes que la frase en inglés para imprenta es printing press, porque la prensa presionaba o imprimía el papel? Eso ya no ocurre en las litografías porque los pliegos de papel pasan por las placas y por los rodillos.  Por esto es que son muy raras las ilustraciones y ya no digamos las fotos en los libros antiguos. 


28
Nov 23

En el vagón de tren de Manuel Estrada Cabrera

El vagón de tren que usaba don Manuel Estrada Cabrera, expresidente de Guatemala a principios del siglo XX fue uno de los tres vagones presidenciales que visité el sábado en el Museo del Ferrocarril.

Atravesamos el carro y vimos la ducha y el lavabo, la cocina, el dormitorio y el comedor de aquel vagón histórico que está bastante bien conservado y que guarda un aroma a madera característico.  El paseo por ese vagón -y por los otros dos- consigue que uno viaje en el tiempo.  

Los otros dos vagones que vimos fueron el de don Jorge Ubico y el del presidente José María Orellana.

Porque mi padre vendía cajas fuertes, telégrafos y lacre, en los años 80 visitó esos vagones y el del arzobispo; y regresó a casa muy contento de haberlos visto.  Me contó que eran fascinantes y quedamos en visitar la Estación Central en un futuro próximo; y nunca se dio la ocasión.  Hubiera sido alegre hacer la visita con él.

Eduardo, el guía del Museo de Ferrocarril hizo que la visita al museo y, y especialmente a aquellos carros fuera muy educativa y agradable. 

Nunca viajé en tren así en serio y me hubiera encantado.  Mi tía abuela, La Mamita, nos contaba historias de viajes en ferrocarril y a mí siempre me maravillaban, no sólo la idea de ver pasar los paisajes distintos, sino las llegadas a las estaciones y las algarabías que se armaban entre vendedores de alimentos, pasajeros y otras personas habituales de esos lugares.

Comedor del vagón de don Jorge Ubico con vajilla antigua.

Cuando yo era niño había El tren de la alegría, que iba a Amatitlán y ese es otro paseo que nunca hice; pero en agosto pasado di un paseo breve que estuvo muy alegre.

Dormitorio del vagón del general José María Orellana.

También de niño leía sobre trenes en la enciclopedia Mis primeros conocimientos.  ¿Tuviste una de esas? El volumen de trenes, aviones y viajes interplanetarios era uno de mis favoritos. Más tarde, con la lectura de La rebelión de Atlas, los trenes se volvieron a hacer presentes en mi imaginación.


29
Oct 23

Adiós a Mathew Perry

 

Mathew Perry fue el inolvidable Chandler Bing en la serie Friends. Falleció el 28 de octubre de 2023.

Mathew Perry, foto por Valerie Jarrett / @vj44 via X (Twitter), Dominio público, via Wikimedia Commons

Durante los años 90 Friends fue una de mis series favoritas; y si tuviera que elegir un personaje favorito…pues…no podría porque todos tenían lo suyo.  Mathew Perry por lo menos fue nominado a tres premios Emmy por Friends y por The West Wing.  

Mis respetos para Mathew porque en la escuela derrotó a Justin Trudeau  en una pelea. Tuvo una vida difícil por su adicción a opiáceos a lo que logró sobreponerse para luego dedicar energías al activismo.

Adiós, Mathew Perry.


16
Oct 23

Adiós a Mark Goddard

 

Mark Goddard fue el mayor Don West, piloto del Júpiter II, en la original Perdidos en el espacio de 1965.  Fue el antagonista del nefasto doctor Zachary Smith.

Mark Goddard en Perdidos en el espacio. La foto la tomé de https://lostinspace.fandom.com/wiki/Don_West_(Original_Series_Role)

En aquella serie también tenía una relación con Judy, la hija mayor de la familia Robinson. Perdidos en el espacio, junto con El Zorro y Batman, fue una de mis series favoritas de aquellos años. 

Goddard tuvo participaciones en otras dos series que yo veía, y que no fueron tan populares como la anterior: El hombre del rifle, y El rebelde.

Mark Goddard murió el 13 de octubre de 2023.  Adiós, mayor West.


02
Oct 23

Encontré mi tarjeta de inscripción militar

 

Cuando ordeno gavetas y espacios en casa no es raro que encuentre cosas curiosas, y lo que hallé el domingo fue mi tarjeta de inscripción militar, documento que uno tenía que obtener cuando cumplía los 18 años de edad.

El caso es que una vez cumplí la mayoría de edad fui al Registro Civil a obtener mi cédula de vecindad, al Registro Electoral a conseguir mi cédula de ciudadanía, y al Cuartel General del Ejército a sacar mi inscripción militar.

Esta última no implicaba prestación de servicio militar; y no he abierto el reglamento correspondiente -de 1936- para entender sus alcances.  El caso es que, al cumplir 18, mi amigo Bobby y yo fuimos muy contentos a cumplir con este requisito legal que confirmaba que éramos adultos. 

Es chistoso que la tarjeta se refiere a mi como el Soldado Luis Alberto Figueroa Jurado; y en consecuencia mi papá me puso el apodo de Beto el recluta, en alusión a una tira cómica que se publicaba en aquellos tiempos. 


27
Sep 23

Persimones: Recuerdo de adolescencia que ilumina el presente

 

¡Dos años tenía de no comer persimones! ¡Dos años ingratos! Pero ayer se compensó la situación porque esa fruta hubo de postre para el almuerzo/cena.

Los que comimos ayer estaban magníficos. Grandes y en su punto perfecto de maduración que es difícil de lograr.  ¡Todo el orbe cante!

Mi abuela, Frances, era fan de los persimones y ella me enseñó a comerlos, en mi adolescencia.  En aquel tiempo eran escasos y desconocidos y ella compartía conmigo los suyos que le llevaba su comadre, Queta. Esos persimones eran cosechados en el jardín de su suegro don Manuel María, en Panajachel.  La Abui, como le decíamos a mi abuela los comía crudos disfrutando de su dulzura y de su textura tan peculiar; o preparaba un pudding que sacaba lágrimas de emoción de lo delicioso que era. 

A mí no sólo me gustan por su sabor delicado, sino por su color y porque parece que la luz saliera de ellos; y…sobre todo por su textura.  Una vez la pruebas quieres volver a sentir la caricia de su pulpa en tu boca.

Freddy, que es primo de mi papá, me contó una vez que los primeros árboles de persimones que vinieron a Guatemala los trajo mi bisabuelo Federico y uno de esos arbolitos estaba en la casa de mi tía abuela, Olga, la mamá de Freddy.

Tengo la hipótesis, sin fundamento científico, de que el árbol de persimones que se halla en la Universidad Francisco Marroquín está emparentado con el de Olga y con los de mi bisabuelo porque el campus está muy cerca de las casas de mi tía abuela, y de mi bisabuelo.

Por si te interesa te cuento que Raúl consiguió los de ayer en el Mercado Sur 2 -al que yo llamo La Placita, por su nombre antiguo-.  Ese era el mercado preferido por mi padre, a donde íbamos de compras cuando él iba a cocinar en sábado, o domingo. Ahí comprábamos ingredientes para paella, corazones de res para hacer anticuchos; y enfrente, sobre la Sexta avenida, había una marisquería donde comprábamos los mariscos. 


12
Sep 23

La bola de metal Marlboro

 

La bola de la foto está hecha con papelitos metálicos que cubrían los cigarrillos Marlboro en los años 80; la hice con la ayuda de amigos y compañeros cuando estaba en la universidad.

Resulta que antes, las cajetillas de Marlboro traían papel metálico adherido a papel normal y con eso se cubrían los cigarrillos.  Cuando era niño un amigo de mis padres me enseñó a remover el papel normal para luego alisar bien las hojas metálicas delgadas que venían adheridas y con ellas ir haciendo una bolita al sumar una y una a las anteriores.  En algún momento de descuido perdí la que me había enseñado aquel amigo de mis padres y ahí quedó la cosa.

Bolita de metal Marlboro.

Un día de tantos, en la vieja cafetería de La Marro, dispuse enseñarles a mis amigos aquel entretenimiento.  Era algo para distraernos en los descansos mientras discutíamos sobre la inmortalidad del cangrejo, la racionalización del yeso blanco, o sobre cómo arreglar el mundo.  

Ese día a alguien se le ocurrió que si quemábamos el papel este desaparecía de la hojita metálica con gran facilidad y ahí mismo se armó una línea de producción.  Al rato ya teníamos una bolita razonable sólo con las hojitas metálicas que los amigos y compañeros consiguieron en el momento.

A lo largo de las semanas aquella bolita fue creciendo y creciendo con papelitos metálicos que varios aportaban; hasta que la hicimos del tamaño que tiene ahora, poco más o menos 13.5 cm.  No tengo una pesa pequeña en casa, pero siendo que es de metal es proporcionalmente pesada. A mi me gustaba imaginar que era hecha de metal Rearden…aunque el color no coincidiera.

Tengo entendido que los cigarrillos ya no traen aquellas laminitas metálicas protectoras, de modo que una bolita similar ya no se puede hacer.  Paramos de hacerla porque seguramente encontramos otro entretenimiento; pero siempre guardé la bolita que encontré la semana pasada.  


28
Ago 23

La Mamita en el corazón

 

Todo pasó, sin que pasara nada, es una frase que uso cuando las expectativas de desastre no se cumplen en un evento de cualquier naturaleza; esa es una frase que oí de mi tía abuela La Mamita y se me pegó. 

La Mamita era Elia Hidalgo, hermana -y cuas– de mi abuelita Juanita. Era tía de mi madre. Nunca se casó y mi papá le cantaba Solamente una vez amé en la vida. A los niños nos divertía mucho cuando cantaba Te voy a hacer tus calzones, como los usa el ranchero. También cantaba Si a tu ventana llega una paloma/ Trátala con cariño que es mi persona/ Cuéntale tus amores bien de mi vida/ Corónala de flores que es cosa mía.

La Mamita y mi tío Rony.

Cuando mis padres se fueron a vivir a Costa Rica y yo era recién nacido, ellos viajaron a San José por tierra y atravesaron el istmo centroamericano en auto.  Fue La Mamita quien me llevó en avión a encontrarme con mis padres en Tiquicia.

La Mamita era una contadora de cuentos con talento.  Contaba docenas de cuentos tradicionales como el de la Caperucita roja, el de Los tres cochinitos y otros, y el de Almendrita, una niña que era tan pequeña que vivía en la cáscara de una almendra. También contaba historias y aventuras de su vida de niña que había sido extraordinaria.  Viajó, con su madre a Esquipulas -con una trupe, como se estilaba en la primera década del siglo XX y a lomo de un pony llamado Chino-. Siempre terminaba sus cuentos con una de tres frases: Me monto en un potro para que me cuenten otro, Me meto en un hoyíto para que me cuenten otro más bonito y Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Durante un cumpleaños del presidente don Manuel Estrada Cabrera ella tuvo a su cargo declamar un poema que empezaba con el verso: Quisiera ser un pajarito; y ella dijo Quisiera ser su pajarito causando la risa del mandatario y de todos los que estaban presentes.

Tenía, La Mamita, manos hábiles y era creativa como ninguna.  A los niños nos enseño, a hacer peces con pepitas de mango secas; y caras de micos con semillas de jocotes marañones.  Llenaba de faroles chinos el cuarto, hechos con cartón, papel crepé y otros materiales para alegrar cualquier tarde lluviosa. Durante las fiestas de fin de año ella montaba el Nacimiento de los niños; y para la Semana Santa, ella organizaba la procesión con Nazareno, alfombras, anda y todo lo necesario…en el corredor de la casa.  Fue ella quien hizo las custodias que se entregaron como sorpresas en mi primera comunión.  Nos enseño a hacer barriletes.  De ella aprendí a pegar botones y a zurcir calcetines y a preparar la mezcla necesaria para levantar una pequeña pared de ladrillos en la terraza de la casa.  Fue ella quien me enseñó qué eran unidades, decenas y centenas. Tenía paciencia de santa hasta que soltaba un ¡No me incomoden!

Ella nos enseñó juegos como el de Juan Perulero, que era uno de imitaciones; Un buque cargado de…, que era para aprender palabras nuevas; y Por allá fumé, que era una especie de tenta. 

Otra frase suya, para cuando alguien le pedía algo absurdo, o imposible era: ¡Andá a freír niguas en sartén de palo!

La Mamita tenía gato, sus biceps eran fuertes y a los niños nos divertía que los mostrara.  Hacía círculos de humo con los cigarrillos y fumaba Payasos. Los niños nos fascinábamos cuando sacaba el humo de la nariz, cosa que otros adultos se negaban a hacer para nosotros.  Cuando en la noche me daban ganas de orinar, ella era la que me ponía de pie en la cama, acercaba la bacinica de peltre y procedía en consecuencia para ayudarme en aquel proceso.

Nos hacía tamales de dos pulgadas de largo para los niños. Ella era la diosa incuestionable del dulce de garbanzos, arte que luego desarrolló mi tío Rony y que se nos da muy bien en casa.  Nadie, nadie, nadie hace tamalitos de Cambray tan deliciosos como ella.  Me encantaban sus hojuelas con miel de abejas, sus plátanos en gloria, sus duraznos con cerezas y su caldo de albóndigas. Cuando hacía turrón, a mano y con un tenedor, la cocina de la casa se llenaba de abejas. Todavía la vi moliendo arroz en un metate, para hacer horchata.

La Mamita me heredó su dentadura de oro…¡toda una dentadura de oro! y, como todo patojo es bruto, la vendí para comprarme ropa. 

Mamita, gracias por tanto.