En Guatemala un laboratorio cuenta con 200 pruebas para detectar la COVID-19, importadas de Alemania, a un costo al cliente de Q1,250 y el paciente tendría la respuesta en dos días hábiles. Sin embargo, no podrá dar ese servicio porque el gobierno se lo ha prohibido.
El Ministerio de Salud insiste en que solo su Laboratorio Nacional de Salud se encuentra preparado para el procesamiento y la identificación de la COVID-19 causada por el virus chino y dar respuesta con resultados confiables mediante los protocolos avalados por la OPS/OMS. En menos de una semana la demanda de acceso a las pruebas ha aumentado y las personas se han comunicado a laboratorios privados para someterse al procedimiento y descartar un posible contagio.
Foto de elPeriódico.
El 7 de marzo pasado publiqué esta advertencia: Nada hace crecer al gobierno como una crisis. La gente se asusta, los políticos responden a ese miedo con promesas de que el estado intervendrá y mejorará todo, y el gobierno terminará siendo más grande y más poderoso. La pandemia del coronavirus COVID-19 amenaza una ola mundial de enfermedades, pero es lo más saludable que le puede pasar al poder del gobierno en mucho tiempo. Sin embargo, a medida que deja al gobierno con un brillo rosado, nuestra libertad terminará más demacrada que nunca, así dice un artículo por J.D. Tucille, publicado en la revista Reason; y este curso de acción ya empezó en Guatemala.
Por eso no estoy de acuerdo con que el gobierno (los políticos y burócratas) impongan y se atribuyan el monopolio para realizar las pruebas para detectar la enfermedad y cierren las puertas a laboratorios, hospitales y centros médicos privados con la capacidad de llevarlas a cabo.
Es prudente que nos quedemos en casa (si podemos); y es prudente que nos aislemos alguito. Hoy por ejemplo, fue el cumpleaños 80 de mi madre, ¡80!…y lo celebramos por medio de una App. Nos quedamos en casa para protegerla y para protegernos; y para proteger a los policías, al ejército, a los médicos, enfermeros y a todos los profesionales y trabajadores de los sistemas de salud estatal y privado, a los agricultores, comerciantes, al personal de abarroterías, supermercados, gasolineras y farmacias, a los repartidores, a los miembros de medios de comunicación, a quienes hacen posible que tengamos agua, luz, teléfonos e Internet, al personal de condominios, con quienes uno no puede estar sino profundamente agradecido.
En ese contexto, gracias, también a Grupo Solid, McDonalds, Campero, Cementos Progreso, Cervecería Centroamericana, Pantaleón, Dómino´s cuyas donaciones y acciones han sido ejemplares –
Dicho lo anterior, es peligroso que los politicos y burócratas crean que tienen facultades para establecer un monopolio de pruebas, cerrar empresas, o prohibirle a la gente que tome decisiones de acuerdo con su mejor juicio. Sin descontar que soy de la opinión de que esta administración -en general- está haciendo un buen trabajo frente a esta crisis. Compáralo con lo que ocurre en países vecinos y vas a darte cuenta. Empero, los políticos son seres humanos y están sujetos al temor, incluido el miedo a ser rechazados por electores afectados por el pánico y que buscan que los funcionarios “hagan algo”. Por lo tanto, su instinto de explotar una crisis complementa su inclinación a calmar a los temerosos haciendo esfuerzos, incluso contraproducentes, para asegurar al público que todo estará bien, dice J. D. Tucille.
El monopolio de las pruebas es un ejemplo clarísimo de ese hacer algo que es inaceptable.