Durante al fracasado golpe de estado que protagonizó el presidente guatemalteco Jorge Serrano Elías en 1993, entre los periodistas extranjeros que cubrían aquel lamentable episodio chapín, se corrió la idea de La democracia del Camino Real.
Esto es porque era en aquel hotel, donde estaban hospedados muchos periodistas y los enviados de la comunidad internacional, que los guatemaltecos se reunían para tratar de rescatar la república y la institucionalidad. Las reuniones de la Instancia Nacional de Consenso se celebraban en la Cámara de Industria; pero las reuniones más amplias, que incluían a periodistas y enviados, así como a sectores que se habían marginado de la INC, ocurrían -aveces de forma casual- en el lobby del hotel. Si quiere leer acerca de esto, le recomiento el libro Imponiendo la democracia: las élites guatemaltecas y el fin del conflicto armado, por Rachel M. McCleary.
Ahora, que muchísimos guatemaltecos estamos involucrados en la titánica tarea de rescatar la institucionalidad y la república, el espacio en el que se realizan los encuentros y los acuerdos es de una naturaleza muy distinta. Ya se han hecho reportajes al respecto, pero para comunicadores, politólogos y otros expertos, queda de tarea estudiar y entender el papel que las redes sociales
están jugado en las gestas chapinas por la justicia y la paz, de mayo de 2009. El asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg ha desatado, aquí en Guatemala, una gesta contra la criminalidad y una demanda porque se haga una investigación independiente y profunda de las denuncias presentadas en forma póstuma por Rosenberg.
Ya lo había adelantado, en su libro The Lexus and the Olive Tree, Thomas L. Friedman: El símbolo de la Guerra Fría era una pared que dividía a todos. El símbolo del sistema de la globalización es la World Wide Web, que une a todos. Friedman explica (antes de que Facebook, Twitter, Hi5 y otras herramientas existieran) que en la era de la globalización nos referimos a la Interner, un símbolo de que todos estamos conectados pero nadie está totalmente a cargo; y añade que en la Guerra Fría la pregunta más frecuente era ¿Qué tan grande es tu misil?, en tanto que en la globalización, la pregunta más frecuente es ¿Qué tan rápido es tu modem?
La democratización de la tecnología y la de la información, de las que habla Friedman en el libro citado, son la democratización de la democracia. Miles y miles de ciudadanos empoderados por sus computadoras personales y sus cuentas en Facebook y en otras redes sociales, les están quitado el monopolio de la influencia y del poder a los dirigentes sectoriales, partidistas y de grupos de interés tradicionales. El Agora ya no es físico, sino virtual. Ya no está en la aldea, ni en la ciudad, está en el mundo. Muchos chapines en otros países participan en la gesta desde sus computadoras y aportan enlaces, fotos, y más recursos. Visto desde otra perspectiva -aportada por mi ex jefe Lionel- el nuevo Mare Nostrum es la Internet, y cada computadora personal es un puerto.
Todo esto es nuevo para los políticos y los ciudadanos chapines. Por eso es que para muchos es complejo y difícil entender lo que está pasando en nuestra sociedad tan acostumbrada al caudillismo, a las estructuras piramidales y a los acuerdos de élites. Miles y miles de individuos altamente empoderados están cambiando las viejas prácticas; de modo que la preservación de la institucionalidad y de la república ya no depende tanto de lo que digan y negocien 12, o 24 peces gordos sentados en algúna oficina -pública, o privada- sino de la voluntad de los electores y de los tributarios que están en línea.
Esto contribuye a la formación de cosmos u orden espontáneo, a nuevos estándares, a más transparencia, a más libertad, y a una democracia más parecida a la democracia directa, que a la democracia representativa. Pero está por verse si contribuye efectivamente a la preservación de la institucionalidad y de la república; y mi apuesta es porque sí, sólo porque confío más en la dispersión del poder que en su concentración, y porque confío más en el buen juicio de miles y miles de individuos dispersos intercambiando información y conocimientos, que en un grupo de sabios compitiendo por hacer que sus ideas prevalezcan sobre todos los demás.
Si es cierto, como dijo Thomas Jefferson, que el precio de la libertad es su eterna vigilancia, cierto es, también, que esa eterna vigilancia debe ser orientada a garantizar que el acceso a Internet sea libre. Ahí, en la Web, está naciendo una nueva forma de participación ciudadana individual, ahí es donde el elector y el tributario están siendo empoderados para dejar de ser los espectadores y súbditos que preferían los políticos tradicionales, para convertirse en los protagonistas y ciudadanos del siglo XXI.
Usted está siendo testigo de estos cambios, aquí y ahora. Y usted, porque está conectado y tiene el poder, es más responsable de lo que ocurre en su tiempo, de lo que lo eran sus padres y abuelos. ¡¿No es emocionante?!
Cuando los galos de Brenno asediaban Roma, un grupo de romanos trató de comprar a los galos y reunió oro para tratar de evitar que los invasores entraran a la ciudad. En esa ocasión, el lider de los galos les dijo a los romanos que no es con el oro, sino con el hierro, que se rescata a la patria. Esa frase se puede aplicar ahora de forma parecida si tomamos en cuenta que no es con la apatía, sino con nuestra participación que se rescata a la patria. Y una forma de esa participación la estamos viviendo en la Web. Donde quiera que haya un chapín conectado, ahí puede haber un chapín por la libertad. ¡¿No es emocionante?!