Guatemala es uno de los países más violentos del mundo, en el que la corrupción es moneda corriente; pero un nuevo movimiento político -que comenzó en línea- ha logrado mantener una serie de protestas sin un solo incidente violento y está empezando a tener un impacto enorme en el liderazgo de ese país, dice un reportaje de la BBC sobre las jornadas que estamos viviendo los chapines. El reportaje también hace alusión a las manifestaciones violentas tradicionales que suelen ocupar titulares en todo el mundo.
Voy a hacer algo que quizás parezca políticamente incorrecto y es reconocer que en parte es porque a los pipoldermos no se les ha ocurrido acarrear gente para enfrentar las manifestaciones que ocurren desde el 25 de abril pasado. Porque pudieron haberlo hecho. Durante las jornadas de mayo de 2009, los Colom/Torres sí sacaron acarreados y antimotines fuertemente armados y por lo menos en tres ocasiones se sintieron la presión y la violencia potencial en la Plaza de la Constitución.
Las manifestaciones han sido pacíficas y exitosas, también, porque son de todos. Porque no tiene dueño. Porque son legítimas expresiones de todos los que estamos allí y llegamos a la Plaza de forma voluntaria, con niños y ancianos, en familia, a hacer lo que todo ciudadano responsable debería hacer. Las jornadas de 2015 son consecuencias de acciones humanas, pero no del diseño humano.
Ayer recibí una nota, de una de las personas más involucradas en hacer posibles el montón de manifestaciones que hay ahora, y en su parte conducente dice:
No tengo palabras para agradecer a los periodistas el apoyo que dieron todos a una idea que resonó en los corazones de todos los guatemaltecos. Agradecemos el respeto que tuvimos de todos ustedes con permitirnos no ser protagonistas de algo que el protagonista debería ser el ciudadano indignado y honesto. La idea detrás de no protagonizar era que cada uno de los integrantes de la sociedad tomara como propio el evento y participara. Eso hicieron ustedes, fue su manifestación a la que le dieron cobertura. Este movimiento llegará hasta donde ustedes y los ciudadanos honestos e indignados, juntos y de la mano, lo quieran lleva. Se que muchos de ustedes rechazaron que el grupo que inició esto ya no vaya a convocar porque pensamos que nuestro rol para convocar ha llegado a su fin. Esta decisión la tomamos en frío antes de la manifestación del 16 pues pensamos que era importante que no fuéramos nosotros los responsables de darle seguimiento a lo logrado. Somos todos como sociedad los que si nos interesa debemos seguirlo. Esa es parte de la razón por la que no quisimos protagonismo, si un grupito es el responsable de un movimiento de esta magnitud, perdonen pero en poco tiempo termina. Si ustedes analizan, este grupo no convocó desde la manifestación del 16 y las manifestaciones siguen, para el 30 fue enorme, para el 6 de junio ya hay como 6 convocatorias y ya empezaron las del 13 de junio. He estado compartiendo con ustedes las convocatorias para que se enteren de ellas. Esto ahora tiene mil cabezas, es más difícil de cubrir pero es mucho más real y espontáneo. Esta es una muestra que nosotros como grupo NO somos importantes, no nos den la importancia que no tenemos por favor. Cada evento que se abre, tiene un fin y no creo que sea honesto el estar cambiando las ideas y pretender que los ciudadanos somos ovejitas que vamos a seguir a los organizadores. Por eso es importante cerrar los eventos una vez finalicen, es lo honesto a hacer. La idea de #renunciaya no fue concebida como renunciaya este político y luego otro y luego otro. El concepto es mucho más amplio y lo comunicamos antes de la manifestación del 25 de abril. Lo que ya se logró fue #renunciaya a la indiferencia que creo es un buen logro. Ustedes como comunicadores profesionales, serían mucho mejor que nosotros, dando seguimiento al concepto original, si les interesa. #renunciaya a la corrupción #renunciaya al abuso Son tantos los conceptos que no se nos han ocurrido! Estaré agradecida siempre con ustedes, la intención de todos los integrantes del grupo fue honesta, transparente y sin intereses personales. Nuestro lema lo plasmó muy bien la agencia a quien le solicitamos contribuyera con el video, PACIFICA, ordenada, dentro del marco de la ley y dejando limpio.
Creo que es valioso y valiente el texto. Y creo que debería ser registrado en la Historia, quizás junto al Acta de los tres dobleces; o a la Carta de los 311. ¿Por qué?
Es cierto que Guatemala viene de una tradición muy violenta. Pero también es cierto que los chapines no somos violentos. La mayoría de nosotros somos gente de paz, gente buena, trabajadora y hasta querendona. ¿Sí, o no? Volvamos,entonces a las manifestaciones.
Mi amiga, Beatriz de Midence (q.e.p.d) fue herida por una bala en la misma manifestación en la que cayó María Chinchilla en 1944. Mi madre, que en ese tiempo era una niña pequeña, recuerda que en las décadas posteriores había balazos en el Centro cuando había manifestaciones. Son célebres los chiquilines que la Revolución usaba para intimidar a sus opositores. Durante el enfrentamiento armado interno, el intento por establecer la dictadura del proletariado hizo que la violencia durara 36 años de horror. En la manifestación de 1982, contra las elecciones fraudulentas en tiempos de Romeo Lucas, fue hubo violencia de esa que espanta. Y luego algo cambió. Entre aquel momento y 2001 las manifestaciones en la ciudad de Guatemala eran cosa de otros. Eran sectoriales. Raras y peligrosas. Eso sí, de la crisis constitucional a causa del serranazo salimos de forma pacífica y civilizada. Hubo una que otra barricada de los de siempre; pero en general, las marchas que hubo fueron calidá.
En 2001 los Viernes de luto nos enseñaron que era posible salir a la calle, juntarse en una plaza, cantar el Himno nacional, ver que había otros como nosotros, caminar con velas, y dejar la plaza limpia en paz. En 2009, las jornadas de mayo -aunque tensas- siempre concluían en paz y con la Plaza limpia. En 2011 cuando los Colom/Torres intentaron un fraude de ley para legitimar una sucesión presidencial entre cónyuges, la presión ciudadana para que las cortes respetaran la Constitución fue pacífica. ¿Es posible que este pueblo, famoso por violento, esté aprendiendo algo que valga la pena mostrarle al mundo en materia de política y ciudadanía?
En abril, cuando en Baltimore, Maryland había disturbios que paraban los pelos, los chapines estabamos reunidos por miles en la Plaza de la Constitución tratando de resolver un grave problema cívico como la gente. Leí un artículo que hizo mención de esto; pero ahora no lo encontré.
Friedrich A. Hayek escribió que la democracia se justifica porque es el único método de cambio pacífico descubierto ahora por el hombre; porque es una salvaguarda para la libertad individual y porque sus instituciones ilustran a la gente acerca de la mecánica de los negocios públicos. Si bien es cierto que en su primera justificación Hayek confunde democracia con sufragio universal; y en las segundas la confunde con la república, lo cierto es que es cierto que un sistema republicano (aunque sea uno en construcción como el nuestro) nos permite a los ciudadanos pasar por un proceso educativo de prueba y error en el que podemos aprender a resolver las cosas sin disparos, sin gas lacrimógeno y sin tropas.
Hasta en un país tristemente famoso por ser violento un grupo de ciudadanos valilentes, determinados, valiosos y generosos pueden echar a andar un movimiento ciudadano que, sin caudillos, ni dueños, se multiplique y se haga de todos. Fruto de la acción humana, pero no del designio humano, jornadas como las que estamos viviendo son posibles si queremos todos que sean posibles. Continúan, si queremos -todos- que continúen. Tienen éxito si nos empeñamos (todos) para que tengan éxito. Sin protagonismos para que sean de todos.
Los Tácito Molina, los Manuel Cobos, los Adán Serrano -el grupo que encendió las jornadas de 2015 en Guatemala- merecen estar juntos. Merecen que la Historia los recuerde, sobre todo porque la tentación de protagonismo ha de ser casi irresistible. Si es posible que los chapines estemos creciendo cívicamente; y es posible que podamos mostrarle al mundo algo más que nuestra triste historia violenta.
Yo digo que los próximos sábados, mientras sea necesario, nos veamos en la Plaza de la Constitución, con la frente en alto, y con determinación. En paz, en familia, y con orgullo.