Ayer, Nery Samayoa, subjefe de la bancada oficialista en el Congreso de la República amenazó a los subjefes de los otros bloques parlamentarios con que, si no es aprobada el alza en los impuestos que la socialdemocracia chapina está promoviendo, el Organismo Ejecutivo tomaría la decisión de disolver el Congreso.
democracia
26
Dic 08
Meditaciones sobre la disciplina de partido
Ahora que leo que el partido oficial de la administración socialdemócrata expulsó de sus filas al diputado Manuel Baldizón, por indisciplina , creo que es oportuno hacer unas meditaciones sobre la disciplina partidaria.
A mí, ese concepto no me termina de convencer. Los partidos políticos deberían ser organizaciones intermediarias entre quienes ejercen el poder y los que los eligen y los que pagan las cuentas. Una mejor intermediación se haría efectiva si los partidos fueran comunidades de principios y valores, con plataformas programáticas en las que los distintos liderazgos compitieran por su idoneidad para realizar aquellas plataformas y sostener aquellos principios y valores.
Pero los partidos no son eso, ni están cerca de serlo. En realidad son roscas de amigos y clientes diseñadas para funcionar como maquinas electorales que lleven a personas determinadas al poder. Independientemente de sus principios y valores (por buenos que sean) e independientemente de sus plataformas programáticas (si las tuvieran). En esas condiciones, la llamada disciplina partidaria es imposible porque entre las dirigencias partidarias no existen suficientes elementos vinculantes más allá del momento electoral. Una vez alcanzado el poder, las razones para que las dirigencias permenazcan vincluadas se desgastan y se debilitan y lo que pasa a ser importante es conservar el poder y la influencia.
La competencia dirigencial que sería sana en un partido político de principios se convierte, entonces, en pelea de perros para conservar, o para adquirir el control la maquinaria. ¿A qué se puede apelar para la disciplina en esas condiciones?
Estoy de acuerdo con que un partido de principios les reclame, a sus miembros, coherencia y lealtad a los principios fundacionales de la organización; pero aún así, -y sobre todo de forma transparente- un dirigente partidario tiene más compromisos morales con su conciencia y con los compromisos de principios que tenga con sus electores, que con las pretensiones de disciplina partidaria.
La disciplina es propia de un ejército, de una clase de gimnasia, y hasta de un músico; pero cuando se trata de enfrentar los principios y valores personales, con las pretensiones de un grupo como un partido político, es impropio hablar de disciplina.
Celebro que la Unidad Nacional de la Esperanza se esté desmoronando (del mismo modo en que se han desmoronado sus predecesores en el poder); y celebro que Baldizón se quede sin máquina electoral. Pero si los chapines hemos de construir una república en democracia, sana, es bueno meditar sobre qué bases lo vamos a hacer, y es bueno usar el lenguaje apropiado.
27
Ago 08
¡Al diablo con la distribución del poder!
La división del poder, conocida también como separación de poderes, o más apropiadamente, como distribución del poder, es una de las características más importantes de un estado de derecho. Esto es porque no es un secreto que la concentración del poder lleva a la dictadura; y aunque es un hecho que el poder político es uno, también lo es que la distribución de funciones -en una república- debe ser defendida y sostenida para evitar el despotismo propio de aquellos que se atribuyen la facultad de ejecutar, legislar y ejercer la función juristiccional sin pesos, ni contrapesos.
Carl J. Friedrich, citado por Alberto Herrarte en su obra El Estado de Derecho, dice que “la división del poder es la base del gobierno civilizado”; y Karl Loewenstein, también citado por Herrarte, advierte que “la clasificación de un sistema político como democrático constituciona depende de la existencia o carencia de instituciones efectivas por medio de las cuales el ejercicio del poder político está distribuido entre los detentadores del poder, y por medio de las cuales los detentadores del poder están sometidos al control de los destinatarios del poder”.
Me meto en estas profundidades porque Sandra Evita de Colom, esposa del Presidente socialdemócrata de Guatemala, llegó al Congreso de la República (o ex república) a exigir Q2 mil 800 millones para su consejo de coersión social. En el marco de esa visita, el factotum de los Colom en el Congreso, Mario Taracena, pronunción las siguientes palabras con respecto a Fonpetrol: “Ordenes del Presidente y la Primera Dama. Haremos lo que el Presidente diga”. Un Congreso servil es camino seguro para la concentración del poder.
12
Jul 08
Una razón más para volver a votar nulo
Los partidos políticos evolucionaron como organizaciones de ciudadanos que podían funcionar como intermediarios entre quienes ejercen el poder (el gobierno) y los que los elijen y pagan los impuestos (los gobernados).
Por descuido de estos últimos, aquí y en muchas otras partes del mundo, los partidos políticos han degenerado en grupos de interés al servicio de quienes los controlan. En Guatemala la situación ha emperorado porque, francamente, los partidos ni siquiera son facciones, son roscas electoreras organizadas para llevar a sus propietarios al poder.
¿Le daría usted $4 a una de estas roscas? Hoy leo que la Comisión Electoral del Congreso quiere duplicar la deuda política y pretende poner sobre los hombros de los electores y tributarios el peso de más de más de $14 millones.
Los partidos chapines, que deberían cumplir su función natural con base en plataformas programáticas y principios que unan a sus miembros, no son más que maquinarias temporales para tener acceso a puestos de eleccion pública. Y yo digo que es una sinvergüenzada y una canallada lo que pretenden los políticos. Yo digo que hasta que los partidos deben ganarse la confianza de sus potenciales donantes, yo digo que los partidos no deben poder forzar a la gente a mantenerlos, yo digo que los partidos deben madurar.
En una democracia en construcción, y sobre todo en una república sana, los partidios deben evolucionar al lado de la sociedad de la que forman parte. Los partidos son importantes porque tienen una función dentro del sistema político; pero si nos engañamos mediante el financiamiento artificial de partidos que no lo son (sino que son roscas electoreras), lo que hacemos es criar una democrácia y una república asentadas en arenas movedizas.
La llamada deuda política no independiza a los partidos como se pretende hacer creer; al contario, los hace inmerecedores de la confianza de los electores, los hace artificiales, los hace totalmente dependientes de la teta del estado, los hace serviles, les hace innecesaria la maduración y refuerza su tendencia a convertirse en roscas.
Yo por lo pronto, si tengo que darle un centavo más a un partido, contra mi voluntad, ya tengo una razón adicional para votar nulo…, como si hicieran falta más motivos.
05
Jun 08
Facta, non verba
Las personas deberían recordar, siempre, que ellos son el gobierno y que el gobierno no podría existir sin que ellas le diera el poder para existir. Esa es la clave para una democracia funcional, efectiva y sostenible. Johnatan Hessling
03
May 08
Mañana, un gran día para Santa Cruz
A pesar del clima de tensión que se vive en Bolivia, mañana se celebrará el referendum para decidir la autnonomía del departamento de Santa Cruz.
El gobierno de Evo Morales alega que procesos como el de Santa Cruz carecen de legalidad y de legitimidad; empero, por medio de los cabildos, miles de bolivianos reclaman descentralización y autonomía; aspiraciones perfectamente aceptables en el marco de la democracia y del estado de derecho que, además, ya existían antes de la llegada al poder por parte de Morales.
En ese contexto, la campaña de descrédito contra los estatutos autonómicos que Morales y su gobierno han emprendido, no contribuye a la consolidación de una democracia participativa como la que supuestamente dice promover el gobierno. Buscando la ayuda de Caracas, La Habana, Europa y la OEA, el gobierno de Morales ha perseguido deslegitimar el referendum, en abierta oposición a esa epxpresión democrática, sólo porque “éstas no se pliegan a los deseos oficiales”. La pretensión de que el proceso autonómico es ilegítimo carece de sentido y de sustento legal alguno.
En la víspera de tan extraordinario acontecimiento, Morales y su gobierno serán ejemplares si recuerdan que la responsabilidad del establecimiento de un clima de respeto, en el cual pueda alcanzarse un resultado pacífico y democrático, pesa sobre su administración. No sólo a nivel boliviano, sino a nivel latinoamericano.
La mismísima constitución de Bolivia, es clara en cuanto a que “La soberanía reside en el pueblo boliviano y se ejerce de forma directa; es inalienable, inembargable, indivisible, imprescriptible e indelegable, y de ella emanan las funciones y atribuciones del poder público”.
12
Abr 08
El derecho individual vrs. el colectivo
En esta semana recibí una valiosa carta de un lector. La suya ilustra un problema particular que enfrentan muchos guatemaltecos; pero a la vez es un problema general del cual no nos hemos dado cuenta.
Para hacer la historia corta, el lector vive en un sector de la zona 15 el cual algunos vecinos han decidido cerrar por seguridad y para ello han instalado una garita con sus costos y sus reglas correspondientes.
La carta se titula El derecho individual vrs. el colectivo; y a mi modo de ver hay dos formas de leerlo: la primera es como el derecho individual contra el derecho colectivo y en ese sentido me queda claro que los derechos son individuales y que no hay tal cosa como derechos colectivos.
De hecho, y eso nos lleva ala segunda forma de leerlo, los derechos individuales nos protegen contra el colectivo o la comunidad.
Los derechos, a saber, son tres: vida, libertad y propiedad; y si como individuos no tenemos la facultad de quitárselos, arrebatárselos, o impedirles su ejercicio a los demás, como individuos tampoco tenemos la facultad de delegarle a la comunidad, o a sus representantes, la facultad de quitárselos, arrebatárselos o impedirles su ejercicio a los demás. No podemos darles a otros facultades que no tenemos como personas individuales.
Un derecho es una facultad de las personas individuales que se ejerce sin necesidad de pedir permiso a nadie, ni a costas de nadie. Como los derechos son inherentes a los seres humanos, eso quiere decir todas las personas individuales gozan de los mismos derechos, siempre. Luego, la única obligación implícita en el ejercicio de un derecho es el respeto de los derechos ajenos.Los seres humanos, como personas individuales, tenemos derechos. Los grupos no. Los derechos los gozan los individuos no porque el grupo se los conceda, ni los goza para bien del grupo, sino que los goza para defenderse de la colectividad y de los otros. Cualquier cosa, parecida a un derecho, de la cual gocen sólo unos, y no todos los miembros de una sociedad; cualquier imitación de derecho de la que las personas gocen de cuando en cuando; cualquier pseudoderecho que para disfrutarlo haya que pasar sobre los derechos ajenos; y cualquier otra gracia que concedan la colectividad, o el tirano de turno, no son derechos, sino privilegios.
Lo que creemos conocer como derechos colectivos, en realidad son intereses colectivos. Una de las razones por las que la sociedad guatemalteca es una sociedad enferma es porque demasiadas personas creen que los intereses colectivos deben prevalecer sobre los derechos individuales. Nótese, por favor, que no he dicho –como malintencionadamente se da a entender en algunos círculos- que los intereses individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos. Este es otro asunto que no voy a discutir ahora para no distraer del tema principal.
En una comunidad, o en una sociedad sana, los derechos individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos.
Dicho lo anterior, si yo viviera en un área que puede ser cerrada y protegida con garitas, estaría de acuerdo con que así se hiciera. Empero, es mi opinión que todos los propietarios y los que alquilan en el área deben estar de acuerdo con el alcance de las garitas y con el pago de su costo. Es decir, que debe ser una decisión de consenso, y no por mayoría.
La razón de aquello es que la instalación de la garita y sus costos son circunstancias que alteran las condiciones de vida, posteriormente al momento en el que los propietarios y arrendatarios decidieron mudarse al lugar. Y la situación es diferente cuando alguien llega a vivir a un lugar donde ya hay garita y se conocen los costos de la seguridad, pues no le queda más que aceptar las condiciones preexistentes.
Visto desde otro punto de vista, ni una mayoría, ni una minoría, tienen facultades para exigir que otros contribuyan a satisfacer sus necesidades de seguridad; ni siquiera en defensa de su derecho de propiedad, o su derecho ala vida.
Así como un individuo no puede exigirle a otro, u otros, que le de dinero para satisfacer sus intereses, necesidades y aficiones; así es como un grupo de individuos (sin importar su tamaño) no puede exigirle a otro grupo que le entregue su dinero para satisfacer sus intereses, necesidades y aficiones.
La única forma de cambiar legítimamente las condiciones que afecten los derechos individuales en un lugar como el descrito (o en una sociedad) es por consenso. Por mayoría, es absolutamente inaceptable.
Claro que nos han educado a respetar las decisiones democráticas (tomadas por mayoría); pero lo que no nos han dicho es que las decisiones mayoritarias deben estar limitadas por el respeto irrestricto a los derechos individuales de la minoría; y la minoría más pequeña es la minoría de uno.
El respeto a la vida, la libertad y la propiedad de unos, no debe estar sujeto a decisiones mayoritarias (y menos minoritarias). Sólo así podemos tener comunidades sanas, y una sociedad sana.