¡Al diablo con la distribución del poder!

La división del poder, conocida también como separación de poderes, o más apropiadamente, como distribución del poder, es una de las características más importantes de un estado de derecho. Esto es porque no es un secreto que la concentración del poder lleva a la dictadura; y aunque es un hecho que el poder político es uno, también lo es que la distribución de funciones -en una república- debe ser defendida y sostenida para evitar el despotismo propio de aquellos que se atribuyen la facultad de ejecutar, legislar y ejercer la función juristiccional sin pesos, ni contrapesos.

Carl J. Friedrich, citado por Alberto Herrarte en su obra El Estado de Derecho, dice que “la división del poder es la base del gobierno civilizado”; y Karl Loewenstein, también citado por Herrarte, advierte que “la clasificación de un sistema político como democrático constituciona depende de la existencia o carencia de instituciones efectivas por medio de las cuales el ejercicio del poder político está distribuido entre los detentadores del poder, y por medio de las cuales los detentadores del poder están sometidos al control de los destinatarios del poder”.

Me meto en estas profundidades porque Sandra Evita de Colom, esposa del Presidente socialdemócrata de Guatemala, llegó al Congreso de la República (o ex república) a exigir Q2 mil 800 millones para su consejo de coersión social. En el marco de esa visita, el factotum de los Colom en el Congreso, Mario Taracena, pronunción las siguientes palabras con respecto a Fonpetrol: “Ordenes del Presidente y la Primera Dama. Haremos lo que el Presidente diga”. Un Congreso servil es camino seguro para la concentración del poder.

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  1. Estimado Luis:Te comento que al leer el título del artículo por primera, vez me asusté mucho al pensar que estabas apoyando esa idea. Luego al leer todo el artículo ya me tranquilicé haha. Estoy completamente de acuerdo en que la distribución del poder es buena, necesaria e indispensable. Sin embargo, no estoy de acuerdo en que critiques (siento que es lo que haces en el artículo, corrígeme si estoy equivocado) que Sandra de Colom haya llegado al Congreso a reunirse con su bancada y a pedir más dinero y que el Presidente haya girado instrucciones a su bancada sobre cómo votar o qué iniciativa sacarla “del juego”. No estoy de acuerdo contigo por las siguientes razones:1) En todos los países del mundo en donde se cuenta con una división de poderes, es muy común e incluso visto con buenos ojos que se den estas actividades de cabildeo o lobby político. Esto se da incluso en países que tienen instituciones sumamente fuertes y obviamente mucho más avanzadas que las nuestras. 2) No creo que sea algo malo que algún representante del Ejecutivo cabildee en el Congreso para lograr los votos de alguna iniciativa de ley que consideren necesario. Es cierto que la Primera Dama no es oficialmente un representante del Ejecutivo, pero en este gobierno sí se le ha dado esta facultad (que si miramos, en Estados Unidos también sucedió con Hillary Clinton, Lady Johnson y Eleanor Roosevelt, entre otras; así como en muchos otros países, por ello no creo que ese sea un aspecto negativo). 3) No encuentro nada de malo que el Presidente gire instrucciones a su bancada sobre un tema en específico. Eso siempre se ha dado y en mi opinión es necesario para poder gozar de una relativa gobernabilidad. Si no imaginate que despelote el que se viviría (peor del que vivimos) en el que el Presidente no cuente ni siquiera con el apoyo de su bancada y viviera en manos de la oposición. En otros países esto podría ser bueno, pero en Guatemala, un país en donde la oposición no está pensando en qué hacer para sacar adelante a su país sino únicamente fijando su vista en las próximas elecciones (como lo hace la principal fuerza de oposición en la actualidad, el PP, que no desaprovecha una oportunidad para crear espectáculos políticos. Y al acusar al PP no estoy defendiendo a la UNE, porque ellos también lo hicieron cuando fueron oposición; así como lo hizo el FRG, el PAN, etc., desgraciadamente) creo que no es conveniente. Mientras exista una oposición de ese tipo, creo que es necesario que el Ejecutivo por lo menos tenga un poco de injerencia en su propia bancada. Al fin y al cabo, se supone que son un mismo grupo, de un mismo partido, bajo mismos ideales y metas (recalco: se supone). 4) Que el Presidente gire instrucciones a su bancada no quiere decir que los diputados no puedan elegir. El Presidente, creo yo, está en su derecho de girar instrucciones como institución partidaria, y cada diputado está en su derecho de seguirlas o no. Y ello en ningún momento creará un Congreso servil. 5) Estoy convencido que el cabildeo en exceso puede ser malo, e incluso visto como una imposición (como parece el que está realizando Sandra de Colom). Sin embargo, prefiero que se haga a la luz pública y se de a conocer y no se haga bajo la mesa (porque ahí es cuando las cosas empiezan a ser obscuras). No por ello estoy afirmando que no se estén dando tratos “bajo la mesa” (porque muy seguramente está pasando), sino que estos que se están haciendo a la luz pública, no encuentro motivo para criticarlos. 6) Por último, no creo que este Congreso vaya a llegar a ser servil en algún momento. Simplemente por el hecho que el partido oficial no cuenta con mayoría absoluta, y la oposición nunca se va a llegar a rendir a los pies del Ejecutivo (talvez lo apoyará en algunos asuntos, pero no a tal punto que se vuelva un sirviente del Presidente). Un Congreso servil es aquel que vivimos en la época dorada del PAN, FRG y DCG en donde ambos partidos contaban con mayoría.Cuentame que opinas, saludos. Andrés PintoP.D. Perdón por la extensión de la opinión. Me emocioné al escribir haha.

  2. Cito a Mario Taracena para contestar tus interesantes comentarios: “Ordenes del Presidente y la Primera Dama. Haremos lo que el Presidente diga”. Y te recuerdo que técnicamente “la Primera Dama” no es funcionaria, es sólo la esposa del Presidente.Saludos.