Las leyes de armas dan risa. Les dan risa para los delincuentes (y pueden ser motivo de llanto para las víctimas potenciales) porque ya se imaginará usted qué tan preocupados están los criminales sabiendo que la nueva ley absurda “no fija límites a cuántas armas puede portar una persona”, y “permite adquirir hasta mil municiones semanales”. Como si los delincuentes fueran a detenerse por esas nimiedades.
Imagínese usted el siguiente diálogo:
-“Vos, ¿secuestramos al hijo después de asaltar al papá?”
-“No vos, porque por respeto a la ley de armas sólo pudimos comprar suficientes municiones. Si los diputados hubieran aprobado la nueva ley, no tendríamos esta limitación”.
-“Aaaah, lástima vos; pero…que bueno por las víctimas”.
-Sí, mano. Mejor vamos a echarnos una cerveza. Ah, no, porque ya son las 10 y es ilegal que nos vendan cerveza a esta hora.
¿Cuándo fué la última vez que usted conoció a un asaltante y secuestrador respetuoso de la ley? ¿Por qué será que los delincuentes prefieren víctimas desarmadas? ¿Cuántos delincuentes registran sus armas?
Ahora bien, lo que mueve al llanto profundo es que Luis Mendoza, el diputado de la socialdemocrata Unidad Nacional de la Esperanza está vinculado a una tienda de armas. Si ser diputado no es intrínsecamente malo, tampoco lo es ser propietario de una armería. Sin embargo, es evidente que hay un conflicto de intereses. Esta torpeza de la UNE puede tener el efecto nefasto de acelerar la aprobacion de la nueva y absurda ley de armas.