30
Dic 07

"La anatomía del compromiso"

“No se vale participar para obstaculizar los procesos”, dijo el procurador de los derechos humanos, de Guatemala, el viernes pasado, al cuestionar el proceder de representantes de algunos sectores sociales en las instancias de diálogo convocadas por el gobierno.

Sergio Morales dice que “los sectores sociales deben participar más para aportar y empujar los procesos, en busca del bien nacional”.

Le he puesto atención a estas declaraciones del Procurador porque ilustran muy bien, ¡pero muy bien!, los errores metodológicos de la muchos políticos y analistas guatemaltecos. En esta entrada voy a ocuparme de dos: el colectivismo, y el hábito de tratar las cosas en paquete.

El colectivismo se hace evidente cuando se piensa que la política, o la economía, son cuestiones de sectores sociales, de grupos sociales, o de grupos de interés; no de individuos. Se piensa que hay un interés nacional más allá de la suma de los intereses individuales. Esta forma de pensar estima que lo que importa es el grupo, y entonces, sin un grupo, uno no es nada. Desde una visión marxista, estos grupos son las clases sociales; pero desde otras perspectivas, hay grupos étnicos, o de sexo, para poner dos ejemplos.

Yo prefiero el individualismo metodológico que entiende la acción humana como un proceso personal, y no como uno grupal. Para los políticos del corte del Procurador, lo que importa es llegar a acuerdos entre grupos de interés y lo que valen son los acuerdos, no los contenidos. Esto es porque esa posición tiene raices utilitaristas a la manera de que lo que se persigue es el mayor bien para el mayor número, sin tomar en cuenta a las minorías que disienten. Por eso es que aquel que no esta de acuerdo con lo decretado por la mayoría es un obstaculizador de procesos, un negativo, un inconforme, o “un miembro de las mafias”.

El hábito de tratar las cosas en paquete es muy cómodo y es otra característica del análisis político y económico chapín. Al descartar el individualismo metodológico, políticos y analistas centran su atención en grupos de personas y eso conduce a agrupar ideas y fenómenos de igual manera.

Quien hace eso, deliberadamente ignora las diferencia sutiles pero importantes que existen entre las ideas (aunque superficialmente parezcan iguales) y entre los miles y millones de actos y hechos que día a día conforman eso que conocemos como sociedad. Por eso es que muchos políticos y analistas creen que la sociedad actúa y piensa. Por eso creen que el mercado es un “dios”, o que el mercado consume y produce.

El tratar las cosas en paquete tiene una ventaja para aquellos políticos y analistas: les permite hacer caso omiso de los principios y de los valores porque “el paquete es más importante” que las valoraciones individuales, o los principios involucrados en las decisiones personales. Desde aquella perspectiva, el paquete es más grande y por lo tanto debe tener precedencia.

Por eso es que, para ellos, los intereses generales deben prevalecer sobre los derechos individuales. Y por eso es que aquellos que no están de acuerdo con lo que decide la mayoría, son los que obstaculizan los procesos. Los procesos, son más importantes, para ellos, que las personas individuales que se ven involucradas en ellos.

Para ellos el interés nacional es más importante que los derechos individuales de cualquiera que se oponga a los designios del grupo (mayoritario, o minoritario) que haya acordado cuál es ese interés nacional.

Por eso también, es que muchos “representantes de sectores” que llegan a los dialogos convocados por los políticos, llega a regatear posiciones y no a defender principios. No llegan a cuestionar si es legítimo y moral que el gobierno tome recursos ajenos por la fuerza para atender y privilegiar a intereses particulares; sino que llegan a negociar la tasa del impuesto. O su temporalidad, como ocurrió con el Ietaap.

Yo digo que si un proceso viola los derechos individuales de una sola persona. ¡Una sóla!, el deber de cualquiera que valore la vida, la libertad y la propiedad, es obstaculizar ese proceso. Su deber moral es desactivarlo y ponerlo en evidencia.

En todo diálogo y en todo proceso político, los “representantes de los sectores sociales” deberían ponerle atención a algo que escribió la filósofa Ayn Rand en Capitalism: the unknown ideal (Capitalismo: el ideal desconocido). En el capítulo denominado La Anatomía del Compromiso, Rand describe algunas reglas acerca de trabajar con principios en la práctica y acerca de la relación de aquellos con objetivos concretos.

1. En todo conflicto entre dos hombres (o dos grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente.

2. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, es el más maligno, o irracional, es el que gana.

3. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos, eso obra en ventaja del lado irracional.

No hay, ni puede haber, nada de malo en defender la libertad individual frente al colectivismo. Y si uno está en un “diálogo”, imbuido en un “proceso”, no hay nada de virtuoso en acceder a las demandas del poder y a las exigencias de los grupos de interés por el sólo hecho de no ser un intransigente.

Los derechos a la vida, a la libertad y a la propiedad no se pierden de golpe; sino que se pierden cada vez que alguien accede a ceder un pequeño “pedazo”, para que no se rompa el diálogo, y para que no se interrumpa el proceso.


26
Oct 07

¡El Ayn Rand Lexicon, en línea!

¡Buenas noticias!, The Ayn Rand Lexicon está en línea. Gracias a un acuerdo entre el Ayn Rand Institute y la editorial que lo publica, este diccionario que contiene entradas sobre ideas clave del Objetivismo está a un teclazo de distancia.

Contiene unas 4,000 entradas acerca de ética, filosofía, arte, economía, política y filosofía, entre otros. Fue editado por Harry Binswanger y cuenta con un prólogo por Leonard Peikoff.

Mi amiga Lucía me trajo mi primer ejemplar del Ayn Rand Lexicon c. 1988; luego, ese se lo heredé a mi amigo Constantino cuando se quedó en mi lugar como editor de la Página Editorial del diario Siglo Veintiuno, en 2001. Poco después compré un nuevo ejemplar que siempre me ha sido útil.

Aquellos que están interesados en la filosofía, y en el Objetivismo en particular, sin duda celebrarán esta generosa disponibilidad.


10
Oct 07

Hoy es el L aniversario de la publicación de La rebelión de Atlas

¡Hoy se celebra el 50 aniversario de La rebelión de Atlas!

Con respecto a sus personajes, Ayn Rand escribió: “I trust that no one will tell me that men such as I write about do not exist. That this book has been written -and published- is my proof that they do“. Y yo añado que, otra prueba de que sí existen hombres y mujeres como los que Rand describe es que Atlas Libertas haya sido elaborado y erigido. En qué otro lugar, si no en la Universidad Francisco Marroquín.


01
Oct 07

¡Atlas Libertas ya está en casa!

¡Monumental!, así es la escultura llamada Atlas Libertas que está a mi espalda.

Atlas Libertas fue concebida para celebrar el espíritu emprendedor y la fuerza creadora del individuo, ya se encuentra junto a la entrada principal de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín.

“Atlas libertas” llegó a la UFM el 1 de octubre de 2007.

Atlas Libertas es una figura humana de espalda, en altorrelieve, de la cadera hasta la cabeza, cargando el Universo. El Universo está representado por un conjunto de semicírculos (abstrayendo planetas y engranajes). La escultura es de lámina de latón, con un acabado final de pátinas (químicos al calor) de color cian, semejando el óxido de cobre. La escultura mide 4.5 x 4.5 Mts. y tiene una profundidad aproximada de 40 cm. Su autor es el escultor Walter Peter Brenner.

Atlas Libertas forma parte de la celebración de los 50 años de la publicación de la novela La rebelión de Atlas por Ayn Rand.

A la escultura la acompañará una cita de La rebelión de Atlas: En nombre de lo mejor que hay en ti, no sacrifiques este mundo a los peores. En nombre de los valores que te mantienen con vida, no permitas que tu visión del hombre sea distorsionada por lo feo, lo cobarde, lo inconsciente en aquellos que nunca han conseguido el título de humanos. No olvides que el estado natural del hombre es una postura erguida, una mente intransigente y un paso vivaz capaz de recorrer caminos ilimitados. No permitas que se extinga tu fuego, chispa a chispa, cada una de ellas irremplazable, en los pantanos sin esperanza de lo aproximado, lo casi, lo no aún, lo nunca jamás. No permitas que perezca el héroe que llevas en tu alma, en solitaria frustración por la vida que merezcas pero que nunca pudiste alcanzar. Revisa tu ruta y la naturaleza de tu batalla. El mundo que deseas puede ser ganado, existe, es real y posible; es tuyo.


29
Sep 07

La celebración de lo ordinario

Aún reconociendo que nadie es perfecto, es recomendable que uno a lo largo de su existencia encuentre héroes y modelos a seguir. Los héroes y modelos son fuentes de fortaleza, de inspiración y de ideales; no sólo cuando tenemos que remontar problemas concretos en la vida, sino para sobrevivir en una sociedad rasera que tiende a devaluar el éxito y a celebrar la mediocridad.

Ejemplo de aquellas actitudes negativas lo vemos en la película Los Increíbles cuando Dash se queja de no poder participar en las carreras de su escuela. Él le dice a su madre: “Papá dice que somos especiales”; y ella le contesta: “Todo el mundo es especial”. Y Dash murmura: “Esa es sólo otra forma de decir que nadie lo es”.

Los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Libros como The Agony and the Ecstasy, The Star Gazer, La Columna de Hierro y The Razor´s Edge, me dieron en Buonarroti, en Galilei, en Cicerón, y en Larry Darrell, a héroes y modelos inspiradores. La tele me dio a El Zorro, el de Guy Williams; y la vida real me dio a Thomas Edison, a Charles Darwin, y a Manuel F. Ayau.

Cicerón me ayudó a afirmar mi confianza en la consistencia; y me aliviaba saber que la integridad de Cicerón era algo que ponía furiosos a sus contemporáneos. Larry, en The Razor´s Edge me planteó la cuestión de si la vida que yo estaba viviendo era la que quería vivir. Un ejemplo es cuando él le dice a Isabel Bradley “I can`t darling. It would be death to me. It would be the betrayal of my soul”.

Ningún héroe, ni ningún modelo para seguir en mi vida, han superado a Howard Roark de The Fountainhead: “mi respeto por cada creador que sea conocido, y por cada creador que vivió, luchó y pereció desconocido antes de alcanzar su logro”. Pero hay una novela que me es muy querida porque la leí en lo mejor (¿o en lo peor?) de mi adolescencia. En Demian leí que “la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo”. Max Demian va en la vía contraria a la masificación de los individuos, reconoce la existencia de individuos dignos de emular y reconoce la individualidad de las personas.

Como Dash, de Los Increíbles; y como Rand, de The Fountainhead, Demian sabe que hombres como Howard Roark sí existen. Al hablar de Caín, Demian dice que llevaba una marca. “No se trataba de una auténtica señal sobre la frente, de algo como un sello de correos; la vida no suele ser tan tosca. Probablemente fuera algo apenas perceptible, inquietante: un poco más de inteligencia y audacia en la mirada”.

Los guatemaltecos tenemos ahora un modelo en Carlos Peña; y vale la pena destacar uno de los muchos aspectos valiosos de su triunfo: Es magnífico que un chapín haya tenido el éxito que él ha alcanzado; sobre todo porque el suyo es un éxito de él y no nos ha costado ni un centavo a los tributarios. Su triunfo se debe al reconocimiento que le otorgan sus admiradores de forma voluntaria, sin que medie la acción coercitiva del estado; y eso lo hace particularmente meritorio. Peña ha perseguido su meta, ha trabajado duro para alcanzarla, y no ha forzado a nadie más a pagar para conseguirla.

Me uno a la celebración de Peña, como no me he unido a otras celebraciones, por ese motivo. Debe de haber una diferencia, que no tiene por qué ser sutil, entre aquellos que alcanzan su éxito con el apoyo voluntario de otros, y aquellos que lo consiguen mediante la transferencia forzosa de recursos.

Modelos a seguir son aquellos que materializan nuestros valores, que son fieles a sí mismos, que son consistentes y que persiguen sus metas propias; y repito que los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Publicada en Prensa Libre el sábado 29 de septiembre de 2007


18
Sep 07

Unión Europea: Los saqueadores en acción

La Corte Europea de Primera Instancia confirmó que Microsoft, en Europa, debe abandonar su posición dominante y ceder espacios y conocimientos a sus competidores.

Al leer acerca de este caso, aquellos que conocemos la novela Atlas Shrugged o La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, no podemos resistir acordarnos de los Jim Taggart, los Orren Boyle, los Paul Larkin y los Wesley Mouch del mundo. ¿Cómo no pensar en los looters o saqueadores al leer sobre el caso de Microsoft?

Si usted no ha leído la novela, y conoce el caso de Microsoft, de verdad le recomiendo que la lea. En octubre se celebrarán los 50 años de publicación de esta gran obra.


04
Ago 07

Fábulas, cuentos y pelis, pa´ los chapines

1. Cuando yo era niño uno de mis libros favoritos era el de las fábulas de Esopo. Ahora no recuerdo muchas y supongo que la de la zorra y las uvas, así como la del cascabel al gato, eran parte de aquel libro precioso. La que nunca se me olvidó, sin embargo, era la de las ranas que querían un rey.

Tal y como la recuerdo, la fábula iba así: Las ranas estaban cansadas del desorden y del desmadre en que vivían; así que un día le pidieron a Zeus, el padre de los dioses, que les enviara un rey. Zeus, les advirtió que quizás no era una buena idea pedir un rey; pero como las ranas eran tercas, el dios atendió su petición y les lanzó un leño grueso a su estanque.

Las ranas se asustaron por el ruido que hizo el leño al caer y se escondieron. Pero al darse cuenta de que el leño no se movía, poco a poco fueron saliendo de sus escondrijos y dada la quietud que “reinaba”, empezaron burlarse y a reírse de su monarca. “Es un rey ridículo”, dijeron.

Algo mosqueadas, las más audaces entre ellas empezaron a clamar salvajemente por un verdadero rey. Las demás se les unieron a las primeras y pronto el clamor era inaguantable. A Zeus, se le acabó la paciencia y preguntó “¿Queréis un rey de verdad?”; y luego de un sonoro “¡SÍ!”, les gritó: “¡Pues ahí os va!”. Y les mandó una enorme cigüeña, con corona de oro y cubierta de armiño, que, de inmediato, comenzó a devorarlas.

2. Más recientemente, una de las tiras cómicas que más me disfruto es la de Dilbert, por Scott Adams. En una de mis favoritas, Dilbert le pone el abrigo a su madre mientras se aprestan a salir a pasear, y mientras le pone el abrigo, le dice: “Como siempre, anoche trabajé hasta la media noche, mamá”.

Mientras pasean la madre comenta: “Al menos hiciste dinero extra”. A lo que Dilbert contesta: “A mi no me pagan horas extra”.

“Bueno, por lo menos era trabajo importante”, dice la señora. “Realmente no”, responde el hijo. “Mi jefe hizo que cambiara las diapositivas de mi presentación de PowerPoint, y los cambios hicieron que la presentación se viera peor que antes”, explica Dilbert.

“Bueno al menos estás preparado para la reunión”, comenta la madre. “Fue cancelada”, comenta Dilbert, para luego añadir que “está bien, porque el proyecto no cuenta con fondos, de todos modos”.

“Entonces…¿trabajas gratis para empeorar una presentación para una reunión que no ocurrirá, para un proyecto que no existe?”, pregunta la madre. “Sip”, contesta Dilbert.

“Oh…debes trabajar para las Naciones Unidas”, concluye la señora.

3. El manantial, la película basada en la novela homónima de Ayn Rand, está disponible en Take One, la tienda de vídeos de Futeca, en la zona 14. Esta novela, y la película, son un tributo a todas aquellas personas que están dispuestas a defender lo que es correcto, sin importar el costo.

El manantial ilustra con inmensa claridad y crudeza la lucha entre la creatividad del hombre libre y magnánimo (del latín “de alma grande”); y el resentimiento del hombre servil y pusilánime (“de alma pequeña”). Las palabras de Ayn Rand son una defensa apasionada de la excelencia del individuo y una estocada mortal a los mediocres celosos que pretenden cortarla”. Así se expresó acerca de esta obra, Fredy Kofman, editor de la nueva traducción al español.

En octubre próximo, que se celebra el 50 aniversario de la publicación de La rebelión de Atlas, por la misma novelista y filósofa, es buena idea introducirse a su obra por la vía de El manantial, ya sea viendo la película, o leyendo la novela.

Hace poco escuché una conferencia sobre el inmenso poder que el arte, la literatura, el cine y otras formas de comunicación tienen para transmitir ideas. Los tres ejemplos citados en este espacio son muestras de esa capacidad.

Publicada en Prensa Libre el sábado 4 de agosto de 2007


31
Jul 07

Marta Yolanda, La Danta y La rebelión de Atlas

En el año en que se celebra el 50 aniversario de la públicación de La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, mi amiga Marta Yolanda Díaz-Durán, conductora del programa de radio Todo a Pulmón, llevó aquella novela a lo alto de la pirámide La Danta, en el sitio arqueológico de El Mirador, en Guatemala.

El Mirador (PDF) es un sitio del preclásico y La Danta es la más grande estructura maya conocida hasta ahora. Su base ocupa un espacio como el de tres campos de fútbol juntos, y es 10 metros más alta que la pirámide más alta de Tikal.

Fue una gran idea de Marta Yolanda llevar La rebelión de Atlas a La Danta; en parte porque es una forma de rendirle homenaje a la obra y a su autora, y en parte, porque allá arriba uno no puede sino pensar en las personas que construyeron pirámides y calzadas a lo largo y lo ancho de aquella selva inhóspita. Y cuya cultura, más mística que basada en la libertad y en la razón, fue tragada por la jungla.

Yo visité El Mirador en diciembre de 2005, y esta es la historia de ese viaje extraordinario:

El aroma a copal inundó el aire, y desde lo más alto de la pirámide El Tigre, mis amigos y yo observamos el ocaso. A nuestros pies estaba ese inmenso mar verde que es la selva. Nos llevó dos días y tantito atravesarla, pero ahí estábamos al fin, en la cuna de la civilización maya: la ciudad colosal de El Mirador. Allá arriba, emborrachado por la luz, los aromas y los colores, uno no puede sino pensar en las personas que construyeron ciudades y calzadas a lo largo y lo ancho de esa jungla.

Frente a nosotros estaba la La Danta, una mole increíble que mide 10 metros más que el templo IV de Tikal y cuya base ocupa el área de tres estadios de fútbol. La ciudad es inmensa, ¡y es unos 800 años más antigua que Tikal!

En toda la cuenca de El Mirador hay unas 26 ciudades grandes; y en nuestra jornada a través de la selva visitamos: La Florida, El Tintal y La Muerta.

No es fácil llegar a El Mirador; pero el duro viaje hacia esa ciudad formidable es el vivo ejemplo de cuando el camino vale tanto como el destino. Auxiliados por Billy Cruz, de Petén, mis amigos Silvia, Inés, Antonio y Raúl, así como mi sobrino Alejandro, y yo, emprendimos la aventura el 17 de diciembre pasado.

Ale de 12 años, y yo, fuimos a lomo de macho; pero los demás caminaron por bosques interminables y por bajos intimidantes a través de humedales enormes. A veces el agua fangosa les llegaba arriba de la cintura, yo me caí cuatro veces de mi Rucio, y el Ale quedó colgando de un árbol en una ocasión. Tras horas de montar, más de una vez reviví mi pierna entumecida poniéndole una cruz de saliva, según la costumbre local. Y entendí lo que es ser terco como una mula. Vimos cualquier cantidad de orquídeas, aunque muy pocas en flor; extrajimos copal del árbol que lo produce. Conocimos el chicle. Vimos aves hermosas y el cielo más estrellado que uno pueda imaginar. Pero aquello es la selva, y no hay que olvidarlo. Vimos huellas de jaguar y escuchamos sus rugidos, junto a los de los monos aulladores. Dormimos en campamentos en los que el olor a serpiente era perturbador. A mi sobrino se le metió una tarántula en el zapato y le apareció otra en su carpa. Y tuvimos que esquivar ejércitos de hormigas feroces, algunas de ellas muy olorosas. Dormíamos como tiernos, aunque una noche se inundó el campamento y tuvimos que pasarla entre el agua. Una culebra zumbadora se atravesó en el camino y yo regresé con dos garrapatas conchudas, mostacilla y docenas de piquetes.

El viaje a El Mirador fue toda una aventura, hecha más inolvidable gracias a los cuidados y a la extraordinaria habilidad de nuestro guía Henry Darwin; y gracias a la cocinera, Gladys. Por ella teníamos tortillas del comal y panqueques en plena selva. También por el asistente, Wilmer, y por los arrieros Manuel y Rudy que cargaban las 12 acémilas y montaban los campamentos con eficiencia.

Mi corazón se aceleraba cuando entrábamos a algún sitio, cuando mirábamos algún montículo, y más, cuando llegamos a El Mirador. A lo largo de la jornada uno puede llegar a experimentar algo de lo que sentían los primeros exploradores de esas regiones en el siglo XIX. Yo pensaba mucho en Stephens y Caterwood, así como en los Maudslay, y también en mi amiga Mayra, que hace años estuvo perdida en la selva durante dos noches.

En febrero de 2003, en el Museo Popol Vuh, tuve la suerte de conocer a Richard Hansen, el arqueólogo que está a cargo del proyecto de la cuenca de El Mirador. Y en esa ocasión quedé admirado del trabajo que está haciendo. Y desde entonces que tenía ganas de viajar hacia allá. A diferencia de otros sitios desarrollados, El Mirador todavía es un mundo perdido, ¡de verdad! y lleno de tumbas sin abrir. En él, uno no encuentra montones de turistas, ni mucha basura; y entra en contacto extremo con uno mismo, con la naturaleza y con grandes obras del genio humano. Por eso, la visita a aquella ciudad preclásica y los cinco días que pasamos en la jungla, fueron una experiencia física y psicológica inolvidable que enriqueció nuestras vidas.

Foto por María Dolores Arias.


24
Jul 07

En un "intellectual bootcamp"

En el año en el que se celebra el 50º. aniversario de la publicación de La rebelión de Atlas, por la filósofa Ayn Rand, tuve la dicha de asistir a la Objectivist Conference 2007, organizada por el Ayn Rand Institute.

El eje de la OCON 2007 fue una serie de seis conferencias sobre The DIM Hipothesis, dictadas por el filósofo Leonard Peikoff, autor de ese libro que será publicado próximamente. Este libro, sobre las diferentes formas de integración en la cultura, es una obra que abrirá brecha en la filosofía; y francamente fue muy enriquecedor haber estado en su presentación antes de que sea publicado.

La Conferencia incluyó diez sesiones generales, un panel de discusión, eventos especiales y 16 cursos especiales sobre Etica, Periodismo, Derecho, Física, Historia, Matemáticas, Economía y Literatura.

Entre esos cursos participé en los de The Science of Selfishness, por Craig Biddle; Giants of Law, por Thomas A. Bowden; Inspiring Heroes: Great Pioneers, por Debi Ghate, Elan Journo, y Keith Lockitch; Two, Three, Four and all that, por Pat Corvini; The Scientific Revolution, por David Harriman; The Media´s Fraudulent Accounting of Business Scandals, por Alex Epstein; y en The Meaning of Victory: 1945, por John Lewis.

La Conferencia, que se celebró en Telluride, Colorado, incluyó una visita al pueblo de Ouray, cuyo valle inspiró a Rand para la concepción de el Galt´s Gulch. El Valle de Galt es un ícono de La rebelión de Atlas. En la foto estoy con Yaron Brook, presidente del ARI.


20
Jul 07

Club de lectura de La rebelión de Atlas

La sesión introductoria del Club de lectura de La rebelión de Atlas -por Ayn Rand– empezó ayer, jueves.

El próximo jueves 26 empezaremos con los capítulos del I al III. Todavía es tiempo para apuntarse. Se ha formado un grupo que amenaza con hacer de las discusiones algo particularmente agradable y constructivo.

La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, “el libro que ha marcado una diferencia en más vidas, después de la Biblia”, según una encuesta elaborada por el Club del libro del mes y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América, será objeto de lectura y discusiones en el Club de lectura de la Biblioteca Ludwig von Mises, de la Universidad Francisco Marroquín.

“La rebelión de Atlas es un canto al espíritu y a la mente humana, que merece ser escuchado por todos aquellos que aman la libertad. Al terminar su lectura, algo extremadamente significativo había tenido lugar en mi vida: La virtud y la nobleza de la libertad brillaban tan radiantes que me dolían, quemaban mis retinas y penetraban hasta lo más hondo de mi corazón. Al mismo tiempo, me resultaba intolerable y opresiva la oscuridad maligna del totalitarismo en que vivimos”, dijo Freddy Kofman, de la Editorial Grito Sagrado, responsable de la más reciente edición del libro, en español y sin censura.

Los jueves, del 19 de julio al 11 de octubre de 2007,
de 5:30 a 6:30 p.m.

Universidad Francisco Marroquín
Biblioteca Ludwig von Mises
6 Calle final, zona 10

Participación gratuita
Estacionamiento Q10 por hora

Información en: biblioservicios@ufm.edu.gt