12
Abr 20

La fiesta de la fertilidad, la vida y la luz

Desde que el mundo es mundo, ¿por qué no iba a ser motivo de fiesta esta temporada cuando las noches empiezan a hacerse mas cortas, cuando hay más horas de luz y cuando la primavera trae la fertilidad y la vida?  ¡De ahí la antiquísima fiesta de Easter!

En mi barrio hubo bombas y cohetes para celebrar.

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Claro que aquí en el trópico no nos damos cuenta de aquellos cambios; y menos en el país de la eterna primavera.  Pero es un hecho que el conejo y los huevos coloreados son símbolos de aquella fiesta y de aquellas celebraciones.

Los colores de esta fiesta milenaria son los del amanecer y de la vida  agradable, suave y tibia propia de la primavera, cuando hay vida y hay luz.  Mi abuela, Frances, solía estrenar ropa en esta fiesta y los colores que usaba eran los propios de la temporada.

Los colores  son importantes porque los de la Easter milenaria contrastan grandemente con los de la semana santa, que son el negro y el morado.  El negro es el color de la muerte, de lo oscuro, del vacío, de la soledad, de la noche, del mal y la tristeza.  El morado (violeta, o púrpura) es el color del poder, y de la magia y de la fe (frente a la racionalidad); es el color del confesionario (de la culpa) y de algunos ritos funerarios.

Cuando yo era chico, el conejo (animal que es imposible no relacionar con la fertilidad) llegaba a la playa, a Panajachel, a la casa -o donde quiera que estuviéramos-  porque mis padres acarreaban huevos de chocolate, o de almendras.  Sin que los niños nos diéramos cuenta, mis padres y tíos escondían los huevos en el jardín y en el momento oportuno nos decían que el conejo había pasado y que saliéramos a buscar los huevos. Cuando  crecimos, a los mayores se nos enviaba a alguna habitación lejos del jardín y -aunque ya sabíamos quienes escondían los huevos, y que no había tal conejo- igual disfrutábamos de salir a buscar y encontrar los dulces.

Aquella tradición es de origen germánico y precede al cristianismo; pero también las culturas mesoamericanas tienen conejos benefactores involucrados en sus leyendas.   En la Luna llena, donde en occidente vemos la cara de un hombre (o la de Jakie Gleason), los pueblos de mesoamérica (igual que los chinos) ven un conejo. En la próxima noche de Luna llena sal y ve el conejo.

¿Y cómo fue a parar ese animalito allá?

Según una historia de Chiconamel, del norte de Veracruz, cierto dios ocasionó un diluvio universal; y un hombre y su familia se salvaron contra la voluntad de aquel ser mitológico porque se escondieron en un cajón, siguiendo el consejo que les dio un conejo.  El dios que había ocasionado el diluvio se enteró de los sobrevivientes cuando estos encendieron fuego para asar pescados; y entonces castigó al conejo que,  por salvar a los hombres, fue condenado a alumbrarlos y fue transformado en la Luna.  Esto lo leí en Imágenes de la mitología maya, por Oswaldo Chincihlla.

Aunque sea confinado por el virus chino -y sin conejos, ni huevos de chocolate- disfruto de esta fiesta porque es alegre y colorida. Desde tiempos muy antiguos, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril.  En recuerdo de aquella diosa, a la festividad de pascua se la denomina Easter, en algunos paísesEsto es porque también era la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz, a quien se conocía en el mundo anglosajón como Easter.  Para el siglo VIII los anglosajones ya habían tomado dicho nombre para la fiesta que los cristianos celebran en la actualidad.

¡Por supuesto que no celebro dioses, ni diosas, pero sí lo que representan: fertilidad, vida, luz.


11
Abr 20

¡Y hubo dulce de garbanzos!

Sin duda alguna el dulce de garbanzos es mi favorito de la temporada.  La tradición de prepararlos en mi familia empezó con mi tía abuela, La mamita y siguió con mi tío Rony.  Mi madre y yo seguimos la costumbre durante bastante tiempo, y ahora los hacemos en casa.  En casa hacemos dos versiones: la de La mamita, y los de la costa sur.

¡Amo el dulce de garbanzos!

El sabor delicado de los garbanzos se combina deliciosamente con la miel y la canela; y me transporta a mi niñez.  Me encantan su sabor y su aroma, su textura y su color.  Me divierte verles sus caritas de pollito a los garbanzos; y por eso es que se llaman chickpeas en inglés. Cuando los como pienso en Cicerón porque cicer significa garbanzo.

En la antiguedad estas delicias fueran asociadas con la frugalidad e incluso con la rudeza. Los griegos comían garbanzos en los banquete fúnebres, y me pregunto si es por eso que este dulce es tradicional de esta temporada chapina tan retorcidamente asociada con la muerte; o si bien, el hecho de que la receta de la costa sur incluya frutas alegres se relacione con el aspecto más hermoso de la temporada que es el equinoccio de la primavera, la fiesta de Easter  y el retorno de los día soleados (frente al largo invierno del hemisferio norte).

En la ciudad de Guatemala, los garbanzos en dulce se preparan en un jarabe de agua, azúcar y canela. La noche anterior se dejan en agua,  y en la mañana se pelan laboriosamente, muy laboriosamente. Luego se cuecen y cuando están cocidos se cuelan y se apagan inmediatamente en la miel para que calen bien. Así se hacían estilo old school; pero esta año cambiamos el procedimiento.

Este año cocimos primero los garbanzos y luego los pelamos y fue una maravilla.  Asi que de ahora en adelante lo haremos de ese modo.


10
Abr 20

La fiesta esperada del bacalao

Espero el día de almorzar bacalao como espero todos los días en los que se come algo muy especial que no se come normalmente: como el día de almorzar fiambre, el día de cenar pavo.  Fiestas todas que son celebraciones de la vida.

En casa nos tomamos en serio este plato que preparamos el día anterior con mucho cariño y cuidado porque no sólo nos gusta comerlo nosotros; sino que nos da mucha alegría compartirlo.

“El lenguado es alabado, y el bacalao es alabao” Les Luthiers

Quienes visitan este espacio desde hace algún tiempo saben que asamos los tomates y los chiles guaque (este año no le puse chile pasa).  Freímos en aceite de oliva las cebollas rodajadas finamente y los ajos picados (que también asamos), añadimos el pescado previamente desalado y desespinado.  Sumamos la salsa de tomates y chiles licuada; y agregamos los chiles del piquillo en tiritas, las aceitunas y las alcaparras (lavadas estas para quitarles lo salado) para luego dejar hirviendo el pescado durante por lo menos una hora en fuego lento.  Por último un toque de azúcar moreno, un toque; y aceite de oliva en cantidades generosas es recomendable.

Desde que yo era niño me gozaba mucho la textura y el sabor característicos de este pescado preparado hábilmente por mis abuelas y luego por mi madre, basadas en la receta de mi bisabuela, Mami.  Cada receta con su carácter propio, y está enraizada profundamente en una tradición larga.

(Bacalao a la vizcaína, arroz y encurtido de remolachas.

Me gusta comerlo caliente, al tiempo y frío.  Acompañado por arroz  (y este año, lo acompañamos con un encurtido de remolachas que habíamos preparado en noviembre para el fiambre).  Este año un buen Carmenre/Merlot le hizo compañía.  Y si es de boca, en la noche, me gusta acompañarlo con un con un buen whisky. Es una delicia remojar pan francés, de horno de leña, en esa salsa intensa.

En casa nos gusta que el de hoy sea un almuerzo ceremonioso, que subraye el carácter festivo de la  ocasión en la que se comparten los alimentos, el cariño y los buenos recuerdos. En el que se celebran la fertilidad y fin de las noches largas. Y porque estamos encerrados de forma forzada, con la certeza de que el año entrante no será así.

Es cierto que en casa comemos pavo cerca del solsticio de invierno; pero es en ese contexto festivo específico.


10
Abr 20

No habrá conejo, ni huevos escondidos

Este domingo que viene, cuando en casa celebramos la pascua o Easter no habrá conejo de chocolate, ni huevos escondidos.

Venus, Isthar o Easter brilla sobre la ciudad de Guatemala.

La del domingo es una de mis fiestas favoritas porque celebra la fertilidad y la vida, de ahí que su símbolo sea un conejo; y porque festeja -con el arribo de la primavera- el fin de las noches largas, de ahí los colores propios de esta fiesta que son los del amanecer. No importa que no haya conejo, ni huevos; porque lo que de verdad importa, ¡siempre!, es celebrar la vida (aunque sea en forma virtual) con las personas que amamos y admiramos.  Lo que siempre importa es celebrarla con quienes están vivos para acompañarnos. Y lo que menos importa son los medios.

Eso sí, durante la temporada habrá miel de garbanzos (al estilo de la costa sur) y dulce de garbanzos (al estilo de mi tía abuela La Mamita y mi tío Rony).  Este año no habrá pan de la costa; pero, ¿qué importa si podemos compartir lo que hay? Qué importa, si guardamos la alegría de cuando sí lo ha habido, y la esperanza de que el año entrante lo remojaremos en la miel de garbanzos.

En casa, hoy almorzaremos bacalao con la receta de mi madre, de mi abuela y de mi bisabuela.  Y agradeceremos las manos y el emprendimiento de todos los que han hecho posible que cocinemos y comamos ese plato tradicional.  Gracias a los que lo pescaron, lo salaron y lo trajeron desde el otro lado del océano. Gracias a los que cultivaron los olivos y cortaron las aceitunas e hicieron el aceite.  A los que cultivaron los tomates, las alcaparras, las cebollas y los ajos, y a los que los trajeron desde lejos con la ilusión de venderlos.

Y en medio de los buenos momentos, nos detendremos para dedicarles nuestro compromiso a los que han perdido sus trabajos, o sus negocios.  A quienes han perdido seres queridos y no han podido despedirse apropiadamente de ellos. A quienes nunca han tenido conejo y a quienes no podrán poner pescado en su mesa.  Nuestro compromiso de defender la libertad y la razón. L´chaim.

Columna publicada en elPeriódico.


09
Abr 20

¡Miel de garbanzos!, esta es la temporada

Aún confinados tratamos de mantener las tradiciones en casa; y una de ellas es la preparación de miel de garbanzos al estilo de la costa sur.

Miel de garbanzos al estilo de la costa sur.

Este dulce antiguo, en la costa se hace con panela y frutas (aunque esta año dispusimos no ponerle frutas y usar panela oscura para hacer la versión más roots de este postre) y la mejor forma de comerla con pan remojado; pero no cualquier pan, sino las tortas de yemas, o las tortas de queso que también son tradicionales en esta temporada. Te recomiendo las de Pan Victorias.

Ayer fue el día de preparación de este postre delicioso que disfrutamos mucho.  Es un postre elaborado porque hay que pelar los garbanzos de uno en uno para procurar que su forma de cabeza de pollito permanezca intacta (de ahí su nombre en inglés: chickpeas). Y luego hay que dejarlos caer en la panela hirviendo con canela para que calen.

Hoy fueron parte del desayuno y nos alegrarán durante varios días en compañía de otras delicias propias del equinoccio de primavera y la pascua o easter que celebramos en casa con las tradiciones familiares; tradiciones que siempre involucran comida.


07
Abr 20

Tarde espectacular gracias a la Luna, el volcán y el atardecer

Espectacular fue el atardecer de hoy, coronado con una Luna rosada cortesía de su perigeo. Temprano, en el levante, pudo verse la Luna enorme, con su color característico de temporada y en ella al célebre conejo que la adorna.

El conejo en la Luna sobre la ciudad de Guatemala.

Ya lo he contado antes; pero según un mito del pueblo de Chiconamel, del norte de Veracruz, un dios ocasionó un diluvio universal; y un hombre y su familia se salvaron contra la voluntad de aquel monstruo porque se escondieron en un cajón, siguiendo el consejo que les dio un conejo.  El dios que había ocasionado el diluvio se enteró de los sobrevivientes cuando estos encendieron fuego para asar pescados; y de acuerdo con el relato nahua, el conejo fue castigado por salvar a los hombres y fue condenado a alumbrarlos transformado en la Luna.  Esto lo leí en Imágenes de la mitología maya, por Oswaldo Chincihlla.

Lo encantador de esta tarde comenzó con un ocaso encendido junto a los volcanes de Agua, de Fuego y Acatenango que hacia días que no se dejaban ver, debido a la bruma, cuando el sol se ocultaba.

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Luego el Volcán de Fuego (junto al volcán Acatenango con sus dos picos característicos) nos regaló un par de bocanadas de cenizas que contrastaron muy bien con los colores del cielo.

Actividad del Volcán de Fuego, junto a la ciudad de Guatemala.

L´chaim.


06
Abr 20

Gobernantes y zopilotes

Ajaw o señor, gobernante, rey era el  título más importante de los reyes mayas y fue representado por un perfil humano con un punto negro en la mejilla y una banda amarrada sobre la frente. Además de esta variante podemos encontrar cabezas de zopilote sustituyendo el perfil humano. ¿Te sorprende?

El dibujo es por Mark van Stone, Museo Popol Vuh.

A mí no.  No me sorprende. Los zopilotes son las aves carroñeras por excelencia; y si algo nos ha enseñado la pandemia del coronavirus o virus chino es que muchísimos gobernantes (y tomemos como gobernantes a quienes tienen el poder en cualquiera de los organismos del estado) no dudan en actuar como aves de rapiña en medio de la calamidad. Van 500 millones para sindicalistas del estado, 26 millones para el Congreso, millón y medio para el Parlacen y cinco millones para los ex constituyentes.

Zopilotes, foto por Raúl Contreras.

En Guatemala, los que tienen el poder -en todos los niveles- han aprovechado para abusar de sus facultades, desde el alcaldito que invade propiedad privada para imponerse; hasta los diputados que nos están recetado inflación, endeudamiento y pobreza a todos; hasta el Presidente que dispone quienes pueden ganarse la vida y quienes no, o puede imponer otras prohibiciones sin tener facultad constitucional alguna para hacerlo.


05
Abr 20

La plaga de Milán

¡Chispas!, como dejé de leer los Harvard Classics -por andar con la cabeza en otras cosas- se me pasó que el lunes pasado era el día de leer acerca de la plaga de Milán (1630), en I promessi sposi o Los novios, de Alessandro Manzoni.

Sospecho que dentro de unos lustros nos pasará algo así como lo que cuenta Manzoni:

I promessi sposi, Harvard Classics, Vol. 21.

De los muchos relatos contemporáneos, no hay uno que sea suficiente por sí solo para transmitir una idea distinta y conectada del mismo; como tal vez no haya uno que no nos brinde ayuda para formar esa ideaEn todos, sin exceptuar el de Ripamonti [Josephi Ripamontii] que excede considerablemente a todos los demás, tanto en copiosidad como en su selección de hechos, y aún más en su método de verlos, se omiten hechos esenciales que se registran en otros; en cada uno hay errores de importancia material, que pueden detectarse y rectificarse con la ayuda de algún otro, o de los pocos actos impresos o manuscritos de autoridad pública que aún permanecen; y a menudo podemos descubrir en una, esas causas, cuyos efectos se encontraron parcialmente desarrollados en otra. En general, también prevaleció una extraña confusión de tiempos y cosas, y un perpetuo vagabundeo hacia atrás y hacia adelante, como si fuera al azar, sin diseño, especial o general.

Me pregunto, ¿cómo se enterarán nuestros nietos y bisnietos del virus chino? ¿Cuáles serán sus fuentes? ¿Qué sabrán del rol del régimen de Pekin y el de los socialistas y comunistas españoles durante la pandemia? ¿Qué versiones leerán de lo que ocurrió en México, Nicaragua, Venezuela y Cuba? ¿Y en Guatemala? ¿Leerán? Es natural que las fuentes sean diversas y que unas pongan énfasis en tal, o cual detalle; pero, las generaciones que nos sucedan, ¿se esforzarán por entender qué ocurrió y por qué?

¿A qué viene esto? A que en estos días de recogimiento, por decir algo, dispuse leer lo que toque de The Harvard Classics, de acuerdo con su guía de lectura Fifteen Minutes a Day.  Dicha guía le permite, al lector viajar por las mentes y los escritos de algunos de los más fascinantes pensadores de todos los tiempos…y algunos no tan fascinantes.

El editor, Charles W. Eliot, que fue presidente de la Harvard University, más de una vez dijo en público que, en su opinión, un estante de cinco pies, podría contener suficientes libros para permitir un buen sustituto para una educación liberal, a cualquiera que los leería con devoción, incluso si sólo dispusiera de quince minutos al día para leer.  En fin, The Five-Foot Shelf of Books fue uno de los regalos que mi abuela, Frances, me regaló cuando me gradué de bachillerato en 1979.  De cuando en cuando acudo a la colección para consultas en casa; pero hoy decidí leer las lecturas asignadas cada día durante el distanciamiento social, para leer temas distintos a los que suelen ocupar mis momentos de lectura por trabajo y por placer, que al final resultan ser lo mismo.


04
Abr 20

¡Fiambre en abril!

Al comenzar las festividades del equinoccio de primavera, que suelen ser cercanas a la fiesta de la pascua, en casa comemos fiambre. Y ahora te cuento por qué.

Hoy almorzamos fiambre.

En la casa de mis padres era tradición que el primer día que almorzábamos en la playa, ese almuerzo era de fiambre. La idea era comer algo frío y que no hubiera que cocinar luego de desempacar y de instalarnos.  Para que eso fuera posible, mi madre congelaba el fiambre de noviembre y eso es lo que hacemos en mi casa.

El fiambre celebra la vida y nos une con las generaciones que nos han precedido.

La vida -sobre todo en tiempos de incertidumbre- se celebra con los frutos de la cosecha, con la abundancia, en compañía de las personas que uno ama y respeta (en cuarentena), en el recuerdo de los que ya no están y en recuerdo de las tradiciones que nos unen con las generaciones que nos han precedido y han superado calamidades.

Amo esa combinación cuidadosa de carnes, embutidos y verduras.

L´chaim.

 


04
Abr 20

Panajachel, aguacates y cebollas en los Maudslay

“A Glimpse at Guatemala”, Ann y Percival Maudslay.

Aah, en otros tiempos, hoy hubiera amanecido en Panajachel para pasar allá el resto de la temporada, gracias a mi tía Adelita, por supuesto. Con respecto a aquella población, sus aguacates y sus cebollas, los Maudslay escribieron:

Los aguacates, o peras cocodrilo, que se cultivan aquí son célebres en toda la República, la delicadeza cremosa de su pulpa está más allá de mis poderes de descripción; y solo puedo decir que me sentí  en la tierra de la familia suiza Robinson, cuando encontré una ensalada deliciosa con un aderezo de mayonesa perfecto, ligeramente aromatizado con pistachos mezclados con aquella fruta en forma de pera, que cuelga de las ramas de árboles de buen tamaño. Sin embargo, para el indio, la principal gloria de Panajachel no son sus aguacates, sino sus cebollas, que crecen en una exuberante profusión, y que lleva en cajas a todos los mercados de los Altos.

Oh, si; oh, si. Los aguacates y las cebollas de Pana son célebres, y casi puedo decir que, mi primer recuerdo de aguacates es comiendo uno, en la Casa Contenta, acompañado por mi padre un día que cayó por allá cuando yo pasaba una temporada con mi bisabuela, Adela de Morales, y tenía unos 6 años de edad.

¿Te diste cuenta de algo? Los británicos de fin del siglo XIX conocían a los aguacates como alligator-pears. Nombre que data desde los años 1600 y que posiblemente tiene que ver con la forma de pera de la fruta y con una mala pronunciación de la palabra aguacate.  Vaya uno a saber.

Antecedentes de esta serie de entradas

Hace como cinco años me dieron ganas de compartir las fotos de A Glimpse at Guatemala(1899); un libro publicado por Ann Carey Maudslay y Alfred Percival Maudslay, viajeros británicos que estuvieron en Guatemala en tiempos de Naná Camota.  Había dejado a un lado el proyecto que voy a retomar en estos días propicios para priorizar y valorar no sólo lo que tenemos, sino a quiénes tenemos.