La plaga de Milán

¡Chispas!, como dejé de leer los Harvard Classics -por andar con la cabeza en otras cosas- se me pasó que el lunes pasado era el día de leer acerca de la plaga de Milán (1630), en I promessi sposi o Los novios, de Alessandro Manzoni.

Sospecho que dentro de unos lustros nos pasará algo así como lo que cuenta Manzoni:

I promessi sposi, Harvard Classics, Vol. 21.

De los muchos relatos contemporáneos, no hay uno que sea suficiente por sí solo para transmitir una idea distinta y conectada del mismo; como tal vez no haya uno que no nos brinde ayuda para formar esa ideaEn todos, sin exceptuar el de Ripamonti [Josephi Ripamontii] que excede considerablemente a todos los demás, tanto en copiosidad como en su selección de hechos, y aún más en su método de verlos, se omiten hechos esenciales que se registran en otros; en cada uno hay errores de importancia material, que pueden detectarse y rectificarse con la ayuda de algún otro, o de los pocos actos impresos o manuscritos de autoridad pública que aún permanecen; y a menudo podemos descubrir en una, esas causas, cuyos efectos se encontraron parcialmente desarrollados en otra. En general, también prevaleció una extraña confusión de tiempos y cosas, y un perpetuo vagabundeo hacia atrás y hacia adelante, como si fuera al azar, sin diseño, especial o general.

Me pregunto, ¿cómo se enterarán nuestros nietos y bisnietos del virus chino? ¿Cuáles serán sus fuentes? ¿Qué sabrán del rol del régimen de Pekin y el de los socialistas y comunistas españoles durante la pandemia? ¿Qué versiones leerán de lo que ocurrió en México, Nicaragua, Venezuela y Cuba? ¿Y en Guatemala? ¿Leerán? Es natural que las fuentes sean diversas y que unas pongan énfasis en tal, o cual detalle; pero, las generaciones que nos sucedan, ¿se esforzarán por entender qué ocurrió y por qué?

¿A qué viene esto? A que en estos días de recogimiento, por decir algo, dispuse leer lo que toque de The Harvard Classics, de acuerdo con su guía de lectura Fifteen Minutes a Day.  Dicha guía le permite, al lector viajar por las mentes y los escritos de algunos de los más fascinantes pensadores de todos los tiempos…y algunos no tan fascinantes.

El editor, Charles W. Eliot, que fue presidente de la Harvard University, más de una vez dijo en público que, en su opinión, un estante de cinco pies, podría contener suficientes libros para permitir un buen sustituto para una educación liberal, a cualquiera que los leería con devoción, incluso si sólo dispusiera de quince minutos al día para leer.  En fin, The Five-Foot Shelf of Books fue uno de los regalos que mi abuela, Frances, me regaló cuando me gradué de bachillerato en 1979.  De cuando en cuando acudo a la colección para consultas en casa; pero hoy decidí leer las lecturas asignadas cada día durante el distanciamiento social, para leer temas distintos a los que suelen ocupar mis momentos de lectura por trabajo y por placer, que al final resultan ser lo mismo.

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  1. Mejor éste enlace. Con todo y la guía de lectura:https://www.myharvardclassics.com/categories/20120212