Es muy común la creencia que una economía de mercado supone un sistema de gobierno que mantiene un clima favorable a los hombres de negocios, colmando de incentivos a la empresa privada. Algunos políticos, inclusive algunos gobiernos, para ponerse a la moda de hoy, encaminan sus gestiones hacia ese clima que creen que es la esencia de la economía de mercado, escribió Manuel F. Ayau en 1991.
Empresarios que usan leyes para beneficiar sus negocios: de agricultura, de servicios, industriales, bancarios, de construcción, de turismo o comerciales, lo que hacen es mercantilismo; no una forma de capitalismo.
Para referirse al mismo fenómeno, algunos colegas usan frases como capitalismo de amiguetes, capitalismo de plantación, capitalismo de estado, capitalismo excluyente, crony capitalism y otros; pero yo prefiero el término original: mercantilismo. Esto es porque en el imaginario popular todas aquellas son especies del género capitalismo; pero aunque eso no es cierto técnicamente, el hecho de que las frases lleven la palabra capitalismo hace muy difícil comprender las diferencias.
Dado que la función primera del lenguaje es ayudarnos a pensar, el uso confuso de frases perjudica a aquella función. Ya lo explicó Ayn Rand: Para ser utilizada como una sola unidad, la enorme suma integrada por un concepto debe tener la forma de un concreto perceptivo único, específico, que lo diferencie de todos los demás concretos y de todos los demás conceptos. Esta es la función realizada por el lenguaje. El lenguaje es un código de símbolos visuales-auditivos que sirve a la función psico-epistemológica de convertir conceptos en el equivalente mental de los concretos. El lenguaje es dominio exclusivo y herramienta de conceptos. Cada palabra que usamos (con la excepción de los nombres propios) es un símbolo que denota un concepto, es decir, que representa un número ilimitado de concretos de cierto tipo.
Cuando hay empresarios que usan leyes para beneficiar sus negocios: de agricultura, de servicios, industriales, bancarios, de seguros, de construcción, de turismo o comerciales, lo que hacen es mercantilismo; no una forma de capitalismo. En su oportunidad, Manuel F. Ayau explicó las características del mercantilismo y aquí te comparto unas:
1, El mercantilismo, así como el socialismo, o el nacionalismo, se basa en lo que Hayek llama constructivismo racionalista. Supone que los hombres pueden planificar la economía en la misma forma que se planifica un negocio, un ejército, una organización religiosa, o la función gubernamental. La intención es conseguir la prosperidad y la justicia (lamentablemente en ese orden) encauzando el actuar de los ciudadanos hacia los objetivos inmediatos escogidos, basados en leyes que los induzcan a actuar como no hubiesen escogido libremente hacerlo, y a abstenerse de actuar como hubiesen escogido libremente. Sin la coerción de la ley el plan sería en vano, pues la gente actuaría con miras a lograr objetivos libremente escogidos, que no necesariamente coincidirán con los planes del gobierno constructivista. De manera que un gobierno constructivista por su naturaleza no puede respetar los derechos, la libertad de los hombres. Tampoco puede tratar a todos por igual, porque perdería el control de los resultados. Obligadamente tiene el régimen jurídico mercantilista que ser casuístico, otorgando ventajas a unos a costillas de otros, etc. Se vive por privilegio y licencia y no por derecho.
2. El mercantilismo es atractivo porque promete seguridad económica a quienes beneficia. Es comprensible que el anhelo de seguridad ha conducido, a través de la historia, a la utilización del poder coercitivo del gobierno como instrumento para evitar competencia potencial o real y así lograr seguridad de las ganancias o mantener seguridad en el empleo, o para garantizar el éxito permanente que en una sociedad libre de mercado habría que conquistar diariamente. Ese abusivo uso del gobierno se pretende justificar con racionalizaciones sobre la conveniencia inmediata del interés general, pasando por alto los principios generales en aras de ser pragmáticos.
3. lL economía de mercado [o capitalismo] se basa en la prevalencia de un Régimen de Derecho (no simplemente de legalidad), que sea efectivo en hacer respetar la vida, la propiedad y los contratos, que se base en la milenaria regla de oro, para que surja una economía de mercado pues contrario al mercantilismo aquella ni se planifica ni se diseña. La intervención del gobierno se dirige, no hacia el logro de resultados, sino hacia lograr que la interacción social sea respetuosa pacífica y los contratos mutua y libremente consentidos. Ello de por sí es una ardua y difícil tarea que el mercantilismo no sólo descuida sino impide.
El clavo de fondo -y ahí es donde entra la similitud del mercantilismo con el socialismo, el nacionalismo y otras formas de racionalismo constructivista- es que los políticos tengan la facultad de legislar para satisfacer las necesidades de los mercantilistas. Sin no se entiende esto, no se entiende el problema. Sin el poder político los mercantilistas son casi irrelevantes.
La ilustración la tomé de aquí.