04
Abr 20

Panajachel, aguacates y cebollas en los Maudslay

“A Glimpse at Guatemala”, Ann y Percival Maudslay.

Aah, en otros tiempos, hoy hubiera amanecido en Panajachel para pasar allá el resto de la temporada, gracias a mi tía Adelita, por supuesto. Con respecto a aquella población, sus aguacates y sus cebollas, los Maudslay escribieron:

Los aguacates, o peras cocodrilo, que se cultivan aquí son célebres en toda la República, la delicadeza cremosa de su pulpa está más allá de mis poderes de descripción; y solo puedo decir que me sentí  en la tierra de la familia suiza Robinson, cuando encontré una ensalada deliciosa con un aderezo de mayonesa perfecto, ligeramente aromatizado con pistachos mezclados con aquella fruta en forma de pera, que cuelga de las ramas de árboles de buen tamaño. Sin embargo, para el indio, la principal gloria de Panajachel no son sus aguacates, sino sus cebollas, que crecen en una exuberante profusión, y que lleva en cajas a todos los mercados de los Altos.

Oh, si; oh, si. Los aguacates y las cebollas de Pana son célebres, y casi puedo decir que, mi primer recuerdo de aguacates es comiendo uno, en la Casa Contenta, acompañado por mi padre un día que cayó por allá cuando yo pasaba una temporada con mi bisabuela, Adela de Morales, y tenía unos 6 años de edad.

¿Te diste cuenta de algo? Los británicos de fin del siglo XIX conocían a los aguacates como alligator-pears. Nombre que data desde los años 1600 y que posiblemente tiene que ver con la forma de pera de la fruta y con una mala pronunciación de la palabra aguacate.  Vaya uno a saber.

Antecedentes de esta serie de entradas

Hace como cinco años me dieron ganas de compartir las fotos de A Glimpse at Guatemala(1899); un libro publicado por Ann Carey Maudslay y Alfred Percival Maudslay, viajeros británicos que estuvieron en Guatemala en tiempos de Naná Camota.  Había dejado a un lado el proyecto que voy a retomar en estos días propicios para priorizar y valorar no sólo lo que tenemos, sino a quiénes tenemos.


24
Ago 14

¡Rico salió el pay Barbara Fritchie!

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El pay Barbara Fritchie es otro de mis favoritos.  Otro clásico de mi bisabuela, Adela; de mi abuela, Frances; y de mi madre Nora, este pay también era un postre tradicional en los hoteles Casa Contenta (de mi bisabuela) y Cacique Inn (de mi tía abuela Adelita), en Panajachel.  Fue en este último que lo probé por primera vez allá  a finales de los años 70.  Me gusta comerlo bien frío, recién salido del refrigerador.  La receta que usamos en casa es la del enlace; pero mi bisabuela no le ponía nuez moscada.

Cuenta la Historia que Barbara Fritchie vivió en Frederick, Maryland y que cuando las tropas confederadas pasaron por su casa ella salió a amenazarlos con su bastón y ondeando una bandera de la Unión.  Hay un poema de John Greenleaf Whittier que se refiere a aquella dama y a su legendario enfrentamiento con las tropas del general confederado Stonewall Jackson: Shoot, if you must, this old gray head. But spare your country`s flag, she said.

¿Cómo no supe esta historia cuando viví en Maryland? Me hubiera gustado mucho ir a la casa de Barbara y celebrar su pay.


18
Nov 13

Más sobre la Guatemala de los 40

Chichicastanango y los alrededores del lago de Atitlán se aprecian en este vídeo que forma parte de una serie del Penn Museum.  Contiene imágenes hermosas y de muy alta calidad en las cuales puedes apreciar la Guatemala de 1947.

Elegí publicar este vídeo, de la serie,  porque en el minuto 13:15 hay imágenes del hotel Casa Contenta, que era propiedad de mi bisabuela, Adela S. de Morales.  Algo se aprecia la arquitectura propia y característica de sus bungallows encantadores y algo se aprecia de sus jardines exuberantes.

El video es muy rico en imágenes de personas y de actividades de la vida diaria. Mercados, ritos, vestimentas, chachales, la carnicería en la que se despacha carne envuelta en hojas, . ¡Me encantan las escenas de la barbería en Chichicastenango!

Gracias a mi sobrino, Andrés, por la pista.


02
Nov 13

La dicha de comer y preparar fiambre

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Los que visitan este espacio desde hace algún tiempo saben que mi plato chapín favorito es el fiambre.  ¿Cómo iba a ser de otra forma?   Por un lado es un plato que tiene raíces profundas en la chapinidad; y por otro las tiene profundas en mi familia. Además es un plato complejo que requiere de todo el buen juicio,  la pasión y la sazón que pueda tener quien lo prepara.  Es un plato para compartir con la familia y los amigos.

Muchas personas creen -y estoy de acuerdo-que la fiesta del fiambre es el Thanksgiving chapín.  Una fiesta que celebra los frutos del trabajo productivo y la dicha de tener con quienes compartirlos.  Hoy, en Twitter, leí que La verdadera soledad es no tener quién te regale un buen plato de fiambre.

En casa comenzamos a preparar el fiambre desde el 29 de octubre cuando cocemos y cortamos las carnes y los embutidos:  la cesina, la gallina, el cerdo y el pollo; así como las longanizas y las butifarras.  Seguimos el 30 cuando cocemos las verduras: zanahorias, arvejas, güisquiles, coliflores y repollos.  Ese día mezclamos los caldos y sazonamos el caldillo resultante con vinagre y miel de abejas.  También mezclamos las carnes, los embutidos y las verduras y el caldillo.

Unas tres semanas antes hemos preparado el encurtido de remolachas y cebollas que servirá para darle color al caldillo.  Y en esos días hemos encargado los embutidos, así como adquirido los adornos enlatados y conservas: espárragos verdes y blancos, chiles morrones, atún, salmón, sardinas en aceite y en tomate, pepinillos ácidos y dulces,  aceitunas verdes rellenas y negras, cebollitas, rábanos, perejil colocho y lechugas.  Más tarde, el día 1 de noviembre agregamos camarones, huevos duros rodajados, chiles chamborotes y dientes de perro.

Ese día también añadimos rodajas de gelatina de cerdo, jamón de sangre, salami, lengua salitrada y otros jamones, así como queso duro y queso de capas, y algo de remolachas.

Como ves, la preparación del fiambre lleva varios días de planificación y de ejecución.  Ya intuirás que, con tantos y tan variados ingredientes se requiere de un balance muy fino para que todo esto salga bien.  Ya no digamos para que salga magnífico y memorable.

Una vez un cuate extranjero me preguntó que  por qué es que usaba enlatados y conservas en vez de ingredientes frescos.  El sostiene que si se usan salmón y atún frescos, por ejemplo, sería mejor.  Y puede ser…¿por qué no?  Lo que pasa es que parte de la experiencia del fiambre está relacionada con recuerdos, nostalgia y tradición.  El fiambre, en mi casa, tiene que tener no sólo la sazón particular que nos gusta en casa, sino una estrecha e inequívoca relación con los sabores y texturas que recuerdo en casa de mis padres y en casa de mi abuela.  Y allá se usaban enlatados y conservas.

El fiambre de este año nos salió como debe ser…buenísimo como siempre.  Y lo gozamos como debe ser y como siempre, con la familia y amigos.

En la foto, el huipil es de Panajachel.


12
Nov 12

En recuerdo de Agustín Aspiunza

Agustín Aspiunza falleció hoy en la mañana.  Agustín fue párroco en Panajachel desde que yo tengo memoria, hasta hace una década, quizás.  Lo recuerdo siempre amable y paciente con mis confesiones absurdas de niño y con mis conversaciones de adolescente.  Yo tenía la dicha de compartir la mesa de desayuno con él, de cuando en cuando.  Y para esas ocasiones casi siempre llevaba pan, en un morral.  Y aquellas conversaciones siempre eran amenas y culturizantes.  Casi nunca eran de religión; y casi siempre eran de sus experiencias en pueblos y caminos, a mí me gustaba sacarle historias.  Allá andaba él en su moto, con sus chumpas gruesas y su casco, haciendo su trabajo en Panajachel y sus alrededores.  Aveces andaba en un jeep viejón pero de esos jeeps buenos que aguantan con todo.

Hace unos años hizo su trabajo en Santa Teresa y en Montecarmelo.  Y la última vez que lo ví -de lejos-  fue una día que andaba detrás de la procesión de su parroquia.

Agustín Aspiunza fue un amigo leal de mi bisabuela Mami, de mi tía Adelita y de mi familia, desde siempre.  Y siempre pensé que era un cura cool.

La foto se la tomé en una boda, en septiembre de 1983.


31
Oct 11

La mano que aprieta, en Panajachel

Ya hace ratos que vengo advirtiendo contra los peligros de las juntas de vigilantes y otras figuras parecidas.  Al comentar los casos de San Juan Sacatepéquez, Sololá y la zona 1o de la ciudad de Guatemala, he advertido contra un estado de cosas en el que se multipliquen estas nuevas versiones de las Patrullas de Autodefensa Civil y el país quede a merced de estos grupos de vecinos nerviosos, dispuestos a disparar antes que a preguntar, y demasiado proclives a usar galones de gasolina y fósforos para resolver problemas.  Hasta ahora, lo que hemos visto es que cuando el pueblo hace justicia, lincha.

El caso más reciente y dramático ha sido denunciado por El Periódico y por la periodista Lucía Escobar, en Panajachel, donde  parecen estar operando patrullas de vecinos que no sólo se ocupan de castigar presuntos delicuentes, sino que andan moralizando.

En parte, lo que ocurre allá es consecuencia de la ausencia de autoridad y de la ausencia de estado de derecho -que todos sufrimos-; y en parte es consecuencia de la moralina derivada de la guerra perdida contra las drogas.

Las denuncias de lo que ocurre allá son graves y, por lo pronto, Lucía Escobar ha tenido que abandonar su hogar y su vida allá debido a intimidaciones y amenazas.  ¿Qué más estará pasando, que todavía no sabemos?

A Panajachel pareciera que le cayó una maldición.  En poco más o menos 20 años pasó de ser un relajante y encantador pueblo bohemio, a ser la meca del mal gusto.  Lo que podría ser una joya para el turismo se está convirtiendo en una cloaca inmensa.  Al lago le creció la cianobacteria.  Sus carreteras y sus cerros se desmoronan.  Panajachel es, ahora, como un pequeño ejemplo de lo que es Guatemala:  Una obra de tributarios y ciudadanos borregos, en sumisión a políticos rapaces.

Panajachel es un ejemplo, más, de cuando las autoridades rebasan sus mandatos y se convierten en amos y señores.  Y el caso paradigmático es el del alcalde de el alcalde de Acatán, cuyo particular código penal prohibía los divorcios, las violaciones nocturnas y los juegos de basquetbol, entre otras cosas.

Es peligroso lo que está ocurriendo en Panajachel, y es peligrosa la persecusión contra Lucía Escobar y quienes están denunciando las arbitrariedades que ocurren allá, y que seguramente ocurren en otras poblaciones.

La foto es de una calle de Panajachel.


26
Nov 09

La tragedia de Atitlán

Lake Como, it seems to me, touches on the limit of permissibly picturesque, but Atitlán is Como with additional embellishments of several immense volcanoes. It really is too much of a good thing, así se refirió a Atitlán el escritor Aldous Huxley autor de Beyond the Mexique Bay (Más allá del Golfo de México), de donde es esta cita; y de Brave New World (Un mundo feliz).

El fin de semana, sin embargo, estuve en el Lago y al verlo cundido de cianobacteria me dio mucha tristeza. Años y años de recibir los desagües que las municipalidades de la cuenca no controlaban a pesar de estar legalmente obligadas a ello; y años y años de recibir los fertilizantes que los gobiernos reparten a los agricultores de las riberas pasaron sus facturas. Entre la caca de los habitantes y visitantes; y los fertilizantes que donaban los países amigos y repartían los políticos de turno, las algas y las bacterias encontraron su mundo feliz.

Cuando niño y adolecente pasé muchas vacaciones y feriados en Panajachel y a orillas del lago. Pasé muchas horas felices en sus orillas y descubrí muchas cosas hermosas mientras me arrullaban sus olas gentiles y me vigilaban los enormes volcanes. Pero ahora ya no.

Para comenzar, Panajachel se convirtió en la meca de la mala arquitectura y de la inmundicia. Porque donde no hiede a excremento humano, apesta a basura en descomposición. Porque la arquitectura característica de la población -propia del hotel Casa Contenta, de la casa Lind, del Chalet Paty, o de la casa Guirola, para poner sólo unos ejemplos- fue sustituida por pasteles llenos de colochos y plenos mal gusto. Yo no digo que todo tenga que ser igual, que nada tenga que cambiar, ni que tenga que haber códigos de diseño en la construcción; pero parece que la población tuviera un compromiso con la fealdad.

Ahora, como para comprobar que siempre se puede estar peor, las algas y la cianobacteria han poseído las aguas. Mi padre disfrutaba del paisaje de Atitlán; pero no de las aguas, y decía que, por lo frías que eran, el lago era bueno sólo para hacer jaiboles. Y pues bien…ya ni para eso.

Claro que está por verse si el proceso de deterioro del lago es reversible; pero en el fondo el problema de Atitlán, y todo el problema ambiental de Guatemala, tiene su origen en la pobreza. Si seguimos criando pobreza, seguiremos pagando con los bosques, los ríos y los lagos. Por ay dicen que la gente no se ocupa del ambiente hasta que su ingreso anual no alcanza ciertos mínimos; y de plano, cuando la mayor parte de la población vive día a día, ¿qué ganas y por qué iba a ocuparse de cuidar el ambiente? Y como los lagos y los ríos son de todos, entonces no son de nadie y nadie los cuida, produciéndose lo que se conoce como la tragedia de los comunes.

28
Ago 09

El volcán de agua amaneció "con sombrero"

Como para protegerse del sol que se asoma por Levante, el volcán De Agua amaneció con su sombrero puesto.

¡Como me gusta cuando el volcán amanece, o atardece con esas formaciones nubosas en su cima! Mi amigo, Roberto, me recordó hace poco que en Atitlán, sobre el volcán Tolimán, se produce una formación nubosa a la que la gente llama ceja; mismo tipo de formación que he visto sobre montañas del lado de Panajachel.

28
Jun 09

¡Carpe Diem!, claro que sí

De Jaime, un amable lector, recibí la foto que ilustra esta entrada, acompañada por la siguiente nota: Soy lector frecuente de sus columnas y ahora de Carpe Diem. Hace unos días vi en la tienda de ropa que se encuentra justo al lado de Hooters en Plaza Obelisco el artículo ideal para su columna.

¡Gracias, Jaime! Por cierto que es interesante que en otras partes del mundo hay bebidas que se llaman Carpe Diem, y restaurantes que llevan ese nombre.
Mis sandalias más célebres fueron unos caites de puro cuero y suela de llanta que compré c. 1980 en Panajachel. Su olor a cuero era extraordinario, y quien más lo disfrutaba era Nicolás, el gato de mi abuela, Frances. Nicolás tenía tres vicios: Los calamares que de vez en cuando le compraba mi padre, la hierba de gato o catnip, y mis caites. Ese gato entornaba los ojos y se restregaba sobre mis calzaduras de un modo que no no podía sino tratar de imaginar qué enorme placer le le causaban.
Mis caites de suela de llanta tuvieron un lado oscuro: durante muchos años los usé con calcetines blancos; disparate que sólo se explica porque eran los 80 y ¡vea usted!, porque Michael Jackson usaba calcetines blancos.
Para mediados de los años 90 mis caites llegaron al fin de su vida útil y rápidamente los sustituí por otros de igual manufactura. Empero, ya no tuve la paciencia para domarlos, ya Nicolás no podía disfrutar de ellos y no tuvieron el éxito que alcanzaron sus predecesores.

18
Ene 09

Lactancia materna…en el supermercado

La mujer de rojo, que está de espaldas, le está dando el pecho al niño que lleva en brazos; y eso no tendría nada de extraordinario, si no hubiera ocurrido en Paiz Pradera, el supermercado. Lo que a mí me causó gracia fue la reacción de la gente, que se moría de ganas de ver; pero trataba de actuar como si nada fuera de lo común estuviera pasando.

La situación me recordó la historia de un curita joven, recien salido de España y que llegó a Panajachel. En su primera celebración eucarística en el lugar, el pobre inexperto se descompuso cuando salió al altar y vio más de una docena de mujeres dándole chiche a sus chiquitos en plena misa. Ya le habían dicho, pero supongo que para él no era lo mismo imaginarlo, que verlo.