The Movement Action Plan: A Strategic Framework Describing The Eight Stages of Successful Social Movements fue escrito en 1987 por Bill Moyer, del Social Movement Empowerment Project como un vademecum para enfrentar regimenes autoritarios de forma no violenta y efectiva por medio de movimientos sociales sostenibles incluso por décadas
Llamó mi atención porque, desde principios de los años 90, noté la participación de jóvenes extranjeros que acompañaban a organizaciones populares en sus manifestaciones y, ahora, a la luz de la distancia, me parece que los movimientos llamados sociales en Guatemala siguen aquel manual. Con un caveat… o dos:
Muchos movimientos sociales de Guatemala, especialmente los nacidos durante el enfrentamiento armado interno entre 1960 y 1996, se entrelazan directamente con las guerrillas marxistas —como el Ejército Guerrillero de los Pobres y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca—, de modo que el Plan de Acción de Movimientos se ve significativamente desnaturalizado. El MAP está diseñado fundamentalmente para estrategias no violentas, pero los bloqueos de calles y carreteras no califican como acciones no violentas, porque impiden el paso por medio de amenazas e incluso actos violentos; las invasiones tampoco califican, ni la destrucción de propiedad privada o estatal, y estoy seguro de que la toma de rehenes tampoco.
En aquellos escenarios, los movimientos llamados sociales operan en función de objetivos revolucionarios que trascienden los intereses particulares de cada movimiento (ecologistas, indigenistas, sexistas, obreros, campesinos y otros). Desde la perspectiva de Giovanni Sartori, en Partidos y sistemas de partidos : marco para un análisis, esta fusión agrava el pluralismo polarizado y transforma sistemas políticos fragmentados en arenas hiperpolarizadas, donde las tácticas de las exguerrillas profundizan las divisiones sociales, erosionan la legitimidad institucional e invitan a reacciones autoritarias. Estas reacciones, muchas veces, son torpes por razones que van desde la falta de convicción de legitimidad hasta la mera ineptitud, y tienen consecuencias no intencionadas que empeoran situaciones que ya son malas en sí mismas.
La teoría de la Elección Pública de James M. Buchanan, en The Calculus of Consent y Los límites de la libertad, da pie para criticar los movimientos vinculados a exguerrillas. ¿Por qué? Porque son vehículos de actores interesados en sí mismos: los líderes de esos movimientos, similar a cualquier otro grupo que busca rentas, pueden priorizar la captura del poder estatal para beneficiar a su vanguardia por encima del bienestar público, lo que lleva a fracasos de gobernanza posconflicto, donde los ideales revolucionarios derivan en corrupción burocrática y nuevas desigualdades.

Las pintas de hoces y martillos siguen a muchas manifestaciones de movimientos populares. Haz clic en la foto para ver más de esto.
En las primeras etapas del MAP —Tiempos Normales hasta Condiciones de Maduración—, los movimientos conectados con las exguerrillas se alineaban y maduraban condiciones por medio de la educación ideológica y redes clandestinas, similares a las alianzas de la URNG con organizaciones campesinas como el Comité de Unidad Campesina. El MAP hace énfasis en demostrar fallos institucionales de manera no violenta; pero los bloqueos, las invasiones, la destrucción de propiedad privada o estatal, las tomas de rehenes y otras acciones similares hacen uso de la fuerza.
En esas condiciones, y basado en Sartori, me atrevo a argumentar que los bloqueos, las invasiones, la destrucción de propiedad privada o estatal y las tomas de rehenes polarizan el espectro político, reducen el espacio para un pluralismo moderado y fomentan ciclos de violencia que socavan las soluciones de fondo en un contexto republicano. La perspectiva de Buchanan revela el cálculo racional: los movimientos vinculados a exguerrillas perciben los bloqueos y las invasiones como maximizadores de utilidad; pero derivan en ríos revueltos exdonde se benefician pescadores oportunistas e interventores extranjeros, perpetuando una tragedia de los comunes en el desarrollo nacional. Los interventores van desde cancillerías y embajadas hasta hairy legged Swedish girls for peace, pasando por organismos y organizaciones internacionales como USAID, la Open Society Foundation, iglesias alemanas y noruegas, NISGUA, la Academia Hugo Chávez y otras.
El punto crítico surge en las etapas Despegue y Crisis de Identidad del MAP, cuando eventos desencadenantes, como represión o crisis económicas, causan acciones generalizadas. Entonces, se introduce la violencia (quema de buses, quema del Congreso, asalto a la tribuna presidencial, sabotaje de los festejos de Independencia) que el MAP explícitamente desaconseja, porque aleja el apoyo público e invita a la represión.
En última instancia, para los movimientos ligados a las exguerrillas marxistas, las etapas posteriores del MAP —Apoyo Mayoritario hasta Continuar la Lucha— se distorsionan, ya que las pequeñas victorias violentas no solo son pírricas, sino que rara vez producen los cambios de paradigma que el MAP busca. Eso ocurrió con los bloqueos de octubre del 2023 en Guatemala.

USAID no era ajena a la intervención extranjera, haz clic en la foto para leer mi historia favorita al respecto.
A partir de la obra de Sartori, se puede concluir que es crucial diseñar sistemas posconflicto en busca de un pluralismo moderado para mitigar la fragmentación inducida por las exguerrillas y por los promotores de las luchas ecologistas, indigenistas, obreras, campesinas y sexistas, así como por actores que prefieren la revolución a la evolución social. A partir de la obra de Buchanan, es urgente implementar reformas contra la búsqueda de rentas y el clientelismo por parte de todo tipo de grupos de interés.
En Guatemala, la mezcla de roles como manifestante (en protesta no violenta) con tácticas que hacen uso de la fuerza, o de la amenaza del uso de la fuerza genera una inestabilidad permanente. Esto destaca la necesidad de que los movimientos sociales prioricen el empoderamiento y la crítica institucional sobre el mero enfrentamiento, para lograr una transformación duradera.

Los bloqueos del 2023 son una oportundiad valiosa para entender las acciones violenteas de algunos movimientos llamados sociales. Haz clic en la foto para leer al respecto.
Gracias a mi cuate, Olav, por la pista.





















































