¿HLSGFP en los bloqueos de ayer?

hlsgfp

En mi pueblo se les dice Hairy legged Swedish girls for peace y se las ve en manifestaciones, bloqueos y otras acciones similares organizadas por la dirigencia popular chapina; aunque no son un fenómeno exclusivamente guatemalteco.

No tienen que ser suecas, porque pueden ser europeas, o gringas; y no tienen que ser chicas. Sí tienden a ser visitantes extranjeras que -para tener una experiencia significativa de vida- deciden involucrarse activamente en acciones como la manifestación.  Sospecho que en su horizonte ni se les cruza la idea de que perjudican a la gente productiva con sus manifestaciones y bloqueos que hacen difícil el tráfico, cuando no lo hacen imposible, y si sospecharan que les causan daños y perjuicios económicos y personales a quienes no pueden movilizarse por las poblaciones, o por las carreteras, posiblemente piensan que su causa justifica aquella nimiedad.

Reclutadas por organizaciones en el exterior, me pregunto si cuando viajan tienen la ilusión de visitar La Antigua y Atitlán, así como la de marchar por la ciudad de Guatemala junto a grupos indígenas y populares.  Por cierto que, en respeto a la libertad de expresión, no comparto el criterio de que los extranjeros no deben opinar sobre la sociedad, la economía, la política y otros asuntos guatematlecos; y aunque opinar es diferente a involucrarse en actividades que abiertamente dañan y perjudican a terceros, violan derechos ajenos y crean caos, al final las HLSGFP no son del todo irrelevantes.  Con contadas excepciones, la mayoría sólo está aquí teniendo la experiencia más maravillosa de su vida, y mañana se une a una secta que espera que los extaterrestres las recojan.

El fenómeno tampoco es nuevo; cuando yo era editor de Economía, en Siglo Veintiuno,  visité un par de veces la sede de la Unidad de Acción Sindical y Popular; que era una de las organizaciones más vociferantes de aquel entonces. Y me llamaba la atención que en las dos visitas había un extranjero joven sentado en una silla justo en la entrada de aquella oficina.

En esos días, en La Antigua, en el bar donde me hallaba tomando un aperitivo pasaron repartiendo unos volantes en los que se invitaba a jóvenes extranjeros a acompañar a las organizaciones populares en sus actividades. El documento estaba escrito en inglés, pero iba dirigido a los extranjeros de todas las nacionalidades. Entonces, y preguntando, entendí cuál era el papel de los chicos que había visto en la UASP. Lamentablemente, perdí el volante.

La foto la tomé de Facebook.

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