En todo el país y de forma descarada las obras de infraestructura y otras son usadas por muchos alcaldes para promover sus nombres e imagenes electoralmente. En algunos casos, los alcaldes gasta millones de quetzales de los tributarios en campañas publicitarias desfachatadas. Aquellos gastos gastos ocurren mientras que las administraciones pasan por crisis financieras.
Mientras tanto y durante el fin de semana pasado los precandidatos presidenciales de diversos partidos políticos visitaron el interior del país y organizaron actividades de afiliación, como se les llama ahora a las campañas para jugarles la vuelta a la Ley Electoral y al Tribunal Supremo Electoral.
En este ambiente, un TSE que es incapaz de cumplir con sus funciones de protector de la legalidad y la legitimidad del proceso electoral está quedando como un fantoche. Está quedando como una organización que dobla la cervíz ante los intereses y las exigencias de los partidos políticos. Una que no está al servicio de la Constitución, ni de la ley, sino al del poder.
¿Será así?
Yo digo que las restricciones para hacer campaña electoral son algo absurdo -y por lo visto imposible de hacer cumplir- ¡pero existen! y deberían ser respetadas por aquellos que están obligados a hacerlas respetar y por aquellos que quieren acceder al poder para supuestamente cumplir y hacer que se cumplan las leyes. ¡Todo parece una payasada!
¿Será así?