26
Mar 25

¿Hay procesión cerca?

 

Cuando vas por una calle de la ciudad de Guatemala en esta temporada, ¿cómo sabes que hay una procesión cerca?

Una familia va con sus banquitos plásticos por la Sexta avenida de la zona 1.

Lo más evidente es si te alcanzan el aroma del incienso y las notas de una marcha fúnebre; pero hay otras señales inequívocas. 

1 Si ves a una persona acarreando un banquito plástico.  Esto es porque cuando hay que esperar el paso del cortejo es muy cómodo comprar un banquito de esos y sentarse a aguardar.  A mi, por cierto, me gusta obsequierle el banquito a alguna persona mayor cuando ya lo he usado. Me encanta ver la cara de sorpresa y de gusto de las personas al recibir el mueble porque supongo que nadie espera que algo así ocurra. 

2. Si ves lo que llamo las boutiques móviles del cucurucho y la cargadora.  Estas ventas ambulantes llevan desde mantillas hasta trajes completos de cucurucho.  Llevan insiginas de las hermandades, sombreros, gorras, llaveros, juguetes y mochilas con motivos procesionales.  Ofrecen casi todo lo que se pudiera necesitar en caso de una emergencia procesional.

Dos boutiques ambulantes del cucurucho llevan todo lo que pudiera necesitarse durante una procesión.

3. La comida callejera también suele preceder a las andas.  Ahí van las empanadas propias de la temporada,  los churros, los tacos, las obleas con arequipe, pizzas, aguas gaseosas y más.  Donde huele a taco, ahí hay procesión.

4. No pueden faltar los vendedores de banquitos plásticos, sillas plegables y paraguas porque uno no sabe cuándo va a caer un aguacero.

Durante la cuaresma y la semana santa chapinas, hasta las procesiones más solemnes tienen un aire de fiesta callejera y popular que contrasta de forma encantadora con el espíritu de la conmemoración.

Un vendedor ofrece banquitos, sillas y paraguas.

Aún si uno no es creyente, el carácter complejo y culturalmente enraizado de las procesiones invita no sólo a ejercer el arte antiguo de people watching, sino a disrfrutar del mil y un modos en que familias enteras y personas de todas las edades viven la más chapina de las temporadas.


01
Mar 25

Los cascarones y las fiestas

¡Ya se anuncian las celebraciones en casa! y en la fiesta del carnaval chapín los alegres cascarones son infaltables. Los cascarones son huevos vacíos, rellenos con confetti, y/o pica pica y un grano de maíz, coloreados con añilina y cubiertos con papel de China. ¿Podría, alguien, explicarme cuál es el propósito, o el significado del grano de maíz?

Hace dos años me enteré de que ya no les ponen grano de maíz a los cascarones; y el año pasado me enteré de que en algunas regiones de Guatemala les añaden ceniza.  Cuando yo era niño, la maldad consistía en añadirles harina a los cascarones.

La idea, con los cascarones es rompérselos a alguien en la cabeza; normalmente de forma sorpresiva….y armar un alboroto.

El carnaval precede a los 40 días de abstinencia que celebran los cristianos y por eso son cinco días de juerga y desenfreno.  En este contexto hay un dicho que a mí me hace mucha gracia.  Estar como puta en cuaresma es pasar penas económicas; porque ¿te imaginas los apuros que pasaban las prostitutas durante cuarenta días sin la mayoría de sus clientes regulares?

Cuando era niño recuerdo haber hecho cascarones en dos ocasiones. Eso fue con mi tía abuela, La Mamita, que fue quien me enseñó la técnica de pintado. Ella guardaba cáscaras de huevo a lo largo de meses, elaboraba el confetti, y el pica pica, preparaba la añilina, cortaba el papel y hacía el engrudo necesario para sellar los cascarones. Y los niños, ¿qué hacíamos? Pues pintábamos los cascarones y nos pintábamos entre nosotros, combinábamos los colores, hacíamos diseños y nos divertíamos como micos. Y si uno quería llevar la diversión un paso más allá, podía ponerle harina a algunos cascarones, travesura que había que hacer sin que La Mamita se diera cuenta.

Cuando estaba en la Primaria, el carnaval se celebraba durante el recreo y ese día era permitido llegar disfrazado al colegio. Un año, mi madre andaba de viaje y como era costumbre, cuando eso ocurría a mi hermano Juan Carlos y a mí nos dejaban en casa de mi abuelita Juanita y de La Mamita.  Pues un día, con ocasión del carnaval, nos compraron cascarones, nos pusieron nuestros disfraces de Batman y Robin y nos enviaron así al colegio.  Y al subir al bus…nadie iba disfrazado; porque las viejitas despistadas nos habían disfrazado ocho días antes.  No sería carnaval, sino hasta el martes siguiente.  Sobra decir que hicimos el ridículo.  ¡Pero sobrevivimos!

Muchas culturas en Europa y en el Oriente Medio tienen la costumbre de pintar huevos. El carnaval es una fiesta muy antigua que creo que no tiene el lugar que merece entre nosotros. Durante esta temporada, en casa solemos decorar con cascarones no sólo porque nos gustan sus colores y diseños, sino porque esta es una fiesta alegre, de esas que celebran la vida.


16
Ene 25

¡Hubo “mincemeat pie”!

 

El año pasado, para el desayuno de Navidad, en casa hubo mincemeat pie que era el pay favorito de mi padre.  Este es un postre tradicional de las celebraciones del solsticio de invierno es poco conocido en estas latitudes.   Es una mezcla intensa de uvas pasas, pasas de Corinto, manzanas, piel de naranja y citron, sazonados con canela, clavo, nuez moscada y brandy; así como algo de manteca.  Las recetas antiguas llevaban carne, pero ahora no se acostumbra.

El “mincemeat pie” alegra nuestro desayuno de Navidad.

En casa no lo preparamos desde cero, sino que compramos la mezcla ya preparada y le añadimos manzanas en cubitos. ¿Por qué? porque cuando arriba dije intensa no estaba exagerando, y…para nuestro gusto rebajamos aquella intensidad con manzanas. La verdad es que así sale riquísimo. Este año, en vez de brandy usamos Ron Zacapa con resultados deliciosos.

Nuestra amiga Rachel nos hace el favor de traer los frascos de relleno y gracias a ella degustamos esta tradición.

Para aquellas fiestas, en casa a veces perparamos pastel de frutas, o galletas y disfruto mucho de esas tradiciones porque siempre me traen recuerdos gratos. En diciembre pasado leí algo en Facebook que me dejó pensando y decía algo así: Lo maravilloso que recordamos de la Navidad se debe al esfuerzo que hacían nuestros padres para que la fiesta fuera maravillosa. Y me parece que tiene razón, y parte de aquellas maravillas ocurrían en la cocina de la casa de mis padres. 

Los sabores, aromas, texturas y colores de lo que cocinamos en casa están profundamente enraizados en lo que preparaban mis padres, mis abuelas y mi bisabuela. ¿Por qué? Porque las tradiciones tienden puentes entre las generaciones y, por ejemplo, mis sobrinos ya se han unido a esa cadena de historias sobre la mesa. Eso no quiere decir que no haya innovaciones; pero la clave está en encontrar un balance para la alegría de todos.


03
Ene 25

Virgen de la Pólvora y fiesta

 

Este día no volverá jamás, y quien no lo saboree, lo beba y lo olfatee, jamás volverá a encontrarlo en toda la eternidad. El sol no brillará nunca como lo hace hoy… haz tu parte: canta una canción, la mejor que hayas cantado, escribió Hermann Hesse; y la frase viene como anillo al dedo para mi primera columna del 2025, porque te voy a contar sobre el rezado de la Virgen de la Pólvora.

Lo niños conservarán las tradiciones de los toritos y los fuegos artificiales.

¡A que no sabías que hay una Virgen de la Pólvora!… y a que no te extraña que en Guatemala, la tierra del incienso y de la pólvora, salga en procesión.

Durante 63 años viví convencido de que el 1 de enero era un día de silencio y sin tráfico, uno de levantarse tarde y con hueva; y uno de goma —cuando ese era el precio de divertirse como mico—. Jamás me imaginé que en un mundo completamente distinto, ¿o fue en una dimensión distinta?, se celebra una de las fiestas populares y callejeras más espectaculares que he visto.

El landa llevaba al dragón de siete cabezas.

El miércoles en la noche la vivimos en el barrio de San Gaspar (a un costado del Teatro Nacional) y luego hacia la 1ª avenida y 23/24 calle… por ay. A la procesión la acompañan sendas tropas de diablos y arcángeles que, cruzando machetes, escenifican la lucha del bien contra el mal. Pero lo más espectacular —como no puedes imaginarte— es la cantidad de pólvora que precede al cortejo.

Entre la pirotécnia espectacular, diablos y arcáneles libraron la batalla del bien contra el mal.

A lo largo del recorrido hay metros y metros de ametralladoras, muchas de ellas trenzadas y aderezadas con bombas. Hay miles de cajas de fuegos artificiales que iluminan con colores la noche. En la cuadra donde nos apostamos para ver el paso del anda, esta se detuvo cerca de una hora porque fueron quemados cinco toritos y una cortina. Una cortina es un despliegue de fuegos artificiales que tiene palabras que se iluminan. ¡Ni en Joyabaj, para la fiesta de la Asunción, vi tanta, tanta, tanta pólvora!

También impresiona la música de la banda, que no solo es alegre como la que suele acompañar a las procesiones festivas. Son canciones dedicadas a la mujer amada y admirada, e incluso de despecho. La mayor parte de ellas podrían parecer inapropiadas para algún meapilas; pero desde la perspectiva popular, son canciones bien enraizadas en el folclore, como Perfume de gardenias, o El Superman.

A lo largo del recorrido, personas lanzan obsequios a las multitudes.

Como son barrios donde vive gente, las personas salen de sus casas y le dan la bienvenida al cortejo con todo. ¡Por supuesto que queman pólvora! Pero también sacan bocinonas con musicón. En algunas casas regalan cosas a la multitud. Por ejemplo, en una vimos cómo tiraban ponchitos y en otra vimos que obsequiaban tamales. Eso ocurre a todo lo largo del cortejo, y no faltaban quienes bailaban en las calles.

¿Qué te digo del anda? Sobre ella iban la Virgen de la Pólvora, un arcángel y un dragón con siete cabezas de acuerdo con la iconografía tradicional. ¡Pero en los dientes filudos del dragón se veía la saliva! ¡La espuma y el color del mar casi que olían a sal!

Yo hubiera seguido hasta quién sabe qué hora, pero el frío empezó a calar y volví a casa. En esta dimensión —en la que estamos tú y yo ahora— y desde mi balcón la noche estaba serena, oscura, tranquila, dulce y gentil; pero en lontananza y en la profundidad de la ciudad, en la otra dimensión, se escuchaban los fuegos artificiales (que no se veían por la distancia y los edificios). Por unos segundos me pregunté si lo que había vivido hacía solo 20 minutos no había sido un sueño. Pero afortunadamente no lo fue. Fueron Guatemala y los chapines. Tierra de contrastes y de gente que sabe saborear, beber y olfatear la vida, y sabe que un día como hoy no le será vuelto a ofrecer jamás. Guate es una tierra de fiestas constantes y estoy seguro de que no hay tiempo suficiente para vivirlas todas.

Gracias a mis amigos Sergio y William por cambiar para siempre mi primero de enero; y gracias a los jóvenes —del Don Bosco— que hacen posible esta fiesta en calles y barrios antiguos.

Columna publicada en República.


31
Dic 24

¡Zape 2024!, bienvenido 2025

 

En la nochevieja del 2023 escribí que estaba convencido de que el 2024 nos iba a poner a prueba y… pues… aunque no fue un año dramático, este que termina hoy me sirvió para recordar que la vida es mejor si la vivimos aquí y ahora. Es mejor si recordamos que es re rico detenerse a oler las rosas. Es mejor si no falseamos la realidad. Es buena idea ahorrar bien y mejor para un rainy day. Es mejor si hacemos las cosas porque queremos y no porque tenemos que hacerlas. Es preciosa si amamos más y mejor a las personas que nos aman. Y pienso, siempe, que es de bien nacidos ser agraedecidos. Este año fue, digamos, un poco más educativo que de costumbre, sin haber llegado a lo dramático. Así que, ¡Zape 2024! y bienvenido el año nuevo 2025.

Atardecer desde la ciudad de Guatemala.

Dicho lo anterior, paso a lo siguiente: he aquí los consejos de Benjamín Franklin para el año nuevo, modificados para mi conveniencia y perspectivas.

Templanza: No comas hasta sentirte harto. No bebas hasta la ebriedad.

Silencio: No hables más que aquello que pudiera beneficiar a otros, o a ti mismo. Evita las conversaciones triviales.

Orden: Ten un lugar para cada una de tus cosas. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.

Resolución: Comprométete a llevar a cabo lo que debes hacer. Haz sin falta lo que te comprometes a llevar a cabo.

Frugalidad: No gastes más que en lo que pueda hacer el bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.

Trabajo: No pierdas el tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.

Sinceridad: No lastimes a nadie con engaños. Piensa con inocencia y con justicia. Si hablas, hazlo de acuerdo con esto.

Justicia: No perjudiques a nadie, ni haciéndole daño ni omitiendo lo que es tu deber.

Moderación: Evita los extremos. No guardes resentimientos tanto tiempo como puedas creer que lo merecen.

Limpieza: No toleres la falta de limpieza, ni en el cuerpo, ni en la ropa, ni en la vivienda.

Serenidad: No te dejes alterar por nimiedades, ni por accidentes comunes o inevitables.

Prudencia: Disfruta al acto sexual, pero nunca hasta sentirte harto o débil, y sin que llegues a afectar tu propia paz, o reputación, o la de otra persona.

Orgullo: Esa virtud que es consecuencia de la autoestima y de la productividad.

Por si andabas con el pendiente, te cuento que, igual que ha ocurrido en otros años, no he avanzado mucho en la práctica de la resolución, la frugalidad y la serenidad… por si andaban con el pendiente.

¡L´chaim! y¡Carpe diem! Sorpéndeme 2025.


25
Dic 24

¡Felices pascuas! y tradición

 

¡Felices pascuas! es un saludo antiguo propio de esta temporada. No estoy muy seguro de cuándo cayó en desuso; pero bien podría ser en los años 70. Me encantó escucharlo de nuevo porque, ¿vas a creer?, este año noté un enfrentamiento entre quienes generalmente decimos ¡Felices fiestas! y los que insisten en que debe ser ¡Feliz Navidad! Me gusta cualquiera, pero creo que voy a rescatar ¡Felices pascuas! porque es vintage.

Para mí, el pavo es un vehículo para que haya relleno.

Dicho lo anterior, en casa celebramos la Nochebuena con una cena íntima. Este año no organizamos el tradicional open house porque nos dimos un pequeño descanso; tampoco pusimos el pinabete que tanto nos gusta… y, la verdad sea dicha, sí lo extrañamos. Eso sí, no nos han faltado los aromas de pinabete y manzanilla. ¿Qué sería un solsticio de invierno chapín sin aquellas fragancias? Sobre todo en las mañanas.

Cenamos pavo. Quienes visitan este espacio saben que mi receta favorita para el pavo —especialmente el de esta fiesta— es la que preparaban mi madre, mi abuela Frances y mi bisabuela Adela. ¿Por qué? Porque es el que me recuerda mi infancia. A decir verdad, La Abui y Mami tenían otras recetas de rellenos: de manzanas y de ostras, por ejemplo; pero el único que me transporta en el tiempo y el espacio es el de pan, vino blanco, mantequilla, cebollas, apio, castañas, champiñones y menudos de pavo, sazonado con sal, pimienta y salvia.

No me preguntes por cantidades porque lo hago al ojo; pero te cuento que este año le puse mantequilla y cebolla extra, y el relleno salió particularmente bueno. Si has visitado este espacio antes, seguramente recuerdas que para mí el pavo es sólo el vehículo para que haya relleno; así como para Raúl, el pavo es el vehículo para que haya huesos (alas y piernas) para dejar totalmente limpios. En el espíritu de descanso este año no preparamos ensalada Waldorf y, aunque estuvo bien tener menos trabajo antes de la cena, también me hizo falta.

El mincemeat pie era el favorito de mi padre.

Raúl preparó el ponche porque es una de sus especialidades. Es fascinante cómo pica cuidadosamente las frutas y la preparación previa de las manzanillas y las ciruelas, de tal manera que aportan todos sus sabores y aromas a la bebida. A mí me encanta el ponche frío con un toque de ron.

Gracias a nuestra amiga Rachel, que nos trae los frascos de mincemeat pie filling, preparamos ese que era el pay favorito de mi padre. No te creas que porque usamos un relleno enfrascado el pay tiene menos mérito. Es que, por un lado, en casa rebajamos el sabor intenso del relleno mediante el uso de cubitos de manzanas. Para el gusto chapín y el gusto no acostumbrado, el mincemeat pie puede ser demasiado especiado, y las manzanas lo hacen más grato. Por otro lado, la masa de pay que hacemos en casa tiene una textura particular que es francamente maravillosa.

En casa, la cena de Nochebuena se sirve temprano; así que para las 10:00 p. m. ya habíamos terminado no sólo de cenar sino de picar panettone aquí, torta de Totoniciapán allá y turrón acullá. Así que me fui a recostar un rato y no me desperté hasta las 11:30 p. m., justo a tiempo para salir al balcón y disfrutar del espectáculo de fuegos artificiales que se despliega en toda la ciudad de Guatemala. No sin antes dar y recibir los abrazos correspondientes a la Navidad.

El de los abrazos y el de los fuegos artificiales suelen ser momentos para la reflexión. Con mi madre en el balcón, me di cuenta de que toda la magia de esta fiesta —y los buenos recuerdos que siempre tengo de ella— se deben al amor y la dedicación que ponían mis padres para que la Nochebuena fuera una fiesta especial. Fueron ellos quienes, en las buenas y en las malas, siempre consiguieron que los niños tuviéramos navidades felices.

Tamales colorado y negro para el desayuno, mincemeat pie, ponche y café.

Con mi madre, mi hermana y mis sobrinos en la cena de la Nochebuena, Raúl es quien ahora se asegura de que todo diciembre tenga la magia de una fiesta. Los sabores, aromas, texturas, colores, luces, regalos, música y espíritu navideño se encuentran para que todos cultivemos y construyamos recuerdos; y para que todos tengamos la oportunidad de agradecer que podemos estar juntos, comer juntos, brindar juntos y reír juntos, sin olvidar a quienes nos precedieron.

Hoy amanecimos al mediodía con hambre. En casa es tradición que desayunemos un tamal colorado y uno negro, pero creo que este año será el último que haga eso. El desayuno también incluyó mincemeat pie, panettone, torta de Totonicapán, café y ponche. ¡Ya te imaginas! Después de semejante desayuno, lo que procedió fue una siesta de los burros que no duró mucho porque había que limpiar la casa y prepararnos para abrir los regalos.

Hace dos o tres años dispusimos que es más divertido abrir los regalos el 25 después de las 6:00 p. m., y francamente me encanta hacerlo así. ¿Qué hubo de cena? Huesos para que Raúl los comiera a gusto; y sandwich de carne oscura del pavo, relleno y gravy para mi. El otro día le comenté a un colega que para mí lo más importante del pavo es el relleno; y él me contó que para sus hijos, lo más importante son los sandwichs de pavo al día siguiente. ¿Ves?

En fin… ¡Felices pascuas! para ti y tu familia.


20
Dic 24

Camino de diciembre

 

El último viaje de mi abuelo, Luis, fue en compañía de mi abuela, Frances, porque acompañaron a sus amigos Güicho y Tenchita a comprar un auto en Houston y volvieron con el vehículo a lo largo de México. Vi imágenes de ese último viaje porque he estado viendo películas que filmaba mi abuelo. Y pensé que demasiadas veces, durante un viaje, nos enfocamos mucho en el destino y nos arriesgamos a perder de vista lo maravilloso del camino.

Además lo pensé en el contexto de las fiestas de fin de año. ¿Por qué? Porque he oído frases como: ¡Tanto preparativo para una noche y todo se acaba rápido! Cuando yo era niño esa era mi perspectiva: todo se centraba en las expectativas para la Nochebuena y la Navidad, principalmente en los regalos y… ¿cómo iba a ser de otro modo? ¡En la comida deliciosa! Era la época en la que mis padres nos mandaban a dormir temprano a los niños para luego, a la medianoche, ir a despertarnos en medio de la cohetería. Mi padre nos cargaba y nos bajaba medio dormidos a la sala donde nos esperaban la familia y los ansiados obsequios.

En la medida en que fui creciendo… y tal vez madurando alguito, y en la medida en que la familia se fue dispersando naturalmente, empecé a valorar más y más el alboroto de los tíos adolescentes, de los invitados, y el de mis hermanos. La familia, como fuente de calor humano y manantial de tradiciones y anécdotas, fue cobrando más protagonismo en mis expectativas del solsticio de invierno. Pero todavía estaba enfocado en el destino, en la noche del 24 y la mañana del 25 de diciembre.

Aquella perspectiva fue cambiando en la medida en que descubrí que las fiestas de fin de año son mucho más que una noche y una mañana. Comienzan cuando se sienten los primeros aires fríos de diciembre, y en casa arrancamos con la quema del diablo, fiesta que este año disfrutamos junto al Cerro del Carmen con una familia y un vecindario que nos acogió, solo porque los chapines son así de generosos y hospitalarios. En casa, el camino de diciembre sigue con las fiestas de Concepción y Guadalupe, y por lo tanto huele a tanta pólvora e incienso que a veces ataranta. En casa la fiesta sigue cuando salen los adornos propios de la temporada y cuando los aromas a pinabete y manzanilla nos dan los buenos días; y avanza hacia la cena de fin de año en casa de uno de mis hermanos y hacia la tamalada de las M&M. ¿Ves? ¡No es una fiesta de 24 horas porque sigue hacia la Nochebuena y la Navidad, que celebramos en casa, solo para detenerse frente a la rosca de reyes el 6 de enero!

Voy a decir que el viaje de fin de año es uno 30 días de celebraciones. Unas veces con la familia y otras veces con amigos. Siempre juntos, siempre compartiendo. Pero lo más valioso es la oportunidad de transmitir de generación en generación las anécdotas, los recuerdos, las añoranzas y las esperanzas. La oportunidad de revisar las flores y las piedras que hemos encontrado en el camino de la vida y nos hacen ser como somos. Y aquel es un camino que, si tuviera que volver a hacer, lo haría igual porque, ¿qué somos hoy, sino la consecuencia de nuestras decisiones y acciones de ayer? Y lo único que lamento, eso sí, es haber lastimado a más de alguno por negligencia, imprudencia o impericia.

En casa, pues, las fiestas de fin de año son un viaje y no un destino. Y como no sabemos si va a ser nuestro último viaje, ¿por qué capricho podríamos estar desperdiciando oportunidades para maravillarnos como niños con cada abrazo, cada paquete envuelto, cada torito y cada bocado (sobre todo si nos traen recuerdos viejos, o nos construyen recuerdos nuevos)? Desde aquí —desde este espacio y desde mi casa— te deseo larga vida y prosperidad. Que en estas fiestas y en el año que viene tengas salud, y amor. Que no te falten abrazos, y que no te falten quienes te hagan reír. Ni te falten mazapanes.

Columna publicada en República.


13
Dic 24

Toritos y tradición

 
Desafiar toritos es una de mis actividades favoritas en las fiestas de fin de año; y anoche, en el Callejón Maravillas, hubo dos toritos bravos durante la celebración de la Fiesta de Guadalupe.

Escenas de la fiesta de anoche en el Callejón Maravillas.

¿Cuál fue la novedad? Unos muchachos llevaron un lanzabombas con cinco tubos, de modo que cinco bombas podían ser lanzadas casi al mismo tiempo. Estuvo divertido cuando un torito persiguió a uno de los muchachos casi alcanzándolo. Por supuesto que hubo marimba, moros, pólvora e incienso y mico para tomarnos una foto como corresponde.
 
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Este año cenamos paches gracias a la alegría y la hospitalidad de amigos queridos. Es que, ¿sabes?, las fiestas se disfrutan mucho mejor cuando se comparten con gente a la que uno valora. La reunión estuvo tan divertida que Raúl y yo llegamos a casa a la 1:30 a. m. de hoy… después de habernos desvelado por la entrada del rezado en nuestro barrio ayer mismo a las 4:00 a. m. ¡Todo por buscar toritos, bandas y fiestas populares!
 
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El toque extra de encanto fiestero lo dio un niño que bailaba en hombros de su madre cuando pasó la banda detrás de la procesión. Las bandas son otra cosa que me gusta mucho de estas fiestas y pensé que ese chiquito podía ser yo, agitando los brazos y tratando de llevar el ritmo.
 
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En 2021 escribí que las tradiciones no sólo nos dan un sentimiento y una sensación de comunidad; sino que cumplen una función sanadora frente a la desesperanza y a la inestabilidad. Aromas, alimentos y sonidos, texturas y colores, así como rituales nos traen recuerdos y nos invitan a reflexionar. Fuegos artificiales, costumbres, disfraces y más son parte de aquel acervo rico y enriquecedor.
 
Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces pocas cosas me emocionan y divierten tanto y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.

12
Dic 24

La fiesta Guadalupe-Reyes

 

La Vuelta Guadalupe-Reyes es el nombre coloquial que los guatemaltecos le damos a las festividades de fin de año correspondientes al solsticio de invierno, o a la navidad. Como vivo en la Villa de Guadalupe, literalmente la fiesta empezó ayer y hoy en la madrugada. Los festejos van del 12 de diciembre al 6 de enero.

Estuvo alegre la madrugada.

 
La Villa de Guadalupe tiene su plaza, mercado e iglesia como las tiene toda villa, o pueblo. Aquí se viven las tradiciones intensamente, a ratos te llega el olor a leña y en el interior del barrio la gente saluda cuando se cruza contigo. En las fiestas populares la gente tira la casa por la ventana y se quema pólvora como si no hubiera mañana.
 
De esa cuenta, hoy a las 4:00 a. m. me despertaron la banda y las bombas del rezado que pasó a 100 metros de mi casa; y ya despierto lo que correspondía era ir a la plaza y disfrutar de los fuegos artificiales y del alboroto a pesar del frío. ¡Y sí que estaba frío!
 
Me embocé como pude, con sombrero y todo, y pude maravillarme con las tradiciones, la música, los bailes y la pólvora. ¡No hubo torito!… pero estuvo alegre. ¡Y cómo terminó la madrugada? En casa con una deliciosa taza de atol.
 
La fiesta, vuelta, o Maratón Guadalupe-Reyes, es de origen mexicano; pero igual es algo chistoso.

10
Dic 24

Toritos: ritmo, fuego y emoción

El mejor torito que he visto —en años de perseguir toritos— fue el de Brandon, y lo vimos en la zona 2 de la ciudad de Guatemala para la fiesta del 8 de diciembre. ¿Por qué fue bueno? Por la variedad e intensidad de luces y porque lanzaba misiles. Una cosa es que lo persiga a uno el torito, y otro nivel es que le lance a uno misiles. ¡Hasta un poi, parapetado en la palangana de su pick-up, tuvo que esquivar los misiles sin dejar de grabar!

Loa, toritos, juegos pirotécnicos y desfile hubo en la fiesta.

Cualquier cantidad de pólvora y fuegos artificiales vimos el domingo en la 3a. calle y 9a. avenida de la zona 2 a las 6:30, y lo apunto porque quiero estar ahí el año entrante. Es fascinante cómo familias, vecinos, amigos y compañeros de trabajo se organizan en estas festividades para hacer los mejores espectáculos de fuegos artificiales posibles. Además, una cuadra después vimos una loa. ¿Sabes? He visto loas en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, pero nunca había visto una en la ciudad de Guatemala. En Guate, las loas son obras de teatro breves que tienen fines evangelizadores. De una forma u otra, aluden al triunfo del bien sobre el mal y temas así.

Atrapado en el tráfico y la procesión el poli se parapetó para grabar el torito.

En esa cuadra vimos dos toritos. Lo bonito de los toritos no sólo es el despliegue y abundancia de pirotecnia con variedad de colores y efectos. También tiene que ver la habilidad de quien lo baila y el ingenio con el que embiste y persigue al público. Todo tiene que tener ritmo, relacionado no sólo con la música, sino con la disposición de los fuegos artificiales y sus efectos.

Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos, y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces, pocas cosas me emocionan y divierten tanto, y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.

De vuelta a los misiles, mi cuata, Majito, me contó que ese tipo de toritos es muy común en las festividades de Mixco.

Temprano en la tarde, por cierto, en la Sexta Avenida nos topamos en el desfile navideño de Coca-Cola y no hay duda alguna de que a los chapines nos gustan los desfiles de bandas. Especialmente a los jóvenes que participan y van con todo a la celebración.

Muy chulo fue un carro completamente cubierto con luces navideñas. 

¿Te imaginas paseando en este auto?