16
Nov 24

Luces y familias en Árbol Gallo

Mi parte favorita de la inauguración del Árbol Gallo fue cuando, pocos segundos después de que fue encendido, una niñita gritó: ¡Feliz Navidad! y cuando la volteé a ver, sus ojos y su sonrisa tenían más luces que el Árbol.

El Árbol Gallo es encendido para alegrar a las familias chapinas.

En esa fiesta, con la cual empiezan todas las demás fiestas populares de fin de año en Guatemala, los niños aplauden, brincan y se emocionan. Los adultos también, pero la mayoría se contiene por el qué dirán. Por eso es que me gusta disfrutar de ese festival en la calle, con la gente, y este año, incluso bajo la llovizna. ¡Vaya que llevaba mi sombrero fiel!

Como el año pasado, son admirables los efectos de las luces en el cono; y los fuegos artificiales me sacan incontables Wow! y ¡Aaaaaah!

La del Árbol Gallo es una fiesta familiar que atrae a niños de brazos y a ancianos. Es un maral el que nos reunimos en las avenidas de Las Américas y de la Reforma y en el Bulevar Liberación para admirar el Árbol y los fuegos artificiales. Las dos primeras avenidas se encienden con luces en los árboles y a lo largo de las calles. Nunca he visto los espectáculos artísticos, pero la música siempre es muy alegre. Como el año pasado, los fuegos artificiales estuvieron espectaculares y, además, fueron dobles porque los había atrás del Árbol, sobre la Avenida de las Américas, y del lado del Centro Comercial Los Próceres.

El Festival del Árbol Gallo es una fiesta para todos, especialmente para los niños y los que somos un poco niños.

Como en otros años, hay ventas de todo en las calles. No faltan los churrascos, los churros y otras comidas callejeras. Toda el área es una feria de comerciantes que ofrecen cohetes, pachones, almohadas, disfraces para los niños, maquillaje y lo que se te ocurra. Es notable la presencia de la policía y la de los bomberos para la seguridad y en caso de alguna emergencia. Este año noté que un equipo de personas, vestidas de azul, estaban recogiendo constantemente el basural que la gente deja tirado; en parte porque no hay basureros y en parte porque…es innegable…la gente es muy sucia.

Dicho lo anterior, por supuesto que me gozo las luces del Árbol Gallo y los fuegos artificiales; pero lo mejor son las caritas de los niños, admirados, y las de los adultos mayores. Yo me embobo viendo aquellas maravillas y desde finales de octubre me ilusiona mucho ir a la calle a esta fiesta. Me encanta ver a familias completas, especialmente a las que llegan desde temprano y hacen picnic en la tarde. También las que van quedando en la noche y caminan para sus casas.

Este año una novedad fue una banda de jóvenes que primero vi en la Reforma y luego en el Bulevar Liberación. Con sus instrumentos y sus bailes le añadieron alegría a la fiesta. También me cayó en gracia un joven que, desde un bus, ofrecía transporte a las personas que fueran a la Colonia Atlántida y al Parque Colón.

Luces y colores trae el Árbol Gallo.

El Festival del Árbol Gallo -de la Cervecería Centroamericana- se celebra desde hace 38 años y es parte importante del imaginario chapín de las fiestas del solsticio de invierno y de la Navidad. En unas semanas serán las Luces Campero y el Festival Navideño en la Plaza de la Constitución y Cayalá ya está vestida de fiesta y luces.

¿Qué más viene ahora? La quema del diablo; la fiesta de Guadalupe en mi barrio y en el centro con sus fascinantes toritos; y la Nochebuena con la alegría de los fuegos artificiales.

¡Que estas fiestas y el espíritu celebratorio chapín vivan por siempre!… y desde Carpe Diem les deseo a los lectores felices fiestas junto a sus familias y seres queridos, larga vida y prosperidad.


01
Nov 24

Fiambre y nuestras raíces

 

El fiambre que comereos hoy es el plato estelar de la cocina guatemalteca, no solo por su sabor y complejidad, sino porque carga con una historia que nos conecta con recuerdos y nuestras raíces. En Guatemala, el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos se funden el 1 de noviembre y esa mezcla no es solo de fechas, sino que es la tradición que materializa nuestra versión del Día de Acción de Gracias, con sabores, aromas y texturas nostálgicas y bien chapinas. Este día no se trata de comer por comer, sino de celebrar la vida, el trabajo productivo y, sobre todo, la oportunidad de agradecer que tenemos con quién compartir el fiambre.

El fiambre es nuestra versión del Día de Acción de Gracias, con sabores, aromas y texturas nostálgicas y bien chapinas.

Entre los guatemaltecos, cada familia tiene su receta y la cuida con la solemnidad de quien guarda un tesoro. Pero, ¿cuál es el mejor fiambre? Pues ese que sabe al de la casa de los abuelos, al de la familia o al de los amigos, porque el mejor fiambre es el que nos da un golpe de nostalgia y nos recuerda quiénes somos. En mi caso, la receta que hacemos en casa viene con una historia de al menos cuatro generaciones, como si cada cucharada trajera un eco de las manos que lo prepararon antes. Ahí está mi madre, Nora, que la aprendió de mi abuela, Frances, y ella de mi bisabuela, Adela, quien la recibió de su cuñada, Elisa. Cada año, al preparar el fiambre, es como si todas ellas estuvieran en la cocina y en la mesa. Pero nuestro fiambre, en casa, tiene nuestro carácter.

Por supuesto que comer el fiambre es motivo de celebración, pero también lo es el ritual mismo de la preparación.

Hay fiambres para todos los gustos: rojos, blancos, verdes y, me han contado que también hay amarillos; y los hay ácidos y dulces. En casa, el nuestro tiene un caldillo rosado y destaca el sabor amaderado de la miel. No es un plato fácil, requiere paciencia, buen juicio y el entusiasmo de quien sabe que algo bueno viene en camino. Porque el fiambre es una sinfonía de sabores y texturas, donde cada ingrediente, cada color y cada forma tienen un lugar. Un buen fiambre es armonía, no una mezcla arbitraria de carnes y verduras.

La preparación del fiambre no es asunto de un solo día; se necesitan semanas de planificación y de escoger ingredientes como quien elige recuerdos. Cada año vamos al Mercado Colón a escoger la gallina gorda y a La Puerta del Sol a recoger los embutidos y la cecina, porque don Virgilio y su equipo interpretan magistralmente la receta de don Abel. Por supuesto que comer el fiambre es motivo de celebración, pero también lo es el ritual mismo de la preparación: las conversaciones y bromas en la cocina, las anécdotas que inevitablemente reaparecen y… antes de preparar el caldillo, cenar panes con butifarras y mantequilla, acompañados por un vaso de whisky.

Raúl Contreras hizo panes de muerto y los suyos son los mejores de este lado de la galaxia, sin lugar a dudas.

En este contexto, tiene sentido que Halloween se celebre antes del día del fiambre. A primera vista, la Noche de Brujas parece una fiesta siniestra, cargada de símbolos oscuros, pero esa es precisamente su gracia. Bajo toda esa parafernalia, lo que realmente se celebró anoche es la vida y se hace mediante la burla de los temores que el misticismo nos ha impuesto. Anoche, mucho de lo que nos da miedo perdió poder. Los monstruos y los fantasmas son excusas para vestirnos de personajes extravagantes y reírnos en sus narices. Por eso, Halloween merece ser celebrado.

En casa la receta tiene por lo menos cuatro generaciones; pero tiene nuestro carácter.

Lo de anoche fue un juego en el que la muerte y sus aliados pierden solemnidad. Con disfraces y risas nos damos permiso para mofarnos de la hechicería, los aparecidos y de otros mitos viejos que nos regaló la imaginación. En la Noche de Brujas, el miedo se convierte en diversión entre risas y sustos.

La fiesta de hoy es una afirmación de que la vida es más que existencia y merece ser festejada. Por eso, a ustedes, lectores, les deseo larga vida, prosperidad y paz en unión de quienes valoran.

Majito Ajcú nos regaló fiambre verde que preparan en su casa. Es un fiambre verdaderamente delicioso.

Actualización: hoy almorzó en casa mi amiga, María José Saiz y que alegre fue compartir el fiambre con ella. Sin embargo, fue un día agridulce porque no toda mi familia participó de la fiesta. 

Columna publicada en República.


19
Sep 24

Emotividad en antorchas y bandas

¿Cuáles fueron los mejores momentos que viví durante las fiestas del 14 y 15 de septiembre pasado?

  • El 15, durante el desfile de bandas en la Sexta Avenida, la banda del Colegio Mateo Perrone se detuvo frente a la Plaza Vivar. Tardé en darme cuenta de lo que estaba ocurriendo, pero el joven estudiante director de la banda se encontró ahí con sus padres (y se me enchina la piel mientras escribo esto). No pude ver la cara del muchacho, pero debe haber estado emocionadísimo, como orgullosos se veían sus padres. Luego, la banda entera les hizo un saludo a los padres. Por supuesto que hubo fotos, y ya te imaginas, a ambos lados de la avenida mucha gente estaba tratando de quitarse basuritas de los ojos.

Momento en que la banda saluda a los padres del muchacho.

  • En el mismo lugar y pocos minutos antes, había un joven alto abrazando por detrás a su abuelita menuda. No te imaginas con qué cariño era que el muchacho acariciaba las manos arrugadas de la viejita. Shute que soy, no pude evitar preguntarle al chico si la dama era su mamá o su abuelita. Me contó que era su abuela y le comenté que era una dicha tenerla y lo felicité por el cariño con el que la cuidaba entre la muchedumbre. No te imaginas con qué alegría veía las bandas la señora. No tomé una buena foto porque me pareció invasivo.

El muchacho y su abuelita tomados de las manos.

  • El 14, en la Avenida de la Reforma, vi a un grupo de adolescentes pasar con una antorcha, y en medio de ellos, iba una maestra tratando desesperadamente de mantener el orden y proteger a los chicos a los que acompañaba. Pensé que esa maestra merece una ovación de pie porque ha de querer ganas y mucha vocación hacerse cargo de un grupo de antorcheros díscolos y alegres. Me pareció casi heroico de su parte y qué maravilla que los chicos contaran con ella. No pude tomar foto porque salieron disparados hacia el norte.
  • El mismo día, pero ya junto al Obelisco y el pebetero, llegó un grupo de chicos igual a cualquiera de los centenares que participan en esa fiesta. ¿Qué hizo que llamaran mi atención? En un marco llevaban el retrato de un ser querido ausente y, a la hora de la foto, el recuerdo de la persona ausente estuvo presente en la celebración y en la alegría. No pude tomar foto porque ocurrió muy rápido y soy lento con los dedos y el teléfono…pero Raúl Contreras estába ahí y captó el momento. 

Este es el espiritu de la fiesta de las antorchas.

¿Por qué te cuento esto? Porque el espíritu familiar, festivo, celebratorio, cándido y alegre es el espíritu propio de las fiestas de Independencia. Los bolsazos con agua y otras agresiones son prácticas ajenas a la tradición y deben ser abandonadas.

Veintiun cañonazos en el Parque Centenario.

Al Obelisco y a las bandas acuden familias, grupos de escuelas, colegios, amigos, iglesias, barrios, colonias con el ánimo de pasar buenos ratos y tener experiencias juntos alrededor de una tradición bonita: correr en grupo con una antorcha. Es cierto que abundan los gritos de ¡Viva Guatemala!, pero estoy seguro de que nadie va a las fiestas a hacer patria. Eso sí, a todos parece unirnos un espíritu de Yo soy chapín como tú. No porque la mayoría entendamos bien por qué, sino porque estamos ahí y en esta tierra está enterrado nuestro mux. Este año, como algo distinto, vimos las salvas de artillería en el Parque Centenario durante el acto de arriada de la bandera el día 15.

Las familias abundan en la fiesta de las antorchas.

Tengo por lo menos 20 años de asistir a la fiesta de las antorchas y, durante lustros, todo el rollo era llegar en grupo a encender la antorcha en el pebetero y salir corriendo con el destino propio de cada grupo. El grupo puede ser una familia de tres o una multitud. En la plaza del Obelisco había alguno que otro vendedor de bebidas y comidas callejeras, pero la gente llegaba, encendía su antorcha y se iba.

¡A correr por la Avenida de la Reforma!

En tiempos de los Colom/Torres, la dinámica cambió porque el gobierno envió música en vivo. La presencia de música en la plaza creó un incentivo para quedarse y ese ambiente atrajo vendedores de cervezas y se hicieron dos grupos notables: la gente tradicional que iba a por fuego para su antorcha y la gente que quería quedarse a parrandear barato en la plaza. ¿Sabes en qué grupo había bolos? Pues sí, en el de la música.

Desde la zona 5 a traer el fuego de la libertad; y a divertirse.

Por supuesto que no hay nada intrínsecamente malo en tomarse una, o dos chelitas en una fiesta (que es muy rico); pero como cierto tipo de gente es ese tipo de gente, la dinámica cambió. El sábado pasado vi a cuatro sujetos vomitando en la plaza, y en la Reforma vi a una pareja deplorable bien socada meando en un tronco. Un año, los Colom/Torres mandaron a regalar tamales y toda la plaza quedó inmunda, alfombrada con hojas de tamal, resbalosa y maloliente.

Ahora es TV Azteca quien lleva música y animadores a la plaza, donde la fiesta ha ido perdiendo carácter. Ahora, el lado norte de la plaza no se distingue de cualquier feria genérica, en tanto que en la parte sur de la plaza, junto al Obelisco, todavía se vive el espíritu original de celebración cándida.

La fiesta se celebra en grupos alegres.

Eso me lleva a la aparición de la costumbre nefasta de lanzar bolsas de agua. Esa práctica nunca fue parte de la fiesta tradicional de las antorchas (como no fuera en casos muy aislados, supongo). Pero después de los encierros forzados del 2020, apareció esa práctica que también desnaturaliza la fiesta de las antorchas. Sobre todo porque el lanzamiento de bolsas de agua es invasivo y agresivo. ¿Viste que rompieron vidrios de automóviles y hasta disparos? Es cierto que si a uno no le ha cerrado el lóbulo frontal, es alegre mojarse. ¿Quién no ha disfrutado de una buena mojada en su oportunidad? Pero una cosa es mojarse voluntariamente y otra cosa es ser mojado -con fuerza-. Cuando yo era niño caminaba en los charcos de lodo, de la Reforma, con mis botas de hule. 

Los jóvenes llevan la alegría al Obelisco.

Descontado el abuso, la práctica de lanzar bolsas de agua, o cubetadas, o chorros, tiene efectos negativos:

  • Las bolsas plásticas que la gente lanza y deja tiradas hacen basura innecesaria y, si van a parar a los tragantes, los tapan y después generan inundaciones.
  • Como dijo una señora el sábado: “Llora sangre que desperdicien el agua que hace falta en las casas.” Los que desperdician el agua, muchas veces potable, es porque no pagan el precio real que tiene el líquido vital. Incluso si compran el agua embolsada, quienes la venden no pagan los costos reales que tiene aquel líquido.
  • Por donde se lo vea, lanzar agua (o cualquier otro líquido) es una práctica de malísima educación cuando se hace de forma arbitraria y agresiva. Es bien muco eso del agua.

La cosa es celebrar y divertirse.

El año entrante sugiero no dejar que una tradición alegre y bonita como la de las antorchas sea estropeada por unos cuantos. ¿Cómo? No mediante la prohibición que nadie podría hacer efectiva porque se ve que la policía no puede contra los grupos de bolseros, principalmente si se comportan como orcos.

Sugiero que va a ser una labor de educación para el largo plazo, por medio de campañas que expliquen por qué no está bien desperdiciar el agua que otros necesitan, llenar de basura las calles y los tragantes, y agredir a otras personas. La violencia es un componente clave de la práctica de las bolsas de agua… pero no de la tradición de las antorchas.

Nunca faltan las reinas.

Por lo demás, la fiesta de las antorchas no dura 10 días como la Semana Santa, ni 40 días como la Cuaresma (conmemoraciones que también disfruto mucho). En ese sentido, su efecto en el tráfico es sustancialmente menor, sobre todo después de que, este año, la gente haya aprendido que hay formas de organizarse mejor durante una fiesta popular con carácter como la mencionada. Así como el Viernes Santo uno va en Uber a la zona 1, así se resuelven las posibles dificultades del 14 de septiembre.

En una sociedad como la chapina (con sus problemas de delincuencia y de crispación), es una dicha que se puedan celebrar fiestas callejeras, multitudinarias y familiares en paz. Es admirable el orden espontáneo que se da durante la celebración de las antorchas; y estoy seguro de que si nos despojamos de prejuicios, podemos aprender mucho de lo bueno que ocurre durante esta fiesta y de las amenazas que pueden estropearla.

@luisficarpediem

¿Cuáles fueron los mejores momentos que viví durante las fiestas del 14 y 15 de septiembre pasado? #desfile #bandasescolares #antorchas #jovenes #familia #celebracion #luisfi61 #independencia

♬ sonido original – Gobierno de Guatemala

 


14
Sep 24

¡Paabanc sinfónico!

 

Paabanc o Paabank significa reafirmar mis creencias; y es una ceremonia kekchí propia de Alta Verapaz que incluye música, trajes y máscaras de morería y danzas.  Seguramente has oído alguna de sus melodías y la más conocida es la de la danza de la quema del Diablo; pero…el Paabanc a la décima potencia es la versión sinfónica que fue presentada anoche en la sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Angel Asturias.

La música del Paabanc es cautivante, cadenciosa y a mí me enchina la piel.  Transmite muy bien su carácter ceremonial.  En sus presentaciones allá en el norte es una expresión sincrética e incluye alimentos como el kak´ik, bebidas como el boj, abundancia de flores y los infaltables y maravillosos fuegos artificiales.

Procesión al inicio del Paabanc.

El montaje y la coreografía para teatro es obra de Julia Vela y se remonta a 1972; pero como expresión de la cultura popular sus raíces se remontan a centenares de años. 

La primera vez que ví Paabanc fue durante una excursión con la Asociación Guatemalteca de Orquideología que hicimos a Cobán, ca. 1979.  Iba con mis amigos, Bobby y Ricardo, y este último iba convencido de que comeríamos paabanc y veríamos el baile del kak´ik

Paabanc sinfónico en la sala Efraín Recinos.

Otra vez duarente la serie de encuentros llamada Visión Guatemala, ca. 1999 hubo una presentación de la quema del Diablo en Panajachel, o en La Antigua, no recuerdo bien.

Abajo una muestra de lo que se vio ayer. Por supuesto que el vídeo no le hace justicia al espectáculo, pero da una idea. Por cierto, mis respetos al maestro Sergio Pacache que hizo los arreglos necesarios para esta presentación y dirigió a la Orquesta Sinfónica con marimba y ronrones. Los miembros de la OSN también merecen ovación de pie. 

¿Cuáles fueron los pelos en la sopa?

Una pareja de sujetos que se sentó al lado nuestro y comía chucherías durante aquel la presentación, ¿así, o más muco?  También alguien que llevó a un niño pequeño que -como es natural- de cuando en cuando hacía ruidos de niño. ¿Qué clase de gente lleva un niño pequeño a un concierto, o a algo parecido? El mismo tipo de gente que lleva niños a bodas.


14
Sep 24

La cena de chiles en nogada

 

La cena de chiles en nogada hace algunos años que forma parte de las tradiciones de septiembre en mi casa.  

Chiles en nogada acompañados con vino rosado.

Los chiles en nogada son platos típicos de Puebla, Mexico.  Se prepara con chiles poblandosy con un picadillo de carne de cerdo y frrutas como manzanas, peras y pasas. A mí me gustan envueltos en huevo, o capeados, como dicenlos mexicanos.  Se comen bañados en una crema de nueces de nogal y adornados con ganos de granadas y perejil.  Mi recomendación es comerlos acompañados con un buen vino rosado.

¿Por qué comemos ese plato mexicano en casa? ​Porque nos gusta; y porque septiembre es un mes festivo debido a que es el de mi cumpleaños.  En este mes gozamos del inicio del otoño que es una festividad muy antigua, comemos pasteles de Luna, disfrutamos de las antorchas y de los desfiles y celebramos el potluck chino de Independencia con amigos en casa.

Mi mamá, mi hermana, Raún y yo gozamos los chiles en nogada de Fusión Cuisine que son los mejores que hemos probado hasta ahora. ¿Sábes como conocimos de este platillo? Por la película Como agua para chocolate. Luego los comimos en 2008 en la casa de nuestra amiga Lissa.  


14
Ago 24

¡Nos encanta la feria!

 

Fuimos a la Feria de Jocotenango en la ciudad de Guatemala y nos gozamos muchísimo ese paseo tradicional y familiar de agosto.

Doña Josefina en la Feria de Jocotenango.

Lo más encantador fue doña Josefina, propietaria Dulces Típicos doña Josefina que atienden su hija, y su nieto, Kendal.  Ellos son de San Juan Comalapa y aunque la propietaria ya sólo atiende en esta feria, la familia hace un circuito de ferias en casi todo el país.  Ahí compramos mazapán, conserva de coco blanca y conserva con panela, también pepitoria, alfinique, chilacayote, colochos de guayaba, dulce de leche y canillitas de leche  y ahí le paramos porque todo se antoja.

Doña Josefina y su familia nos atendieron re bien, con esa amabilidad chapina tan característica y sus dulces son frescos y deliciosos.  Ahora mismo estoy comiendo conserva de coco.

Garnachas y una chelita.

Fuimos Raúl y Carmina, y nos hizo falta Tian (que está estudiando en Alemania); pero Luisa se unió al grupo y espero que se nos una el año próximo. Entre los tres compartimos una porción de churros tradicionales (ni españoles, ni mexicanos) y nos dimos cuenta de que ya no nos conviene comer de todo como antes. Eso sí, le entramos a un plato de garnachas, a una Gallo y tres Tiki en El Trebol.

Buñuelos y moyetes.

Por andar platicando y riéndonos se nos olvidó ir a por elotes asados, que a mi me encantan con limón y sal.  Lo que no se me olvidó fue echarme un par de tiros al blanco con los que conseguí dos llaveros.

Yours truly en el tiro al blanco.

A la feria vamos todos los años desde 2011 (con excepción del 2020 por el encierro forzado, el 2021 porque no fue autorizada  y el 2022 porque cogí el virus chino). Es una tradición que nos gusta mucho.  Es una fiesta familiar de sabores, aromas, texturas, colores y sonidos.  Es el lugar perfecto para ejercer el antiguo arte de people watching.

Rueda de Chicago en la Feria de agosto.

Además, la Feria de agosto me trae recuerdos de mi niñez. Mi primer recuerdo de la Feria de agosto (como también se la conoce para distinguirla de la Feria de noviembre, que era la de don Jorge Ubico) es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo.

Elotes.

También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. ¿Por qué es que ya no hay ese tipo de espectáculos en la Feria de Jocotenango? ¿La gente dejó de disfrutar de aquella candidez? En 2007, en la Feria de verano, en Coatepeque había un espectáculo de Mariacandunga, la peluda, y ¿vas a creer que no entré?

Plataninas y churros.

En mi primera visita a la Feria de agosto recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos unos años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago.

Garnachas.

De la feria me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no volví a oír hasta 2016.

¡Sólo no vayas mañana porque como es el mero día de la festividad patronal de la ciudad de Guatemala, y hay feriado, pues hay chumules de gente!


10
Ago 24

¡Desfile de bandas!

 

Hoy dimos nuestro acostumbrado paseo sabatino por la Sexta Avenida de la zona 1 y hubo sorpesa: ¡Desfile de bandas escolares!

Nos apostamos bajo el arco del edificio del correo -una obra arquitectónica encantadora de Rafael Pérez de León- y ahí disfrutamos de las bandas, de la alegría de los estudiantes y del público y de los cohetes y fuegos artificiales.

No hay duda alguna de que a los jóvenes guatemaltecos les encantan los desfiles y las bandas.  Me maravillo con el entusiasmo de los patojos, de sus familias, de sus maestros y hasta de ex alumnos que acuden a ayudar en estas actividades.

Ya vienen el 14 y 15 de septiembre -cuando se celebra la desvinculación de Guatemala de la corona hispánica-  y esos dos días me los gozo muchisimo por los desfiles, las bandas y las antorchas.

La única vez que tuve oportunidad de marchar fue cuando estaba en Primero Básico; pero mi escasa vocación para el ejercicio se sumó a cierta repugnancia por la prepotencia de los comandantes de los pelotones durante los ensayos. De modo que llegado el 15 de septiembre opté por no ir al desfile y me fui con mi familia al Turicentro Likin para aprovechar el asueto. En la Dirección del colegio me dijeron que perdería Educación Física como consecuencia; pero a la hora de la hora la amenza no se cumplió.

Ahora que veo a los chicos, con la alegría, el compañerismo y el entusiasmo propio de sus edades pienso que me privé de una experiencia que hubiera recordado siempre con cariño. Claro que…en aquel entonces…los desfiles no eran tan espectaculares como ahora. 

La mera verdad es que me emociono mucho en estos desfiles escolares y si alguien me preguntara si participa, o no en una de estas celebraciones le diría que si, que participe, y que se entregue full a la experiencia, que no se prive de añadir a su vida momentos con potencial de convertirse en recuerdos entrañables. 

@luisficarpediem

Dimos nuestro acostumbrado paseo sabatino por la Sexta Avenida de la zona 1 y hubo sorpesa: ¡Desfile de bandas escolares! #desfile #bandas #bandasescolares #celebracion #parade #luisfi61 #estudiantes #colegios #jovenes #ciudaddeguatemala

♬ sonido original – Luis Figueroa


28
Jul 24

Festín en Mixco

 

¡Hoy fue día de caldo colorado en Mixco!… y descubrimos una tienda encantadora donde venden huevos chimbos. ¿Qué más se puede tener de bueno? Pues los convites y la alegre compañía.

El fogón y una de las ollas con caldo colorado.

El caldo colorado es una delicia que se prepara con carne y hueso, variedad de chiles y pimientas, canela, tomates, cebollas, ajos y culantro. También se le añaden güisquil, güicoy sazón y repollo. En el salón de la cofradía de Santo Domingo de Guzmán, lo comimos acompañado por delicadas tortillas negras y tortillas de maíz nuevo.

¡Gracias a Majito, por supuesto! y a la gentileza de su mamá, su abuelita y su familia que nos reciben con cariño. Este año fuimos Raúl y yo, acompañados por Oscar. Caldo colorado en buena compañía es lo puro utz.

Huevos chimbos elaborados por doña Carmen en la tienda María Valdéz.

Luego del almuerzo, bajo una llovizna pertinaz, caminamos a la casa de Majito, donde comimos delicioso pan dulce con café y nos preparamos para ir a ver los convites. Íbamos en el camino cuando nos cruzamos con la tienda Doña María Valdéz, y ¿qué crees? Doña Carmen, su propietaria actual, tiene huevos chimbos y turrón elaborados por ella con una receta de la mamá de su abuela, y esa tienda tiene más de cien años.

Tres Anubis y dos Horus en el convite.

No pudimos probar el turrón porque todavía no estaba preparado; pero los huevos chimbos, ¡Aaaaah, qué huevos chimbos! Estos son un postre antiguo preparado con yemas de huevo, azúcar y canela, y doña Carmen le añade un piquete. Esa tienda y su propietaria son joyas de Mixco. Doña Carmen tiene mucha gracia para atender y para contar la historia de su negocio, el cual tiene muchísimo carácter.

Convite de Santa Cruz del Quiché, en Mixco.

Mi abuelita Juanita me enseñó a hacer huevos chimbos en 1976, que fue el año del último gran terremoto en Guatemala, y desde entonces los amo. No los he preparado más que un par de veces, pero siempre que los como, me alegran mucho. No son fáciles de encontrar y a los jóvenes no les emocionan. ¡Fue una maravilla encontrar a doña Carmen!

¿Sabes lo difícil que es conseguir buen atol de elote? Esto es porque muchas personas lo espesan con maicena.  Sin embargo, encontramos uno buenísimo, delicioso en la Panadería Santa Ana.  Puro atol de elote del bueno.

En el parque de Mixco vimos un convite de Santa Cruz del Quiché con sus trajes modernos, complejos y verdaderamente impresionantes. Luego caminamos en busca de otro convite más tradicional, de esos en los que van Batman, Flash, Anubis el chacal, Horus el halcón, y personajes de caricaturas de lo más variado. Por cierto, que las marimbas orquestas que acompañan a los convites y hacen que uno quiera bailar no escatiman en calidad ni en watts.

@luisficarpediem

Caldo colorado, huevos chimbos, convite y alegre compañía en Mixco #mixco #caldocolorado #fiesta #huevoschimbos #celebracion #convite

♬ Chechamix para Damas # 6: La Cita / Ven Devorame Otra Vez – En Vivo – Checha y su India Maya

A mí me encantan los convites. El primero que vi fue en Panajachel cuando yo tenía unos 6 años. Recuerdo que no me lo esperaba y que me impresionó mucho lo grandes y cabezones que se veían los personajes. Recuerdo que seguí al cortejo hasta la cocina del Hotel Casa Contenta, donde nos dieron gaseosas y pastel; y que varios de los trabajadores de ese establecimiento histórico bailaban disfrazados.

Yours Truly con dos platos galanes de caldo colorado.

Este año, porque así lo acordamos desde el 2023, pedimos dos porciones de caldo cada uno y llevamos aguacates. Y la sorpresa fue que, de la cocina, nos enviaron carne con hueso, lo que es un lujo y una atención que valoramos muchísimo. ¡Seguro que estamos apuntados para el año entrante!


22
Jul 24

Máscaras y morerías IV, Ciudad Vieja y final

 

Este road trip empezó con un encuentro con Óscar Cruz y termina con una visita extraordinaria a su bodega en Ciudad Vieja. Óscar es un pilar importante de las tradiciones mascareras y de bailes en aquella población de Sacatepéquez que es célebre, entre otras cosas por sus celebraciones el 7 y 8 de diciembre. Ciudad Vieja es famosa por su convite, sus loas y sus danzas tradicionales. 

Máscaras para la danza-drama de los Veinticuatro Diablos, elaboradas por Oscar Cruz.

Lissa, Rachel, Raúl y yo agarramos camino para allá luego un desayuno sabroso y nos encontramos con Óscar que, por supuesto, no sólo sabe muchísimo sobre aquellas tradiciones, sino que, desde muy joven aprendió el arte de hacer máscaras nada menos que con Guadalupe Sinay, de San Antonio Aguas Calientes. Sus máscaras son admirables.

Yo he visitado Ciudad Vieja para la noche del 7 de diciembre en dos ocasiones con el objetivo de ver la danza de los Veinticuatro Diablos, baile del que había oído mucho.  La primera vez fue con Raúl, mi mamá y el Ale; y la segunda vez con Mario, Marta Yolanda Mayra y Raúl. La primera vez fue en 2014; y la segunda en 2019.  En esta última también vimos la danza del Apocalípsis; y la Del tirador, de los niños; o de animalitos.

El Diablo del Mercado es el que induce a los comerciantes a alterar las balanzas.

Lo que no sabíamos es que las danzas del 7 de diciembre, que ocurren a todo lo largo y lo ancho de aquella población son sólo ensayos para las presentaciones que tienen lugar al día siguiente, al medio día, en el atrio de la iglesia.  En ese lugar se reúnen todos los grupos de danzantes para sus representaciones.  Eso ha de ser más que espectacular y me encantaría que este año podamos ir a esa fiesta.

Graciously, Oscar nos contó todo lo que sabe del baile de los Veinticuatro Diablos. Para mí el highlight fue cuando hice sonar la quijada de burro que se usa durante aquella danza.  Es una quijada de burro, de verdad y para obtenerla de modo que produzca su sonido característico el burro fallecido es enterrado de pie y es desenterrado quince años después para obtener una mandíbula sonora.

@luisficarpediem

En el baile de los 24 diablos, en Ciudad Vieja, se usa una quijada de burro como intrumento musical. ¡Muchas gracias a Oscar Cruz por un seminario intensivo sobre máscaras y bailes! #24diablos #bailes #instrumentosmusicales #quijadadeburro #tradicion #ciudadvieja #inmaculadaconcepcion #luisfi61 #bailestradicionales #puebleando

♬ Mussorgsky: A Night On The Bare Mountain – (From “Fantasia”) – Wiener Philharmoniker & Valery Gergiev

Nos enteramos de que hay baile de diablas, y de niños diablos. Algunas personas, por ignorancia, piensan que estas danzas de diablos son malvadas; pero en realidad tienen moralejas.  Por ejemplo: la idea general del baile de los Veinticuatro Diablos es que los demonios tientan a una alma; pero esta es redimida.  Los diablos exponen inmoralidades que hay que evitar; por ejemplo, hay un diablo del mercado que es el que induce a quienes alteran las balanzas; hay un diablo hacendista que, ¡Sorpresa! es el que inspira al recaudador de impuestos y va vestido de frac; hay un diablo sirviente que es el que induce a los que les roban a sus patrones, está el diablo que tienta a los tahúres. y así va la cosa.  Hay un diablo que inventa los refranes y no me quedó claro que había de malo en los refranes; y luego pensé que ese es el mío porque me encantan los refranes.

El mismísimo Rey Diablo, personificado por Óscar Cruz, en Ciudad Vieja.

Óscar ya no baila, pero nos mostró las últimas máscaras con las que participó activamente en los bailes y una de ellas es de Napoleon I.  ¿Vas a creer que hay una danza del célebre emperador de los franceses? Este baile es de San Miguel Dueñas, tiene el estilo del baile de Moros y Cristianos y cuenta los avatares de Napoleón Bonaparte luego de haber perdido la batalla de Waterloo. Por supuesto que no resistí la tentación de usar la máscara napoleónica, y una corona imperial. Aquella máscara, por cierto fue elaborada por el mascarero Fermín Ordóñez

La máscara de Napoleon I, no puede resistir usarla.

Ya no soy tan admirador de aquel personaje; pero durante muchos años tuve un retrato suyo en mi cuarto.  Curiosamente, en mis años de universidad, dos de mis amigos -también de nombres Luis- tenían retratos napoleónicos en sus dormitorios….y los tres teníamos cañones. 

Luego de una larga plática llegó la hora del Almuerzo. Óscar tenía un compromiso y Rachel tenía que hacer en La Antigua así que volvimos a la ciudad virreinal; pero primero pasamos a la  Plaza Telares, en la ciudad virreinal. ¡Que impresionante y chulo está ese centro comercial!  Pasamos a Cemaco (buenísima atención al cliente), compramos pescado y papas en La Torre y…lástima que no apunté el nombre; pero compramos una deliciosísima conserva de coco y panela en un kiosko de dulces típicos, muy recomendable. 

Pasamos a dejar las compras a la Casa Hanckel  y nos encaminamos a almorzar a Red Koi.  Este es un restaurante de comida callejera taiwanesa y a mi me encanta.  Además sirven boba tea, una bebida deliciosa que siempre me alegra. Siempre se come delicioso ahí, gracias al chef, César.

Boba Tea, en Red Koi, una delicia taiwanesa.

Después de almorzar agarramos camino a Ciudad Vieja para reencontrarnos con Óscar, que nos contó más sobre las tradiciones mascareras y de danzas en el área.  Una parte muy divertida fue que él se puso la máscara y peluca del rey diablo.  Esta máscara es aterradora y tiene, en su cara una serpiente y un murciélago.  Muy parecida a la que usé el día en que conocí a Óscar. Por supuesto que él sabe muchísimo de danzas, máscaras y morerías porque su amor por estas tradiciones es fundamental para su continuación.  

Cansadísimos volvimos a La Antigua con la idea de resposar un rato y juntarnos para el cóctel y el debriefing. Pero no hubo tales. Raúl y yo caminamos un rato por la ciudad y volvimos para descansar.  A mí me tocaba preparar la cena así que puse a hornear las papas y sazoné el dorado.  Raúl nunca despertó de la siesta.  Lissa y Rachel se me unieron con vino en la cocina y ahí comentamos lo que habíamos visto y aprendido durante el día.

Lo chistoso es que cuando pusimos la mesa Rachel se dio cuenta de que Raúl no bajaría y dijo: ¿Por qué no me dijeron que uno se podía ir a dormir sin cenar? ¡Así estábamos de cansados después de cuatro días de trotes! Cenamos rico, eso sí.

El domingo fue el fin de esta puebleada mascarera y de morerías. Raúl y yo queríamos ver las celebraciones del Día del Ejército y Lissa y Rachel arreglaron una visita a San Miguel Dueñas; y por no haber ido, Raúl y yo nos perdimos de conocer a Chepe Diablo, un personaje de morerías que esperamos conocer en próxima ocasión.

Una vez más quedamos encantados con la riqueza cultural de los guatemaltecos; y es una maravilla compartir raíces con tradiciones que tienen tantos niveles de significados. ¡Ya estoy listo para la próxima puebleada!

Máscaras y morerías I

Máscaras y morerías II, Sumpango

Máscaras y morerías III, San Antonio Aguascalientes


15
Jul 24

Mascaras y morerías III, San Antonio Aguas Calientes

 

Gracious fue nuestra palabra favorita en esta excursión. En inglés se refiere a una actitud caracterizada por la bondad y cierta cortesía cálida y no fingida.  Aunque suele atribuirse a monarcas y aristócratas, también es propia de personas educadas (que no necesariamente instruidas) y con algún grado de orgullo y auto-estima. Graciousness es lo que nos dispensaron nuestros anfitriones en este road trip y ¡Que alegría!

El día comenzó con un buen desayuno en la Casa Hanckel y con la planificación de las visitas; planificación que se redujo a confirmarle a Camila Sinay que la visitaríamos porque ella ofreció engalanarse para las fotos.  Rachel, Raúl y yo llegamos a la casa de Camila en tuk tuk, porque Lissa se nos unió después. Porque las calles son muy estrechas, el carro lo dejamos en el parque de San Antonio Aguas Calientes.  En la casa de Camila nos recibieron su hija -Guadalupe-  y sus nietos en el patio; y luego salió Camila vestida con un bellísimo huipíl tradicional de San Antonio, un chachal hermoso y sus aretes de oro, acompañados por un corte no menos impresionante.  El huipil de San Antonio es famoso por su colorido y sus imágenes de guacamayas; pero, sobre todo, por la calidad del bordado. 

Camila Sinay en el patio de su casa. En la cuarta foto acompañada por su hija, Guadalupe y por Yours Truly.

Camila nos contó sobre la dinastía mascarera de los Sinay que pasa por ella y su esposo, Dolores Pérez; por su padre, Guadalupe, y su abuelo, Juan; luego de que su bisabuelo, Mateo llegara a San Antonio procedente de Villa Nueva.  Con su liderazgo y su patrocinio (muchas veces sencillo, pero siempre entusiasta), Camila promueve la tradición de máscaras y bailes entre los niños y jóvenes de San Antonio.  Hay que aprender a trabajar, Trabaja, trabaja, trabaja, hay que trabajar para tener algo, le decía su padre, Guadalupe; y ella siempre ha trabajado, no sólo para tener algo, sino para colaborar con la fiesta del Dulce Nombre de Jesús y con los niños. 

Camila Sinay, jóven. La foto la tomé de Facebook.

Nos contó que había estudiado para modista profesional, por correspondencia, y que por una necesidad ya no había continuado sus estudios.  De cualquier manera, ella aprendió a tejer y el huipil que lució en esta ocasión es una de sus creaciones.  A los seis años empezó a hacer máscaras, a los ocho años fue enviada a un coro y Camila canta (especialmente canciones religiosas).  Ella cocina y se enorgullece de viajar lejos y de preparar hasta tres mil platillos cuando hay celebraciones con música cara en las aldeas a donde llegan el gobernador y sacerdotes. La dinastía Sinay también está vinculada a los tradicionales y espectaculares Desafíos de moros y cristianos en San Antonio. 

Yours Truly, Camila Sinay y Raúl Contreras en San Antonio Aguas Calientes. Foto por Rachel McCleary.

Uno puede estar horas y horas escuchando las historias y aventuras de Camila, disfrutando de su graciousness y de su facilidad para compartir.  Acordamos una sesión de fotos en el patio y para ella, nuestra anfitriona pidió su tzut. Básicamente un un tzut es una pieza cuadrada de tela que se usa sobre la cabeza, o a modo de capa.  Camila nos contó que ella nunca sale de su casa, y menos si es para ir a misa, sin su tzut.  ¡Y nos mostró el suyo! que es una pieza magistral de brocado característico de San Antonio Aguas Calientes.  Su colorido y detalles de flores y pájaros lo dejan a uno con la boca abierta, y a eso se suma el hecho de que el brocado de San Antonio se ve igual al derecho y al revés, una técnica que hace de esos tejidos algo fascinantemente bello.

Al concluir la sesión de fotos, ¡como nos costó despedirnos de Camila, su hija y sus nietos!  

A la vuelta de su casa vive Victorino, su hermano, también miembro de la dinastía Sinay.  Él estaba ocupado, y accedió a recibirnos más tarde, de modo que, en el carro de Lissa, agarramos camino a donde almorzamos.

Gilberto y Victorino Sinay, en San Antonio Aguas Calientes.

El lugar elegido fue el restaurante Bayit, en San Antonio Aguascalentes.  El lugar es muy agradable y fuimos muy bien recibidos. Yo tuve los ojos más grandes que el estómago y pedí una sopa de frijoles, y spaghetti a la boloñesa y ambos estaban bien ricos; pero la próxima vez pediré uno u otro porque las porciones son generosas.  Lissa, Rachel y Raúl también pidieron sus almuerzos; y , aunque nos fue bien con la comida, lo que yo nunca pediría son los papanachos, 

Visita a Victorino Sinay

En el carro de Lissa, que había llegado un poco más tarde a la casa de Camila, agarramos rumbo a la casa de Victorino Sinay.  Una vez más, gracious fue la forma en que él y su hijo, Gilberto nos recibieron en su casa.  Esta rama de la dinastía Sinay se dedica a la herrería y a la metal-mecánica.  Ya no tienen máscaras, pero Victorino y su hijo recuerdan bien a sus ancestros mascareros y nos compartieron anécdotas familiares relacionadas con las tradiciones de San Antonio.  Tanto Camila, como Victorino tienen en sus casas capillas fascinantes con imágenes talladas y fotografías evocadoras. 

Lissa Hanckel y Rachel McCleary en las calles de San Antonio Aguas Calientes.

Victorino tenía un compromiso así que la visita fue corta; pero le encargó a otro de sus hijos que nos llevara a casa de Lily, la hija de su hermana María Juana, porque Lily sí tenía máscaras y también podía ayudarnos con la investigación de Rachel.  Recuerda que andamos en esto porque Rachel -entre otros intereses académicos y personales- es estudiosa de las máscaras y danzas tradicionales de Guatemala.

Visita a Lily Sinay

Bajo unos torrentes de agua -de esos que caen en el altiplano- llegamos a la casa de Lily que –graciously– nos hizo pasar al corredor de su casa donde nos mostró máscaras de su padre, textiles que ella elabora, y pequeñas esculturas religiosas que hace su hijo Leo, con plasticina.

Lily Sinay y su hijo, Leo. Encaje de bolillo, hecho por Lily. Máscara de coyote para el baile de animalitos.

Lily es polifacética.  Además de tejedora, conoce la técnica de bolillos para hacer encajes y así estuvo de cerca de irse a España una temporada debido a su habilidad.  Lily se dedica a entrenar candidatas a reinas y a candidatos a mister. También entrena a los participan en el baile del sacrificio del venado.  Ella y su esposo son empresarios y ahora, a duras penas se están recuperando de las pérdidas que les dejaron los encierros forzados del 2020 cuando perdieron su negocio de trajes típicos que tenían en Tikal.

Yo quería una de las imágenes que hace Leo, para el altar del Día de los muertos que hacemos en el contexto de la fiesta del fiambre, en casa; pero el chico no la quiso vender.

Lily y Leo, con máscaras y las esculturas del chico.

Luego de una plática llena de anécdotas e historias con Lily, y bajo los guamazos de agua, Lissa nos llevó al pick-up en el Parque Central; y luego de atravesar las correntadas para entrar en él, volvimos a La Antigua. Nos costó mucho volver debido a la lluvia ya que, como colapsó la carretera al Pacífico, todo el tráfico comercial que va del puerto Quetzal a la ciudad de Guatemala y viceversa, pasa por los alrededores de La Antigua, por lo que el paso se hace lento y complicado.

El debriefing fue breve, un par de vinos porque llegaron unos amigos de Lissa, boquiteamos y a dormir.

Máscaras y morerías I

Máscaras y morerías II, Sumpango

Máscaras y morerías IV, Ciudad Vieja