20
Dic 24

Camino de diciembre

 

El último viaje de mi abuelo, Luis, fue en compañía de mi abuela, Frances, porque acompañaron a sus amigos Güicho y Tenchita a comprar un auto en Houston y volvieron con el vehículo a lo largo de México. Vi imágenes de ese último viaje porque he estado viendo películas que filmaba mi abuelo. Y pensé que demasiadas veces, durante un viaje, nos enfocamos mucho en el destino y nos arriesgamos a perder de vista lo maravilloso del camino.

Además lo pensé en el contexto de las fiestas de fin de año. ¿Por qué? Porque he oído frases como: ¡Tanto preparativo para una noche y todo se acaba rápido! Cuando yo era niño esa era mi perspectiva: todo se centraba en las expectativas para la Nochebuena y la Navidad, principalmente en los regalos y… ¿cómo iba a ser de otro modo? ¡En la comida deliciosa! Era la época en la que mis padres nos mandaban a dormir temprano a los niños para luego, a la medianoche, ir a despertarnos en medio de la cohetería. Mi padre nos cargaba y nos bajaba medio dormidos a la sala donde nos esperaban la familia y los ansiados obsequios.

En la medida en que fui creciendo… y tal vez madurando alguito, y en la medida en que la familia se fue dispersando naturalmente, empecé a valorar más y más el alboroto de los tíos adolescentes, de los invitados, y el de mis hermanos. La familia, como fuente de calor humano y manantial de tradiciones y anécdotas, fue cobrando más protagonismo en mis expectativas del solsticio de invierno. Pero todavía estaba enfocado en el destino, en la noche del 24 y la mañana del 25 de diciembre.

Aquella perspectiva fue cambiando en la medida en que descubrí que las fiestas de fin de año son mucho más que una noche y una mañana. Comienzan cuando se sienten los primeros aires fríos de diciembre, y en casa arrancamos con la quema del diablo, fiesta que este año disfrutamos junto al Cerro del Carmen con una familia y un vecindario que nos acogió, solo porque los chapines son así de generosos y hospitalarios. En casa, el camino de diciembre sigue con las fiestas de Concepción y Guadalupe, y por lo tanto huele a tanta pólvora e incienso que a veces ataranta. En casa la fiesta sigue cuando salen los adornos propios de la temporada y cuando los aromas a pinabete y manzanilla nos dan los buenos días; y avanza hacia la cena de fin de año en casa de uno de mis hermanos y hacia la tamalada de las M&M. ¿Ves? ¡No es una fiesta de 24 horas porque sigue hacia la Nochebuena y la Navidad, que celebramos en casa, solo para detenerse frente a la rosca de reyes el 6 de enero!

Voy a decir que el viaje de fin de año es uno 30 días de celebraciones. Unas veces con la familia y otras veces con amigos. Siempre juntos, siempre compartiendo. Pero lo más valioso es la oportunidad de transmitir de generación en generación las anécdotas, los recuerdos, las añoranzas y las esperanzas. La oportunidad de revisar las flores y las piedras que hemos encontrado en el camino de la vida y nos hacen ser como somos. Y aquel es un camino que, si tuviera que volver a hacer, lo haría igual porque, ¿qué somos hoy, sino la consecuencia de nuestras decisiones y acciones de ayer? Y lo único que lamento, eso sí, es haber lastimado a más de alguno por negligencia, imprudencia o impericia.

@luisficarpediem

Llegó la fiesta a casa #solsticio #solsticiodeinvierno #celebracion #findeaño #fiestas #navidad #luisfi61 #luces #colores

♬ Solstice – Mark Fabian & Alexander Smith

En casa, pues, las fiestas de fin de año son un viaje y no un destino. Y como no sabemos si va a ser nuestro último viaje, ¿por qué capricho podríamos estar desperdiciando oportunidades para maravillarnos como niños con cada abrazo, cada paquete envuelto, cada torito y cada bocado (sobre todo si nos traen recuerdos viejos, o nos construyen recuerdos nuevos)? Desde aquí —desde este espacio y desde mi casa— te deseo larga vida y prosperidad. Que en estas fiestas y en el año que viene tengas salud, y amor. Que no te falten abrazos, y que no te falten quienes te hagan reír. Ni te falten mazapanes.

Columna publicada en República.


13
Dic 24

Toritos y tradición

 
Desafiar toritos es una de mis actividades favoritas en las fiestas de fin de año; y anoche, en el Callejón Maravillas, hubo dos toritos bravos durante la celebración de la Fiesta de Guadalupe.

Escenas de la fiesta de anoche en el Callejón Maravillas.

¿Cuál fue la novedad? Unos muchachos llevaron un lanzabombas con cinco tubos, de modo que cinco bombas podían ser lanzadas casi al mismo tiempo. Estuvo divertido cuando un torito persiguió a uno de los muchachos casi alcanzándolo. Por supuesto que hubo marimba, moros, pólvora e incienso y mico para tomarnos una foto como corresponde.
 
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Este año cenamos paches gracias a la alegría y la hospitalidad de amigos queridos. Es que, ¿sabes?, las fiestas se disfrutan mucho mejor cuando se comparten con gente a la que uno valora. La reunión estuvo tan divertida que Raúl y yo llegamos a casa a la 1:30 a. m. de hoy… después de habernos desvelado por la entrada del rezado en nuestro barrio ayer mismo a las 4:00 a. m. ¡Todo por buscar toritos, bandas y fiestas populares!
 
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El toque extra de encanto fiestero lo dio un niño que bailaba en hombros de su madre cuando pasó la banda detrás de la procesión. Las bandas son otra cosa que me gusta mucho de estas fiestas y pensé que ese chiquito podía ser yo, agitando los brazos y tratando de llevar el ritmo.
 
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En 2021 escribí que las tradiciones no sólo nos dan un sentimiento y una sensación de comunidad; sino que cumplen una función sanadora frente a la desesperanza y a la inestabilidad. Aromas, alimentos y sonidos, texturas y colores, así como rituales nos traen recuerdos y nos invitan a reflexionar. Fuegos artificiales, costumbres, disfraces y más son parte de aquel acervo rico y enriquecedor.
 
Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces pocas cosas me emocionan y divierten tanto y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.

12
Dic 24

La fiesta Guadalupe-Reyes

 

La Vuelta Guadalupe-Reyes es el nombre coloquial que los guatemaltecos le damos a las festividades de fin de año correspondientes al solsticio de invierno, o a la navidad. Como vivo en la Villa de Guadalupe, literalmente la fiesta empezó ayer y hoy en la madrugada. Los festejos van del 12 de diciembre al 6 de enero.

Estuvo alegre la madrugada.

 
La Villa de Guadalupe tiene su plaza, mercado e iglesia como las tiene toda villa, o pueblo. Aquí se viven las tradiciones intensamente, a ratos te llega el olor a leña y en el interior del barrio la gente saluda cuando se cruza contigo. En las fiestas populares la gente tira la casa por la ventana y se quema pólvora como si no hubiera mañana.
 
De esa cuenta, hoy a las 4:00 a. m. me despertaron la banda y las bombas del rezado que pasó a 100 metros de mi casa; y ya despierto lo que correspondía era ir a la plaza y disfrutar de los fuegos artificiales y del alboroto a pesar del frío. ¡Y sí que estaba frío!
 
Me embocé como pude, con sombrero y todo, y pude maravillarme con las tradiciones, la música, los bailes y la pólvora. ¡No hubo torito!… pero estuvo alegre. ¡Y cómo terminó la madrugada? En casa con una deliciosa taza de atol.
 
La fiesta, vuelta, o Maratón Guadalupe-Reyes, es de origen mexicano; pero igual es algo chistoso.

10
Dic 24

Toritos: ritmo, fuego y emoción

El mejor torito que he visto —en años de perseguir toritos— fue el de Brandon, y lo vimos en la zona 2 de la ciudad de Guatemala para la fiesta del 8 de diciembre. ¿Por qué fue bueno? Por la variedad e intensidad de luces y porque lanzaba misiles. Una cosa es que lo persiga a uno el torito, y otro nivel es que le lance a uno misiles. ¡Hasta un poi, parapetado en la palangana de su pick-up, tuvo que esquivar los misiles sin dejar de grabar!

Loa, toritos, juegos pirotécnicos y desfile hubo en la fiesta.

Cualquier cantidad de pólvora y fuegos artificiales vimos el domingo en la 3a. calle y 9a. avenida de la zona 2 a las 6:30, y lo apunto porque quiero estar ahí el año entrante. Es fascinante cómo familias, vecinos, amigos y compañeros de trabajo se organizan en estas festividades para hacer los mejores espectáculos de fuegos artificiales posibles. Además, una cuadra después vimos una loa. ¿Sabes? He visto loas en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, pero nunca había visto una en la ciudad de Guatemala. En Guate, las loas son obras de teatro breves que tienen fines evangelizadores. De una forma u otra, aluden al triunfo del bien sobre el mal y temas así.

Atrapado en el tráfico y la procesión el poli se parapetó para grabar el torito.

En esa cuadra vimos dos toritos. Lo bonito de los toritos no sólo es el despliegue y abundancia de pirotecnia con variedad de colores y efectos. También tiene que ver la habilidad de quien lo baila y el ingenio con el que embiste y persigue al público. Todo tiene que tener ritmo, relacionado no sólo con la música, sino con la disposición de los fuegos artificiales y sus efectos.

Cuando yo era niño, las historias de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las fiestas tradicionales disparaban mi imaginación. Yo tenía muchas ganas de ver toritos, y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi el primero en San Juan del Obispo. Desde entonces, pocas cosas me emocionan y divierten tanto, y me ponen tan contento como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus luces y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye. ¿Alguna vez te ha corrido un torito? Es de lo más divertido y emocionante.

De vuelta a los misiles, mi cuata, Majito, me contó que ese tipo de toritos es muy común en las festividades de Mixco.

Temprano en la tarde, por cierto, en la Sexta Avenida nos topamos en el desfile navideño de Coca-Cola y no hay duda alguna de que a los chapines nos gustan los desfiles de bandas. Especialmente a los jóvenes que participan y van con todo a la celebración.

Muy chulo fue un carro completamente cubierto con luces navideñas. 

¿Te imaginas paseando en este auto?


08
Dic 24

Quema del diablo con calor chapín

 

En uno de los barrios más tradicionales de la ciudad de Guatemala, una familia y sus vecinos nos acogieron para quemar el diablo, de acuerdo con la tradición chapina.

Una familia y sus vecinos nos acogieron al pie del Cerro del Carmen.

A la sombra del Cerro del Carmen, entre los comentarios y la alegría de los niños, las llamas que consumían a los diablos y cohetes despedían el mal. Por cierto, que hubo unos como barrilitos de pólvora que me recordaron mucho a los volcancitos de cuando era niño. Primero porque duraron tantito y luego porque ofrecieron variedad de luces al quemarse. Los vecinos compartieron estrellitas con Raúl y conmigo; y, por cierto, ya no son las de metal que conocíamos, sino de plástico, y esas no duran.

Caímos ahí porque, al subir el Cerro con la esperanza de ver la quema del diablo como otros años, resultó que había una boda. Un hombre que acarreaba bombas nos informó que no habría fiesta porque la persona que la organiza está enferma; así que, desde aquí, van mis mejores deseos para que recupere pronto su salud.

El diablo feroz y sus diablitos están listos para arder.

Decepcionados, bajamos el cerro con la certeza de que en el barrio encontraríamos algún diablo a punto de ser entregado a las llamas. Y no nos equivocamos. En la 1a. calle B vimos preparativos. Con algo de pena nos acercamos, nos presentamos y preguntamos si podíamos acompañarlos. Y ahí salió las proverbiales hospitalidad y generosidad chapinas. El muchacho que preparaba al diablo y su familia nos dieron la bienvenida y nos hicieron parte del grupo al que se fueron uniendo vecinos de todas las edades. ¡De verdad que muchas gracias por una experiencia encantadora! ¡Y por ese calor humano chapín!

Pienso que íbamos por algo muy bueno, que es la quema en el Cerro del Carmen; y aquella familia y sus vecinos nos dieron una experiencia mejor. En las faldas del Cerro se vive esta festividad con el más auténtico espíritu chapín. Lástima que no me animé a tomar fotos de las casas que atisbamos abiertas porque ahí dentro, también, lucían los colores y adornos propios de estas fiestas en la ciudad de Guatemala. ¡Es una dicha que los jóvenes y las familias conserven las tradiciones con todos sus elementos!

¡Pero hubo más!

En la iglesia de San Sebastián vimos un torito espectacular, de esos que tienen mucha pirotecnia y… algo que me gusta mucho: en algún momento los fuegos artificiales se detienen y parece que el show se ha terminado, sólo para volver con intensidad para deleite del público al final del rezado. El torito fue muy aplaudido.

Al salir, vimos pasar el final de un desfile de motoristas. Uno detesta a los motoristas en el tráfico de todos los días; pero este desfile fue re chulo. Los motoristas iban sonando sus bocinas y adornados con motivos y luces navideños. La verdad es que resulta muy bonito que la gente haga este tipo de cosas y contribuya con su ingenio y su alegría de la vida a las celebraciones propias del solsticio de invierno.

Las llamas consumieron al diablo y a sus compinches.

¿Qué es la quema del diablo?

La quema del diablo es una tradición guatemalteca que representa la oportunidad ritual para echar al fuego lo malo, lo inservible, lo caduco, lo que hace daño y lo que no queremos para el año que viene, en un contexto místico y mitológico. Hace cinco años descubrimos que esta fiesta familiar se celebra de forma tradicional y encantadora en lo alto del Cerro del Carmen, en la ciudad de Guatemala.

Desde una perspectiva racional y más universal, la fiesta trae la luz y el fuego a la época del año en la que las noches son más largas, frías y oscuras, por lo que es apropiado celebrarla con familia y amigos, y recordar que, aun en la oscuridad, es posible la luz. Estoy seguro de que cada quien podrá sacar de todo esto lecciones de vida y aprendizajes que habrá que transmitir a las generaciones siguientes.

Disfruto mucho esta fiesta chapina porque es una ocasión propia para celebrar la vida y recordar a dos personajes malentendidos, uno de ellos casi olvidado, que -aparentemente- no tiene nada en común: Lucifer y Prometeo. Ambos se rebelaron contra dioses tiránicos y arrogantes. Ambos fueron cruelmente castigados por su atrevimiento. Uno es el traedor de luz, y el otro les dio el fuego a los hombres. Ambos son heroicos.

En 2018, cuando fuimos a la quema del diablo en el Cerro del Carmen por primera vez, el cura explicó que María, la que anuncia la luz, precede a Jesús, que es el Sol; y en la realidad, ¿quién precede al Sol? ¡Venus precede al Sol cuando Venus es lucero de la mañana! ¿Y cuáles son otros nombres antiguos de Venus? Lucifer, el traedor de luz; e Ishtar, diosa del amor, de la belleza y de la fertilidad. Los mayas, por cierto, no eran ajenos al concepto de que Venus, Lucifer o Ishtar es traedor de luz, ya que para ellos Venus (el heósforo) anunciaba que el Sol saldría ese día, luego de su paso por Xibalbá.

¡Hay que celebrar estas fiestas por la vida y por el valor de quienes traen la luz y de quienes se rebelan ante dioses tiránicos y arrogantes!

Cuando era niño, por cierto, la fiesta solía incluir la reunión de amigos en la mañana para ir a buscar ramas y chiribiscos con qué armar una buena pira. Luego, en la tarde, llegaba mi padre con cohetes y algunos fuegos artificiales, y a las seis mi madre preparaba buñuelos, y había mucha alegría en la calle y en la casa.

Como el año pasado, en esta ocasión caminamos desde la Quinta avenida y once calle hasta el Cerro del Carmen. Como en 2023, durante el trayecto hacia aquel lugar emblemático, antiguo y tradicional, vimos muchas personas y niños acarreando sus piñatas de diablos. Ahora hay diablos y diablas, canches y negros; los hay de cuatro patas y monumentales. Cuando yo era niño, las piras no incluían estas piñatas; se hacían con ramas y, cuanto mucho, cajas de cartón. Eso sí, siempre había cohetes involucrados.

 


01
Dic 24

Luces Campero desde “el tejado”

 

Desde mi balcón, las Luces Campero ya no se ven como antes; así que, en esta ocasión, subimos al tejado para verlas y gozarlas mejor. ¡Y sí se vieron un poquito mejor! Además, también vimos un torito en la iglesia de mi barrio y los fuegos artificiales frente a la plaza. Así que fue un dos por uno.

Así vimos las Luces Campero desde “el tejado” de la casa.

Como todos los años, el niño que hay en mí se emociona mucho con los fuegos artificiales, ya sean las espectaculares Luces Campero,  o las sencillas del barrio. ¡La cosa es que haya fiesta!

¿Sabes que durante unos 10 años, poco más o menos, no vi las Luces Campero? En parte porque se me olvidaba estar pendiente de ellas y en parte porque trabajaba el día en que se celebraban. El primer año de aquellas luces tuve la malísima idea de subir a verlas al mirador de la carretera a El Salvador, y fue un error: solo recuerdo que se veían bien pequeñas y que el tráfico fue infernal.

Ahora, aunque solo se ve poco más del 30 por ciento desde el tejado, lo bueno es que igual las disfrutamos en compañía amada. Ya lo he mencionado en otras ocasiones: cuando se trata de fuegos artificiales, mi regla es Baila como si nadie te estuviera viendo, ama como si nunca te hubieran herido y canta como si nadie pudiera oírte. Así que yo exclamé: ¡Oh! ¡Ah! Wow!, y aplaudí a gusto aunque hubiera muchos vecinos en la terraza.

Como en otras fiestas de esta temporada de solsticio de invierno, llegaron familias completas a admirar las luces. No subí mi copa de rompopo tipo cubano de doña Luisa Cuadrado porque pensé que iba a estar muy incómodo con tanto viento y sin tener dónde depositar la copa. Ya allá arriba me arrepentí, pero ni modo.

@luisficarpediem

Desde mi balcón, las Luces Campero ya no se ven como antes; así que, en esta ocasión, subimos al tejado para verlas y gozarlas mejor. ¡Y sí se vieron un poquito mejor! Además, también vimos un torito en la iglesia de mi barrio y los fuegos artificiales frente a la plaza. Así que fue un dos por uno #lucescampero #fuegosartificiales #juegospirotecnicos #nochedelosdeseos #celebracion #solsticiodeinvierno #luisfi61

♬ Sparkling Magic – Christy Carew


01
Dic 24

Fiesta, bandas y buena vibra

 

El desfile navideño de la Sexta Avenida duró unas cinco horas, y en él participaron bandas de colegios y escuelas de todo el país, así como bandas independientes y visitantes de Suchitoto, El Salvador.

Música, colores, luces y la alegría de los jóvenes en el desfile de la Sexta Avenida.

Mundos de gente había en la antigua Calle Real, disfrutando del paso de las latin bands y las bandas de guerra, cuyos integrantes e instrumentos lucieron adornos y luces propios de las fiestas del solsticio de invierno. Con las bandas desfilaron las batonistas y los chicos que suelen participar con ellas. También hubo personajes como Santa Claus y otros.

Es muy tierno ver cómo se les acercan los niños a los personajes para abrazarlos y tomarse fotos con ellos. También es tierno ver a los niños bien chiquitos que encabezan algunas bandas, con sus uniformes en miniatura. Las familias son parte de lo que hace esta fiesta muy alegre. Es bien evidente que a los chapines nos encantan los desfiles de bandas porque, ¿cuántos crees que se celebran al año sólo en la ciudad de Guatemala?

Es una fiesta familiar el desfile de la Sexta Avenida.

Dos toques diferentes hubo ayer. El primero fue una mujer del público que veía el paso de las batonistas con una cara de desaprobación y disgusto que no podía con ella; si su mirada hubiera sido puñales, ¡qué masacre hubiera habido en el desfile! El segundo fue un ladrón que pasó como gacela huyendo de sus perseguidores por la Once calle y logró escabullirse por la Sexta avenida A.

Dicho lo anterior, me gustaría que hubiera más que latin bands y bandas de guerra, y que hubiera más creatividad por parte de los planteles y bandas participantes, así como por los organizadores. Por ejemplo, en Coatepeque, un desfile similar incluye temas y estampas propios de las fiestas de fin de año. Con todo y eso, la alegría de los estudiantes y la del público se contagia rápidamente. De verdad que muchos patojos le ponen feeling a su presentación. E incluso, si van desganados, eso y la fauna variopinta en las calles es parte de la diversión desde el punto de vista de quienes estamos en las banquetas.

Igual que el año pasado, me impresionó que, proporcionalmente a los mundos de gente que había en la zona 1 y a la duración del evento, la Sexta avenida estaba limpia. No había basurales.

@luisficarpediem

El desfile navideño de la Sexta Avenida duró unas cinco horas, y en él participaron bandas de colegios y escuelas de todo el país, así como bandas independientes y visitantes de Suchitoto, El Salvador #desfile #bandas #tradiciones #navidad #solsticiodeinvierno #alegria #fiesta #luisfi61

♬ ゚*。☆Super Xmas REMIX!☆。*゚(1139713) – SK MUSIC

Los que visitan Carpe Diem con frecuencia saben que me encantan las fiestas populares, familiares y callejeras. Uno corre el peligro de engentarse, pero el ambiente y las buenas vibras de la gente hacen que la experiencia sea parecida a la de las antorchas en el Obelisco.  


28
Nov 24

En el Día de Dar las gracias

 

Este año, mi Día de Dar las gracias comenzó con un encuentro con Frosty y con que en casa preparamos un pay de manzanas para la cena familiar que será donde mi hermana.

Pay de manzanas que hicimos en casa.

Con Frosty, interpretado por mi amiga, Lucía, me topé luego del concierto Soñando en Libertad que se celebró en la Universidad Francisco Marroquín como una forma de celebrar el 2024. Lucía suele llevar disfraces a esa fiesta tradicional y le añade más alegría.Dentro de unas seis horas celebraré con mi familia el Día de Acción de gracias o Thanksgiving Day.  ¿Por qué? Porque para ser agradecido hay que valorar; y para valorar hay que estar consciente. ¿Qué es la consciencia? Ya lo dijo Aristókalos:

Es la facultad de conocer…me permite experimentar sensaciones. Integrar sensaciones en percepciones. Percepciones en conceptos. Conceptos en conocimiento. Y este conocimiento, es mi medio básico de la supervivencia.  Una consciencia sin medios de ser consciente no puede ser.  Una consciencia sin cuerpo es imposible.

Yours Truly y Frosty luego del concierto Soñando en Libertad, en la UFM.

Como cada año en esta fecha, y en el contexto de los párrafos anteriores, este es un buen día para ver Saints and Strangers que -descontado el misticismo- pone en perspectiva el contexto filosófico, jurídico, económico y políticamente hostil en el que se originó la fiesta de hoy.  También te recomiendo artículos:

Me gusta esta fiesta porque es acerca de la vida, la productividad, el ahorro; pero más importante: sobre la familia, los amigos y las personas que enriquecen nuestras vidas. Mucho se habla de que esta es una fiesta gringa; pero…¿desde cuándo es que el agradecimiento tiene nacionalidad? De cualquier manera y por cultura general es posible que el primer día de Acción de Gracias se haya celebrado 30 de abril de 1598 por el explorador español Juan de Oñate y miembros de su expedición. Eso es 26 años antes que el de los pilgrims

¿Qué se celebra?

Francamente, además, ¿a quién no le gusta celebrar aquello?…y ¿qué no es eso lo que hacemos el 1 de noviembre con el fiambre? Celebramos virtudes burquesas y el sistema que ha permitido que los pavos y otras delicias no sólo sean para las aristocracias, las oligarquías y los obispos.  ¿Qué sistema es ese? El que respeta los derechos individuales de todos por igual, el que respeta el proceso de mercado, el que favorece el intercambio y abomina de las relaciones forzadas, ¡Imagínate! Tal vez por eso es que a los destruccionistas no les gusta la celebración del Día de gracias.

En unas horas mi familia y yo celebraremos con una deliciosa cena que será en casa de mi hermana, con pavo preparado por uno de mis hermanos.  Es ese tipo de encuentros en los que uno se divierte como mico y en los que es maravilloso sentir ese cariño que sólo se siente alrededor de una mesa cuando se juntan tres generaciones.

El pavo y los demás componentes de la cena no aparecerán de la nada.  Son posibles gracias al ingenio, la productividad y a la empresarialidad de miles de personas que no conocemos. Son posibles gracias a nuestra productividad y a la de quienes nos facilitan ser productivos. Son posibles gracias a quienes transportan los productos y a quienes nos los venden. Son posibles porque ahorramos y porque muchos participaron en su elaboración.

En esta fiesta, aprovechemos para agradecer a quienes valoran nuestros talentos humildes. ¡Mil gracias! a los agricultores, transportistas, comerciantes, industriales, científicos, técnicos y demás que hicieron posibles el pavo, los tomates, las papas, los quesos, los camotes, los panes, las arvejas, el tocino, los pasteles y demás.  Gracias a quienes lavan los platos, los moldes, los cubiertos y demás.  Gracias a quienes hicieron el vino y las gaseosas.

Uno de mis hermanos preparó el pavo y los demás contribuimos con otros platos para la cena.

Gracias a Raúl por su apoyo y su alegría. Gracias Nora que siempre tiene espacio, siempre tiene tiempo, siempre tiene ganas, siempre tiene buenos consejos, siempre tiene amor, siempre tiene sentido del humor, siempre tiene alegría, siempre nos reúne…y ya no da paletazos.  Gracias a mi hermana y a mi  familia por mantener la tradición.


16
Nov 24

Luces y familias en Árbol Gallo

Mi parte favorita de la inauguración del Árbol Gallo fue cuando, pocos segundos después de que fue encendido, una niñita gritó: ¡Feliz Navidad! y cuando la volteé a ver, sus ojos y su sonrisa tenían más luces que el Árbol.

El Árbol Gallo es encendido para alegrar a las familias chapinas.

En esa fiesta, con la cual empiezan todas las demás fiestas populares de fin de año en Guatemala, los niños aplauden, brincan y se emocionan. Los adultos también, pero la mayoría se contiene por el qué dirán. Por eso es que me gusta disfrutar de ese festival en la calle, con la gente, y este año, incluso bajo la llovizna. ¡Vaya que llevaba mi sombrero fiel!

Como el año pasado, son admirables los efectos de las luces en el cono; y los fuegos artificiales me sacan incontables Wow! y ¡Aaaaaah!

La del Árbol Gallo es una fiesta familiar que atrae a niños de brazos y a ancianos. Es un maral el que nos reunimos en las avenidas de Las Américas y de la Reforma y en el Bulevar Liberación para admirar el Árbol y los fuegos artificiales. Las dos primeras avenidas se encienden con luces en los árboles y a lo largo de las calles. Nunca he visto los espectáculos artísticos, pero la música siempre es muy alegre. Como el año pasado, los fuegos artificiales estuvieron espectaculares y, además, fueron dobles porque los había atrás del Árbol, sobre la Avenida de las Américas, y del lado del Centro Comercial Los Próceres.

El Festival del Árbol Gallo es una fiesta para todos, especialmente para los niños y los que somos un poco niños.

Como en otros años, hay ventas de todo en las calles. No faltan los churrascos, los churros y otras comidas callejeras. Toda el área es una feria de comerciantes que ofrecen cohetes, pachones, almohadas, disfraces para los niños, maquillaje y lo que se te ocurra. Es notable la presencia de la policía y la de los bomberos para la seguridad y en caso de alguna emergencia. Este año noté que un equipo de personas, vestidas de azul, estaban recogiendo constantemente el basural que la gente deja tirado; en parte porque no hay basureros y en parte porque…es innegable…la gente es muy sucia.

Dicho lo anterior, por supuesto que me gozo las luces del Árbol Gallo y los fuegos artificiales; pero lo mejor son las caritas de los niños, admirados, y las de los adultos mayores. Yo me embobo viendo aquellas maravillas y desde finales de octubre me ilusiona mucho ir a la calle a esta fiesta. Me encanta ver a familias completas, especialmente a las que llegan desde temprano y hacen picnic en la tarde. También las que van quedando en la noche y caminan para sus casas.

Este año una novedad fue una banda de jóvenes que primero vi en la Reforma y luego en el Bulevar Liberación. Con sus instrumentos y sus bailes le añadieron alegría a la fiesta. También me cayó en gracia un joven que, desde un bus, ofrecía transporte a las personas que fueran a la Colonia Atlántida y al Parque Colón.

Luces y colores trae el Árbol Gallo.

El Festival del Árbol Gallo -de la Cervecería Centroamericana- se celebra desde hace 38 años y es parte importante del imaginario chapín de las fiestas del solsticio de invierno y de la Navidad. En unas semanas serán las Luces Campero y el Festival Navideño en la Plaza de la Constitución y Cayalá ya está vestida de fiesta y luces.

¿Qué más viene ahora? La quema del diablo; la fiesta de Guadalupe en mi barrio y en el centro con sus fascinantes toritos; y la Nochebuena con la alegría de los fuegos artificiales.

¡Que estas fiestas y el espíritu celebratorio chapín vivan por siempre!… y desde Carpe Diem les deseo a los lectores felices fiestas junto a sus familias y seres queridos, larga vida y prosperidad.


01
Nov 24

Fiambre y nuestras raíces

 

El fiambre que comereos hoy es el plato estelar de la cocina guatemalteca, no solo por su sabor y complejidad, sino porque carga con una historia que nos conecta con recuerdos y nuestras raíces. En Guatemala, el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos se funden el 1 de noviembre y esa mezcla no es solo de fechas, sino que es la tradición que materializa nuestra versión del Día de Acción de Gracias, con sabores, aromas y texturas nostálgicas y bien chapinas. Este día no se trata de comer por comer, sino de celebrar la vida, el trabajo productivo y, sobre todo, la oportunidad de agradecer que tenemos con quién compartir el fiambre.

El fiambre es nuestra versión del Día de Acción de Gracias, con sabores, aromas y texturas nostálgicas y bien chapinas.

Entre los guatemaltecos, cada familia tiene su receta y la cuida con la solemnidad de quien guarda un tesoro. Pero, ¿cuál es el mejor fiambre? Pues ese que sabe al de la casa de los abuelos, al de la familia o al de los amigos, porque el mejor fiambre es el que nos da un golpe de nostalgia y nos recuerda quiénes somos. En mi caso, la receta que hacemos en casa viene con una historia de al menos cuatro generaciones, como si cada cucharada trajera un eco de las manos que lo prepararon antes. Ahí está mi madre, Nora, que la aprendió de mi abuela, Frances, y ella de mi bisabuela, Adela, quien la recibió de su cuñada, Elisa. Cada año, al preparar el fiambre, es como si todas ellas estuvieran en la cocina y en la mesa. Pero nuestro fiambre, en casa, tiene nuestro carácter.

Por supuesto que comer el fiambre es motivo de celebración, pero también lo es el ritual mismo de la preparación.

Hay fiambres para todos los gustos: rojos, blancos, verdes y, me han contado que también hay amarillos; y los hay ácidos y dulces. En casa, el nuestro tiene un caldillo rosado y destaca el sabor amaderado de la miel. No es un plato fácil, requiere paciencia, buen juicio y el entusiasmo de quien sabe que algo bueno viene en camino. Porque el fiambre es una sinfonía de sabores y texturas, donde cada ingrediente, cada color y cada forma tienen un lugar. Un buen fiambre es armonía, no una mezcla arbitraria de carnes y verduras.

La preparación del fiambre no es asunto de un solo día; se necesitan semanas de planificación y de escoger ingredientes como quien elige recuerdos. Cada año vamos al Mercado Colón a escoger la gallina gorda y a La Puerta del Sol a recoger los embutidos y la cecina, porque don Virgilio y su equipo interpretan magistralmente la receta de don Abel. Por supuesto que comer el fiambre es motivo de celebración, pero también lo es el ritual mismo de la preparación: las conversaciones y bromas en la cocina, las anécdotas que inevitablemente reaparecen y… antes de preparar el caldillo, cenar panes con butifarras y mantequilla, acompañados por un vaso de whisky.

Raúl Contreras hizo panes de muerto y los suyos son los mejores de este lado de la galaxia, sin lugar a dudas.

En este contexto, tiene sentido que Halloween se celebre antes del día del fiambre. A primera vista, la Noche de Brujas parece una fiesta siniestra, cargada de símbolos oscuros, pero esa es precisamente su gracia. Bajo toda esa parafernalia, lo que realmente se celebró anoche es la vida y se hace mediante la burla de los temores que el misticismo nos ha impuesto. Anoche, mucho de lo que nos da miedo perdió poder. Los monstruos y los fantasmas son excusas para vestirnos de personajes extravagantes y reírnos en sus narices. Por eso, Halloween merece ser celebrado.

En casa la receta tiene por lo menos cuatro generaciones; pero tiene nuestro carácter.

Lo de anoche fue un juego en el que la muerte y sus aliados pierden solemnidad. Con disfraces y risas nos damos permiso para mofarnos de la hechicería, los aparecidos y de otros mitos viejos que nos regaló la imaginación. En la Noche de Brujas, el miedo se convierte en diversión entre risas y sustos.

La fiesta de hoy es una afirmación de que la vida es más que existencia y merece ser festejada. Por eso, a ustedes, lectores, les deseo larga vida, prosperidad y paz en unión de quienes valoran.

Majito Ajcú nos regaló fiambre verde que preparan en su casa. Es un fiambre verdaderamente delicioso.

Actualización: hoy almorzó en casa mi amiga, María José Saiz y que alegre fue compartir el fiambre con ella. Sin embargo, fue un día agridulce porque no toda mi familia participó de la fiesta. 

Columna publicada en República.