Que las remesas financian en gran medida el consumo en los hogares guatemaltecos, dijo el superintendente de Administración Tributaria. Que el fruto del trabajo de los chapines en el exterior representa el 20 por ciento del PIB, añadió el funcionario. Que una parte significativa de esas transferencias se destina a la compra de alimentos y otros bienes en el sector informal de la economía, además de servicios de educación, o medicamentos que no pagan tributos, agregó.
Corrígeme si me equivoco; pero…hay funcionarios y burócratas que -de verdad- creen que deberías darle al gobierno una parte del dinero que te manda tu papá, o tu mamá, tu cónyuge, o tu hermano. Hay funcionarios que creen que no deberías comprar alimentos en el mercado de tu barrio, sin que al precio se le añada el porcentaje que demandan los políticos y burócratas. Están convencidos de que nadie -ni siquiera tu a quien le cuesta muchísimo llegar a fin de mes- debería escapar de la mano larga de los publicanos. La próxima vez que compres tomates, papas, o cebollas en el mercado, al precio que te pidan añádele 12% de IVA y un poco más de ISR para tener una idea de qué tan caros serían si tuvieras que pagar lo que exigen los que viven del presupuesto del gobierno.
Haz ese ejercicio con servicios y medicinas que contratas, y compras con regularidad y dificultad. Si eres propietario de un puesto en el mercado, haz cuentas de qué porcentaje de tus ganancias tendrías que entregar si pagaras entre 5% y 7% de ISR, más un importe fijo si ganas más de Q300 mil. Haz cuentas de a cuánto tendría que subir el precio de lo que vendes, y de si es posible subir ese precio sin que la gente deje de comprarte.
La SAT va a por las remesas y a por los pequeños y medianos negocios de la gente como tu. ¿Para qué? Para cubrir el presupuesto del gobierno, del cual ¿80%? se va en gastos de operación y en sueldos de burócratas de todos los niveles.
Los impuestos, por cierto, son dinero ajeno tomado mediante la amenaza del uso de la fuerza, para luego repartirlo entre la clientela de quien tiene el poder de amenazar y tomar aquel dinero. Normalmente va a parar a grupos de intereses específicos con los que -muchísimas veces- el legítimo propietario de aquel dinero posiblemente no contribuiría voluntariamente si tuviera opción.
No pagas impuestos, te los quitan. No es cierto que los impuestos sean para el bien común porque el bien común es el bien de todos. Todos. Sólo un pequeño porcentaje va para seguridad y justicia que si sirven al bien de todos. El resto va para intereses no sólo particulares, sino muy específicos.
Tampoco es cierto que los impuestos sean el precio de la civilización, como me dijo una vez un gringo. La civilización no puede basarse en relaciones forzadas, en amenazas, ni en el uso de la fuerza. Sólo un puñado de personas paga impuestos de forma voluntaria; el resto de nosotros lo hacemos para no caer víctimas del poder coactivo de quienes tienen la facultad de ejercerlo.
Pienso que deberías poder conservar el fruto de tu trabajo y que no es inmoral que protejas tu propiedad contra la expoliación. Pienso que está mal que se te estigmatice porque compras en el mercado del barrio, o porque vendes en el garage de tu casa. Pienso que hace falta una discusión profunda, filosófica y ética acerca de las facultades impositivas del gobierno, del color que sea. ¿Qué piensas tu?
Columna publicada en República.