04
Jul 10

Guerras decisivas y lecciones de la Historia

Ya está a la venta -y lo he comprado- el libro Nothing less than Victory, por el Historiador y cuate John David Lewis.

Conocí a John cuando tomé su curso sobre la victoria sobre Japón en la II Guerra Mundial; y luego tomé con él un curso sobre la victoria de Roma sobre Cartago. Ambos cursos, por cierto, son capítulos de este libro que hay que leer. No sólo porque John es un académico acucioso, informado y con una gran capacidad integradora; sino porque tiene el don de la pluma, como tiene el de maestro. Ratitos que tengo, estoy releyendo la parte de Japón y es como si lo viera moverse y expresarse en clase. Esa pasión que tiene por la Historia en vivo, la traslada muy bien al papel y la tinta.
Yo no soy un fan de las guerras; pero sí lo soy de la Historia y de las buenas historias. Y de aquellos que saben contarlas. John es visiting associate professor of Philosophy, Politics and Economics en la Duke University y es senior research scholar in History and Classics en el Social Philosophy and Policy Cetner de la Bowling Green State University. Además es autor de Solon the Thinker: Political Thought in Archaic Athens; y de Early Greek Lawgivers.
De Nothing Less than Victory, Victor Davis Hanson, autor de Carnage and Culture, dijo que sus insights and conclusions are original and fearles; y Barry Straus, autor de The Spartacus Wars, dijo que this book´s argument is powerful and provocativce, and Lewis is a good storyteller and scholar.

16
Jun 10

"La Guatemala de antaño II", un éxito

Muy emotiva, y muy bien producida, fue la presentación de La Guatemala de antaño II, organizada por la Cinemateca Universitaria Enrique Torres anoche en el la Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Angel Asturias. Había que ver con qué emoción aplaudió la concurrencia, de pie, al final de la presentación

Durante aquella fueron proyectadas imágenes de Guatemala que comenzaron con tomas de 1915 en la Estación Central del Ferrocarril y concluyeron con tomas de cuando Miguel Angel Asturias recibió el Premio Nobel, en 1967; y las mismas forman parte de los archivos fílmicos de la Cinemateca. Y la exhibición es una muestra de los valores históricos, estéticos y culturales que caracterizaron a la sociedad guatemalteca en la primera mitad del Siglo XX.

La presentación fílmica ya era buena en sí misma; pero los organizadores la combinaron con las estupendas participaciones de la Banda Sinfónica Marcial, y con la Marimba de Conciertos y el coro de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Y la verdad es que el equipo de la Cinemateca, dirigido por Walter Figueroa, se lució. Ese equipo, por cierto, está integrado por Marco Antonio Alonzo, Javier Corleto, Marvin Duarte, Merlin Hernández, César Pozuelos y Edgar Dávila. La marimba es dirgida por Edgar Sosa; el coro lo dirige Edgar Muñóz; y la banda es conducida por Nery Cano.

El de 1915 es un año importante en mi familia porque es el año en que nació mi abuela, Frances; y en la presentación se vieron carruajes que podrían haber sido los del Establo de Schuman, que era propiedad de mi tatarabuelo. Las tomas de la Huelga de Dolores de 1928 fueron muy interesantes por cándidas y divertidas, y porque mostraban algunos aspectos de la ciudad. El vídeo que acompaña a esta entrada es de la Jura de la bandera, por los colegios de la capital en la Plaza de Armas, en 1929.

Las tomas de la Primera Conferencia en Honor a los Delegados Centroamericanos en la Escuela de Medicina, en 1934, son fascinantes por la solemnidad y la elegancia de la ocasión; y la visita de unos marinos franceses a la Plaza Barrios, en 1935 muestra interesantes aspectos de la ciudad.

El décimo segundo tema de La Guatemala de Antaño II fueron curiosísimas tomas de la Feria de Noviembre de 1939 y tomas del hipódromo en las que pudo haber aparecido mi bisabuela, Adela, que criaba caballos de carreras para ocasiones como aquellas. El décimo octavo tema fue un juego de béisbol junto al Templo de Minerva, monumento que fue destruido por La Revolución.

Las tomas de la Penitenciaría Central son abundantes e impresionantes. Yo todavía recuerdo ese edificio ominoso que quedaba en donde ahora están la Corte Suprema de Justicia y la Torre de Tribunales. El bus de mi colegio pasaba enfrente todos los días y, cuando los presos fueron trasladados a la Granja Pavón, y el viejo edificio fue abandonado estuvo abierto para visitas. Empero, con el cuento de que eso no era para niños, mi padre nunca quiso llevarme.

Hay tomas del aeropuerto viejo, mismo que mis padres y yo usamos varias veces para entrar y salir del país, y que ahora ocupa la Fuerza Aerea. Tengo recuerdos muy vivos de aquel edificio que todavía conserva algunos de sus encantos. Recuerdo que había murales de los caciques centroamericanos, recuerdo que las máquinas traganiqueles estaban a mano derecha y recuerdo que desde el balcón uno podía ver los aviones en la pista. Recuerdo que una vez, mi padre me llevó a la torre de control. Hay, también, tomas de la construcción del aeropuerto nuevo, edificio que es muy hermoso y cuyo techo tuve que medir en una de esas etapas extrañas de mi vida.

En fin…si se presenta la oportunidad y usted puede ver este magnífico trabajo de la Cinemateca, ¡no se lo pierda! Y, muchas gracias a Así es la vida, por la invitación.

10
Jun 10

Decapitados en la ciudad de Guatemala

Puta, después de ver que hallan 4 cabezas en diferentes puntos, JURO solemnemente, no volver a ver ni comentar noticias. Esto escribió un cuate al que sigo en Twitter; y entonces, lo que se me vino a la cabeza (que ironía), es que ¡ese precisamente es el propósito del terrorismo!

El objetivo de hacer que cuatro cabezas aparezcan por ahí es aterrorizar a la gente de modo que cunda el pánico. Que se inhiba la gente. Es un recurso para silenciar. En este caso, aunque los mensajes adosados a las cabezas iban expresamente dirigidos a funcionarios específicos de la Administración, lo cierto es que, al entendido, por señas.

A lo largo de nuestra Historia, en Guatemala ha habido otros actos horribles de decapitaciones:

En enero de 1870, en Palencia, el mariscal Serapio Cruz o Tata Lapo fue sorprendido por las las tropas del gobierno de Vicente Cerna, comandadas por el general Antonino Solares. Tata Lapo fue asesinado y decapitado en ese encuentro. Su cabeza fue envuelta en hojas, para luego ser exhibida en una pica frente a la Catedral con el propósito de infundirles temor a los opositores del régimen.

La foto que acompaña esta entrada es de la cabeza del mariscal Cruz; y se halla en el Museo Nacional de Historia. En recuerdo del mariscal Cruz, en Guatemala se dice en tiempos de Tata Lapo cuando uno se refiere a los tiempos de Naná Camota o a los de Mariacastaña. En la ciudad de Guatemala, la calle Mariscal Cruz corre a un costado del Jardín Botánico, del Liceo Guatemala y del Ministerio de la Defensa para desembocar en el extremo norte de la Avenida de la Reforma.

Nota curiosa es que, una proclama de junio de 1981 por parte de Vicente Cerna y que está en aquel museo, dice así: ¡Viva yo, mis ministros y mi comandante! ¡Viva nuestro absolutismo!

¡Como hay cosas que no cambian!

Más recientemente, en noviembre de 2008 hubo decapitaciones en Pavoncito; también, en abril de ese año, el columnista Miguel Angel Alvizúrez denunció la existencia de unos vídeos que mostraban escenas monstruosas y decapitaciones.

¿Cómo es que dice la maldición china? Ojalá que vivas en tiempos interesantes.

07
Jun 10

¿Que el cambio climático, qué?

El ministro de Finanzas de la administración socialdemócrata, Juan Alberto Fuentes, salió con la finta de que Guatemala es un país vulnerable ante el cambio climático y con que muestra de ellos son los embates ambientales que la han afectado. La erupción del Pacaya y la tormenta Agatha entre otros, supongo. Y por eso, dice Fuentes que el estado debe adquirir seguros para proteger cosas como el Palacio Nacional y el Centro Cultural Miguel Angel Asturias, entre otras.


Aparte de que el asunto sería muy caro (asegurar la presa de Chixoy podría costar unos $1200 millones, según Mariano Rayo, presidente de la Comisión de Economía del Congreso), y aparte de pensar que este es un negocio como otro y que podría implicar quién sabe cuánto en comisiones para las partes involucradas, ¡¿qué disparate es ese de traer a cuenta el cambio climático?!

¡Como si durante siglos y siglos no hubieran habido erupciones, terremotos, tormentas, inundaciones y deslaves! Yo creo que los funcionarios como Fuentes se pasan de listos, y quieren darnos atol con el dedo. ¿Desde cuando es que las erupciones, terremotos, tormentas, inundaciones y deslaves necesariamente tienen relación directa con el cambio climático? Desde Pangea, y antes, el mundo está en constante cambio; ¿sería el cambio climático el causante de la desgracia en 1541? A lo mejor sí porque lo único constante en la Historia de la Tierra, es el cambio.

El 11 de septiembre de 1541 un alud de lodo y piedras que vino del Volcán de Agua sepultó la entonces capital de Guatemala y a sus habitantes, incluida doña Beatriz de la Cueva, La Sinventura, viuda del conquistador Pedro de Alvarado. Debido a aquel desastre (¿A causa del cambio climático?) fue que la capital fue movida de las inmediaciones de la actual Ciudad Vieja, al Valle de Panchoy en donde hoy se encuentra La Antigua. Y, por cierto, con Agatha, los actuales habitantes de Ciudad Vieja sufrieron mucho por el agua, el lodo y las piedras.

He aquí, fragmentos de un relato acerca de aquel desastre: Hacía dos días que Beatriz había asumido la gobernación de Guatemala, pero al igual que todos en Santiago, tuvo que pasarlos encerrada en su casa. Achubascada la atmósfera, fuertes ventarrones arremolinaban ahora las lluvias, y el agua y el lodo que llenaban las calles las hacían intransitables…a medida que avanzaba la noche arreciaba el viento, embistiendo el palacio con tal fuerza que aveces parecía sacudir sus bases; la lluvia azotaba paredes y ventanas como lanzada por una mano gigantesca y maligna, y tronaba casi incesantemente; pero cada vez que se producía una pausa en la furiosa tormenta, Beatriz podía oír aullar al mismo perro. Ahora sus aullidos eran más vehementes, más ansiosos, más inquietantes…”¿Esta…esta es una tempestad muy fuerte!”, pensó, procurando no perder la calma….encontró a su ama de llaves en el pasillo. Tenía los ojos dilatados por el terror; venía en busca de Beatriz para avisarle que algo funesto estaba sucediendo afuera; bajaban torrentes de agua de la montaña, arrasando las chozas que se encontraban a su paso….De pronto, un ruido que más bien parecía una explosión, las sacudió a todas; procedía de las habitaciones de Beatriz, y al ir a la puerta vieron que el viento había arrancado una ventana; el agua estaba entrando a chorros por el hueco que quedaba, llegando hasta el vestíbulo en que se encontraban….En cuestión de pocos minutos reinaba el caos en la planta baja; las aguas se llevaban muebles, espejos, puertas y ventanas rotas y su nivel iba creciendo con velocidad alarmante. Afuera se oían tremendos crujidos; el agua y el viento arrancaban de cuajo árboles enteros que luego chocaban contra los muros del palacio al ser arrastrados por la corriente…la casa se estremeció; una de sus paredes se vino abajo y un raudal turbulento de agua y lodo se precipitó dentro de la casa…y la turbia corriente arrebataba también a nueve mujeres cuyas bocas se llenaban de agua al abrirse y pedir auxilio

Maca Barret. El caballo rojo. Editorial José de Pineda Ibarra, Guatemala, 1962. Pp. 407-415

La foto es de los volcanes de Agua, Fuego y Acatenango desde la ciudad de Guatemala. Fuego es el que está echando humo.

23
Abr 10

Fotos de las Fiestas de Minerva

Con las Fiestas de Minerva o Minervalias, el presidente Manuel Estrada Cabrera celebraba a la juventud estudiosa; y desde su creación -en 1899 por sugerencia de Rafael Spínola- eran la máxima celebración de carácter nacional. Las Minervalias incluían deportes, arte, ciencia y tecnología. No parecían sólo fiestas de propaganda para exaltar la persona del señor presidente, sino que eran una expresión culta y civilizada del progreso y del régimen.

Carruaje japonés durante la Minervalia. Haz clic en la foto para ver más fotos.

 Mis abuelas y bisabuela me contaban historias de sus participaciones en estas celebraciones; y cuando veo las fotos, casi las oigo relatar cómo disfrutaban de la festividad.

En La época de Manuel Estrada Cabrera a través de testimonios orales inéditos, por Mauricio Pinto, se lee que las fiestas eran todo un acontecimiento que se iniciaba con actividades con el desayuno de los alumnos en las escuelas, que era gratuito, lucían el uniforme nuevo, se bailaba, marchaban y para finalizar, los participantes en el desfile recibían refrescos. El desayuno era de tamal, chocolate y panes franceses; y al concluir, a los niños les daban cinco pesos en almuerzo y el consabido refresco que seguramente era una gaseosa conocida como chibola.

Según Epaminondas Quintana, en la obra citada, Estrada creó las Fiestas de Minerva para agradecerles a los maestros y a los alumnos el trabajo que hacían, y pare elevar y aplaudir y hacer la educación como algo importante; y Carlos Samayoa cuenta que la intelectualidad de Guatemala sucumbió ante el atractivo de las fiestas a la diosa sabiduría y era frecuente la participación en ellas de renombrados escritores…y en general de los más granado de la sociedad de entonces…y en su tiempo vinieron a Guatemala ilustres escritores como José Santos Chocano, Porfirio Barba Jacob y Rubén Darío.

En Minerva y La Palma, el enigma de don Manuel, Catherine Rendón cuenta que el Templo de Minerva era un lugar popular para reuniones y paseos que, con cierta frecuencia, concluían en el cercano restaurante “Carissimi”; y relata, con respecto a las Minervalias, que la mayoría de los que las vivieron las recordaban con mucho cariño. Dice, Rendón, que los templos le servían a don Manuel para exportar su imagen de déspota ilustrado, especialmente en los Estados Unidos de América y Europa, puesto que quería inspirarles confianza para que invirtieran en Guatemala. En casa, dice Rendón, los templos sirvieron para asegurar el orden público y la lealtad a la persona del dictador.

En Conozca a Estrada Cabrera, por Héctor Gálvez, el Templo de Minerva es descrito como un bello y severo edificio, estaba construido como el Partenón de Atenas, sólidamente con elevadas columnas y elegante friso. En el interior y en la parte alta podían verse elegantes medallones que ostentaban los bustos de nuestros grandes hombres -en bajo relieve- que sobresalían en las bellas letras y sobre todo en su amor y dedicación por la enseñanza.

El Templo de Minerva de la ciudad de Guatemala, por cierto, fue dinamitado por el gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz. El editorial de El Impacto, del 30 de mayo de 1953 relata que aquella destrucción…no tiene explicación, no se justificará nunca. No hacía daño a nadie, remataba elegantemente [la Avenida Simeón Cañas] y fue lo que durante mucho tiempo nos enorgulleció como país de cultura, aunque en realidad nuestra cultura está muy atrasada….un quezalteco ilustre lo mandó construir con el más noble de los fines; otro quezalteco minúsculo lo dinamitó.

Las fotos son de la revista Electra, de noviembre de 1908, que me prestó el cuate Mario Zebadúa.


12
Abr 10

Detalles de La Antigua

El sábado, con la clase de Historia de Guatemala, de Regina Wagner, fui de paseo por La Antigua Guatemala. Allá exploramos algunos edificios históricos y aprendimos sobre sus contextos político, social y económico.
Fue un paseo muy educativo, agradable y divertido.

12
Abr 10

Cuatro días para Nueva Orleans

Cuatro días tardaba un viaje entre Puerto Barrios y Nueva Orleans. ¿Cuánto tardaría el viaje entre la ciudad de Guatemala y Puerto Barrios?

El anuncio es de la Revista Electra, de noviembre de 1908, gracias al cuate Mario Zebadúa.

09
Abr 10

Los caballeros de Guatemala

Así veían las damas españolas a los caballeros de Guatemala en tiempos de don Pedro de Alvarado, según un relato del Inca Garcilaso de la Vega:

Desta jornada volvió casado a la Nueva España; llevó muchas mujeres nobles, para casarlas con los conquistadores que habían ayudado a ganar aquel Imperio, que estaban prósperos, con grandes repartimientos. Llegado a Huahutimallan, Don Pedro de Alvarado fue bien recebido; luciéronle por el pueblo muchas fiestas y regocijos, y en su casa muchas danzas y bailes, que duraron muchos días y noches. En una de ellas acaeció, que, [e] stando todos los conquistadores sentados en una gran sala mirando un sarao que había, las damas miraban la fiesta desde una puerta que tomaba la sala a la larga. Estaban detrás de una antepuerta, por la honestidad y por estar encubiertas. Una dellas dijo a las otras: “Dicen que nos hemos de casar con estos conquistadores”. Dijo otra: “¿Con estos viejos podridos nos habíamos de casar?” Cásese quien quisiera, que yo, por cierto, no pienso casar con ninguno dellos. Dolos al Diablo; parece que escaparon del infierno, según están estropeados: unos cojos y otros mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros con media cara, y el mejor librado la tiene cruzada una y dos y más veces”. Dijo la primera: “No hemos de casar con ellos por su gentileza, sino por heredar los indios que tienen, que, según están viejos y cansados, se han de morir presto, y entonces podremos escoger el mozo que quisiéremos, en lugar del viejo, como suelen trocar una caldera vieja y rota por otra sana y nueva”. Un caballero de aquellos viejos, que estaba a un lado de la puerta (en quien las damas, por mirar a lejos, no habían puesto los ojos), oyó toda la plática, y, no pudiendo sufrirse a escuchar más, la atajó, vituperando a las señoras, con palabras afrentosas, son buenos deseos. Y volviéndose a los caballeros, les contó lo que había oído y les dijo: “Casaos con aquellas damas, que muy buenos propósitos tienen de pagaros la cortesía que les hiciéredes”.

El relato es de la segunda parte de los Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega; y di con ella gracias a esta conferencia por el cuate Glenn David Cox. Esta descripción de los caballeros de Guatemala complementa las descripciónes de los guatemaltecos por José Milla y por Mario Monteforte.

El de la foto es Pedro de Alvarado.


07
Abr 10

Las cuitas del Museo Nacional de Historia

Conocí la colección que se exhibe en el Museo Nacional de Historia cuando las piezas estaban amontonadas en un salón abajo de la Biblioteca Nacional. Yo la visitaba, a mediados de los años 70, cuando me capeaba del colegio e iba al Parque Central a buscar turistas para enseñarles los alrededores.
Nunca me gané más que un helado, o Q0.25; pero aprendí mucho por andar metido en el Palacio Nacional, la Catedral, la Biblioteca, el Archivo General de Centroamérica y aquel remedo de museo. Luego, quizás durante los años 80, la colección fue guardada para aparecer, después, en el edificio que ocupa ahora. Este es el del viejo Registro de la Propiedad Inmueble. Ahí fueron a parar casi todas las cosas que yo solía ver en el salón de la Biblioteca; y hasta la fecha, las viejas y precarias cédulas que identificaban los objetos en los años 70, son las mismas que identifican a los objetos en la ubicación actual del museo. La verdad sea dicha, los guatemaltecos no tenemos un buen museo de Historia. Nada que se parezca, ni remotamente, a museos como el Popol Vuh, el Ixchel, o el de la Catedral.
En una de sus calenturas, cuando era Presidente de la República, Alvaro Arzú dispuso convertir el Palacio Nacional en Palacio de la Cultura; y el guacamolón se transformó en un museo vacío y sin nada que exhibir. De cuando en cuando aparece por ahí alguna exhibición itinerante y el viejo Palacio sirve más para actos protocolarios y cócteles, que para exhibir algo de la cultura chapina.
Si el estado no podía con los museos de Arqueología, de Arte Moderno, de Historia Natural, ni con el citado Museo Nacional de Historia, ¿qué necesidad había de convertir el Palacio Nacional en pretencioso Palacio de la Cultura? Y, al final de cuentas, los museos estatales no son distintos a las escuelas estatales, los hospitales estatales, los bancos estatales, y otras cosas parecidas.
Talvez, ahora, que se discutió el traslado arbitrario del Museo Nacional de Historia de su ubicación actual al Palacio de la Cultura, sería buena ocasión para pensar afuera de la caja y explorar cómo podríamos tener buenos museos, de una forma que no fuera parasitaria, ni estuviera sujeta a las fiebres de la política.
La foto, por Luis Pedro Mirón, es de una de las coronas de laureles, de plata, que les fueron otorgadas a los autores del Himno Nacional de Guatemala. Las coronas se hallan en el Museo Nacional de Historia.

25
Mar 10

¿Una "desktop" en el Lienzo de Quauhquechollan?

¿Es este un hombre escribiendo en una desktop c. 1530? Lo cierto es que no. En el Lienzo de Quauhquechollan, cuando hay dos personas intercambiando cosas dentro de un círculo, eso quiere decir que en ese lugar hay un mercado o tianquiztli. Este mercado se halla cerca de Quilizinapa, una laguna que quedaba cerca de donde hoy está ubicada La Antigua Guatemala.


Los mercados no sólo eran importantes por razones comerciales, sino también porque allí se hacían públicas las noticias de la comunidad.

Gracias a mi amigo Warren, por la pista.