En X circula la idea de que las distorsiones en las preferencias de los usuarios -motivadas por alzas en los precios, a causa de impuestos- no son coacción per se. ¡Y claro que si son coacción!
Para comenzar fácil los impuestos o tributos son impuestos; e imponer quiere decir obligar; y obligar es sinónimo de forzar. Los impuestos no los pagas voluntariamente; y tributos como el que pesa sobre los rendimientos del capital (o Impuesto Sobre la Renta) no los pagas, sino que te los quitan (te los retienen) antes de que recibas tu transferencia. Ni siquiera puedes rehusarte a pagarlos porque nunca pasan por tus manos. Cuando vas al supermercado no hay forma de decir: Por favor no me cobre IVA. Los recaudadores usan drones para mantener controladas tus propiedades y forzarte a pagar el IUSI que ellos demandan.
¿Cómo te fuerzan -los recaudadores- para hacer efectiva la imposición y el pago de impuestos? Te amenazan con que si no entregas tu propiedad (la parte que ellos reclaman), te causarán un daño. ¿Qué daño? Te meterán preso. Si no cumples con sus exigencias irás preso…enchachado…pie con jeta porque no les pagaste.
Es como cuando un grupo delincuencial amenaza al tendero con que si no le paga le hará daño al negocio, a su familia, o al tendero. En esencia, la extorsión consiste en amenazar a una persona para obligarla a actuar de determinada manera y, así, obtener dinero . Si ves las similitudes, ¿verdad?
La coacción puede ser legal, o arbitraria y consiste en usar la fuerza, o la amenaza del uso de la fuerza para conseguir que alguien haga algo, o deje de hacer algo. En este caso la amenaza de cárcel es lo que consigue que las personas paguen los impuestos que -sin la amenaza- podrían elegir no pagar. La coacción puede ser legal si se hace conforme a la legislación aunque viole derechos individuales (que son la vida, la libertad y la propiedad de las personas); pero, ¿es legítima? No. Si una norma viola derechos individuales no es legítima; aunque sea consecuencia de la voluntad de la mayoría (o de quienes alegan representar a la mayoría y aunque haya sido promulgada de acuerdo con el proceso de formación de legislación. De ninguna manera es aceptable la creencia de que la voluntad de la mayoría puede legitimar una norma que viola los derechos de una minoría. ¿Y cuál es la minoría más pequeña? La minoría de uno. No hay minoría más pequeña que la de un individuo. Existe una división importante entre lo que es legal y lo que es legítimo. Lo legítimo lleva una carga moral de fondo; en tanto que a la legalidad sólo le concierne la formalidad superficial.
Entonces, ¿por qué podemos meter presos a asesinos, ladrones, secuestradores, y otros criminales de forma legítima? Porque, parafraseando a John Locke, cuando un criminal decide violar los derechos a la vida, la propiedad y a libertad de otras personas se pone en guerra contra los integrantes del orden social y renuncia a la plenitud del goce de sus propios derechos. No en su totalidad, claro (porque el orden social depende del respeto a los derechos individuales), pero ya no es igual a las personas que respetan la cooperación social pacífica.
El tributario, a quien el gobierno decide quitarle su libertad y su propiedad, no se ha puesto en guerra con nadie. Tu…no te has puesto en guerra con nadie. Sólo eres víctima de quienes pueden amenazarte con causarte el daño de la cárcel y otros daños colaterales, sólo porque alegan representar la voluntad de la mayoría y han cumplido con ciertas formalidades hechas a a medida.
Para estas alturas debería verse claro que si involucras impuestos en una relación eso es coacción.
La distorsión de las preferencias
Hay grupos de personas a las que no les gusta tu forma de vida. Por ejemplo: no les gusta lo que comes, o lo que bebes.
Como no se atreven a forzarte directamente para que no comas y no bebas lo que ellos consideran que no debes comer, ni beber; pues te lo pueden encarecer artificialmente mediante la imposición de un tributo. Entonces por ejemplo, a los productos que tienen grasas, azúcares, u otros componentes que aquellas personas estiman que tu no debes ingerir le ponen un impuesto con la idea de que, por caro, no lo puedas consumir por lo menos con la frecuencia que sueles consumirlo.
Como la mayoría de nosotros vivimos con un presupuesto limitado, la decisión de encarecer -mediante impuestos- algunos productos que consumimos nos hace actuar de una forma en la que no actuaríamos en ausencia de tributos (de ahí la distorsión). Parece una decisión voluntaria eso de que renuncies a comer,o beber productos que han sido encarecidos; pero no lo es. ¿Por qué? Porque la opción no responde a una decisión de mercado (como cuando no compras lorocos porque están caros). Sino que responde a una decisión política y ya sabes, la política es la ciencia del poder, es decir, de la capacidad de hacer que otras personas actúen como quieren los que ejercen el poder, ya sea mediante persuasión para influir, o mediante la fuerza, para obligar. ¿Qué instrumentos usan los grupos que quieren dirigir tu vida? La legislación que impone tributos. Descartada la persuasión, el instrumento es el castigo económico (la expoliación) si consumes lo que el grupo con poder no quiere que consumas. De ahí que es bueno que el impuesto fuera eliminado de aquella iniciativa.
A los pipoldermos que controlan el estado niñera les gustan aquellos impuestos porque, ¿a qué político colectivista no le gusta gravar para gastar? Pero hay un efecto más perverso que la expoliación; y ese es el de la infantilización de los individuos. La coacción -disfrazada de información- destinada a modificar las preferencias de las personas, para que no consuman ciertos alimentos (y consuman otros) irrespeta la dignidad de las víctimas y las convierte en niños que llegan a creer, de verdad, que no deberían tener la responsabilidad las decisiones que toman en sus vidas porque esa responsabilidad ya la asumieron los políticos y burócratas…que luego te informarán que tienes que alimentarte con insectos.