02
Feb 11

¡Hoy es el aniversario de Ayn Rand!

Hoy, para conmemorar el 106 aniversario del nacimiento de Ayn Rand, el Centro de Estudio del Capitalismo de la Universidad Francisco Marroquín realizará un cine foro sobre la vida y obra de aquella mujer extraordinaria, con la proyección del documental Ayn Rand: A Sense of Life.

¿Cuándo y dónde?

Miércoles, 2 de febrero de 2011

De  6:00 p.m.  a  8:15 p.m. el documental, seguido por 45 minutos de discusión.

Centro de Seminarios,  CS-102, Centro Cultural de la Universidad Francisco Marroquín

Entrada gratuita; pero se paga el estacionamiento.

El documental, realizado por el director Michael Paxton en el año 2004, recuerda su vida de sobreviviente a la revolución bolchevique en su natal Rusia, su llegada a los Estados Unidos y su deseo por conseguir el Sueño americano.  En la década de 1930, Ayn Rand publicó su primera obra de teatro exitosa y años después la editorial Bobbs-Merrill publicó El Manantial.  La novela se convirtió junto a La rebelión de Atlas en dos de las obras más leídas durante el siglo XX.

Ayn Rand es la creadora de la filosofía Objetivista que tiene como principios el reconocimiento de la realidad independiente de la mente del hombre, que los individuos están en contacto con la realidad a través de la percepción de los sentidos y que adquirimos conocimientos procesando los datos percibidos haciendo uso de la razón.  Según aclara Ayn Rand, el propósito moral de la vida es el de buscar el interés propio racional (la búsqueda de la felicidad) y esto sólo puede alcanzarse en el único sistema social moral que es el capitalismo “laissez-faire”.


28
Ene 11

“La virtud del egoísmo”, un obsequio apreciado

Un ejemplar de La virtud del egoísmo, editado en 1985 por la Biblioteca del Objetivismo en Buenos Aires, me fue obsequiado ayer por el cuate Ricardo Rojas.  En este enlace, por cierto, el lector inquieto podrá encontrar la primera sesión del seminario sobre Una visión comparativa, de la teoría moral de Ayn Rand, Ludwig von Mises y Adam Smith, que condujo Rojas el año pasado.

En esta obra, Rand explica que la ética objetivista sostiene que el actor siempre debe ser el beneficiario de sus acciones y que el hombre tiene que actuar en favor de su propio interés racional.  Pero su derecho a actuar así deriva de su naturaleza de ser humano y de la función de los valores morales en la vida humana; en consecuencia, es aplicable únicamente en el contexto de un código de principios morales racional, demostrado y validado de manera objetiva, que defina y determine sus auténticos intereses personales.  No es un permiso para “hacer lo que se le antoje”, y no es aplicable a la imagen del altruismo de un bruto “egoísta”, ni a cualquier hombre motivado por emociones, sentimientos, urgencias, deseos o caprichos irracionales.


08
Dic 10

La guerra contra Occidente y los WikiLeaks

A estas alturas del partido, es evidente que lo que dijo lord Acton, en el sentido de que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente es cierto por donde quiera que se lo vea.  De ahí que debería ser impensable entregarles el poder absoluto a los administradores del estado; y debería ser inadmisible que ellos consideren moralmente aceptable mantener sus acciones fuera del dominio público.  Hay ahí afuera tantos políticos ávidos de poder que debería pararnos los pelos a todos.  Y si los hay en países con largas tradiciones constitucionales, sistemas republicanos  y estados de derecho bastante enraizados, ¿cómo será en sociedades donde hay poco, o nada de aquello?

El individualista y antiestatista que hay en mí, no puede sino reaccionar con repugnancia ante la idea de que los políticos pueden tener secretos y no rendirles cuentas a los electores y a los tributarios; pero…¿y qué tal si la exposición de aquellos secretos beneficia directamente a los enemigos de valores como el estado de derecho, el sistema republicano, la tecnología, la razón, y otros afines?

Therere is a bigger picture que no terminé de ver hasta hoy en la tarde.   Las filtraciones que originan estas meditaciones ocurren en medio de una guerra que rebasa a las administraciones de Barack Obama y de George W. Bush y a sus miserias; y que rebasa a los mismísimos Estados Unidos de América.  Ocurre en medio de una guerra declarada del Islam contra Occidente.  Es decir, una de el misticismo y el colectivismo, contra la razón y el individualismo.  No nos engañemos, el ataque del 11 de septiembre de 2001, contra las Torres Gemelas, no fue uno contra la administración Bush, ni contra los EUA; fue uno contra la civilización.  Esta es una guerra contra el individualismo, la razón, la libertad, el capitalismo, las ciencias,  la tecnología, el estado de derecho, y otros valores que hacen posible la civilización.

En el contexto de aquella guerra, exponer que a Cristina Kirchner podría faltarle un tornillo es anecdótico y hasta podría parecer divertido; pero descubrir cuáles son los lugares estratégicos y las industrias vitales, no sólo para los EUA, sino para la sobrevivencia de Occidente,…eso es como traición.  Moralmente es como afirmar que lo de las Torres Gemelas fue un acto de libertad de expresión. ¿Recuerda, usted, a Efialtes en la historia de Leónidas y sus 300 espartanos? El tenía sus motivos…;pero cuando les mostró a los Persas una ruta alternativa para el paso de las Termópilas, ¿estaba haciendo uso de su libertad de expresión, o de la libertad de información?

Ah, como quisiera yo que este asunto fuera sólo cuestión de desenmascarar a José Luis Rodríguez Zapatero, a Daniel Ortega y a Hugo Chávez, entre otros; pero con todo y el daño que el gobierno de los Estados Unidos de América les hace con su guerra perdida contra las drogas, a los pueblos que podrían ser sus amigos, al final de cuentas hay hechos que no deben ser ignorados para entender la big picture.

1. El misticismo y el colectivismo le tienen declarada una guerra a Occidente, a la razón y al individualismo.

2. Sería bueno que el pueblo de los EUA reconocieran que la guerra perdida, de sus gobiernos, contra las drogas, mina las relaciones con los que deberían ser sus amigos naturales y lo hace vulnerable frente a sus verdaderos enemigos.

3. Esto es importante porque en la guerra que el Islam le declaró a Occidente, se juegan el futuro de la vida civilizada en todo el Globo.

4.  En esta guerra, si ha de ser ganada por Occidente, hay que tomar en cuenta lo que Ayn Rand escribió en Capitalism: the unknown ideal (Capitalismo: el ideal desconocido).  En el capítulo denominado La Anatomía del Compromiso, Rand describe algunas reglas acerca de trabajar con principios en la práctica y acerca de la relación de aquellos con objetivos concretos. a. En todo conflicto entre dos hombres (o dos grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. b. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, es el más maligno, o irracional, es el que gana. c. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos, eso obra en ventaja del lado irracional.

Por esto es que, consciente de la guerra que enfrenta la civilización, al final de cuentas no puedo sentirme cómodo cuando los enemigos de Occidente se regodean porque han sido expuestos los lugares y las industrias estratégicas de los EUA.   No puedo sentirme cómodo cuando los principios no están claramente definidos, sino que están ocultos o difusos.

Pero, ¿cuáles son los principios atingentes?  El primero es reconocer que sí hay una guerra y que en esa guerra hay amigos y enemigos.  El segundo es que no es racional pensar que aquello que beneficia a  los enemigos y a los aliados de los enemigos de Occidente, en esta guerra, va a ser bueno  para Occidente; ni siquiera si aquellos enemigos y sus aliados no siempre salen bien parados.  El tercero es que no es racional pensar que aquello que perjudica a Occidente va a ser bueno para Occidente; ni siquiera aquello que, de paso, perjudica a los enemigos de la civilización.

Cabe la posibilidad de que el futuro de Occidente no dependa de la sobrevivencia de los estados-nación y de que las filtraciones terminen de acabar con los estados-naciones.  Entonces, el mundo que conocemos tomará giros que cambiarán nuestros paradigmas.  Y seguramente deberíamos prepararnos para esa eventualidad.  Sin embargo, si han de ocurrir los cambios en esa dirección, el éxito sólo podrá fundamentarse en la razón y en el individualismo; y no en el misticismo y en el colectivismo.  Por ese motivo es que, aún en medio de la guerra, Occidente en general, y los Estados Unidos de América en particular, deben abrazar a los valores que le son propios y ser fiel a las ideas que hicieron posible esta gran civilización.

Dicho lo anterior, ¿qué pasa con la libertad de expresión?  Pues esta es la facultad de expresar, compartir y publicar los pensamientos, ideas, obras y acciones propias; no las de otros.  ¿Cabe hablar de libertad de prensa? Sí; pero distinguiendo lo que es de interés público, de lo que es de interés del público; y recordando siempre que, como nos dejó dicho Viktor Frankl, la libertad y la responsabilidad son inseparables.  Puede que conocer la lista de lugares estratégicos y la de industrias vitales sea de interés del público; pero la conservación de Occidente es de interés público.  Al menos en las sociedades que gozan de sistemas republicanos, y en las que se vive por derecho, y no por permiso.

Esto de los WikiLeaks rebasa a las administraciones de Obama y de Bush, y rebasa a los Estados Unidos de América como estado-nación.  Esto de los WikiLeaks tiene que ver con el futuro de la civilización.

Y, por cierto, si quiere leer algo sobre Occidente, le recomiendo El genio de Occidente, por Louis Rougier; un libro pequeño y estupendo para leer cuanto antes.  En tanto que, para una perspectiva útil sobre esta guerra, le recomiendo Winning the Unwinable War, por Elan Journo.


12
Nov 10

La toma de Guatemala, ¿está encaminada?

Los niveles de impunidad rebasan la capacidad de la Comsión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, dijo el miembro (¿o ex miembro?) de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, Ramón Cadena.  Y lo que dijo es muy importante porque la Cicig está enfrentando una crisis.

Como veo la cosa es que desde hace ratos hay grupos políticos muy interesados en pintar a Guatemala como un estado fallido. ¿Con qué propósito? Con el objetivo inmediato de que la comunidad internacional tome el control político del país y neutralice los procesos internos de construcción de una república basada en el estado de derecho; y lo sustituya por un mecanismo constructivista para establecer el socialismo, sin necesidad de acudir a los procedimientos democráticos.

La nonata Comisión de Investigación de Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad en Guatemala fue el primer intento por tomar el control institucional del país.  Y fracasada esa instancia, la Cicig fue the second best.  Empero, los arquiectos del plan ya se están dando cuenta de que si su instancia no tiene los poderes plenos de una KGB, una Gestapo, o una Stasi, la cosa es cuesta arriba.  Porque los chapines no son tan ovejunos como parece.

Desde otra perspectiva, pero con similares efectos, la guerra perdida contra las drogas está haciendo otra parte del trabajo.  Una pleyade de regulaciones intrusivas, específicas y concretas está haciendo la labor de intimidar y neutralizar a la sociedad.

En La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, el científico del estado, Floyd Ferris se lo explica así a Hank Rearden: ¿Realmente pensó que queremos que esas leyes se cumplan?..lo que queremos es que se dobleguen…Buscamos el poder y vamos directo a él.  Ustedes son sólo segundones.  Nosotros conocemos los verdaderos trucos y será mejor que lo admitan.  No hay forma de gobernar  a personas inocentes, porque el único poder que tiene cualquier gobierno es el de lanzarse violentamente contra los criminales…Se declaran delictivos tantos actos que es imposible que la gente viva sin quebrantar alguna ley…si uno dicta leyes que nadie puede respetar, que es imposible hacer cumplir y que no pueden interpretarse de manera objetiva, inmediatamente crea una nación de transgresores y, enseguida, se puede caer sobre los culpables.

De ahí que la Cicig y la guerra perdida contra las drogas demanden una legislorrea compleja y ambigua.  De ahí que ex miembros de la guerrilla y sus organizaciones en la sociedad civil sean tan entusiastas de la multimplicación de delitos y de criminalizar todo lo que se pueda.  De ahí que estén anunciando que la Cicig no es suficiente y que hace falta más, más y más.  Un tribunal de fuero especial, quizás, como lo dejó ver Cadena.

Y ni siquiera haría falta que hubiera un consentimiento ciudadano.  No.  Según Cadena, los políticos socialistas y sus burócratas que dominan el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas tendrían la facultad de imponerse, sin más.

Pero a la ONU hay que verla con cuidado; y a sus entusiastas les recomiendo tres libros muy buenos: ONU, historia de la corrupción, por Eric Frattini; El espejismo humanitario, por Jordi Raich; y Lords of Poverty: the Power, Prestige and Corruption of the International Aid Business, por Graham Hancock.

El tema de la toma de Guatemala ya está siendo discutido en serio.


11
Nov 10

El saqueador quiere más dinero

Voy a decirle lo que puede hacer.  -señaló los apartaderos donde unos vagones estaban siendo cargados con lingotes.- Eso que ve ahí es metal Rearden.  Acérquese con sus camiones, igual que cualquier otro saqueador, pero sin riesgo alguno, porque no dispararé contra usted, cosa que sabe perfectamente, tome todo el material que desee y márchese…Si desea ese metal, tiene las armas para tomarlo. ¡Adelante! Así le dijo Hank Rearden al enviado del gobierno que llegó a tratar de convencerlo de que le vendiera parte de su metal al estado.  En La rebelión de Atlas, por Ayn Rand, Hank entiende que el gobierno es la fuerza y que tiene las armas y el poder para tomar lo que desee; y que no hay necesidad de aparentar que no es un saqueador cuando quiere serlo, ni de aparentar que no duda en usar la fuerza cuando así le conviene a sus intereses.

De esto me acordé cuando leí que la administración socialdemócrata de Los Colom quiere más dinero de los tributarios y que quiere más impuestos directos.  El monstruo saqueador está dispuesto a tomar lo que desea y seguramente va a usar la fuerza para hacerlo.  Es como con el metal de Hank Rearden.


30
Sep 10

El problema de conversar con Alvaro Velásquez

El problema de conversar con Alvaro Velásquez es que sus conclusiones no son consecuencia de sus premisas.  Hoy, por ejemplo, en su columna Del dinero, la virtud y la mezquindad,  quiere convencernos de que como el objetivismo estima que el dinero representa valor; ese reconocimiento es equivalente al amor por el dinero.   Y, además de eso, dice no compartir la idea de que la libertad es sinónimo de tener.  Cómo si el objetivismo sostuviera ese disparate.


Pero el columnista sólo hace esas afirmaciones gratuitas sin citar sus fuentes y sin establecer una relación lógica entre sus pretendidas premisas.  ¿Dónde dice algún autor objetivista que hay que amar al dinero, o algo parecido?  El dinero es es un medio para ahorrar y conservar valor, y para intercambiar.  Es una mera herramienta para guardar valor, o para obtener valores.  Si yo valoro la educación, por ejemplo, el dinero es el instrumento que me sirve para pagar mi educación.  Si yo valoro mis vacaciones que tomaré a fin de año, el dinero es el medio que usaré para ahorrar, para entonces, el valor del trabajo que produje durante todo el año.  En sentido figurado podría decirse que amo la educación y amo mis vacaciones; pero no el dinero que usaré para intercambiarlo luego.  Explíquenos, Alvaro, ¿cómo haría usted para intercambiar valor en una sociedad sin dinero?  ¿Cómo haría para guardar para mañana, el valor que produjo hoy con su trabajo, sin dinero?

Velásquez suelta que no comparte la idea de que la libertad es sinónimo de tener; y con esa frase mañosa implica que que para el objetivismo sí existe tal sinónimo.  Empero, de acuerdo con el objetivismo, las personas actúan libremente cuando actúan voluntaria y pacíficamente, en ausencia de coacción por parte de terceros.  En una sociedad libre lo que importa es que la coacción quede reducida al mínimo y que, en el peor de los casos, la coacción esté sometida a leyes generales y abstractas para ser usada sólo contra aquellos que violan los derechos individuales de otros.  Nada tiene que ver con tener, o no tener.  Niente.

Una persona podría tener mucho dinero y muchos bienes; pero si sus acciones estuvieran sometidas a presión autoritaria por parte de otras y si para evitar males mayores se viera forzada a actuar en desacuerdo con sus propios planes y/o al servicio de terceros, esa persona no sería libre por más riquezas que tuviera.  Ese es el caso de muchos ricos en sociedades sometidas a dictaduras.

Pero si una persona no tiene mucho dinero, ni bienes; pero puede actuar conforme a sus propios planes sin someterse a la voluntad y a los caprichos de otros, ni tuviera que temerle a la presión autoritaria de otros, esa persona sería libre, aunque no tuviera riquezas.  Ese es el caso de muchos pobres en sociedades que no están sometidas a dictaduras.

Velásquez dice que no es exégeta de Ayn Rand; pero que no se pase.  Por lo menos debería leer su obra para no verse en necesidad de inventar cosas acerca del objetivismo. 


Esta entrada fue parcialmente publicada por Siglo Veintiuno.

23
Sep 10

La mina Marlin en "La rebelión de Atlas"

Ahora que leo que representantes de poblaciones (llamadas comunidades) de San Miguel Ixtahuacán afirmaron que la cooperativa de café orgánico local tiene problemas para enviar su producto a Alemania porque aquel país teme que para el riego se esté usando agua contaminada por la mina Marlin, me acordé de un pasaje de La rebelión de Atlas.

En el capítulo titulado La línea John Galt, Ayn Rand relata que cierto famoso columnista escribió que no existen los hechos objetivos.  Todo informe sobre ellos no es, en el fondo, más que la opinión de alguien.  Resulta inútil, por lo tanto, escribir sobre hechos.  Y luego cuenta que algunos empresarios pensaron que valía la pena considerar la posibilidad de que el metal Rearden tuviera algún valor comercial, e iniciaron una investigación por su cuenta.  Pero no contrataron a metalúrgicos que examinaran las muestras, ni a ingenieros que visitaran el tendido, sino que organizaron una encuesta pública en la que diez mil personas garantizadas como auténticos representantes de todos los estratos sociales debieron responder a la siguiente pregunta: “¿Viajaría usted en la línea JohnGalt”? La respuesta unánime fue “No”.

Este capítulo y estas meditaciones parecen mandadas a hacer para que calcen con lo que pasa con la Mina.  Los hechos no cuentan y lo que importan son las opiniones de los representantes del pueblo.  Por eso es que la foto que ilustra la noticia correspondiente, lo que se ven no son científicos, ni técnicos, sino una familia con bebé y todo.


16
Sep 10

¿Un "faux pas" de Armando de la Torre?

El recurso de la creación del hombre de paja o de la idea de paja es la falacia que consiste en fabricar una imagen del oponente, o de una idea -débil y a conveniencia- para luego atacar y desprestigiar a esa imagen haciendo creer a los demás que ese es en realidad el oponente, o la idea que se pretende refutar. Es un golpe bajo; pero abundante en el debate de ideas chapín.

El columnista Armando de la Torre incurrió en ese recurso cuando en El futuro religioso del hombre (VI) escribió que Las “ideologías”, por su parte, supuestamente ateas militantes, y que arrasaron con buena parte de la humanidad durante los siglos XIX y XX (el nacionalocialismo, el socialismo, el fascismo, y hasta el anarquismo en su última versión, la randiana), han girado en torno a dogmas “infalseables” y, por lo tanto, nótese bien, ni religiosos ni científicos.

El doctor de la Torre no es cualquier cosa, así que hay que ponerle atención a las cosas que dice y escribe. La primera parte de su idea de paja es la de calificar de ideología a una filosofía: específicamente a la filosofía objetivista, que él califica de randiana en alusión a su autora, la filósofa Ayn Rand. Por un lado, eso es como llamar misianismo a la Praxeología; y es el mismo Ludwig von Mises quien nos explica que las ideologías son doctrinas sobre la forma de comportarse, es decir, sobre los fines últimos a que el hombre debe aspirar durante su peregrinar por la tierra. En tanto que a las ideologías les importa mucho dirigir los fines individuales de las personas hacia los mismos fines de quienes las promueven, al objetivismo qua filosofía de la libertad, los fines no le interesan. Cada quién tiene los suyos. Eso sí; como filosofía, el objetivismo propone un código de valores para guiar las elecciones de las personas y sus acciones; elecciones y acciones que determinan el curso de sus vidas. Pero a diferencia de el nacionalsocialismo, el socialismo, y el fascismo que sí son ideologías, por ejemplo, el objetivismo no fusila, ni recluye en campos de concentración, ni en manicomios, ni quema en hogueras a quienes no están de acuerdo con su propuesta. Mientras que aquellas ideologías persiguen la revolución, esta filosofía contribuye a la evolución por medio de la persuasión. No busca cambiar la naturaleza humana, sino aprovecharla y no le impone fines a nadie. Una idea básica de la filosofía objetivista se expresa muy bien en la frase que dice que la naturaleza, para ser gobernada, debe ser obedecida.

El objetivismo entiende que una ideología política es un conjunto de principios dirigidos a establecer, o a mantener un cierto sistema social; es un programa de acciones de largo plazo en el cual los principios sirven para unificar e integrar los pasos particulares en un curso de acción consistente. Sólo mediante los principios es que los hombres pueden proyectar el futuro y elegir sus cursos de acción. Pero una ideología política es sólo una parte de una sola de las ramas de la filosofía que son: la metafísica que estudia la naturaleza fundamental de la realidad y del hombre; la epistemología, que es la teoría del conocimiento; la ética, que es la ciencia de los valores morales; y la política, que no sólo se ocupa de la teoría general del poder, sino que se ocupa de políticas públicas concretas. Reducir toda una filosofía, a una pequeña parte de una de sus ramas, es crear una idea de paja.

¿Qué clase de filosofía es la filosofía objetivista? Rand, al igual que Aristóteles, considera al hombre como un ser racional que, para descubrir lo bueno y lo malo para sobrevivir, debe usar la razón. Pero igual que el estagirita, identifica que el proceso de pensamiento del hombre no es automático, ni instintivo, ni infalible. Por eso aconseja usar las leyes de la lógica para dirigir sus pensamientos. Así lo explicó, ayer, mi amigo y maestro, Warren Orbaugh.

La otra idea de paja que fabricó de la Torre es hacer creer a sus lectores que el objetivismo es anarquismo. ¡Pero si Ayn Rand escribió de forma clarísima contra el anarquismo! De la Torre está como esos socialistas que critican al liberalismo porque según ellos persigue la desaparición del estado; como si Ludwig von Mises, o Friedrich A. Hayek no hubieran explicado casi hasta el cansancio, que el estado tiene la función importantísima de salvaguardar la propiedad, la libertad y la convivencia pacífica; y que el único camino para impedir la coacción derivada de la voluntad arbitraria de otros es la amenaza de coacción bajo la ley, tema que la sociedad libre ha resuelto confiréndole al estado el monopolio de la coacción. Rand dice, del anarquismo, que es un concepto político ingenuo, expresa que sin un gobierno organizado la sociedad podría caería en manos criminales y de pandillas, y que aún si aquello no ocurriera, una sociedad necesita de leyes objetivas y de un árbitro que dirima desacuerdos. ¡No hay posibilidad alguna, si uno lee acerca del objetivismo, de confundir a este con el anarquismo! Eso lo se bien porque yo quisera ser anarquista y en eso del gobierno bajo la ley siempre me terminan convenciendo Rand, Mises y Hayek.

En su apología de la religión, de la Torre acude una vez más a la falacia de la idea de paja; y escribe que han abundado en ellas los cultos desenfrenados “a la personalidad”, aún a las de los más brutales y entonces todavía vivos (a las de Marat, Napoleón, Lenin, Stalin, Hitler, Musolini, Mao, Pol Pot, Perón, Castro o el “Atlas” presuntamente empresarial, seguidos de un largo etcetera).

Esta me costó entendérsela al columnista. ¿De verdad cree, de la Torre que Atlas no es un héroe digno de admiración y respeto (que no de un supuesto culto a la personalidad)? Atlas, en la filosofía objetivista, representa a los seres que con sus mentes, su espíritu emprendedor y su determinación contribuyen a desarrollar la civilización. En vez de, por ejemplo, contribuir a destruirla. La civilización no es hecha por los Napoléon, los Stalin, los Hitler, y los Castro guerreros y destructores; sino por los Aristóteles, los Newton, los Darwin, los Edison, y los Rockefeller, entre otros de esta talla. Esos Atlas, no merecen ser puestos en la canasta en la que los puso de la Torre. Son los filósofos, los científicos y los empresarios los que cargan al mundo en sus hombros y merecen el título de héroes.

Yo creo que, como el doctor de la Torre ha estado escribiendo una serie de artículos sobre un supuesto futuro religioso del hombre, a la altura de esta sexta entrega sintió la necesidad de darle una puya al objetivismo. Y como yo he tomado clases con él y le he oído genialidades, sospecho que quizás se hubiera desempeñado mejor si le hubiera entrado a lo que es el objetivismo, y no a lo que quería hacernos creer que es.

Esta entrada fue parcialmente publicada por Siglo Veintiuno.


20
Ago 10

La rebelión de Atlas y El manantial, ¡preferidas!

Según los lectores, en The Modern Library, La rebelión de Atlas y El Manantial, por Ayn Rand, ocupan los dos primeros lugares entre las 100 mejores novelas. Himno y Los que vivimos, de la misma autora, están entre los primeros 12 puestos, en compañía de Catch 22, Ulysses, Fear, Mission Earth, To Kill a Mockingbird, The Lord of the Rings, y Battlefield Earth.

En marzo de 2009, La rebelión de Atlas (Atlas Shrugged) estuvo en los primeros lugares en ventas.
¿Qué tiene, esta novela, que apasiona a la gente aún 50 años después de haber sido publicada? A lo mejor usted quiere averiguarlo y leerla. ¿Por qué la recela tanto el establishment? No se quede con la duda.

18
Ago 10

Objetivismo y distorsiones. A Alvaro Velásquez

Hace ratos, el columnista Jorge Jacobs se refirió al fenómeno del hombre de paja y lo explicó de la siguiente forma: La falacia del hombre de paja consiste en fabricar una débil imagen del oponente, que no necesariamente refleje sus argumentos pero que por lo menos se le parezca en algo, para luego atacar y desprestigiar esa imagen, haciendo creer a los demás que ese en realidad es el oponente. El uso de la falacia del hombre de paja es uno de los vicios del diálogo más socorridos entre muchos de los que se oponen a la filosofía de la libertad.

Por ejemplo: el 5 de agosto pasado, el columnista Alvaro Velásquez hizo uso de ella en su artículo La utopía randiana en la que caricaturizó la filosofía objetivista, de Ayn Rand, para criticarla por lo que no es, ni dice.

Según Velásquez que lo que él llama rand-ismo es una doctrina económica. Empero, lo que Ayn Rand llamó Objetivismo no es una doctrina económica, sino una filosofía con componentes metafísicos, epistemológicos, éticos, políticos y estéticos. Limitarla sólo a la economía –como una supuesta ala radical del liberalismo económico clásico– es una simplicidad que impide apreciarla en su justa dimensión.

Luego, el autor trata de ningunear al pensamiento liberal y al objetivismo acusándolos de jóvenes. Cómo si fuera válido agitar así una falacia ad verecundiam que, encima, hasta es bien fácil desvirtuar si se toma en cuenta que, así como la tradición del pensamiento colectivista tiene sus raíces en Platón, la individualista los tiene en Aristóteles. Y claro que el pensamiento del segundo es más nuevo que le del primero; pero eso no es argumento de nada. Una idea y una filosofía, no son peores, ni mejores, porque sean nuevas, o viejas.

Hablando de Aristóteles, Velásquez descontextualiza el concepto objetivista de egoísmo racional y hasta se atreve a decir que Rand desprecia la fraternidad; para hacer ver como si el individualismo extremo fuera algo malo. Pero, ¿qué es el individualismo extremo? El individualismo es la corriente filosófica que sostiene que las personas poseen derechos inalienables que no le pueden ser arrebatados por otras personas, ni tampoco por cualquier número, grupo o conjunto de personas. Por lo tanto, cada hombre existe por su propio derecho y para sí mismo, no para el grupo. Y para apreciar mejor la importancia del individualismo –y por qué es bueno que sea extremo- vale la pena compararlo con la corriente que se le opone, que es la del colectivismo. Este sostiene que las personas no tienen derechos; que su trabajo, su cuerpo y su personalidad le pertenecen al grupo y que este puede hacer con las personas lo que les plazca, en la forma que quiera, por cualquier motivo que el grupo haya decidido que es su propio bien. Por consiguiente, cada hombre existe sólo con el permiso del grupo, y en beneficio del grupo.

Velásquez dice que el Rand desprecia la fraternidad; pero, ¿qué puede ser más radicalmente fraternal ¡y benévola!, que una filosofía radical que excluye radicalmente la posibilidad de que unas personas puedan usar a otras y que considera moralmente bueno que todas y cada una de las personas –sin distingo alguno– puedan perseguir sus propios fines pacíficos? Maligna y antifraternal es una filosofía que anula los derechos individuales y sanciona la posibilidad de que unas personas puedan usar y sacrificar a otras.

El egoísmo racional de Rand es, pues, lo que Aristóteles llama phronēsis; que no es más que el uso de la razón para identificar lo que es bueno y lo que es malo para uno, con el fin de elegir lo bueno y evitar lo malo. Una persona ejerce el egoísmo racional cuando actúa con prudencia, que le dicen. Cuando un padre le dice a su hijo que se cuide, lo que le aconseja es que actúe de forma prudente, que lo haga de acuerdo con el egoísmo racional.

Finalmente, en La rebelión de Atlas, Rand no propone una utopía platónica. Primero, porque una utopía es un plan irrealizable; y segundo, porque la filosofía Objetivista tiene sus raíces en Aristóteles, no en Platón. Lo que Rand propone, en su novela es una república; tan realizable, como la que fue constituida en 1787 en Filadelfia.

Gracias a mi amigo, Warren, por la pista y por sus ideas que usé para esta entrada.