15
Nov 18

“Rapsodia Bohemia” desde la óptica de Warren Orbaugh

Porque allá por 1976 mi hermano tenía el cassette de Bohemian Rhapsody y lo hacía sonar casi 24/7, en aquel entonces yo no apreciaba esa canción.  No fue hasta bien entrados los años 80 que, en el contexto de I want to Break Free, le puse atención y le encontré gusto.  Y no fue hasta que Warren Orbaugh me habló de la pieza, y me recomendó la peli (que está buenísima) que atisbé la genialidad en ella.  Y hoy, Warren publicó su columna sobre el tema, texto del cual les comparto algunas ideas.

Imagen de previsualización de YouTube

Dice Warren:

El nombre de la película hace alusión a la pieza considerada una de las mejorescanciones de todos los tiempos. Le tomo siete años a Freddie Mercury escribirla y Queen la estrenó en 1975 lanzándolos a la fama. En el ámbito de la música, se conoce como rapsodia al tema que se compone a partir de la unión libre de diversas unidades rítmicas y temáticas, que no tienen vínculo entre sí. Y alude a las rapsodias de Johannes Brahms, Franz Liszt, George Gershwin, Ferde Grofé y Serguéi Rajmáninov.  Por cierto que la Rapsodia sobre un tema de Pagannini es una de mis piezas favoritas.  

Bohemio se refiere a un espíritu artístico libre cuyo estilo de vida se aparta de las convenciones sociales y que privilegia el arte y la cultura. Parece ser que el título hace referencia a Goethe, quien fue un artista que se apartó de las convenciones sociales y que Nietzsche consideró como el mejor ejemplo del superhombre, dice Warren; que luego cita a Nietzsche porque la composición de [Mercury] que combina elementos clásicos con rock progresivo, parece un homenaje al ‘Fausto’ de Goethe. 

“Goethe concebía un hombre fuerte, de cultura elevada, diestro en todas las actividades del cuerpo, con un perfecto dominio de sí mismo; un hombre dotado de auto respeto que se atreviera a concederse todo el ámbito y toda la riqueza de la naturaleza, que fuera suficientemente fuerte para esa libertad; un hombre tolerante, no por debilidad, sino por fortaleza, porque supiera utilizar en beneficio propio incluso aquello que haría perecer a una naturaleza mediocre; un hombre para el que no hubiera nada prohibido, a excepción de la debilidad, ya se le dé a ésta el nombre de vicio o de virtud.”

Nietzche, Goethe, Zaratustra y Freddie Mercury; porque la familia de Mercury es parsí, es una conexión fascinante que Warren Orbaugh descubre y establece muy bien.  Si valoras Bohemian Rhapsody y la genialidad de Mercury.  Si valoras la racionalidad, la reflexión y la cultura en el arte en general, y en la música en particular, vas a valorar las ideas que  comparte Warren.


07
Nov 18

Quattrocento Academy, un gran descubrimiento

Una de las cosas más agradables que te pueden pasar en la vida es andar caminando, por allí, entrar a un laberinto y encontrarte rodeado de arte y de belleza.  ¡De verdadero arte!

Eso ocurre cuando visitas la Quattrocento Academy of Figurative Art en Cuatro Grados Norte.  ¿Qué hace a esta academia diferente de la mayoría que hay en Guatemala?  Pues que su base es la filosofía humanista, en la que cada estudiante usa la razón humana para la comprensión y adquisición de nuevos conocimeintos; sin dejar a un lado la intuición y la inspiración.  La enseñanza se basa en la orientación, la ejecución y la reflexión.  Por los cuadros que vi expuestos, es un espacio donde no bastan el capricho y la extravagancia para enmarcar algo y ponerle el apelativo de arte.

La Quattrocento Academy parte de la premisa de que toda persona tiene el potencial natural para la comprensión del dibujo y la pintura, y más si se adquieren los conocimientos y habilidades que permitan el dominio, la destreza y la maestría necesarios para buscar la excelencia por medio de la aplicación lógica.

Desde hace semanas estoy escuchando -en el carro- una biografía de Leonardo Da Vinci y me dió mucho gusto encontrar, en Quattrocento Academy, mucho de lo que he escuchado en la obra de Walter Isaacson sobre aquel genio del renacimiento.

¿A quiénes se debe la Quattrocento Academy? A Arte DaffAnahí GarcíaCarlos Jiménez Sergio Miranda.

¿Dónde está la Quattrocento Academy?  Vía 6, 3-30 4 Grados Norte.

El arte, por cierto, es muy importante porque expresa el sentido de vida del artista y del observador. Cuando te gusta un cuadro, te gusta porque en él ves el reflejo de tus juicios de valor metafísicos. Las emociones que te ocasiona una pintura, por ejemplo, dependen de qué tipo de valores conforman tu visión de tí mismo y de tu existencia.

Actualización: En @luisficarpediem, pregunté: ¿Cuándo fue la útima vez que visitaste una galería de arte? Y 16 lectores contestaron. Trece dijeron que hace hace más de un mes, y 3 dijeron que hace menos de un mes.  Por suerte ninguno preguntó que qué es una galería de arte.


09
Oct 18

Mural de Carlos Mérida, y Benito Juárez

Hay alboroto porque en una casa de la zona 9 -que es propiedad privada- hay un mural de Carlos Mérida y algunas persona temen que sean destruidos. Los estatistas quieren que el Instituto de Antropología, Etnología e Historia (o alguna otra autoridad) proceda a conservar el mural y quieren que sea declarado patrimonio cultural de la nación, lo que equivale a expropiarlo.

Foto tomada de Facebook.

Los más moderados entienden que el mural es propiedad privada y que es a su propietario a quien le corresponde decidir qué hacer con él, y cómo conviene a sus intereses. En última instancia, el respeto al derecho ajeno es la paz, como dijo Benito Juárez. Por cierto que, antes de opinar (a veces vehementemente), ¿alguien le ha preguntado el propietario qué planes tiene para el mural?

No soy fan de eso que llaman arte abstracto, pero personalmente yo lamentaría la destrucción del mural en cuestión porque decora bonito un área urbana que no tiene mayor atractivo. Sin embargo, entiendo que los derechos individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos.

Hace años, yo mismo lamentaba la destrucción de varias casas de arquitectura extraordinaria y cincuentera, por Wilhelm Krebs, que estaban ubicadas en la Avenida de la Reforma, y que fueron sustituidas por edificios; del mismo modo que lamenté la pérdida de una gasolinera de arquitectura curiosa, en la Avenida de las Américas.  Pero una cosa es lamentar un cambio y otra muy diferente es pretender que el propietario de un inmueble, o de una obra de arte, no pueda disponer de ella como corresponde, sólo porque un grupo de interés estima que no deba hacerlo….o peor aún, pretender que no tenga derecho a hacerlo.

Foto tomada de Facebook.

Por otro lado, ¿sábes qué ocurrirá si prevalece la idea de que en la arquitectura (y en el arte en general) el propietario debe estar sometido a los intereses colectivos? Pues pasará que ya no habrá incentivos para hacer buena arquitectura, o para incluir obras de arte en casas y edificios. ¿Quién querría correr el riesgo de que luego, la gente no lo deje modificar el inmueble, o demolerlo cuando fuera necesario? Sacarán del mercado a los buenos arquitectos y artistas.

El arquitecto de la casa en cuestión, por cierto es Carlos Haeussler.

Hay precedentes en casos como el del mural de Mérida.  En la Quinta avenida y 16 calle de la zona 1 murales de Roberto González Goyri fueron removidos y luego vueltos a colocar en un edificio que fue remodelado.  Pero tengo entendido que fue por voluntad de sus propietarios y no por algún tipo de intervención estatista a modo de coacción.  ¿Fue así?

De cualquier manera, si alguien cree que el mural merece ser conservado, ¿qué es lo que corresponde? Que lo compre y que haga lo necesario para conservarlo cuando sea de su propiedad.  La compra puede ser individual, o por medio de algún tipo de acción colectiva, incluyendo el crowdfunding.  Lo que no se vale es imponer valores, preferencias y necesidades sobre otros.

La foto 1 la tomé de Fotos antiguas de Guatemala.


17
Jun 18

Teatro nacional y sus 40 años

Ayer cumplió 40 años el Teatro nacional, cuyo nombre oficial es Centro Cultural Miguel Angel Asturias y el 16 de junio de 1978 estuve en el acto de inauguración.

No te imaginas lo emocionado que estaba esa noche.  Fue impresionante subir las gradas, llegar a la plaza, ver el edificio y sus formas bien iluminadas, y entrar al lobby.  ¡Chispas, esa lámpara! y los colores en las paredes.  Pero lo más emocionante fue entrar a la gran sala dorada que ahora lleva el nombre del arquitecto que le dio vida a aquel espacio monumental: Efraín Recinos. La sala brillaba, pero no sólo brillaba físicamente, también brillaba porque todo aquel conjunto tenía un significado.

Yo, desde niño, había esperado la inauguración del teatro porque había visto la obra parada durante mucho tiempo.  Y un edificio como aquel, dedicado al arte luego del terremoto de 1976 era símbolo de una Guatemala que había sido herida; pero no de muerte y estaba de pie. Era símbolo de una Guatemala que -en medio de sus problemas- tenía futuro.  Era un símbolo para los guatemaltecos que vivíamos tiempos difíciles; pero que estudiábamos y trabajaban para un futuro mejor.  Así lo veía yo.  A pesar de que Guatemala estaba siendo agredida, para mí, el teatro era el símbolo de un universo benevolente en el que eran posibles el arte, lo bueno, lo bello y lo pacifico.

Arquitectónicamente me encantaba su forma de jaguar, su fusión con los volcanes y con el cielo.  Es como una escultura habitable, algo así como el Auditorium Disney, de Los Angeles, al que precede por muchos años.  Ahora no se nota tanto, quizás porque los azulejos se han deteriorado; pero antes, sus tonalidades cambiaban con el color del cielo.

Luego pasaría que las moquetas con la que estaban cubiertas las paredes y los pisos se humedecerían y se empolvarían.  Pasaría que el agua se colaría por ventanas y rincones. El Centro Cultural cayo víctima de sus orígenes colectivistas.  Sus formas -aveces algo de bunker, o propicias para una película como Barbarella– se deteriorarían y aunque conserva su buen lejos; de cerca muestra arrugas, cicatrices y maltratos.

A mi me gustaría que el Teatro Nacional escapara al deterioro no sólo físico, sino institucional.

En la foto 1, del Diario de Centroamérica, estoy con mi amigo, Ricardo, en la primera inauguración del Teatro en tiempos de Kjell Laugerud; pero has de saber que hubo dos inauguraciones.  Hubo otra -relacionada con la Cruz Roja- en tiempos de Romeo Lucas, en junio de 1982 y ahí estaba yo (a la izquierda), ¡con barba! La foto es de El grafico.

Por cierto que, en la primera inauguración el enorme telón de la gran sala cayó -posiblemente durante el intermedio- pero no hubo daños. 

Algo chistoso es que para la segunda inauguración, un cuate me retó a que saludara al presidente Lucas.  Como a mí esas cosas no me amilanan me acerqué al General, le extendí la mano y le dije: ¡Buenas noches, Presidente!, con la intención de comentarle algo del teatro. Lucas se volvió hacia mí, me dio la mano, sonrió y…en ese momento…uno de los soldados que lo acompañaba se volteó con su rifle…y yo mejor hice mutis. 


27
Jul 17

¡Volvieron los murales de González Goyri!

Para  nada soy fan de eso que la gente llama arte abstracto; y entiendo que los derechos individuales deben prevalecer sobre los intereses colectivos.  Sin embargo, lamenté en su momento la remoción de unos murales de Roberto González Goyri, de un edificio de la zona 1.  Y me alegra que hoy vayan a ser reinaugurados, luego de volver a su lugar.

Esta es la historia de por qué.

En 1976 yo recibía clases de mecanografía en un colegio que está situado a dos cuadras del parque Enrique Gómez Carrillo y la camioneta Uno me dejaba en ese lugar.  En una de tantas pasadas vi para arriba y en el edificio localizado en la Quinta avenida y Quince calle noté unos murales firmados por Roberto González Goyri, uno de los más notables, admirados y respetados artistas guatemaltecos. Hay murales bellísimos suyos en el Banco de Guatemala, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y otros edificios.  El Tecún Uman monumental de la zona 13 es del maestro.

A lo largo del proceso de deterioro de la zona 1 a veces pasaba por mi mente el hecho de que era notable que aquellas obras de arte estuvieran por ahí sin que nadie -aparentemente- reparara en ellas.  En medio de la fealdad y de la inmundicia del área, y aunque artisticamente  no fueran de mi gusto, era bonito saber que estaban ahí.  Y me hubiera gustado que se quedaran ahí. En esa cuadra estaba  la casa de mi bisabuela, Gilberta a principios del siglo XX, lo cual le añadía encanto a todo el asunto.

Los murales fueron removidos hace dos años y los clamores, las vestiduras rasgadas, los puños cerrados y el crugir de dientes a causa su eliminación no se hicieron esperar. A  mucha gente le  gusta pensar que ciertas obras de arte, incluidas las de arquitectura, no son propiedad de sus propietarios, sino que son algo así como propiedad de todos. Esa forma colectivista de ver las cosas supone que si algo es del gusto de algún colectivo, su propietario no puede disponer de él.  Sucedió hace poco con las estructuras de una gasolinera en la Avenida de las Américas y sucedió hace ratales con un mural pintado en un teatro.

Hace años, yo mismo lamentaba la destrucción de varias casas de arquitectura extraordinaria y cincuentera, que estaban ubicadas en la Avenida de la Reforma, y que fueron sustituidas por edificios.  Pero una cosa es lamentar un cambio; y otra muy diferente es pretender que el propietario de un inmueble, o de una obra de arte, no pueda disponer de ella como corresponde, sólo porque un grupo de interés estima que no deba hacerlo….o peor aún, que no tenga derecho a hacerlo.

La pretensión de que los propietarios de un edificio (o de una obra de arte) no pueden cambiarlo porque hay un grupo que valora  el edificio (o la obra de arte)  parte de la pretensión arrogante de que todos deben valorar lo mismo; y parte de la pretensión peligrosa de que lo tuyo, no es tuyo.  Si prevaleciera el criterio de que los propietarios de una obra de arte en un edificio no pueden alterarla, se crearía un incentivo perverso: el de que es mejor no añadir obras de arte a los edificios para no correr el riesgo de que luego, haya gente que disponga que no se pueden alterar la obra de arte, ni el edificio.

Lamenté la sustitución de los murales del maestro González Goyri por azulejos anodinos; pero respeto el derecho de los propietarios de los murales no sólo a tener gustos distintos a los míos, sino a disponer de su propiedad como le convenga. ¿Por qué? Porque ya lo dijo Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz.


15
Feb 17

Los murales de González Goyri están de vuelta

murales-gonzalez-goyri

En noviembre de 2015 de armó un alboroto porque los murales del edificio ubicado en la Quinta avenida y 16 calle de la zona 1 -por maestro Roberto González Goyri– habían sido removidos.  El lunes pasé por ahí y vi que ya están de vuelta, y me dio mucha alegría.  En la foto no se ven; pero están detrás de los andamios.

En su momento lamenté la sustitución de los murales de González Goyri por azulejos anodinos; pero explresé mi respeto por el derecho de los propietarios de los murales no sólo a tener gustos distintos a los míos, sino a disponer de su propiedad como le conviniera. ¿Por qué? Porque ya lo dijo Benito Juárez: el respeto al derecho ajeno es la paz.

La pretensión de que los propietarios de un edificio (o de una obra de arte) no pueden cambiarlo porque hay un grupo que valora el edificio (o la obra de arte)  parte de la pretensión arrogante de que todos deben valorar lo mismo; y parte de la pretensión peligrosa de que lo tuyo, no es tuyo.  Si prevaleciera el criterio de que los propietarios de una obra de arte en un edificio no pueden alterarla, se crearía un incentivo perverso: el de que es mejor no añadir obras de arte a los edificios para no correr el riesgo de que luego, haya gente que disponga que no se pueden alterar la obra de arte, ni el edificio.

Dicho lo anterior celebro el retorno de los murales con la esperanza de que no haya sido por la fuerza, ni por la amenaza del uso de la fuerza.

110115_murales_gonzalez_goyri

Hay murales bellísimos de Roberto González Goyri en el Banco de Guatemala, en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social y en otros edificios.  El Tecún Uman monumental de la zona 13 es de aquel gran artista.


09
Feb 17

“Un Picasso”, ¿Satisfecho? ¡Nunca!

un-picasso-2

¡Soberbias las actuaciones de Ignacio López Tarso y Gabriela Spanic en Un Picasso! Con esas actuaciones magistrales y con esa obra fue inaugurado, anoche, el Festival Bravissimo 2017 del Departamento de Artes Escénicas de la Universidad Francisco Marroquín.

Mis monentos favoritos fueron: cuando Picasso le dice a Miss Fischer ¿Satisfecho? ¡Nunca!; y el enredo del primer retrato que Picasso hace de Miss Fischer en el escenario.

La obra trata de un episodio de la vida real de Pablo Picasso que, durante la ocupación Nazi de Francia fue detenido e interrogado por una funcionaria de Cultura para que reconociera y certificara que tres pinturas atribuidas a él, sí eran suyas.  A lo largo de la trama, el pintor le tiende una trampa sorprendente a su interrogadora y no te cuento en qué termina por si tienes la oportunidad de ver la obra.

Para mi gusto es lenta; pero eso  fue compansado con una puesta en escena impecable y con las maravillosas actuaciones de López y Spanic.  Así como con el final y la forma en que se llega a él.

un-picasso

Al concluir la obra, fue develada una placa con la que se celebró el hecho de que la función de anoche fue la número 300.  Muy, pero muy merecidamente, fueron invitados a develar la placa la primera actriz guatemalteca María Teresa Martínez y el escultor admirabilis Walter Peter Brenner.

Salí contento de haber visto esta obra y a sus protagonistas.


21
Nov 16

Ballet del Uruguay, que intenso

ballet-nacional-del-uruguay-ufm-luis-figueroa

Estaba buscando una sóla palabra para describir la presentación del Ballet Nacional de Uruguay en la Universidad Francisco Marroquín y la que más me pareció apropiada fue: Intensa.

¡Que intensa estuvo!  Esto es porque la intensidad se refiere a la fuerza y la energía con la que se realiza una acción.  Dadas esas fuerza y energía, lo que me emboba del ballet es que hace parecer que los movimientos son fáciles y no requieren esfuerzo, hace parecer que los bailarines vuelan; y sin embargo todo es el fruto de la integridad, la laboriosidad, la determinación, la responsabilidad, el fortalecimiento y la búsqueda de la excelencia.

El inconveniente de usar aquella sóla palabra es que excluye la dimensión estética de aquella presentación de ballet en la cual estuvieron presentes la belleza de la música, la belleza de las coreografías, la belleza (y la sencillez) de los escenarios y la belleza de los cuerpos humanos no sólo en movimiento, sino demostrando técnicas y habilidades impresionantes que no se consiguen sin ejercitar virtudes específicas.

Julio Bocca es el director artístico del Ballet Nacional de Uruguay y esta fue la segunda vez que él se presenta en la UFM.

ballet-nacional-del-uruguay-luis-figueroa-ufma

En el programa estuvo encantador el pas de deux de El corsario; y Wiithout Words fue una presentación de gran intensidad y belleza. El acto final fue de El Quijote y estuvo dedicado a la memoria del gran Giancarlo Ibargüen S. cuya querida familia asistió a la presentación.  Gianca y don Quijote tenían una conversación admirable sobre la libertad que dejó una huella, o dos, o tres, en muchísimas personas.


14
Nov 16

Winston Churchill y el arte

churchill-the-crown-netflix

Uno de mis capítulos favoritos en la serie The Crown, de Netflix, es el capítulo 9; uno de cuyos temas principales es el del célebre retrato de Winston Churchill por el pintor modernista Graham Sutherland.

Cuando Churchill posa para el artista, sucede un diálogo sobre la  naturaleza del arte que me pareció fascinante y quiero compartir.  La esposa de Sutherland observa el trabajo de su marido y Churchil le pregunta: ¿Qué le parece, señora Sutherland? A lo que ella responde: Muestra la verdad.

Con el argumento de que él conoce su cara mejor que Sutherland, Churchill pide ver cómo va la obra y Sutherland le dice que no y arguye que en general las personas no tienen una percepción real de sí mismas y que debemos hacer la vista gorda con muchas cosas para seguir con nuestras vidas.

El Primer Ministro responde: Y usted cree que su deber es sacar todo eso a relucir. Ciertamente, dice Sutherland, lo bueno y lo malo.  A lo que Churchil responde: Concéntrese en lo bueno y todo saldrá bien.  No me está pintado sólo a mi, está pintando al Primer Ministro del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y todo lo que representa ese alto cargo.

El pasatiempo de Churchill era la pintura; y recuerdo que en casa de mi abuela, Frances, había un libro sobre ese tema, escrito por el Sir Winston.  En la serie, luego de una sucesión de escenas que muestran tanto a Churchill como a Sutherland tratando de entender al artista que hay en uno y el otro, sucede una continuación del diálogo anterior.

Churchill pregunta: ¿Me gustará? y Sutherland responde: Supongo que eso es mucho pedir; pero me consuela saber que su propia obra es honesta y reveladora.  Y Churchill agradece el cumplido.  Luego ocurre un diálogo encantador sobre el estanque de peces de Chartwell, la casa de los Churchill que el Primer Ministro ha pintado más de 20 veces y seguirá pintando después.  Churchill argumenta que el estanque le presenta retos que lo eluden; y Sutherland pregunta si no es que Churchill se elude a sí mismo y que por eso es que el estanque es más revelador que un autorretrato.

Según Sutherland, el arte es revelador de forma no intencional y que eso ocurre con las pinturas del estanque y Churchill.  No te contaré detalles para no estropear tu experiencia con la serie; pero sigamos.  Churchill se refiere luego a un cuadro de Sutherland llamado Pastoral en el que hay árboles nudosos y colores muy oscuros. Churchill dice que hay algo malévolo en ese cuadro y pregunta: ¿De dónde viene eso? A lo que Sutherland responde: Fue una época muy oscura; y una vez más no voy a dar detalles; pero es una escena muy conmovedora entre ambos.  Escena que deja una impronta profunda en el resultado del retrato.

Minutos antes, en la serie, cuando Sutherland y Churchill se conoce, el Primer Ministro le pregunta al retratista si va a halagarlo, o a mostrar al realidad.  ¿Va a pintarme como un querubín, o como a un “bulldog”?, pregunta Churchill.  A lo que Sutherland responde: Supongo que hay un gran número de Mr. Churchills, comentario que confirma la señora Churchill.  Quizás podría rogarle que no se esmere en ser demasiado fiel a la realidad, dice el Primer Ministro.  Y Sutherland, contesta: ¿Por qué? Así se muestra la verdad.  Y Churchill responde: ¡No!, para eso ya existen las cámaras.  La pintura es el arte superior.  Yo pinto un poco, ¿sabe? Y nunca dejo que la realidad interfiera con la verdad si no lo deseo. Si veo un paisaje que me gusta y desearía que no hubiera una fábrica en el fondo, quito la fábrica.

Sutherland hace una observación monumental, la de que la verdad corresponde a la realidad.  Lo que me lleva a recordar el principio objetivista que nos enseña que la existencia expresa que algo es, con independencia de nuestros deseos, o nuestros caprichos como observadores; y que ser, es ser algo específico, con una naturaleza específica, con una identidad específica.  Esto se resume en que la existencia existe; empero, la facultad de percibir lo que existe lleva el nombre de consciencia.  Eso sí, la consciencia es un medio para conocer y entender la realidad, no un medio para crearla.

El diálogo entre Sutherland y Churchill, con el auxilio de la señora Churchill, nos recuerda que podemos conocer las cosas (o a las personas) porque son lo que son y el medio para conocer la realidad es nuestra mente racional.

Con respecto al arte, parece evidente que Sutherland quiere un retrato realista o imitativo de la realidad (de ahí la alusión de Churchill a la cámara fotográfica); uno que muestre al Primer Ministro como es (de ahí la alusión a la edad).  Pero Churchill, desea uno romántico, uno basado en la idea de que el arte es una re-creación selectiva de la realidad; una imagen de la realidad, pero con exclusion de lo inatingente (de ahí su alusión a la fábrica y su referencia a los valores que representa el cargo de Primer Ministro del Reino Unido).

No te voy a contar en qué termina el asunto y no puse una imagen del retrato para no incurrir en un destripe del capítulo; pero si te dejo con la idea objetivista de que el arte es una re-creación selectiva de la realidad, basada en los juicios de valor del autor o en su sentido de la vida (el arte es revelador).  Cuando nos identificamos con una obra de arte, con lo que nos identificamos con el sentido de la vida de su autor, cuando una obra de arte nos habla, lo que nos dice es: Así es la vida como la veo.

¿Ves por qué es que me encantó este capítulo de The Crown?


07
Oct 16

La musa de la innovación

160929-musa-de-la-innovacion

Escucha el podcast aquí.

La musa de la innovación, una escultura monumental por el maestro Walter Peter Brenner, fue develada frente al Tec 2, en Cuatro grados norte, y es motivo para destapar una botella de cava.

Durante su develación, el artista explicó que la importancia de la escultura para la arquitectura es que podemos identificar de forma visual y concreta los valores y virtudes humanas que deseamos expresar en el edificio arquitectónico. La escultura los personifica, los vuelve palpables y elocuentemente entendibles.  ¿Qué valores y virtudes concretiza nuestra musa? Nuestra porque adorna la ciudad y un espacio público. Los valores que concretiza son: la racionalidad, la creatividad y el ingenio; la libertad, la belleza, el florecimiento, la búsqueda de la felicidad y, por supuesto, ¡La innovación!

A sus pies habrá un texto que dirá: La fuerza creativa de la mente es la energía que impulsa el desarrollo de la humanidad y las alas de la innovación tecnológica se convierten en la máquina que le permite viajar al futuro y alcanzar fronteras inimaginables; actividades que sólo son posibles en un universo benevolente.   Prueba de que el universo benevolente es una realidad es que la Musa de la innovación es posible, que el Tec 2 es posible y que Cuatro grados norte no sólo es posible, sino que revivió de sus cenizas con pasión y elegancia.   Prueba de que el universo benevolente es posible es que emprendedores como Juan Mini le encargan a un artista como Walter Peter, esculturas como la musa que inspira estas líneas.

Mientras Walter explicaba el significado de su obra, su musa amada, María Fernanda, develó la escultura  ante la fascinación de los que tuvimos la dicha de estar ahí.  ¡Y fue alegre estar ahí, en aquel momento hermoso, junto a amigos queridos!

La musa de la innovación expresa un sentido de vida heroico que haríamos bien en cultivar entre nosotros; para no abandonarnos en los suampos de lo ininteligible, lo feo, lo grosero, lo pedestre, lo irracional, lo místico, ni de lo insignificante.  Como Atlas libertas en la UFM y el Amanecer, el gigante de Cayalá, la Musa de la innovación, le habla a lo mejor entre nosotros.

Columna publicada en elPeriódico.