Aparentemente el Tribunal Supremo Electoral presentará su propuesta de reformas electorales el 23 de junio. Entre las mismas destacan: sanciones más elevadas para darle más poder de regulación al TSE; el derecho de voto para los guatemaltecos en el exterior; el voto nulo con efectos vinculantes; y cuotas étnicas y de sexo.
Me hubiera gustado que a los partidos políticos se les quitara el monopolio de la presentación de candidatos; es buena idea que al voto nulo tenga efectos vinculantes; y es bueno que el Tribunal tenga mejores instrumentos para ejercer autoridad suprema. No soy fan del voto en el exterior porque, ¿de veras confiarías en los diplomáticos y cónsules chapines –nombrados a dedo entre compadres y socios del ejecutivo– para que no manoseen las elecciones?
También es un desatino lo de las cuotas por etnia y sexo. Esa práctica tiene raíces en la idea colectivista-fascista-corporativista de que la participación en la cosa pública parte del grupo específico al que las personas “pertenecen” en la sociedad; y que por esa condición representan a “sus iguales”. Los supuestos representantes que participan en el corporativismo se auto eligen y se auto legitiman principalmente por sus características étnicas, o de sexo; y no por sus cualidades individuales
En 1996 el empresario TJ Rodgers recibió la carta de una monja cuyo convento era accionista de la empresa que dirigía TJ. En ella la monja le reclamaba que en la junta directiva de aquel emprendimiento no había suficiente diversidad étnica y sexual. Es célebre la respuesta de Rodgers en la que explica por qué es que aquel reclamo no sólo es errónea, sino inmoral. Rodgers demostró por qué es que a la hora de elegir directores, el talento es más importante que el “paquete” en el que viene aquel talento. Salvando las distancias, lo mismo se aplica a la selección de candidatos políticos. Las habilidades políticas, y los talentos específicos deberían ser los criterios de selección prevalentes; y no el color de la piel, o los órganos sexuales. Pero claro, aquello es políticamente incorrecto, ¿y quién se atreve a advertir que el emperador está desnudo?
Columna publicada en elPeriódico.